30 de mayo de 2016

Carta abierta a Julio Rodríguez

Te escribo como Alférez de Infantería, pero permíteme que te apee el tratamiento de vuecencia que durante años te dispensaron tus subordinados, pues presumo que para ti debe tener reminiscencias de un pasado oscuro y de ingrato recuerdo.

En mi breve e intenso paso por la milicia pude sentir el singular orgullo de vestir el uniforme de un ejército heredero y depositario de la gloriosa tradición española.  Aprendí de mis superiores el valor de la disciplina y las virtudes del sacrificio callado, la abnegación y la lealtad. Pocas veces en mi vida he sentido tanta emoción como cuando mis hombreras lucieron por vez primera la estrella de seis puntas que me acreditaba como oficial de la mejor Infantería del mundo. Siempre recordaré el orgullo de mi padre en aquel gélido día de diciembre en el patio de la Academia toledana cuando quiso fotografiarse conmigo delante de la estatua de su viejo capitán, que  hoy -gracias entre otros a tí-  estará cubierta de polvo en algún lejano y frío almacén.

Aprendí de memoria aquél artículo 72 de las Reales Ordenanzas que aún hoy guarda el eco de la mejor tradición castrense española y procuré ser fiel a su letra y a su espíritu durante el breve tiempo en el que tuve el privilegio de mandar una sección de fusileros.

Desde entonces, he seguido en contacto con la familia militar en la que tengo grandes y entrañables amigos que son exponente de las mejores virtudes del soldado y del caballero español. Conocí también jefes y oficiales a los que no pude admirar, pero jamás tuve la desgracia de despreciar a ninguno como militar.....hasta que te empeñaste en deshonrar el uniforme que durante años te ha proporcionado respeto y una dignidad que tu mismo has querido pisotear.

Prefiero no acordarme de la cobarde actuación que como JEMAD tuviste con ocasión del rescate del "Alakrana", La Armada tenía preparado el asalto de los secuestradores, te pideron una orden, pero al otro lado del teléfono sólo hubo silencio. Dejaste escapar a los piratas, pero no tuviste el coraje de reconocerlo en público. Antes que asumir la responsabilidad del mando, preferiste que la duda se cerniese sobre la eficacia y profesionalidad de tus soldados. 

Lo de menos fue tu anuncio extemporáneo de unirte a las huestes de Podemos mientras vestías el uniforme. Ni a mí ni a tus compañeros de armas nos importa una higa como piensas ni a quien apoyas, pero existen formas y procedimientos que debías respetar y que por un mínimo sentido de la lealtad y la coherencia debiste haber cumplido. No fue así y celebro que figure esa mancha en tu hoja de servicios.

Fue miserable tu compadreo con Ada Colau tras el trato chulesco y degradante que dispensó a dos jefes uniformados en Barcelona. E imperdonable cuando no tuviste reparos en defender a Bildu, donde se alistan buena parte de las hienas que vistieron de luto los hogares de muchos de tus antiguos camaradas.  

Que te definas como pacifista me parece muy bien. Todos queremos y ansiamos la paz y ya Julio Cesar dijo aquello de "si vis pacem para bellum", porque para eso están los ejércitos, para salvaguardar la paz frente a los que quieren violentarla.  Pero que un militar se confiese antimilitarista es, además de un oxímoron insoportable, una bofetada en la cara de todos tus antiguos compañeros y subordinados.

La última villanía, la de despreciar el día de las fuerzas armadas por franquista. Un sencillo desfile y un acto de homenaje a los Caídos que tu mismo deshonras con tu penúltima ruindad no es sino un acto de justicia y gratitud para los que han dado su vida por España, antes de Franco, con Franco, contra Franco y después de él y para los que con singular ejemplaridad velan para salvaguardar nuestra paz, nuestro bienestar y la integridad de nuestra patria.

Dice el viejo refrán castellano que no hay peor cuña que la de la misma madera. Y tú, Julio Rodríguez, eres la viva expresión de esas palabras.

Te auguro una corta e ingrata carrera política porque Roma no paga traidores. Quienes te utilizan lo hacen para denigrar toda la dignidad del uniforme que has vestido durante toda tu vida. Y cuando ya no les sirvas, probarás la amarga hiel de una soledad acentuada por el desprecio de todos aquellos que tuviste bajo tu mando y que te recordarán aquel juramento que hiciste de joven y no has sabido cumplir como un soldado español.

