"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
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18 de junio de 2015

Mi hermana Vito

Lo poco que de bueno haya en mí se lo debo en buena parte a mis siete hermanos, una de las mayores bendiciones que he recibido en esta vida y para los que todo tributo es poco.

Victoria, la sexta y mi predecesora, la única con la que de niño podía pelearme, ha sido siempre el retrato de la sensatez. Callada, discreta, a veces impenetrable, siempre ha tenido los pies en el suelo y la cabeza en su sitio, guiada por un corazón alegre, desprendido y jamás indiferente.

De su oposición a fiscal casi nos enteramos cuando tuvo su primer destino. Jamás una queja, una tribulación o un desvarío. Acaso reservara su inquietud  para sus amigas, que son probablemente, quienes mejor la conocen.

Su mano izquierda raramente conoce lo que hace su derecha. Los que conocen bien su enorme generosidad saben bien de lo que hablo. Siempre está ahí para los que la necesitan, pero jamás hace público o privado recuento de favores.

Rodeada siempre de la excelencia, su discreción y su humildad nunca es impostada. Es sin duda su mayor virtud y una inequívoca señal de su bondad y de su enorme inteligencia. Pocas cosas tan difíciles en esta vida como saber estar y en eso mi hermana Vito, fina, elegante, prudente y maestra de la empatía, es capitán general.

José Miguel y sus hijos, José Miguel, Jaime y Luis (sus grandes pasiones), tienen razones de sobra para presumir. Y yo también para quererla y admirarla tanto como lo hago aquí, en este cuaderno que hoy se viste de gala para celebrar el cumpleaños de mi hermana Vito.

Que Dios te guarde, hermana y recibe un beso enorme de tu hermano pequeño.

LFU


2 de octubre de 2014

Como niños

San Mateo 18,1-5.10

“En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?”. Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como este en mi nombre, me recibe a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.”

Es el evangelio de hoy uno de mis preferidos, así que me permito compartir con vosotros esta reflexión. 

Sólo haciéndonos pequeños seremos grandes a los ojos de Dios. Sólo desde la humildad del corazón puede el hombre hacer grandes cosas. Viendo cada día a nuestros hijos pequeños nos damos cuenta cuánto nos cuesta abandonarnos a nuestro Padre con la confianza y sencillez que ellos ponen en nosotros. Nosotros somos su seguridad, su fortaleza. Nuestra alegría es la clave de su felicidad. Así deberíamos vivir quienes nos llamamos cristianos. Y, sin embargo, nos empeñamos cada día en poner nuestra confianza en dioses de barro, en becerrillos varios, olvidándonos que la verdadera felicidad sólo se encuentra abandonándonos en la voluntad de nuestro Padre como nuestros hijos hacen con nosotros.

Que tengáis un buen día.


LFU

10 de septiembre de 2014

Sic transit gloria mundi

Eso es lo primero que me ha venido a la cabeza al escuchar la noticia del fallecimiento de Emilio Botín.  Reflexionar sobre lo efímero de la gloria terrenal y pensar si, sorprendido por la guadaña en plena noche, habrá tenido tiempo para bien morir. Saber que de nada sirve en ese último viaje lo atesorado en la tierra, que el único equipaje que hay que tener siempre a punto son las cuentas de amor que tenemos en el haber.

Me ha venido a la memoria aquella impresionante carta de un joven José Antonio, condenado a muerte, a su amigo Rafael en la que se quejaba de la forma en la que había de entregar la vida: “Quisiera haber muerto despacio, en casa y cama propias, rodeado de caras familiares y respirando un aroma religioso de sacramentos y recomendaciones de alma, es decir, con todo el rito y la ternura de la muerte tradicional. Pero ésta no se elige”

No se elige. Ni el día ni la hora tampoco. Viene sin avisar y todos vivimos como si fuéramos a estar aquí para siempre. Por eso olvidamos con frecuencia qué importante es vivir cada día como si fuera el último, disfrutar de los que queremos, darnos a los demás, no dejar para mañana esa palabra, ese perdón, ese gesto amable que los demás esperan y que siempre dejamos para un mañana que a lo mejor no lo es.

He rezado por su alma, que por muchos juicios terrenales que ahora reciba, sólo conoce Dios. Es lo que debe hacer un cristiano. Y estar preparado, también.


