"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

8 de marzo de 2010

La doctrina «Garzón»



Maldita la gracia que me hace volver a escribir sobre este tipo, pero el culebrón del presunto prevaricador está llegando a unos extremos de esquizofrenia que no me permiten callarme por más tiempo.

Lo de menos es que Bono, Zapatero (ergo poder judicial y legislativo) el fiscal general y los rancios dinosaurios de la izquierda tramoyista salgan en defensa del imputado, algo que no por menos lamentable, dábamos por descontado. Lo más grave, con mucho de todo este asunto es la estrategia de defensa del presunto delincuente, que consiste en presentarse como víctima de sus enjuiciadores y tratar de desacreditar a la acusación. Esto es lo que la doctrina y jurisprudencia calificarán en lo sucesivo como “doctrina Garzón”.

Dos son los puntales que sustentan esta doctrina:

(1) Si quien se querella contra uno tiene alguna relación con la ultraderecha, es falangista o franquista (cualidades que, pese a la existencia del artículo 14 de la Constitución deben determinar por sí solas la exclusión social del sujeto de marras), o simplemente, es imbécil, entonces resulta indiferente la existencia de delito, su grado de consumación, la participación del querellado y la gravedad del mismo, puesto que el delincuente debe ser absuelto por el sólo hecho de que la denuncia provenga de desarrapados o ciudadanos de segunda fila sin legitimidad alguna para formular una acusación particular. Es lo que podría llamarse “la indignidad de la acusación”.

(2) Si, además de lo dicho, los jueces que le van a juzgar a uno han tenido la mala suerte de nacer durante la «oprobiosa» y no haber hecho suficientes méritos para obtener una medalla al mérito militar como la que le ha dado Carmen Chacón a los «valientes” de la UMD; o simplemente resultan sospechosos de no contemporizar con los postulados del mundo progre más rancio, debe descartarse toda culpabilidad por cualquier delito cometido habida cuenta de la inferioridad moral de los juzgadores.

Y si además de lo dicho, el presunto delincuente ha tratado con su delito de emponzoñar y llevarse por delante, con mentiras y artimañas pseudo-jurídicas la memoria, la imagen y la dignidad de cualquier persona que hubiese colaborado con el Régimen del 18 de julio, colaborando con la estrategia falsaria e iconoclasta del gobierno talibán, la única consecuencia posible es la absolución del reo con reparación incluida.

Sospecho que el pobre Garzón ¡qué lástima de hombre! no va a tener muchas oportunidades en el futuro para que un reo le suelte a la cara su doctrina como precedente para cargarse cualquier acusación, porque o mucho me equivoco o su carrera estelar como Juez ha tocado a su fin. Pero el daño que está haciendo al prestigio de la Justicia, a sus compañeros y al Estado de derecho, no se olvidará fácilmente.

Sólo espero que más pronto que tarde, lo pague, y con creces.

LFU

3 de marzo de 2010

Valle de los Caídos. El gobierno oculta las razones de un cierre ilegal.



El título de esta entrada no debería llamar la atención de nadie, pues no constituye ninguna novedad tras seis años de ignominia, en los que el Gobierno ha negado más veces que San Pedro hasta la crisis que padecemos.

El Gobierno español ha incumplido el compromiso contraído con el Abad del Valle de los Caídos de reabrir el recinto a la visita pública el 1 de marzo, desde que fuera ordenado su cierre en el mes de noviembre de 2009. Para ello, siempre de forma verbal, se refugia ahora en la mendaz justificación de peligro que supone la escultura de la Piedad situada sobre la puerta de acceso a la Basílica y exige su retirada fulminante para ser restaurada en los talleres de Patrimonio Nacional. Lo hace contra los reiterados estudios técnicos de la Fundación Juan de Ávalos –propietaria de los derechos de autor de las esculturas- y de otros arquitectos e ingenieros de reconocido prestigio, que advierten, primero, de la inexistencia de riesgo alguno y, después, de que la retirada de la escultura supondría su total destrucción puesto que fueron concebidas para ser reparadas in situ.

No menor gravedad reviste el permanente y vergonzoso hostigamiento, por parte de diversos altos funcionarios adscritos al Ministerio de la Presidencia, –cuya titularidad ostenta la Vicepresidenta del gobierno, Doña María Teresa Fernández de la Vega-, fundamentalmente por parte del Subsecretario Sr. D. Juan José Puerta, quien, al parecer, ha llegado en algunos momentos a ofender la dignidad episcopal de que está investido el Padre Abad, así como su dignidad como persona.

