"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

24 de julio de 2007

Bono, El País y Franco

De un tiempo a esta parte, el inefable Bono sufre una obsesión enfermiza con Francisco Franco, a quien está decidido a situar en primer plano de la actualidad atacándolo con tanto iípetu como falta de valentía. Primero fue en el estúpido programa de Antena 3 "El Español de la historia" (o algo así), en el que no le importó insultar a los muchísimos españoles que con su voto habían situado a Francisco Franco dentro de los 25 españoles más importantes o influyentes de la Historia -lo cual, por cierto no implica necesariamente mostrar adhesión al nominado- diciendo que consideraba un "insulto" y una "broma de mal gusto" que ese personaje hubiera merecido la atención de tantos españoles.

Anteayer, en el entierro de Jesús de Polanco, Bono no pudo resistir la tentación de escupir al micrófono y en lugar de hacer una semblanza humana del fallecido empresario consideró preferible volver a arremeter contra Franco, porque sí. Así, en un acto de estupidez sin límites, elogió la importancia decisiva de "El País" en la lucha contra el franquismo, olvidando que el primer número de este periódico vio la luz el 4 de mayo de 1976, siete meses después de la muerte del Caudillo. Polanco no se merecía, sin duda, semejante epitafio.

Se vé que está haciendo méritos para sobresalir en el pelotón de la inteligencia que encabeza ZP.

LFU

23 de julio de 2007

Un secuestro envenenado

No deja de sorprenderme la cándidez de la mayor parte de los comentaristas políticos a la hora de analizar el secuestro de la última edición de El Jueves (me ahorro el vínculo). Algunos recordarán la sutil puya veraniega con la que, siendo Director de ABC, Luis María Anson quiso bajarle los humos a SM. "El Rey necesita un nuevo yate" rezaba el pie de página sobre el cual se colocaba una fotografía de los momentos más flamantes del suntuoso yate "Fortuna". Pues nada, la gente discutiendo si era conveniente que tuviera un nuevo barco o que con el que tenía estaba bien. Pues Cándido Conde Pumpido no ha querido ser menos y ha decidido hacerle otro regalito a la Familia real, con el secuestro de una soez publicación de muy escasa difusión y dirigida a un público basura, que hoy se encuentra en boca de todos y que ha alcanzado una difusión nunca soñada por sus editores (siempre que estos no estuvieran en el ajo, claro).

No hace falta ser muy avisado para darse cuenta de que el secuestro de una publicación periodística, en plena era de las comunicaciones, no sólo resulta inútil sino contraproducente. A la media hora de conocerse la decisión judicial (¿quién la filtró?), todos los confidenciales de la red reproducían la procaz portada del semanario secuestrado, que en otro caso habría quedado en el círculo "selecto" de sus fieles lectores (?) . Se trata de un regalito envenenado de ZP a SM, al más puro estilo Ansoniano, con la inestimable colaboración del Juez Del Olmo, al que se la han colado, pero bien. Pero no hay cuidado, Majestad. Hablando se entiende la gente......
LFU

20 de julio de 2007

El invitado del Papa

En vísperas de vacaciones, nada mejor que recomendar una buena novela, cuando todo el mundo habla de Piqué. Nuestro recio amigo Antonio Arcones, motor de la Fundación Burke y uno de los que con su esfuerzo y peculio ha hecho posible la Editorial Ciudadela (que ha vuelto a editar la genial novela de Foxa Madrid de Corte a Checa), nos sosprendió a los asiduos al almuerzo "conspiratorio" de La Gran Peña, con dos libros. Uno de ellos, El invitado del Papa, de Vladimirl Volkoff, es una magnífica y muy interesante novela de intriga político-religiosa que su autor sitúa en el marco de un suceso real:

"Albino Luciani fue elegido papa el 26 de agosto de 1978 y tomó el nombre de Juan Pablo I. Fue consagrado el 3 de septiembre y murió el 28 de ese mismo mes. El día 6 concedió una audiencia al arzobispo Nikodim, metropolitano de Leningrado. Fue una entrevista que se mantuvo totalmente en privado y en la que, al parecer, se habló en francés, única lengua común a ambos interlocutores. El arzobispo murió repentinamente en brazos del papa, que le dio la absolución. Tras el suceso, Juan Pablo I declaró: “Jamás escuché palabras tan hermosas sobre la Iglesia. No puedo repetirlas porque constituyen un secreto”. La relación entre los dos fallecidos parece haber escapado extrañamente tanto a los periodistas como a los historiadores, lo cual no les ha impedido emitir una serie de hipótesis sobre la muerte del papa"