LFU 

20 de junio de 2014

Mi hermana Reyes

“No hay quinto malo”. Eso decimos los aficionados a los toros para agarrarnos a un clavo ardiendo cuando la corrida no da para más. En este caso, de ocho morlacos que somos los hermanos Utrera, la quinta, es sin lugar a dudas, la mejor. Y para no romper la tradición, le dedico esta página con motivo de su cumpleaños.

Mi hermana Reyes es, simplemente, la personificación de la bondad.  Siempre he admirado en ella su extraordinaria capacidad para ver y mostrar siempre la luz de los demás, ignorando las sombras que nos rodean.  Alérgica a la murmuración y a la maledicencia, sabe apartar los prejuicios para ponerse en lugar del otro y siempre encuentra justificación para salvar al árbol caído, algo que sólo lo consiguen los que tienen enorme el corazón.

En algún sitio he leído que no hay mayor signo de superioridad que la bondad, y es que ésta sólo brota con fuerza en el corazón de los elegidos por Dios para servir de faro a los que le rodean. 

Reyes es la dulzura sin empalagos, la sinceridad piadosa, no hay persona en el mundo que sepa como ella arrimar el hombro como el Cireneo para cargar con las cruces que los demás llevamos a cuestas, siempre con una sonrisa.  Y tiene el corazón –como su casa- abiertos de par en par. Por eso son tantos los que buscamos la paz en su consejo y por eso también, si alguna vez he sentido, no ya su enojo, sino un leve reproche en su mirada, nunca he dudado que era yo quien había fallado.

De los ocho hermanos, la única que cambió el Código civil por el de Hammurabi, volcó su enorme sensibilidad en el cultivo de la historia y del arte, y es de esas personas que saben que la luz que entra por su balcón cada mañana viene a iluminar la tarea justa que Dios les ha asignado en la armonía del mundo.

Sólo los que saben darse alcanzan la verdadera felicidad. Mi hermana quiere y es querida por todos. Su marido, Alejandro -que compite con ella en bondad- y sus hijos, Victoria y Alejandro, saben muy bien de lo que hablo. Por eso sólo puedo imaginarla con una sonrisa.  

Que Dios te bendiga siempre, querida Reyes y te conserve intacta esa mirada luminosa que te hace grande entre los demás.

Tu hermano que te quiere.


Luis Felipe

21 de mayo de 2014

La muerte no es el final


Pilar, la mujer de mi amigo Federico, me llamó hace unos días para invitarme al funeral de su suegra. Llegué antes de la hora y me acerqué circunspecto a dar el pésame a mi amigo con el consabido y mecánico “Lo siento mucho”. A mitad del abrazo, Federico se apartó y con los ojos muy abiertos me pregunto: «¿Por qué? ¡Pero si lo que tienes que hacer es darme la enhorabuena!.  No te imaginas la muerte más bonita que tuvo. Vino la Virgen a llevársela cuando estaba en paz, rodeada de sus siete hijos que rezábamos el rosario junto a su cama. Allí se respiraba alegría –incluso mientras la velaba se me escapaba una sonrisa- porque todos sabíamos cómo había vivido en el amor y lo grande que era la felicidad que le esperaba.»

Aunque una y otra vez leamos el Evangelio, a los cristianos rara vez se nos nota la alegría que debíamos tener cada mañana. Vivimos como si no creyésemos de verdad que al otro lado está la Gloria, como si no fuera más que un consuelo o engañifa con el que mitigar nuestro dolor, como si la muerte fuera de verdad el final.  Federico no es así. Allí por donde pasa se encarga de predicar con su ejemplo la alegría de la resurrección. Y así fue el impresionante funeral de su madre, que comenzó con un impresionante Gloria y acabó con un emotivo y vascongado Agur Jesusen ama. Allí se respiraba alegría, gratitud y mucho amor. Se estaba en la gloria. No había ninguna duda de que allí mismo estaba Dios.

Enhorabuena Federico y gracias, Pilar por no dejar que me perdiese una celebración tan feliz y entrañable.

Laus Deo

LFU


7 de mayo de 2014

A mi hija Victoria, en su Primera Comunión

Querida Victoria

                Hace algo más de nueve años, cuando ya te intuíamos sin conocerte, visité el Santuario de Santa María de la Victoria y te encomendé para siempre a la Virgen anunciándole que si eras niña, llevarías Su nombre.

