"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

30 de octubre de 2013

A Franco muerto, gran lanzada



Saliendo al paso de la Proposición no de Ley presentada por el grupo socialista en el Congreso de los Diputados y defendida por el cobarde Odón Elorza -ese mezquino sujeto que se ensuciaba ante la ETA y se envalentona ufano ante un cadáver centenario- merece la pena recordar algunos aspectos de índole jurídico que impiden cualquier actuación como la que se pretende por estos fantoches:

  1. La Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos es de titularidad pontificia por Breve pontificio de 1960 firmado por el papa Juan XXIII. Previamente, el papa Pío XII emitió el 27 de mayo de 1958 el breve pontificio “Stat Crux”, mediante el cual ordenaba a la Comunidad Benedictina la custodia del lugar de culto.
  2. De acuerdo con el artículo 1.5 de los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede, de 3 de enero de 1979, los lugares de culto tienen garantizada su inviolabilidad con arreglo a las Leyes.
  3. El artículo 16.1 de la Ley de memoria histórica, que no deroga el Decreto Ley de 1957 establece con claridad que El Valle de los Caídos se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos.
  4. Finalmente, la competencia en materia de Policía Sanitaria y Mortuoria fue transferida a la Comunidad de Madrid por RD 1359/1984. El Decreto 124/1997, por el que se aprueba el Reglamento de Sanidad Mortuoria de la Comunidad de Madrid, establece que toda exhumación de cadáveres precisa autorización de la Consejería de Sanidad, a solicitud de algún familiar o allegado del difunto.
5.     Dicho lo anterior, podemos concluir que:
  1. El gobierno de España no tiene competencia ni autoridad para ordenar ninguna actuación dentro de la Basílica pontificia del Valle de los Caídos, so pena de vulnerar gravemente los Acuerdos con la Santa Sede.
  2. Salvo por orden judicial, no puede exhumarse ningún cadáver sin la autorización (i) de su familia (ii) de la Comunidad de Madrid y (iii) del Abad del Valle de los Caídos, con dignidad episcopal y cuya jurisdicción eclesiástica se extiende por todo el complejo del Valle de los Caídos, desde la verja de entrada, máxima autoridad en el recinto.
  3. El gobierno de España no tiene competencia ni autoridad para ordenar ninguna exhumación, ni del Generalísimo Franco ni de ninguna otra persona, so pena de incurrir en un delito de profanación y de prevaricación.
  4. La familia Franco ya ha declarado en diversas ocasiones de forma expresa –y de manera particular a la llamada “Comisión de Expertos” que visitó a Doña Carmen Franco en su domicilio a tal fin- que no está dispuesta a conceder la autorización para el traslado de los restos del Generalísimo.

            Son éstas, entre otras, las razones por las que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pese a la violencia e intimidación que ejerció sobre el Valle de los Caídos y la Comunidad Benedictina durante dos legislaturas, no pudo hacer entonces lo que pretende ahora reclamar el grupo socialista. Y son éstas, entre otras, las razones por las que tres de los miembros de la mencionada Comisión de Expertos –Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, Pedro González.-Trevijano Sánchez y Feliciano Barrios Pintado- emitieron un voto particular discrepante con su opinión contraria a la exhumación de los restos del Caudillo.  
          
  Dicho lo anterior, no cabe duda que la talla histórica de Francisco Franco no hace más que agrandarse exponencialmente ante la pequeñez y mezquindad de quienes, 38 años después de su muerte, siguen empeñándose en hacer con sus restos lo que no tuvieron redaños de hacer con su persona.


LFU

29 de octubre de 2013

Hace 80 años....

Yo creo que está alzada la bandera. Ahora vamos a defenderla alegremente, poéticamente. Porque hay algunos que frente a la marcha de la revolución creen que para aunar voluntades conviene ofrecer las soluciones más tibias; creen que se debe ocultar en la propaganda todo lo que pueda despertar una emoción o señalar una actitud enérgica y extrema. ¡Qué equivocación! A los pueblos no los han movido nunca más que los poetas, y ¡ay del que no sepa levantar, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete!. José Antonio

Hoy hace 80 años que un joven abogado madrileño rompió, en una mañana de octubre, con la atmósfera turbia que, ayer como hoy, envolvía la política española. Su discurso venía a estrenar un nuevo estilo alejado tanto del capitalismo insensible de unos como del marxismo revolucionario de los otros. 


José Antonio sigue siendo hoy el gran desconocido de la historia reciente de España y, recordando las palabras de Enrique de Aguinaga, hoy me vuelvo a sentir joseantoniano: .  