Anoche lo acabé y puedo asegurar que es de esos libros que te llaman desde la mesilla de noche a adoptar la horizontal y olvidarte del mundo y que te da pena terminar. El libro tiene la virtud de enganchar desde el principio, al tiempo que realiza un interesante retrato de la Iglesia ortodoxa, de sus relaciones con Roma y del estado soviético, a través de unos personajes singulares de verdad.
Os gustará. Un abrazo

LFU

18 de julio de 2007

El himno y la letra

Lo que son las cosas. En pleno debate espúreo sobre la necesidad de ponerle una letra al himno nacional, el Buque Escuela de la Armada Rumana viene a Barcelona -nada menos- y se descuelga emitiendo por sus altavoces, a los cuatro vientos, el Himno nacional con la letra de D. José María Pemán. No os perdáis el video. Ante el asombro de la concurrencia, que no daba crédito a lo que estaba escuchando.

Yo quiero pronunciarme desde aquí, de forma clara, en contra de ponerle una letra a nuestro himno. De hecho, Franco se negó siempre a oficializar letra alguna porque, conociendo el temperamento español, era consciente de lo contingente de cualquier texto y del riesgo que correría cualquier letra aprobada bajo su mando cuando los vientos cambiaran. Y es que, con la que está cayendo, sólo falta que el Gobierno se dedique a estos menesteres, designando una comisión de expertos, encabezada por Saramago, Sabina, Cebrián, Pradera, Zerolo y demás ilustres (perdón, me olvidaba de Mayor Zaragoza que siempre da reumbrón). Podéis imaginar la letra. Un batiburrillo de solidaridad, libertad, igualdad, progreso, democracia y paz. ¡Qué pereza!.

Que lo dejen como está. A mí me emociona oirlo porque lo siento mío y es de las pocas cosas que nos unen a todos, por encima de credos e ideologías. No quiero tener que aguantar a la progresía desafinando una letra plagada de blandenguería con la que estoy seguro no me identificaré y que, desde luego, me negaré a cantar.

LFU

18 de julio (II)

Hoy es 18 de julio. Incluso Zapatero celebrará este día al recibir su paga extraordinaria, cuya supresión no se contempla aún en el Proyecto de Ley de Memoria Histórica. Yo, que inauguré este mi blog con una evocación de esta efemérides, cedo la palabra a mi querido y admirado padre, reproduciendo aquí su más reciente artículo publicado recientemente en el último Boletín de la Fundación Nacional Francisco Franco:

EL 18 DE JULIO

El 18 de julio constituye para los que ya tenemos sobre nuestras espaldas, el peso aún soportable de los ochenta años, un hito fundamental en nuestra vida. A partir de aquél día, los que éramos entonces niños, empezamos a tener conciencia de que algo muy grave ocurría a nuestro alrededor. No era el estallido de las bombas tan solo lo que nos preocupaba, ni la escucha de los tiros cercanos, ni los ruidos desconocidos hasta entonces, era una conmoción más profunda la que empezaba a perturbar nuestro ánimo.

La muerte empezaba ya a golpear nuestros jóvenes corazones. Después, siete meses de tiranía roja donde verdaderamente la barbarie se apoderó de nuestra ciudad. Aún no he perdido la memoria de las largas filas que se organizaban para ver los cadáveres de los muertos la noche anterior, próximos a donde yo vivía, que eran objeto de profanación y de escarnio. Aquello hacía que en nosotros se produjera el primer asombro, la primera ingrata y dolorida sorpresa y es que la aparición de los rencores era ya la primera declaración de una guerra que iba a durar tres años.

Yo fui testigo de aquel tiempo porque un hermano de mi madre había acaudillado la sublevación en Albacete y días después caía apuñalado vilmente en el hospital Militar de Cartagena. Otro hermano suyo, había sido el que mandaba por entonces, lo que llamábamos el Tercio Legionario. Luis Molina, era despojado de su condición de mando con responsabilidad. El retiro de la carrera de las armas que había sido el sustento de su vida, le llevó a un estado de tristeza que terminó con su vida meses después. El drama de España estuvo pues desde los primeros días en mi propia familia. No fue posible la Paz.

Ahora, con la perspectiva de nuestro tiempo, vemos que el 18 de julio estuvo muy lejos de ser una luminaria fascinadora que hizo que muchos entregaran su vida con el sueño de una España mejor. Sino algo mucho más profundo. Una coyuntura revolucionaria llamada a cambiar la faz de nuestro pueblo y de terminar con la sequía social de aquella época.

Un nuevo horizonte aparecía ante nosotros y efectivamente, los españoles nos pusimos a trabajar y a cambiar la dura realidad de nuestra Patria. Primero con la generosidad para los vencidos, practicando como lo hicimos en las filas del Frente de Juventudes una verdadera reconciliación y en segundo término, trabajando para redimir siglos de vacío y años de ruindad y desengaños.