                El día de tu bautismo elegimos mamá y yo la carta de San Pablo a los Corintios “si no tengo amor, no soy nada”.  Quisimos que tu primera entrega a Cristo empezase con una invocación al amor.

Mañana será un día grande para toda la familia. Abrirás tu corazón a Jesús recibiendo el sacramento más importante, el de la comunión, y por eso quiero dedicarte unas líneas escritas desde el corazón.

                Jesús dijo: "Si uno come de este pan, vivirá para siempre [...] El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna [...] permanece en mí y yo en él".  No olvides nunca que no hay amor más grande que el del que da su vida por los demás. Cada vez que comulgues te unirás más a Jesús, y te harás partícipe de su amor. Es la “poción mágica” de los cristianos, la que nos hace más fuertes frente al mal que se esconde detrás de cada esquina. Por eso no olvides nunca que antes de tomarla deberás tener el corazón preparado para recibirle, como preparamos la casa cuando recibimos a un invitado.

Hace tres años, tu abuelo Pepe ya definía a la perfección los rasgos de tu carácter en los últimos versos del soneto que te dedicó:

Curiosidad y afán avizorante,
llenan de gozo tu mirar sereno
descubriendo la vida a cada instante

Atrevida, audaz, perseverante,
está tu corazón de magia lleno
y te lo llevas todo por delante.

Ansiosa siempre por descubrir el afán de cada día, hoy estás preparada para recibir por primera vez el cuerpo y la sangre de Jesús. Cuando pasen los años, la fecha de mañana será de las pocas que nunca olvidarás en tu calendario. La alegría y la fortaleza que salen de ti son prueba de que el amor de Dios reina en tu corazón, que debes cuidar para que sea el mejor portal en el que pueda nacer cada mañana. 

Que Él te bendiga mañana y el resto de tu vida, que deseo feliz y adivino intensa, decidida y arrolladora. Persevera en tu generosidad y en la facilidad con la que das amor a los demás. Esa y no otra será la clave de tu felicidad.


Tu padre que tanto te quiere.

Luis Felipe Utrera-Molina

25 de abril de 2014

¡No tengáis miedo!

La Navidad de 1981 tuvo para mí un significado especial. Mis padres nos llevaron a los ocho a Roma para celebrar sus bodas de plata. Por primera vez pisé la ciudad eterna y tuve el privilegio, junto con mis padres y hermanos, de besar el anillo del pescador y hablar brevemente con el que el próximo domingo será elevado a los altares por la Iglesia. Aquí os dejo el testimonio gráfico de la ocasión.

San Juan Pablo II pasará a la historia como el papa de la familia y el que mejor representó la aceptación de la pasión de Cristo en carne propia. El que abrió su pontificado, joven y vigoroso saliendo al balcón de la logia de San Pedro con aquél grito potente y esperanzador:  ¡¡No Tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo!! acabó sus días enseñando al mundo la dignidad de su dolor y la entrega a los demás desde la postración de su enfermedad. En un mundo en el que se aparta a los ancianos y se elude la visión molesta del dolor, él quiso dar al mundo una lección de esperanza y de amorosa aceptación de la cruz que le había correspondido.

Jamás olvidaré la emoción del día en que su voz se quebró para siempre ante las cámaras del mundo entero. Su mirada, mezcla de impotencia y aceptación humilde de su dolor era una escena estremecedora de la pasión. Recuerdo que lloré con esa mezcla de tristeza y alegría que tiene la emoción de contemplar algo tan terriblemente doloroso como extraordinariamente hermoso.

El próximo domingo, una de mis hermanas tendrá el inmenso privilegio de estar de nuevo en Roma en la canonización del que será para siempre mi Papa. De alguna manera, nos representará a todos para agradecerle las gracias que por su intercesión hemos alcanzado.  Cuando el mal nos acecha, cuando nos gana la partida, cuando nos damos cuenta de nuestra pequeñez y miseria, cuando el dolor nos puede y acobarda, siempre tendremos su imagen fuerte de esperanza del primer día y la amorosa y dulce mirada de su última postración.

San Juan Pablo II, ruega por nosotros.

LFU


3 de marzo de 2014

Ante la maleta de José Antonio

Cuando salí de allí, me temblaban las piernas.

Fue algo más de una hora el tiempo que permanecí contemplando absorto la última maleta que hizo José Antonio antes de partir hacia los luceros. 