«Ser joseantoniano es entender a José Antonio, por encima de cualquier bandería, como patrimonio de todos los españoles, fuente de ética, que nos propone, sobre las accidentalidades políticas, una profunda manera de ser, un estilo de vida, en el que la acción se somete a la inteligencia y se proclama el antiguo e ilustre sabor de la norma. Y todo ello, encuadrado en una portentosa personalidad, concentrado en una brevísima vida pública y culminado por un testamento estremecedor

LFU

28 de octubre de 2013

El príncipe

Discutíamos ayer, en un foro de amigos sobre la figura del príncipe Felipe. Todos reconocíamos su profesionalidad y su preparación, su seriedad y saber estar, pero también su falta de magnetismo y majestad.

Yo, que no soy monárquico ni republicano, sino tan sólo un español que quiere lo mejor para su patria en cada momento, he dicho muchas veces que, conocida la  versatilidad, escasa fiabilidad y falta de perspectiva del electorado nacional, y el pelaje de quienes enarbolan hoy por hoy la nefasta bandera tricolor,  me aterra someter a la voluntad del pueblo la más alta magistratura de nuestra nación.

Aclarado lo anterior, en esta hora tan triste de España, a punto de fragmentarse como nación, con un desprestigio infinito de nuestras instituciones, no necesitamos solo un príncipe bien formado, sino alguien que sea capaz de transmitir a todos el orgullo de España, que tenga la valentía de hablar claro, de acercarse a la gente, de viajar a Cataluña, a Vasconia y a las Islas Canarias; de recorrer España pueblo a pueblo devolviendo a los españoles la cercanía y el calor de la corona, hoy tan tocada por la irresponsabilidad de un rey que ha malogrado la herencia que recibió.

Francisco Franco –buen conocedor del pueblo español- le dijo a Juan Carlos en 1969 que tenía que patearse España, que los españoles debían notar su calor y su cercanía. Así lo hizo y España entera le entregó su confianza.  Hoy, el pueblo no está con la Corona, porque hace mucho tiempo que la Corona anda entre elefantes y juzgados, entre chanchullos y quirófanos, en una deriva imparable de decadencia. 

Los españoles necesitan un referente alejado de una clase política sospechosa y desacreditada y también de una corona envuelta en el papel couché de regatas, desfiles de modelo y yates de lujo. Y el príncipe bien podría serlo, si sale del despacho y del palco, termina con su envaramiento y el de su consorte y se acerca más a la gente, deseosa de gritar Viva España y Viva el rey, de presumir de patria aunque les falte el pan y la justicia.

Sólo así, en muy poco tiempo acabarán arrumbadas muchas de las miles de banderas tricolores que cada fin de semana, enarbolan los parias de la tierra bajo el canto de sirenas de la izquierda. Si no lo hace, si no consigue identificar el sentimiento de su pueblo, bajar a la calle y mancharse los pies del barro de las inundaciones y catástrofes, si no consigue que Letizia se implique en causas benéficas, y llene su agenda de visitas de hospitales, centros de asistencia social y de niños sin recursos, emocionándose con los menesterosos y los desesperados, implicándose en los problemas de los que menos tienen y compartiendo el dolor de su pueblo, en lugar de permanecer encerrada en la Zarzuela preocupada por mantener una belleza cada vez más artificial, auguro un porvenir oscuro a la monarquía y un breve reinado a Su Alteza, que todos habremos de lamentar.

España no necesita en definitiva a un profesional bien formado, sino a un verdadero príncipe que sepa combinar su cercanía al pueblo con su majestad, y con el que los españoles recuperen un orgullo perdido y la esperanza en el futuro de nuestra gran nación.


LFU

25 de octubre de 2013

Profecías constitucionales


Hace 35 años que mi padre publicó este artículo en ABC. En plena vorágine de discusión sobre el texto constitucional, su voz -tachada entonces de inmovilista y cavernícola- clamaba ante el chalaneo del título VIII, por el grave riesgo que implicaba para la unidad de España. Lamentablemente, el articulo ha resultado profético e incluso la realidad ha superado los más negros pronósticos. Hoy, aquellos que le apartaban como apestado, invocan la Constitución como remedio de todos los males, cuando precisamente es la propia Constitución el mal primigenio que nos ha conducido al siniestro escenario que estamos viviendo. La Gaceta lo publica hoy en sus páginas, para recuerdo de desmemoriados.

LFU

   


22 de octubre de 2013

Reflexiones sobre una Sentencia política

Ante la Sentencia dictada ayer por el Tribunal de derechos Humanos de Estrasburgo, mejor que hacer análisis jurídicos a posteriori es conveniente conocer los hechos y antecedentes de la misma.

