25 de marzo de 2014

A propósito de Suárez

Por un imperativo de conciencia y de respeto he evitado pronunciarme sobre el insólito proceso de mitificación de la figura política de Adolfo Suárez mientras estuviera de cuerpo presente.

Adolfo Suárez está sometido ya al juicio de la historia. La gran cantidad de lugares comunes, medias verdades, falsedades completas y halagos póstumos de estos días de duelo quedan para el anecdotario luctuoso del político abulense. Tengo para mí que la clase política ha querido utilizar su figura para auto-justificarse en un momento en el que la política está desprestigiada y las instituciones están siendo seriamente cuestionadas por el pueblo español. De hecho, ninguno ha querido faltar a la cita, ni siquiera los que más denigraron en vida al fallecido presidente.

Por más que lo repitan ad nauseam Suárez no fue el artífice de la transición. El que hizo posible la misma fue el propio régimen que lo encumbró y en el que llegó a sus más altas cumbres de poder, al crear unas condiciones de bienestar y desarrollo en los españoles que actuarían como elemento disuasorio capaz de neutralizar cualquier aventura que implicase un nuevo enfrentamiento. Sí fue eficaz en triturar aquél régimen en un tiempo récord, aunque no era muy difícil teniendo en cuenta que la mayoría de sus servidores estaba por agarrarse a las alfombras como aves de rapiña.

Quien diseñó el tránsito del régimen autoritario al sistema de democracia parlamentaria fue otro hombre del régimen, Torcuato Fernández Miranda, por encargo del rey. Un Fernández Miranda que, sin embargo, no se avino a transigir con la formulación del título VIII de la Constitución pronosticando que abriría abismos en el futuro y adelantándose al drama desintegrador que hoy vive nuestra nación. Como consecuencia de ello, acabó sus días en la más absoluta soledad y abandonado de todos.

Suárez, que en sólo seis meses pasó de hablar de “la gigantesca obra de ese español irrepetible al que siempre deberemos homenaje de gratitud, que se llamaba Francisco Franco” a afirmar que “España estaba saliendo de la larga noche de la dictadura”, prefirió el disparate del “café para todos” a una formulación más responsable de la estructura territorial del Estado que garantizase su estabilidad a largo plazo. Heredó una España con menos de un 4% de paro y salió del gobierno con una tasa de paro del 16%. Era un hombre con una clara vocación de poder y con escasos escrúpulos, tal vez lo que el rey necesitaba en esos momentos para desmontar la estructura del régimen que había posibilitado el regreso de la Corona.

Aunque ahora todos le colman de alabanza, lo cierto es que acabó completamente solo y en buena parte por méritos propios. Ganó unas elecciones desde el poder con todo a su favor, una sola televisión, férreo control de los medios y del aparato del Estado y no logró acabar ninguna legislatura, llevando al país a una situación insostenible que culminó en el intento nunca aclarado de golpe de estado del 23 de febrero de 1981. 

No fue, a mi juicio,  el gran gobernante que ahora dicen, ni tampoco el mejor presidente de la democracia, aunque el nivel no haya sido muy alto entre los que han ocupado esa magistratura.

Todo ello no puede hacerme olvidar el calvario que tuvo que sufrir en lo personal. La entereza y testimonio de fe de su hija Mariam en su enfermedad, anteponiendo la vida de su hijo no nacido a la suya propia, la enfermedad y muerte de su mujer por un cáncer que hizo estragos en sus otras dos hijas, su temprano declive presa del Alzheimer….demasiadas cruces para un solo hombre, que sin duda le servirían para redimir cualesquiera deudas que tuviera ante Dios.

Lo cortés no quita lo valiente. Rezar por la salvación de su alma es lo que hice cuando tuve noticia de su fallecimiento, pero no estoy dispuesto a sumarme al insufrible botafumeiro al que nos ha sometido el sistema y el pensamiento único, que me produce verdadera alergia primaveral.

Que descanse en paz.


LFU

6 comentarios:

  1. Sublime, equánime, perfecto: Otro artículo brillante. Es bochornoso el "botafumeiro ad nauseam" hasta el punto de mostrar oscuros intereses.

    Podríamos decir "alabanza exagerada, acusatio manifesta". Porque cuesta tanto leer algo asi, cabal, inteligente, bonito y justo?

    Están todos los medios tan vendidos o controlados?

    Nos queda rezar, por su alma, por sus cruces, y, sobre todo, por España.

    Muchas gracias por el esfuerzo de escribir lo que necesitamos leer, uno ya no lee nada por evitarse más disgustos.

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  2. Respetable y respetuoso comentario. No has defraudado mis espectativas. Un abrazo binomio.

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  3. Gracias, Pepo, y gracias, Enrique. os aseguro que no me ha sido fácil, pues he tenido sentimientos encontrados, pero me sentía en la obligación de salir al paso de tanto botafumeiro sospechoso sin perder el estilo y sobre todo mi condición de cristiano.

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  4. Álvaro Liñán Delgado27 de marzo de 2014, 22:15

    Excelente artículo, siempre desde el respeto y alejado del populismo y el tono medíatico con el que los medios de comunicación se refieren a la figura de Adolfo Suárez.

    Yo, personalmente, le agradezo y le doy mi enhorabuena por atreverse a decir lo que nadie (parece) quiere recordar.

    Documentos como este, en los que se respira honestidad e independencia, son de gran valor para mi y para los chicos de mi generación que no pudimos vivir los hechos en primera persona.

    Gracias de nuevo y un saludo.

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  5. Gracias a tí, querido Álvaro. Tu comentario y tu opinión tienen un valor especial para mí, por el cariño que profeso a tus padres y por los lazos de sangre que nos unen. Es la sangre la que me mueve a escribir y también evitar que tu generación, que es la de mis hijas, tenga una visión hemipléjica de la reciente historia de España. Un gran abrazo

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  6. Mi admirado Luis Felipe.

    Sabes que soy un lector asiduo que siempre elogia tus opúsculos por cauces privados, pero en esta ocasión, has demostrado un gran brío en este artículo y, por ello, me veo en la obligación de transmitirte mi más sincera felicitación públicamente.

    Aun estando en una sociedad con cierta ilustración,las personas jóvenes, como es quien suscribe, desconocemos ciertos puntos oscuros de nuestra historia, no porque no hayamos querido saberlas, sino porque simple y llanamente nos han omitido esa información o nos han enseñado lo contrario.

    Por ello, la importancia de de tu labor en este blog y por ello te leo diariamente, porque siempre encuentro en tus palabras un motivo de reflexión interna sobre las circunstancias que nos rodean.

    Por favor, nunca nos prives de tu erudición.

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