Apenas hablé. Tener en mis manos el auténtico testamento -para mí la obra más limpia, brillante y lúcida de su vida, verdadero compendio de valores e ideales, que a nadie, absolutamente a nadie, puede ofender y que nadie puede dejar de admirar….- Desenroscar la pluma Astoria que utilizó para escribirlo sin enmienda alguna y también aquellas cartas inolvidables de despedida la noche antes de su fusilamiento…..me convirtió por un rato inolvidable en un mudo, incapaz de articular palabra por la emoción de estar ante las reliquias de un hombre excepcional.

Coger con mis propias manos la pelota de trapo con la que agotara sus últimos momentos de ocio, sus últimas sonrisas….. abrir el librito de oraciones que inspiró su última plegaria ……doblar con unción el mono azul que le sirvió de atuendo en el presidio….

Hurgar entre sus últimos papeles, sonetos, cartas, Alarico Alfós, Germánicos contra Bereberes….contemplar en mis manos aquél telegrama de mujer en el que, desde París le decía “Je pensé a toi. Love. Elizabeth”….bucear entre el rigor ordenado del guión de su defensa ante el Tribunal Popular....acaso pensó que merecía la pena emplear lo mejor de su oratoria y su oficio de abogado para afrontar con serena dignidad un proceso cuyo fallo ya estaba redactado.

 Tener en la palma de mi mano la medalla de la Santa Faz que le regalara  algún camarada alicantino, el “detente” escrito y dibujado a mano el Sagrado Corazón…el trozo de tela de raso rojinegra que apretase en su puño en sus últimos días…

Allí estaban el vaso y la cucharilla de plata tal y como él los dejó aquella maldita madrugada de noviembre, sus toallas, su peine Hércules, su brocha y su maquinilla de afeitar, sus gafas circulares con las patillas de carey rotas en mil pedazos y la vieja llave de algún secreter que aún debe estar esperando a ser abierto.

Imposible describir con palabras el torrente de sensaciones, de imágenes y de pensamientos que me asaltaban ante la visión de esa vieja maleta de cuero en la que, primorosamente ordenada, está de nuevo guardada la intimidad del hombre al que la muerte convirtió en mito, pero cuya intensa y corta vida, su incomparable estilo e intachable conducta le elevan como arquetipo de honradez, generosidad y coraje en el servicio a España.


En cualquier nación seria y orgullosa de su historia, esa maleta justificaría un museo. La España de hoy, amnésica y amoral, corrupta y envilecida, no lo merece. Tanta grandeza como encierra esa pequeña maleta resultaría una afrenta, una verdadera provocación.  

En buenas manos está este tesoro aguardando, tal vez, una nueva primavera en la que los españoles se hagan merecedores del legado de un español excepcional.

Mi gratitud eterna a quienes me han concedido la enorme dicha de poder tenerla, por una vez en mi vida, entre mis manos.


LFU

17 de diciembre de 2013

Feliz Navidad


El Adviento es tiempo de preparación para vivir de nuevo en gracia la venida de Jesús. Así que me gustaría aprovechar esta entrada, en primer lugar, para desearos a todos los que me leéis una Feliz y santa Navidad y  para pedir humildemente perdón a aquellos a los que haya podido ofender en este sitio con intención o sin ella. Prometo rezar por aquellos que habéis entrado sólo aquí para insultar y os pido a los demás una oración por mí y por mi familia.

Que el espíritu de la Navidad que preside la entrada de mi casa desde el día de la Inmaculada reine en cada uno de vuestros corazones.

Un gran abrazo a todos

Luis Felipe Utrera-Molina Gómez

2 de octubre de 2013

A mi madre, en su cumpleaños


Hoy es día de dar, por lo mucho que hemos recibido. Nada mejor podemos ofrecerle a mi madre hoy que reunirnos su marido, sus ocho hijos (con los ocho que les "soportan" ) y sus veinte nietos para dar gracias a Dios por toda su vida y celebrar su cumpleaños en plenitud. Pero venciendo mi timidez, a manera de ejercicio de primero de jazmines, le ofrezco también un modestísimo soneto, deficientemente resuelto pero que me ha costado muchísimo. Muchas felicidades con todo el cariño de tu hijo que tanto te quiere.


A mi Madre

Pensando en ti, mamá, me he preguntado
por qué tuve al nacer tanta fortuna,
por qué quiso el Señor poner mi cuna
en un portal de amor tan habitado.