  1. La llamada "doctrina Parot" está contenida en una sentencia del Pleno de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo adoptada por 12 votos contra 3 el 28 de febrero de 2006, que modificaba el criterio interpretativo anterior en la forma de computar las reducciones de la pena.
  2. Dicha Sentencia fue ratificada por 25 Sentencias del Tribunal Constitucional  adoptadas con análoga mayoría.
  3. López Guerra, antaño diputado autonómico del PSOE, fue propuesto por el Gobierno de Zapatero para formar parte del TEDH.
  4. López Guerra ha sostenido siempre su opinión contraria a la Doctrina Parot y coincidente con la sostenida por la minoría del Tribunal Supremo.
  5. La tesis minoritaria del Tribunal Supremo y Tribunal Constitucional ha sido la que se ha impuesto en el TEDH con el voto favorable de López Guerra.
  6. El propio TEDH en resoluciones anteriores había declarado que el principio de nulla poena sine lege penale previa no resultaba de aplicación sobre la ejecución de las penas sino sobre las penas mismas.
  7. El Reino Unido ha dejado de aplicar diversas resoluciones del TEDH que estimaba contrarias a su ordenamiento,  llegando incluso a votar en el Parlamento la desobediencia de una Sentencia que reconocía el derecho de voto de los reclusos, prohibido en el ordenamiento inglés, sobre la base de que los que vulneran la ley no pueden hacer la ley. 
Todo ello me lleva a concluir que estamos ante una Sentencia de contenido e inspiración netamente política, adornada eso sí con argumentos jurídicos sostenibles,  como la que llevó a la legalización de Sortu/Bildu por el Tribunal Constitucional enmendando la plana al Tribunal Supremo. Evidentemente, oponerse o resistirse al cumplimiento de la Sentencia tiene un coste en imagen internacional y sólo lo hacen aquellos países que tienen consciencia de ser una gran nación y que por ello son respetados en todo el orbe. España, claro está, no está entre ellos. 

LFU

18 de octubre de 2013

«Mártires» De Aquilino Duque


(Con permiso de Aquilino Duque, no me resisto a compartir el impresionante poema que el gran maestro y escritor incluyó en su bitácora Viñamarina el pasado 14 de octubre de 2013 bajo el título "Buena Muerte""


Mártires


No fuisteis al encuentro de la muerte.
Fue la muerte
la que vino a buscaros, y el martirio
fue por añadidura.
¿Eran las mismas palmas las del Domingo aquel?
En el Huerto de Olivos toda España
sudaba sangre
y era un zarzal de espinas,
un foso, una cisterna, un muladar,
un túmulo de altares profanados,
un mar muerto de asfalto
rodeado de hachones como espadas flamígeras.

.

Salido apenas de la adolescencia
más de uno, para todos la vida
no era más que un tránsito,
de ahí que perdonárais con júbilo
a quien os lo abreviaba sin saber lo que hacía
cuando entre culatazos y blasfemias
os empujaba hacia la eternidad,
cuando a cada descarga se os abrían las nubes
contra el sol en espléndidos rompimientos de gloria.

Aquilino Duque

16 de octubre de 2013

Fernando Ónega y los héroes.

Esta mañana, Fernando Ónega, en su intervención en Onda cero, ha dicho que Adolfo Suárez es el último "héroe nacional".  Como se lo cuento.

No hablaré de Suárez, al que la vida le ha deparado demasiados sinsabores y ahora no puede defenderse. Pero si quiero recordarle al pomposo periodista al hilo de la percha que me ofrece,  el vibrante, sentido y emocionado artículo que el mismo Fernando Onega publicó en "Arriba" el 21 de noviembre de 1975 y cuyo título deberíamos recordarle ahora: "Así solo mueren, Europa, los grandes hombres de la Civilización" .  Me pregunto que dirá Onega de Suárez dentro de diez años, cuando no tenga que promocionar su libro. Desde luego Suárez era todo menos un héroe, pero Onega es de todo menos un hombre consecuente con lo que escribe.

Y es que las hemerotecas, a veces, nos refrescan la memoria. Aquí lo tenéis:

LFU

"ASÍ SOLO MUEREN, EUROPA, LOS GRANDES HOMBRES DE LA CIVILIZACIÓN"

TIEMPO I.- Fue –tenía que ser-un 20 de noviembre. Murió como un caído más, como el más humilde de los caídos, precisamente el día que dedicó a su honra. Entrelazó su nombre, para las conmemoraciones e la historia, con el de José Antonio. Va a descansar bajo el mismo techo, y el destino, que escribe sus designios con caracteres misteriosos, escribió ahora esta grandiosa coincidencia.

Fue con el alba, cuando el país dormía. Y ese país se despertó después con la mañana de luto y la historia cambiada. A las seis de la mañana ya estaban encendidas las luces de casi todos los hogares. Se resistía la niebla a dar paso a alguna noticia que no fuera la del milagro, pero ya era tarde. Ya era el gran vacío. Estaban cerradas cuatro décadas de gloria. El edificio estaba construído. El pueblo salía de sus casas, como todos los días. Aparecían las primeras banderas a media asta, como los sentimientos, y el pueblo salía de sus casas, como todos los días.