La España del 18 de julio no se parece en nada a la que hoy contemplamos. En su aspecto físico no digamos, quizás los valores que entonces eran la clave de nuestra existencia, los ideales que alentaban junto a nuestras banderas no están presentes, pero en muchos de nosotros vive el 18 de julio, no como una fecha sino, como un aldabonazo que resuena en nuestro corazón y nos recuerda que no podemos traicionar la memoria de los que con el sueño de una España mejor, dieron sus haciendas y sus vidas.

El 18 de julio estuvo por tanto muy lejos de haber sido una conspiración de unos generales resentidos. Fue el estallido de un pueblo que había soportado impasible el desorden, la injusticia, el asesinato y la corrupción. Lo cierto fue que España volvió a tener fuego, luz y razón en el fondo de su sangre conmovida. En uno y otro bando se produjeron sacrificios extraordinarios, pero al final de tan doloroso parto, España levantó su cabeza y los que entonces teníamos diez años, empezamos a actuar como hombres y como tales sentimos ya una precoz responsabilidad, un interés por las cosas de España, que después cristalizaría en una adscripción absoluta a quien se había convertido en Caudillo de nuestro pueblo, Francisco Franco, que representaba el ideal de la mejor capitanía española.

La historia se suele contemplar con la objetividad de la distancia, por eso, podemos decir que a partir de entonces, España empezó un nuevo camino y que el hecho histórico del 18 de julio tuvo unas consecuencias posteriores para la historia de España. Esto es algo que nadie puede discutir. Se cambiaron las estructuras sociales, se realizó una política educativa que terminó con el alfabetismo, nuevas tierras se pusieron en regadío, infinidad de casas se levantaron para los más humildes y todo ello con la creación de una nueva clase media que equilibraba socialmente las tensiones que habitualmente habían enfrentado a los españoles.

Alguien se preguntará ¿Cómo hubo gentes que se opusieran al término del Estado del 18 de julio, a su liquidación y a su destrucción absoluta?. Fuimos una minoría que creíamos al menos, -yo así lo declaro- que el Régimen podía evolucionar y encontrar nuevos caminos de representación social y política; que podíamos alcanzar la modernidad sin enrolarnos en nostalgias desfasadas, pero no fue posible.

Yo advertí a Franco en una de las últimas conversaciones que mantuve con él, de que su sucesor emprendería un nuevo camino. Aquellas palabras mías impresionaron profunda y negativamente a Franco, pero yo insistí en que teniendo en cuenta estas circunstancias “nada estaba atado y bien atado” y aquellos pronósticos, ciertamente sombríos, se convirtieron en realidad. El que fuera Rey de España por el apoyo y voluntad de Francisco Franco, no tardó demasiado en olvidar lo que le debía. Ha sido un olvido tan brillante como silencioso. Todavía recuerdo sus palabras de apoyo y alabanza al que fue Caudillo de España. Yo fui testigo de ellas. Más hoy, se le puede insultar a Francisco Franco sin que exista una voz, concretamente la suya, para defender a quien sólo quiso servir la causa social de todos los españoles. Franco creyó profundamente que su sucesor al menos, iba a respetar una parte mínima de su obra. Pero no ha sido así.

De todas formas, el Estado del 18 de julio ocupa un lugar preferente en nuestra historia. Supuso un beneficio importantísimo para todos los españoles, nos libró de una contienda mundial que hubiera arruinado nuestro presente y nuestro porvenir, moderó extremismos, no ejerció jamás la venganza y el odio, abrió nuevos caminos. Convirtió a España en la novena potencia mundial con la tasa fiscal más baja del mundo y su conductor que fue por encima de todo un noble y recio soldado, amó a España hasta sus últimos instantes. Cuando tenía ya roto el corazón, sólo le preocupaba el futuro de su unidad. Este fue el último mensaje que le transmitió al entonces Príncipe de España, en una de las últimas visitas, que le hizo cuando ya su gravedad era irrefrenable. Unidad solicitada –tal vez con suprema angustia- por Franco, una unidad que hoy encontramos amenazada por la traición y por el olvido, de los que por sentido del honor estaban más obligados a defenderla.

Aún así, yo no pierdo la esperanza y sé que al final de este largo túnel brilla aún una pequeña luz, que alumbrará en el futuro nuevos caminos y nuevos espacios de fraternidad y convivencia. España no puede morir.