En tu mirada azul busco el consuelo
de mi ayer. Escuchar tu voz, saberte
cerca me alivia, me hace más fuerte
saber que estás conmigo en mi desvelo.

Ocho vidas son tu mejor legado,
ocho latidos que en tu seno fueron
semilla de un amor ilusionado.

Gracias por dar más de lo que te dieron;
por poner siempre a Dios a nuestro lado
y ser de las que nunca se rindieron.



Luis Felipe

5 de septiembre de 2013

El Señor de las Almendras

Nunca supimos su nombre. Para nosotros fue siempre -y lo seguirá siendo en nuestro recuerdo- “El Señor de las Almendras”. ¿Quién quería más almendraaas? ¡Qué almendras más bueenaaas! ¡Están tostaitas, muy ricas las almendras! ¡Almendraaas! ¡Qué almendras más bueenaas!. Este repertorio y su grave tono de voz, forma ya parte indeleble del arcano de la memoria de los veraneantes asiduos a la playa de Nerja.

Tan sólo en una ocasión hablé con él de cuestiones ajenas a su negociado, tras haber echado de menos mis hijas su exquisita mercancía durante varios días.  Me contó entonces que venía cada mañana de Almuñecar, donde vivía, que su mujer y su hija pelaban y tostaban las almendras en casa y él se hacía los veintitantos kilómetros en una modesta mobilette para recorrerse la playa de punta a punta para ganarse la vida. Vestido siempre con decoro, sombrero de paja, pantalón largo y camisa de algodón.  Ninguna concesión a la moda o a la comodidad. Armado con su cesta repleta de exquisitas almendras, del bolsillo de su camisa asomaban las cuartillas que con gran destreza convertía en un segundo en cucuruchos que servían de recipiente a las tostadas, saladas y deliciosas almendras, hacía cada mañana las delicias de grandes y pequeños y causaba no pocos trastornos a la hora de las comidas cuando nunca faltaba una madre reprochando a su hijo inapetente las almendras que se había zampado en la playa.

Yo, al igual que el resto de mi familia, era uno de sus clientes fijos. Él lo sabía y nos buscaba con disimulo ralentizando el paso cuando llegaba a nuestra altura. Parece que estoy viendo a mi hija mayor sentada en la arena, cucurucho en mano, ojos cerrados y comiéndose las almendras al arrullo de las olas. Hace dos años, el Señor de las almendras comenzó a espaciar sus visitas y fui consciente de que los años se le estaban echando encima. Decidí entonces inmortalizarle con mi cámara, quizás pensando que algún día mis hijas querrían recordar su entrañable figura y yo escribiría algo sobre él.  

A principios de agosto, paseando por la calle del Príncipe en Vigo me topé con una estatua de tamaño real dedicada a un viejo vendedor de periódicos que voceaba la prensa diaria en aquél mismo lugar que ahora ocupa en bronce. Ha pasado el primer mes de agosto en muchos años sin haber visto pasar al señor de las almendras por la playa de Burriana. Ignoro cuál ha sido su suerte, pero mucho me temo que su voz y sus almendras, sus paseos por la playa con esa indumentaria desafiando al sofocante calor ya forman parte de nuestro recuerdo.  Y pienso en que la inconfundible figura el Señor de las Almendras merecería figurar en bronce en el paseo marítimo de la playa de Nerja, como recuerdo perenne de una estampa antigua que forma ya parte integrante de su pequeña historia.

Mientras tanto, aquí va mi humilde homenaje al entrañable Señor de las Almendras.


LFU




31 de mayo de 2013

Dulcísimo Recuerdo de mi vida....

Dulcísimo recuerdo de mi vida,
bendice a los que vamos a partir...
¡Oh Virgen del Recuerdo dolorida,
recibe tú mi adiós de despedida,
y acuérdate de mí.

¡Lejos de aquestos tutelares muros,
los compañeros de mi edad feliz
no serán a tu amor jamás perjuros;
conservarán sus corazones puros;
se acordarán de tí!

Mas siento al alejarme una agonía,
cual no suele el corazón sentir...
En palabras de niño, ¿quién confía?
Temo... no sé qué temo, Madre mía,
por ellos y por mí...