Yo estoy seguro que Franco –un Franco difunto, ¿os dais cuenta?- hubiera deseado un amanecer justamente así: con el pueblo, con su pueblo, que lleva un nudo en la garganta, se desayuna con su amargura, se afeita con su luto, pero acude a su trabajo con la enorme y sagrada serenidad de la esperanza en la normalidad. Ni un histerismo, ni un grito callejero, ni una parálisis, ni siquiera el silencio. Un dolor seco, pero una vida del país llano que seguía su ritmo normal. Era, sin duda, el amanecer que hubiera deseado Franco para la hora suprema de “rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio”

TIEMPO II.- Y luego, aquél brazalete negro por la calle. Y aquellos rostros que lloraban sin ningún reparo. Y la imagen entrañable de la viuda, cortada por el dolor. Y las voces emocionadas de los encuestados por televisión. Y cerca de cuatro millones de ejemplares de periódicos vendidos en una sola ciudad. Y una comitiva de catorce coches que cortaba el aire frío de una mañana para todas las derrotas. Hasta ese momento se había creído en el milagro. Ahora, Franco había sucumbido en su última batalla. Y esta España nuestra, huérfana de un caudillaje, se miraba a sí misma y se repetía: sin Franco. En los pueblos las campanas sonaban a muerte. España estaba de luto. La música fúnebre no se oía solo en los receptores. Esta España nuestra era ya, irremisiblemente, una España sin Franco.

TIEMPO III.- Estaban conectados, seguramente, todos los televisores del país: “Franco ha muerto”. Carlos Arias, resumen humano perfecto de veintidós meses trepidantes, en los que se dieron cita la angustia y la ansiedad, los mayores compromisos y los mayores problemas para un gobernante, comparecía otra vez ante la sociedad. Contemplad su rostro: es una imagen para el recuerdo, como algo muy patético de emoción. Sus palabras se entrecortaban, fue preciso repetir la grabación, y al final, como cada español, dijo el “Viva España” de Franco con toda la zozobra que cabe en un cuerpo humano, con toda la tristeza que puede caber en la geografía de una nación. “No os faltará mi capitanía”. A las seis horas de faltarnos, supimos que Franco había tenido la previsión de estadista de dejar su testamento político, escrito desde el amor y el perdón, recuadrado en aquellas palabras que Franco escribió tan alto: unidad, Patria, paz, pueblo, justicia social. El, que no pudo físicamente asistir a la jura del Rey de España, sólo dejó dos peticiones básicas: la unidad y “que rodeéis al futuro Rey del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado”Ha sido su último gran gesto. Y entre el amor y el perdón ha entrado en el juicio de la HistoriaASÍ NO MUEREN, VIEJO CONTINENTE, LOS DICTADORES. ASÍ SOLO MUEREN, EUROPA, LOS GRANDES HOMBRES DE LA CIVILIZACIÓN.

HOY ES MAÑANA.- Todo está consumado. De lo que ahora se trata es de que ese gran testamento no quede en un archivo, aunque sea primorosamente cuidado. Cuando estas líneas se escriben, en alguna imprenta de Madrid se están editando un cuarto de millón de “posters” con la imagen del Caudillo perdido y el texto de sus últimas palabras. Cuando, el próximo jueves, los escolares vuelvan a sus aulas, ese “poster” pasará a presidir un cuarto de millón de habitaciones, un cuarto de millón de estudios, de un cuarto de millón de muchachos que ahora heredan, sencillamente, una cosecha de paz.

Hasta ahora, con precisión milimétrica, entraron en juego puntualmente los mecanismos institucionales. Con madurez ejemplar, que ya nadie podrá discutir, el pueblo se comportó singularmente. Hoy, con el alba, ese pueblo acudirá a ofrecerle su homenaje de despedida final a su cuerpo, ya que su obra es patrimonio colectivo. Pero hoy es ya el mañana, veinticuatro horas antes de la jura del Rey Don Juan Carlos. La pena y el luto son inmensos, pero sobre ellos se abre el mandato social de los tiempos: “Continuar”. Mañana, a los seis años y cuatro meses de su proclamación como heredero, un hombre joven, ya Capitán General de los tres Ejércitos, cogerá el timón que Franco condujo a lo largo de cuatro décadas. Hereda un Estado construido, pero necesitado de las modificaciones que requiere la nueva sociedad. Ayer terminó, por ejemplo, su vigencia, la ley de Prerrogativas. Ese simple hecho enmarca un enorme compromiso. El final de esta ley significa lo mismo que el tránsito del Régimen de Franco a una Monarquía constitucional: el paso del poder personal a un poder institucional y popular. Pero no es tiempo de cábalas. El gran umbral del futuro sólo se abrirá mañana con el mensaje del Rey a la nación. Mientras tanto, es hora de silencios. Fernando ONEGA