JOSÉ UTRERA MOLINA

17 de julio de 2007

17 de julio de 1936 Último Manifiesto de José Antonio

Si algo bueno tiene este gobierno presidido por el más dañino Presidente de los que en España han sido, es que, al socaire de la mal llamada "memoria histórica" -plato de postre que nos tiene preparado ZP para finalizar su nefasta legislatura- nos permite recuperar la memoria de acontecimientos que, sin la ayuda de ZP hubieran quedado en el olvido.
El texto que sigue es el último manifiesto de José Antonio Primo de Rivera fechado el 17 de julio de 1936 en la carcel de Alicante, de donde nunca saldría sino para recibir cristiana sepultura tras su fusilamiento el 20 de noviembre de 1936. Es todo un prodigio de claridad y de síntesis -resultan escalofriantes algunos paralelismos con la realidad actual de España- y constituye un valiente mensaje lleno de la esperanza que hoy hace setenta y un años llenó los corazones de la mejor juventud de España.


LFU

Un grupo de españoles, soldados unos y otros hombres civiles, no quieren asistir a la total disolución de la Patria. Se alza hoy contra el Gobierno traidor, inepto, cruel e injusto que la conduce a la ruina.
Llevamos soportando cinco meses de oprobio. Una especie de banda facciosa se ha adueñado del Poder. Desde su advenimiento no hay una hora tranquila, ni hogar respetable, ni trabajo seguro, ni vida resguardada. Mientras una colección de energúmenos vocifera –incapaz de trabajar– en el Congreso, las casas son profanadas por la Policía (cuando no incendiadas por las turbas), las iglesias entregadas al saqueo, las gentes de bien encarceladas a capricho por tiempo ilimitado; la ley usa dos pesos desiguales: uno para los del Frente Popular, otro para quienes no militan en él; el Ejército, la Armada, la Policía, son minados por agentes de Moscú, enemigos jurados de la civilización española; una Prensa indigna envenena la conciencia popular y cultiva todas las peores pasiones, desde el odio hasta el impudor; no hay pueblo ni casa que no se hallen convertidos en un infierno de rencores: se estimulan los movimientos separatistas; aumenta el hambre, y, por si algo faltara para que el espectáculo alcanzase su última calidad tenebrosa, unos agentes del Gobierno han asesinado en Madrid a un ilustre español, confiado al honor y a la función pública de quienes lo conducían. La canallesco ferocidad de esta última hazaña no halla par en la Europa moderna y admite el cotejo con las más negras páginas de la Checa rusa.
Este es el espectáculo de nuestra Patria en la hora justa en que las circunstancias del mundo la llaman a cumplir otra vez un gran destino. Los valores fundamentales de la civilización española recobran, tras siglos de eclipses, su autoridad antigua, mientras otros pueblos que pusieron su fe en un ficticio progreso material ven por minutos declinar su estrella; ante nuestra vieja España misionera y militar, labradora y marinera, se abren caminos esplendorosos. De nosotros, los españoles, depende que los recorramos. De que estemos unidos y en paz, con nuestras almas y nuestros cuerpos tensos en el esfuerzo común de hacer una gran Patria, Una gran Patria para todos, no para un grupo de privilegiados. Una Patria grande, unida, libre, respetada y próspera. Para luchar por ella rompemos hoy abiertamente contra las fuerzas enemigas que la tienen secuestrada. Nuestra rebeldía es un acto de servicio a la causa española.
Si aspirásemos a reemplazar un partido por otro, una tiranía por otra, nos faltaría el valor –prenda de almas limpias– para lanzarnos al riesgo de esta decisión suprema. No habría tampoco entre nosotros hombres que visten uniformes gloriosos del Ejército, de la Marina, de la Aviación, de la Guardia Civil. Ellos saben que sus armas no pueden emplearse al servicio de un bando, sino al de la permanencia de España, que es lo que está en peligro. Nuestro triunfo no será el de un grupo reaccionario, ni representará para el pueblo la pérdida de ninguna ventaja. Al contrario: nuestra obra será una obra nacional, que sabrá elevar las condiciones de vida del pueblo –verdaderamente espantosas en algunas regiones– y le hará participar en el orgullo de un gran destino recobrado.
¡Trabajadores, labradores, intelectuales, soldados, marinos. guardianes de nuestra Patria: sacudid la resignación ante el cuadro de su hundimiento y venid con nosotros por España una, grande y libre. Que Dios nos ayude! ¡Arriba España!
Alicante, 17 de julio de 1936.

JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA

16 de julio de 2007

Eficacia sospechosa

¿A nadie le ha extrañado la inusitada actividad de Pérez Rubalcaba en estos días?. Las casualidades, en política, son rara avis

Un ilustre blogero, que no da puntada sin hilo, nos ofrece un interesante punto de vista sobre el asunto. Merece la pena detenerse en ello...

LFU