Dicen que el mundo es un jardín ameno,
y que áspides oculta a ese jardín...
Que hay frutos dulces de mortal veneno,
que el mar del mundo está de escollos lleno...
¿Y por qué serán así?

Dicen que de esta vida los abrojos
quieren trocar en mundanal festín;
que ellos, ellos motivan tus enojos,
y que ese llanto de tus dulce ojos
¡lo causan ellos, sí!

Ellos, ¡ingratos!, de pesar te llenan
¿Seré yo también sordo a tu gemir?
¡No! Yo no quiero frutos que envenenan,
no quiero goces que a mi madre apenan,
¡No quiero ser así!

Y mientras yo responda a tu reclamo,
mientras me juzgue con tu amor feliz,
y ardiendo en este afecto en que me inflamo,
te diga muchas veces te amo,
¿te olvidarás de mí?

¡Ah, no, dulce recuerdo de mi vida!
Siempre que luche en religiosa lid,
siempre que llora mi alma dolorida,
al recordar mi adiós de despedida,
¡te acordarás de mí!

Y en retorno de amor y fe sincera
jamás sin tu recuerdo he de vivir.
Tuya será mi lágrima postrera...
¡Hasta que muera, Madre; hasta que muera
me acordaré de tí!

Tu en pago, Madre, cuando llegue el plazo
de alzar el vuelo al celestial confin,
estrechándome a ti con dulce abrazo,
no me apartes jamás de tu regazo.


¡No me apartes de ti!

P. Julio Alarcón, S.J.,
tomado de la novela del P. Luis Coloma, S.J. "Pequeñeces"

Hoy, 31 de mayo, día de la Virgen del Recuerdo, mi «memoria histórica» vuela a lo mejor de mi niñez, cuando mi madre me dejó bajo Su manto sagrado y me encomendó a Su divino nombre. Tuya será mi lágrima postrera.../¡Hasta que muera, Madre; hasta que muera/me acordaré de tí!

LFU

14 de mayo de 2013

La sonrisa de Anuca


Hace unos días, un diario nacional de marcada tendencia pro-abortista llevaba a su portada un titular de alcance absolutamente estremecedor. Una mujer tras reconocer haber abortado recientemente a su hijo por habérsele diagnosticado síndrome de Down, justificaba su terrible acción alegando –y tal era el titular- que “mejor llorar un mes que toda una vida”.

Me acorde entonces de Ana, la séptima hija de mis padrinos de bautismo, personas ejemplares donde las haya.  Ana –Anuca como todos la llamaban- tenía  Síndrome de Down, además de otras muchas complicaciones que hicieron que Dios quisiera llevársela a la temprana edad de 21 años.  Puedo dar fe que aquél ángel –qué otro nombre poner a quien ha sido creado por Dios para ofrecer un amor incondicional-  fue inmensamente feliz en su corta vida pues amó y fue amada con la misma intensidad. Y en medio de su calvario -que lo tuvo- era capaz de dibujar la más preciosa y sobrecogedora sonrisa. En su bendita ingenuidad no había lugar alguno para la maldad o el retorcimiento. Decía, con marcado gracejo sevillano, lo primero que se le antojaba, no conocía la mentira y era incapaz de adivinar en el corazón de los demás la menor sombra de odio o de rencor, sentimientos que no encontraban cabida en su limpio e infantil universo. 

Recuerdo que siempre que iba a su casa me recibía con un estrépito de alegría, me regalaba piropos que me azoraban –era una grandísima coqueta- y me abrazaba y besaba con cariño.  Era la alegría de sus padres y la de sus seis hermanos que la cuidaron y quisieron con locura hasta el final y que la quieren todavía como si cada rincón de su casa guardase el eco de su felicidad. Los que no han conocido a una persona con síndrome de Down no pueden atisbar siquiera la enorme dimensión de la alegría y el amor que son capaces de regalar esos hijos predilectos de Dios, eternamente niños, y lo mucho que pueden llegar a llorar los demás ante el vacío que dejan cuando suben al cielo.

Por eso me dolió especialmente ese titular.  La mujer que el diario progresista utiliza inicuamente en defensa del infame aborto eugenésico, ignora que además de llorar durante un mes -lo que implica que es consciente de lo injusto de su acción- llorará probablemente el resto de su vida, cada vez que vea por la calle la sonrisa de un niño con síndrome de Down, pues en ellas verá retratado el rostro de una felicidad que ella misma ha hecho imposible.