No me despido a tus órdenes porque sólo recibo órdenes de quien tiene autoridad moral para darlas. Tan solo espero que Dios te de la ocasión para devolverme con honor esta pluma que hoy te hace llegar un oficial de Infantería.

Luis F. Utrera-Molina



10 comentarios:

  1. Gracias por poner negro sobre blanco aquello que muchos de los que servimos a España en su día querriamos decirle a nuestro querido ex JEMAD. Mi pluma blanca va con la tuya.
    Enhorabuena por el artículo.
    Un fuerte abrazo de tu hermano político.

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  2. Es lo que yo también diría a este indigno personaje. Ha puesto palabras a mi sentimiento. Gracias.
    Y mi pluma blanca acompaña a las demás.


    Y

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  3. La dignidad, el valor o el honor, nunca fueron patrimonio de un empleo....aunque este fuera el mas alto de entre los que se pueden alcanzar em los ejércitos. Y si el poeta decía que es ésta una profesión en que no adorna el vestido el pecho sino el pecho el vestido....en el caso que nos ocupa todas las estrellas de la bocamanga no tapan su desnudez.

    Aunque a él no le importará lo que gente como nosotros pensemos, al menos reconforta leer tan bien escrito lo que algunos como yo pensamos.

    Un abrazo y gracias por escribirlo

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  4. VEGÜENZA CON MAYÚSCULAS es lo que como español siento ante semejante rata de cloaca, infiltrado del infierno, sin honor, sin valor y sin valores, traidor a la Patria a la que juró defender tan sólo, como el tiempo ha demostrado, para servirse de ella y no para servirla como también juró hacer y no hizo. Pura mentira disfrazada envuelta en un uniforme al que mancilló con el deshonor que le ha caracterizado hasta el último día en que lo llevó puesto. Vergüenza siento también de una justicia, en este caso con minúsculas que no sea capaz porque no tenga la valentía, de aplicar un código militar como Dios manda que llevara a este traidor a su... a nuestra Patria, a donde se merecía estar, a las mismas entrañas de una prisión militar.

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  5. Refrendo todas y cada una de las palabras escritas.
    Enhorabuena.
    Gracias por decir lo que muchos Españoles y Militares piensan.

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  6. Me quito el sombrero, don Luis. Impecables sus letras, tanto por contenido como por continente. Para definirle a usted sólo me bastan unas pocas palabras que lo dicen todo: es usted un militar español. Por desgracia, no se puede decir lo mismo del traidor al que dirige usted su magistral carta. Es sólo un esbirro que apesta a masón. Como bien dice, le espera un triste futuro de juguete roto. Empero, no ceo que le castigue su conciencia. Además de que dudo que tenga, resulta evidente que a tal pájaro se le promocionó para esto.
    Un fuerte abrazo cn mi admiración. ¡Viva España!

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  7. No soy militar pero si soy un español triste por los acontecimientos ya venidos y los que se suponen venideros. Como tal, le agradezco profundamente que mediante un brillante texto haya puesto en el indigno lugar que le corresponde al infando traidor al que va dirigido.

    Reciba usted un abrazo y mi gratitud.

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  8. Agradezco mucho los comentarios. En realidad, siento más lastima que desprecio. Rodríguez Está siendo utilizado por quienes odian todo lo que él ha significado. Y lo pagará sin duda. Que Dios le de vida para enmendar una actitud que solo le cubre de indignidad.

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  9. Tan sólo quiero dejar constancia aquí de mi admiración, agradecimiento y respeto por los que lo dan todo por España, logrando con ello que se salvaguarde la paz en el mundo, y garantizando la libertad que permite a sujetos de la calaña del aludido decir y hacer los despropósitos de los que hacen gala. La carta de don Luis, llena de buen gusto y eutrapelia, contiene absolutamente todo lo que se merece ese individuo que ha traicionado un sagrado juramento y la memoria de todos los Caídos por la Patria, el mismo juramento que yo hice allá por el año 1984 cuando mi país me llamó para servirlo junto a otros miles de conscriptos más. Yo nunca lo he olvidado.¡Viva el Ejército español! ¡Viva España!

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  10. Como civil tuve una sensación de repulsión al enterarme de que este personaje, se había pasado a las ideas que más podía ir en detrimento de nuestra Patria, después de engañar y vivir toda su vida de la profesión que más honor puede dar a una persona. El servicio a su Patria. Mereció haber sido descubierto antes y despojarlo de todos los atributos que se le concedieron públicamente !Viva España! ! !Viva el Ejercito Español!

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