"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

28 de enero de 2016

El mito de Tierno Galván

Leo esta mañana que el Ayuntamiento de Madrid, con el entusiasmo unánime de todos los grupos políticos (incluido el mayoritario, es decir, el Pp) va a erigir una estatua a quien fuera alcalde de la Villa y Corte, D. Enrique Tierno Galván, nada menos que en la Plaza de la Cibeles.

Gracias a mis amigos José Miguel Serrano, David Arias y otros gomezdavilianos, he descubierto a la figura de D. Nicolás cuyos aforismos y sentencias abarcan todo lo humano y lo divino. Escribía el célebre colombiano que "La prensa de izquierda le fabrica a la izquierda los grandes hombres que la naturaleza y la historia no le fabrican".

El caso de Tierno Galván es quizás uno de los mitos más falaces de la izquierda que sólo el tiempo y la desmemoria ha conseguido calar hasta en la derecha liberal. Pretender que Tierno fue un luchador antifranquista cuando durante los años 40 y 50 fue uno de los colaboradores más asiduos del Instituto de Estudios Políticos –el verdadero think tank del régimen-, ganando una oposición a la cátedra de Derecho Político de la Universidad de Murcia en 1948, es de aurora boreal. O el régimen era muy permisivo, o Tierno no era ningún maquis. Cierto es que, ya en las postrimerías del régimen (años 60), Tierno se pasó al socialismo y fue represaliado por apoyar las protestas universitarias contra el régimen.  Es decir, fue un tardío opositor al franquismo que previamente había colaborado con el régimen.

Pero quizás la mentira más gorda sea la de que ha sido “el mejor alcalde de Madrid”. En primer lugar se olvida que Tierno accedió a la alcaldía gracias a un pacto de perdedores con el PCE para arrebatar el consistorio a José Luis Álvarez, vencedor de las elecciones municipales de 1979. Tampoco fue el alcalde más votado, pues ese honor le corresponde por el momento a José María Álvarez del Manzano.

Lo cierto es que, aparte de sus chascarrillos y su imagen amable de viejo profesor, salvo el desmontaje del scalestrix de Atocha y los efímeros patos de los Manzanares, no hizo absolutamente nada por transformar una ciudad, que en ese tiempo batía records de suciedad e inseguridad y que estaba necesitada entonces de una urgente modernización. Por el contrario, fue grande el daño que hizo su contemporización con el mundo de la droga que tantos estragos causó en la juventud del Madrid de los 80. "Rockeros, colocaros y al loro".

A Tierno no se le recordará, sin embargo, por haberse negado a retirar el crucifijo de su despacho del Ayuntamiento. Hasta el final de su vida mantuvo la esperanza en regresar a la fe y todo parece indicar que murió en paz con Dios. Pero eso es algo que los promotores de la estatua prefieren ocultar.

Como siempre sucede en España, la izquierda fabrica sus mitos y la derecha se los acaba tragando con gusto.

LFU

20 de enero de 2016

El "antifranquismo" como amalgama.

Cada día parece más probable el entendimiento del PSOE de Pedro Sánchez con la extrema izquierda y los partidos nacionalistas-separatistas. Algunos ingenuos –entre los que en ocasiones me he contado- tratan de aplicar la medida de lo razonable para descartar dicho acuerdo, confundiendo sus deseos con la realidad.

Se cuenta en definitiva con el carácter supuestamente moderado del PSOE, su trayectoria institucional y, en definitiva, con una mayor coincidencia entre los planteamientos socialdemócratas que supuestamente defiende y la socialdemocracia liberal que en realidad representan tanto el PP como Ciudadanos.

Pero se olvida que el verdadero tumor que aqueja a nuestra democracia liberal y que posibilitará el acuerdo frentepopulista es, en realidad, el “antifranquismo”, verdadera amalgama que, aún en nuestros días sigue uniendo a todo el expectro político que va del PSOE hasta la CUP o Bildu. Sólo en clave antifranquista puede explicarse la alianza de la socialdemocracia con quienes plantean la centrifugación definitiva de la nación española y con quienes están en la órbita del populismo demagógico de algunos países hispanoamericanos.  

Los herederos de los perdedores de nuestra última contienda civil, los mismos que renegaron de Casado y de Besteiro por su moderación, ven de nuevo la posibilidad de imponerse a los que, en definitiva, lo quieran o no, provienen de la media España que se resignaba a morir hace 80 años. Olvidan que aquél Frente Popular que tanto añoran supuso la liquidación del PSOE por parte del PCE y que su reedición podría acabar definitivamente con el PSOE devorado por su “superyó” froidiano que constituye Podemos. Y no olvidemos que serán estos quienes, en función de su cálculo electoral decidirán o no la rapidez de la inevitable digestión 

Mientras la izquierda moderada no deje atrás el trasnochado espíritu guerracivilista que tantos réditos le ha proporcionado en estos últimos 40 años y presente un proyecto responsable de futuro para España, nuestra patria seguirá siendo terreno no abonado para pronósticos razonables.    


LFU   

8 de enero de 2016

La nueva "revolución cultural"

Produce desazón contemplar como de forma silente pero paulatina, el “matrix progre”, el “nuevo orden mundial” o como quiera llamarse eufemísticamente al neo estalinismo del siglo XXI, avanza sin apenas resistencia en su proyecto de ingeniería social de extirpar de raíz las tradiciones cristianas que constituyen la médula espinal de la civilización occidental.  Caído el muro de Berlín y colapsadas las “democracias populares” del bloque soviético, el viejo marxismo ha ido reconvirtiendo de forma inteligente su agit prop, fomentando pseudo-ideologías aparentemente inocuas que pretenden conseguir el mismo fin deshumanizador de la persona preconizado por el comunismo para construir y moldear a su antojo una sociedad pretendidamente igualitaria.