Posturas como ésta son el fruto del egoísmo y la amoralidad que impera en una sociedad que exalta la comodidad y rechaza el sacrificio, que impone la ley del fuerte sobre el débil, que decide quien tiene no derecho a vivir en función de su utilidad, negando a los más frágiles el sagrado derecho a nacer y facilitando la eliminación de aquellos a los que la edad o la enfermedad los convierte en una carga. Paradójicamente, la progresía asume en este caso sin despeinarse los postulados nazis de la selección de la especie en base a una supuesta compasión mal entendida por el discapacitado a quien, por un lado se le priva del derecho a nacer o se le facilita el tránsito, al tiempo que se promueve el respeto y la eliminación de barreras para los que han tenido la suerte de nacer, que cada vez son menos.  Lamentablemente, tampoco la derecha tiene claro lo contrario. No hay más que contemplar las reticencias y largas cambiadas con la que algunos miembros destacados del Pp han recibido la importante propuesta del Ministerio de Justicia para la eliminación del aborto eugenésico, anteponiendo el cálculo electoral y la evitación del desgaste a los principios morales de la inmensa mayoría de sus votantes. No es más que la constatación de la falta de referencias y principios morales de que adolece el partido gobernante

Dios me libre de juzgar a esa mujer. Sólo puedo sentir angustia por la ruina moral que le ha llevado a tomar esa decisión, y rezo para que algún día pueda ver la luz y no acabe sumida en un llanto, no de un mes, ni de una vida, sino de toda una eternidad por haber hecho daño a la más frágil y bondadosa de las criaturas. Es sólo un fruto podrido más de esta sociedad relativista sin otro dios que la búsqueda del propio bienestar.  

Y al elevar mi plegaria, me acuerdo otra vez de Ana, que desde el cielo, en ese lugar cercano que Cristo reserva a los niños, seguirá dibujando sonrisas en el corazón de todos los que tanto y tan bien la quisieron y dan gracias a Dios por el inmenso regalo de su corta vida.

Luis Felipe Utrera-Molina Gómez

25 de febrero de 2013

Revivir la Pasión


El sábado, aprovechando un par de horas de soledad en casa, vi de nuevo La Pasión de Gibson. Me estremecí de nuevo contemplando la crudeza de la pasión y muerte de Jesús, reflexionando sobre su humanidad y la consciencia de su misión salvífica. El continuo diálogo del Hijo con el Padre y el acecho constante del demonio que acaba siendo derrotado por la entrega amorosa de Cristo en la Cruz.

La película, durísima –como lo fue la tortura y muerte de Jesús- te atrapa y envuelve y te invita a la oración. Duele y emociona desde el primer instante  y constituye una inestimable ayuda para vivir la Cuaresma.

Así que  no puedo por menos que recomendarla como práctica cuaresmal, aunque reservada a los mayores de 18 años.

LFU

4 de enero de 2013

Mi mujer cumple 40 años


Todos necesitamos un bastón aunque no todos sabemos apreciar su verdadero valor.

Reconocer nuestras propias limitaciones nos lleva a la búsqueda incesante de un punto de apoyo que nos mantenga de pie frente a las adversidades de la vida, que mantenga su firmeza y fidelidad en medio de la tormenta y nos conduzca seguros por el difícil y apasionante camino de la vida.

Mi primer bastón fueron mis padres.  De su mano di los primeros pasos y adquirí la seguridad necesaria para caminar solo, para soltar amarras y hacerme a la mar en busca de mi propio porvenir. Tardé mucho en hacerlo;  tan bueno era el bastón que me ofrecían y aún me ofrecen, gracias a Dios, los autores de mis días.

Pero hace ahora dieciocho años, tuve la suerte de encontrar, entre todos los que había, el mejor bastón, el definitivo.   Un bastón al que entregar para siempre mis confidencias, sobre el que llorar mis penas, desnudar mi alma y compartir mi esperanza. Con el que compartir la felicidad y también el peso de las responsabilidades con las que la vida nos va cargando.

Mi precioso bastón cumple hoy 40 años y se llama Paloma.  Sé muy bien que aunque avance rugiente la tormenta y en mi mástil ya gima el huracán, jamás habrá de faltarme su aliento y su consuelo, su amor y su esperanza.  Tiene la solidez de la roca y tras una perfecta y ordenadísima armadura esconde un corazón cálido y también menesteroso de protección, de cariño, de certidumbres.  Ella también necesita un bastón,  aunque el que yo puedo ofrecerle sea, más que de botica, de romántico anticuario. 

