19 de septiembre de 2012

¿Comunista hasta el final?

En dos ocasiones he escrito en esta tribuna sobre Santiago Carrillo, un hombre al que la longevidad  le ha jugado una mala pasada. Carrilllo debió haber desaparecido en la década de los 80, lo que le hubiera consagrado para muchos como gran artícife de la entonces idealizada transición, enorme icono del "antifranquismo" y hubiera difuminado para siempre su directa responsabilidad en las matanzas de noviembre de 1936.

Se hubiera evitado contemplar, primero el declive del PCE, después su expulsión del partido y finalmente, contemplar como en un par de días se derrumbaba para siempre el muro de la infamia con el que el comunismo sometió y masacró a cientos de millones de personas de todo el mundo. Pero, sobre todo, hubiera evitado convertirse en un pelele del revanchismo garzo-zapaterista, que logró rescatar lo más siniestro de su personalidad, para terminar abjurando de su supuesto afan reconciliador en la transición, y levantar la putrefacta bandera de la más mezquina revancha disfrazada de memoria histórica.


Hubiera llegado tarde para ver cómo la apertura de los archivos del KGB y la antigua NKVD sacaban a la luz nuevas pruebas incriminatorias de su eficacia desmedida en la eliminación física de miles de adversarios en las sacas de noviembre de 1936, en las purgas y limpiezas del POUM y, posteriormente, en la creación y eliminación de maquis, una criatura que le encargaron crear y posteriormente le ordenaron descabezar y dejar a merced de la Guardia Civil.


La primera vez que hablé de él, lo hice en relación con una profesión de fe comunista proclamada en el homenaje que se le tributó al cumplir 90 años, con estatua de Franco como regalo de cumpleaños  «Siento un orgullo inmenso por haber defendido y militado en el Partido Comunista. Me sigo sintiendo comunista y moriré siendo comunista», recordando con estremecimiento las siniestras palabras que le dirigió a su padre 70 años atrás ante su traición al comunismo: "Cada día es mayor mi amor a la Unión Soviética y al gran Stalin."


La segunda, titulada "Carrillo y el Infierno" a raíz de que el viejo espectro estalinista mandara al infierno a Luis del Olmo tras preguntarle el locutor por su responsabilidad en los crímenes de Paracuellos del Jarama. 


Me pregunto si los Reyes de España habrían tenido la deferencia de acudir al domicilio de un político de la transición que hubiera hecho públicamente una profesión de fe nacionalsocialista; si los medios de comunicación le habrían dedicado sus portadas y especiales a alguien que hubiera dicho algo como "Me siento nazi y moriré siendo nazi." o "Cada día es mayor mi amor a Hitler y al III Reich". 


Dos conclusiones quiero extraer: Que a Carrillo le ha venido muy mal vivir tantos años y que sigue habiendo un distinto rasero para medir a las dos ideologías más infernales de la historia. Presumimos que ha muerto siendo comunista y nunca sabremos si ante la presencia de Dios se habrá acogido benigno a su presencia compareciendo ante su inapelable juicio con toda la humildad del arrepentimiento, o habrá preferido buscar orgulloso y comunista hasta el fin ese infierno al que quería enviar a todo el que osaba recordarle lo más siniestro de su pasado. 


Dios se apiade de su alma.


LFU


6 comentarios:

  1. Un ASESINO, con mayúsculas, un canalla, un traidor y un cobarde. Cuando se cansó de dar tumbos y matar a sus iguales (si es que se le tiene que considerar un ser humano) regresó a España donde cayó en una placentera y lujosa vida llena de reconocimientos y halagos.
    Es bochornosa la actitud hacía este ASESINO, no pudo ser peor como español y como ser humano y sin embargo se le ensalza y reconoce, ¿quizá porque dejó de asesinar y se dignó a regresar a una España que levantaron entre otros los hijos, hermanos y padres de sus víctimas, y que le acogió con los brazos abiertos?
    Qué vergüenza y sobretodo que pena da ver y oír la reacción de la Casa Real y de los políticos. Qué estupidez ha calado entre los personajes públicos, que hacen del halago a todo una virtud en sí misma. No es virtuoso halagar por sistema, no hay generosidad alguna en ello, y en este caso además se percibe mucha cobardía, no todos son desmemoriados.

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  2. Un comunista que vivió como un Rey.....

    Que no hubiese dudado (ni dudó) ni un solo instante en exterminar (literalmente) a todos los que discrepasen con sus ideas, como buen estalinista;

    (aún quedan bastantes elementos "demócratas" como él (lease Cayo Lara)que no dudarían en actuar de igual forma si se diesen las circunstancias adecuadas.

    Chao a un asesino, y espero pasado este bumm de los medios, no tener que volver a escuchar ni leer nunca más acerca de este diablo.

    Saludos.

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  3. Brillante y demoledor como un Bulldozer de plata.

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  4. Santiago Carrillo, comunista y estalinista, fue uno de los personajes más infames en la historia de España. Nunca reconoció su responsabilidad en los crímenes de Paracuellos del Jarama, cuando hay muchas evidencias históricas que así lo confirman. También me parece incorrecto por parte del Rey Juan Carlos y de la clase política española que presume de democrática, el haber protegido políticamente a este individuo vil y canalla.
    Como opinión personal, no puedo desear a este individuo vil y despreciable que fue Santiago Carrillo que Dios le perdone, y que, por tanto, se queme en el infierno eternamente, como se merece junto a camarados rojos como Lenin, Trotsky, Stalin, Kruschev, Brezniev, Mao, Pol Pot, etc., indeseables que, junto con Santiago Carrillo, provocaron la muerte, directa o indirectamente, de millones de inocentes en los países donde se ejerció la dictadura y la tiranía comunista.
    Saludos, un abrazo, LFU y ¡Arriba España!

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  5. El mayor vividor y comedor del estado español, En Rusia vivió como el mejor capitalista a través del oro que robó en España, cuando volvió, siguió viviendo como el mejor,siguió siendo un asesino, esta véz a través de ser complice de llevar al paro y a la miseria a más de seis millones de personas y de todos los males que padecemos a través de la basura constitucional en la que el formó parte de su invento. Lamentablemente hay arzobispos como el de Oviedo que todavía reza y pide por él, asi se escribe la história.

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