Así aparecen primero los movimientos “pacifistas” como ariete contra la OTAN y los movimientos “ecologistas”, en los que encuentra acomodo cualquier antisistema con camiseta del Ché Guevara. Más recientemente, movimientos políticamente correctos como el “multiculturalismo”, el “animalismo” y la “ideología de género” avanzan por la misma senda relativista con el objetivo último de destruir los valores y tradiciones más profundamente arraigadas en la civilización cristiana, que constituyen quizá el escollo más resistente a sus inicuos propósitos. El hombre sin raíces, despojado de toda tradición y ligazón con sus ancestros, con una memoria intervenida y sin valores arraigados es materia fácilmente maleable. Es la nueva “revolución cultural” de Mao en la Europa del Siglo XXI.

Hay que reconocerles tenacidad y astucia en su empeño que tiene en la molicie e indiferencia de la mayor parte de la sociedad su mejor aliado. Como hace poco escribía Ignacio Camacho en su columna de ABC, nada escapa al diseño preconcebido por los agentes de la policía del pensamiento único.  Primero se interviene sobre la memoria colectiva imponiendo una visión sectaria de la historia; se actúa sobre la educación para fabricar un hombre nuevo relativista y permeable, y se apropian de costumbres y tradiciones desnaturalizándolas hasta que pierden su arraigo. La última manifestación la hemos visto en la intervención canalla sobre la fiesta de los reyes magos, la más genuinamente cristiana, por lo que implica de manifestación pública del nacimiento de Dios, y al tiempo la más entrañablemente familiar, con lo que se aprovecha para batir dos de los objetivos favoritos del neo estalinismo: la Iglesia y la familia.

Decía Burke que para que el mal triunfe tan sólo hace falta que los buenos no hagan nada. Ha llegado el momento de decir basta y poner pie en pared ante el avance de una fuerza asfixiante negadora de la libertad y la dignidad del hombre. Nuestra generación se encuentra ante un reto histórico de primer orden ante el que no puede mirar para otro lado.  Si no somos capaces de defender lo que nos define como civilización, si no tenemos coraje suficiente para resistir ante el avance del vacío relativista, no merecemos otra cosa que nos tiren de los pies para justicia y escarmiento.

LFU


7 de enero de 2016

La fantasía intervenida. Por Ignacio Camacho








No perdonan ni la inocencia de los niños. El proyecto leninista es un designio totalitario de ingeniería social que pretende encajar todas las relaciones humanas en la uniformidad de un marco ideológico. En ese empeño no caben excepciones, y mucho menos las relativas a mitos simbólicos o sentimentales que puedan determinar espacios íntimos de libertad fuera del control del pensamiento hegemónico. Cómo iban los profetas del nuevo orden a soslayar en su propósito revisionista la fiesta de los Reyes Magos; una tradición secular sobre la que invadir con su pedagogía doctrinaria el blando, germinal territorio de la infancia.
Ese sentido implacable del dogmatismo no concede margen a la fantasía. Necesita operar sobre cualquier categoría emocional para colonizar todos los ámbitos de la conciencia. Plantar su huella en cualquier predio interior, reescribir todo relato, por nimio que sea, susceptible de albergar valores colectivos diferentes. Asaltar incluso los recónditos pliegues de la imaginación, modificar la sustancia etérea de los más inocentes espejismos. Implantar la cuota de ideología hasta en las candorosas liturgias de la niñez. Prohibir, y en su defecto reconducir, organizar o intervenir los sueños.
Por eso se han apresurado a manosear las Cabalgatas, que son la expresión escénica de una benévola superchería, de una dulce mentira destinada a preservar la expectativa ingenua de un mundo mágico. En su mentalidad sectaria, la ultraizquierda desconfía de la dimensión catártica de las quimeras y trata de permeabilizarlas de conceptualidad política: que nada escape al diseño preconcebido por los agentes de la policía del pensamiento. Que no haya otra felicidad viable que la que pueda controlar el poder ni otra utopía distinta a la de su plan igualitario. Que no existan siquiera embustes libres ni mentiras piadosas. Que la narrativa de la ilusión infantil se ajuste a la plantilla de aridez moral de la corrección adulta.
Se trata, en el fondo y también en la forma, de un mecanismo de intervención sobre la memoria. La fiesta de Reyes es un inmenso depósito de melancolía en el que los mayores rebuscamos las señas de identidad perdidas en el proceso de adaptación a las certezas de la vida. Eso es lo que ofrecemos a los niños: la voluntad de hacer realidad por un día su mundo sin amarguras ni desengaños. Y ahí es donde se han metido las nuevas autoridades locales con su pesadez doctrinal y su rígido tostón regulador: en la reserva memorial de una tradición, en el bucle sagrado de las leyendas. Colocando sus sucias manos doctrinarias sobre esas ficticias coronas cuyo oropel deslumbra la esperanza infantil. Dando la matraca sectaria para impedir que al menos durante una noche la vida quede blindada contra sus propias imperfecciones y parezca, sólo parezca, hecha de la materia invisible de los deseos.
Ignacio Camacho
Nota de Arriba: Reproducimos este artículo por su extraordinaria claridad y calidad ante unos hechos que, por su gravedad y carga de profundidad, deben preocuparnos a todos ya que todo esto no es una improvisación sino que obedece a una estrategia largamente pensada por la izquierda más totalitaria disfrazada de socialdemocracia.