Mis hijas no podían haber encontrado mejor bastón al que agarrarse. Con su ejemplo y su cariño van bien pertrechadas para salir a la interperie de la vida.

Y yo no podría prescindir jamás de mi bastón, porque la quiero con todo mi corazón. 

Por todo lo que has hecho, por todo lo que eres, por todo lo que nos das, gracias.

Con todo mi amor, muchas felicidades y que Dios te bendiga.

Tuyo

LFU 

21 de diciembre de 2012

Feliz Navidad



La alegría es el verdadero don de la Navidad y no los regalos caros, que conllevan tiempo y dinero. Podemos comunicarla de un modo sencillo: con una sonrisa, con un gesto bueno, con una pequeña ayuda, con el perdón. Transmitamos esta alegría y la alegría donada volverá a nosotros. Pidamos para que en nuestra vida se refleje esta presencia de la alegría liberadora de Dios”. 

Benedicto XVI

Los que formamos la redacción de «Arriba» queremos desearos de corazón a los que nos leéis y a los que no, a los que os identificáis poco o mucho con nuestro pensamiento y a los que no lo hacéis, una muy feliz Navidad y que el niño Dios reine en vuestros corazones.

LFU

3 de septiembre de 2012

El regreso

Superada la siempre traumática experiencia de ponerse nuevamente la corbata por obligación, los que tenemos trabajo y por tanto hemos disfrutado de vacaciones, no podemos sino dar gracias a Dios por lo que hoy, más que derechos, constituyen privilegios.

Como decía un primo mío, hoy es el mejor día del año, con todos los fines de semana y vacaciones por delante....

Laus Deo

3 de agosto de 2012

Nerja


No sobran las palabras, sino las ganas que las atenazan.... y es que no veo el momento de hacerme a la mar con mi pequeña barca.

Como decía José Antonio, vivamos en el mundo, pero tengamos nuestro mundo aparte, en un rincón del alma.... El mío está junto al mar, con los míos, en Nerja, donde las horas se detienen y toda pena encuentra consuelo.

Hasta la vuelta.

LFU

6 de junio de 2012

Mi hermana Rocío




Siguiendo el criterio inexorable del calendario y como regalo de cumpleaños, hoy quiero dedicar esta página a mi hermana Rocío, sin duda, la menos convencional de mis hermanas.

Curtida por una infancia de «cascarilla» tras la estela de los tres mayores, fue labrándose una personalidad bien definida, encontrando su sitio -como los buenos toreros- entre destellos de azul mahón y rosas de primavera. Alérgica a la alienación y enemistada con lo prosaico, un fuerte impulso de rebeldía fue moldeando su carácter atemperado por un derroche de bondad que acabó de imponerse a lo revolucionario.

Aunque vio su primera luz en Burgos, siempre ha sido el cielo de Sevilla su mejor cobijo, su tierra de adopción y de emoción, el paisaje que anhela y al que escapa su pensamiento envuelto en aromas de incienso y azahar cuando consigue por fin robarle al tiempo unos segundos de tranquilidad.

Alguien tan poco común no podía unir su vida al estereotipo. Así que tuvo que casarse con el más peculiar y menos encasillable de mis amigos, y es que Nacho –cuyo fervor cinegético supera los límites de lo ponderable- sabe muy bien que se cobró la pieza de su vida cuando la conoció, pues sin ella al frente de su prole no hubiera podido dar rienda suelta a su pasión depredadora que encuentra en Rocío comprensión, apoyo y generosa admiración.

Ha heredado de nuestra madre su amor por la naturaleza y, sobre todo, su desprendido afán por tener abierta de par en par las puertas de su casa, que se ha convertido -con la paciente tolerancia de su marido- en alegre lugar de acogida y encuentro de nuestra numerosa y alborotadora tribu.

Belleza, naturalidad, sencillez y bondad -aderezadas con ese toque divertido de colosal despiste que siempre le acompaña- son virtudes que adornan a mi hermana Rocío, la tercera de mis hermanas y cuarta de la casa, a la que profundamente quiero y sinceramente admiro.

Que Dios te guarde, querida hermana.

LFU