¿Qué quiere el Gobierno? Por un lado, alargar el cierre del Valle de los Caídos de forma indefinida para tratar así de que la Comunidad Benedictina acabe por tirar la toalla y abandonar el monasterio y la Basílica Pontificia (algo que no pueden hacer sin una orden expresa del Vaticano y que, desde luego, no están dispuestos a hacer voluntariamente), para obtener su propósito de desacralizar el recinto e instalar el “Museo de los Horrores” del régimen franquista, en consonancia con la estrategia falaz y manipuladora de su Presidente. Por otro, buscan la mediática foto de una grúa retirando la escultura como excusa para su cierre definitivo. El Gobierno, desde hace más de cinco años ha incumplido sistemáticamente su obligación de mantener el Valle de los Caídos para poder cerrarlo y ahora pretende justificar el cierre por el supuesto estado de deterioro y abandono que presenta y del que él mismo sería el único responsable.

Todo es mentira. Los informes que sobre la estructura del Valle de los Caídos acaban de realizar un equipo de los más insignes ingenieros y arquitectos españoles, que han trabajado desinteresadamente para defender el lugar sagrado de la ofensiva talibán del Gobierno, demuestran que la estructura del Valle de los Caídos goza de una salud envidiable y que no existe el menor peligro sobre la misma. Lo mismo cabe decir de las esculturas que abrazan la base de la Cruz, sobre las que la Fundación Juan de Ávalos ha realizado un informe exhaustivo.

El gobierno, por su parte, no se ha atrevido a dictar orden alguna por escrito, temeroso de la flagrante ilegalidad en la que podría incurrir, a la vista de los estudios técnicos existentes, que no han sido contradichos por ningún otro, ya que el Gobierno no ha encargado estudio o informe pericial alguno en el que sustentar sus delirantes intenciones. Su estrategia es la de los hechos consumados, es decir, la vía de hecho, que tan buenos réditos le ha dado hasta la fecha.

La batalla, por tanto, se presenta ardua y seria y desgraciadamente tendrá que ser librada en sede diplomática y en los tribunales, pues la actuación del gobierno atenta contra numerosas disposiciones legales tales como: Código Penal (Arts. 522, 523, 524, 525), de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (Arts. 1,2 y 3), de la Constitución Española (Arts. 14 y 16), de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 18), del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Art. 18, 20), de la mismísima Ley de la memoria histórica (Art. 16) que define al Valle de los Caídos como lugar de culto, y el artículo 1 del Concordato entre el Estado Español y la Santa Sede, que declara expresamente la inviolabilidad de los lugares de culto.

Los españoles cristianos tenemos la obligación de defender el lugar sagrado del ataque injusto del que está siendo objeto. Desde aquí pido a todos, vuestra oración y que, los que podáis, os acerquéis con vuestras familias a la misa de 11 de la mañana, único acto litúrgico para el que se permite el acceso a la basílica, y que no cejéis en reivindicar el derecho a rendir culto al Santísimo, ahora injustamente cercenado, ante cualquier instancia.

No podemos dejar que se salgan con la suya. Hay que defender el Valle de los Caídos.

LFU

2 de marzo de 2010

«Inquietudes». Importante tercera de ABC por el Teniente General Muñoz Grandes.


Por su indudable interés y meridiana claridad, reproduzco seguidamente (resaltando algunos de sus párrafos) la tercera de ABC de ayer, que se agradece, y mucho, tras el lamentable reportaje en El País del fin de semana a los "Generales del Gobierno" cuyas tragaderas son inversamente proporcionales a la medida de su valor y dignidad. Ojalá cunda el ejemplo. LFU

«Creo que gran parte de la familia militar a la que pertenezco, junto con otros muchos españoles, se siente inquieta al sucederse hechos que, apoyados en disposiciones legales que parecen ignorar valores, sentimientos y arraigadas tradiciones, permiten interpretaciones sesgadas de la historia que reavivan pasiones ya enterradas. El silencio al que nos empujan las virtudes de la lealtad, disciplina y obediencia, que siempre hemos cultivado los militares, no debe interpretarse como un signo de aceptación o sumisión. Hoy, ante los últimos hechos, rompo mi silencio buscando en el recuerdo histórico contrastes significativos.

1.- Baler y el Alcázar de Toledo: Comparemos dos decretos. El primero (30 junio 1899) lo firma el presidente de Filipinas, Emilio Aguinaldo, quien tras resaltar el heroico comportamiento de las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler («Epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo...»), dispone que no sean considerados como prisioneros, sino como amigos, y que se les faciliten los pases para poder regresar a España. El segundo, una decisión del Pleno del Ayuntamiento de Toledo (21 enero 2010) aprobando el cambio de nomenclatura de algunas calles de la ciudad, entre ellas la del General Moscardó y la de Antonio Ribera, denominado el «Ángel del Alcázar» por la ejemplar labor humanitaria que realizó, especialmente con las 500 mujeres y 50 niños refugiados en los sótanos de la Academia. Vano intento de borrar una página de la Historia. El asedio acaparó la atención internacional y se inscribió en el libro universal de las gestas heroicas. ¡Qué diferencia con Baler! ¿Estamos perdiendo el noble estilo que el pueblo español siempre supo mantener, tanto en la victoria como en la derrota? ¿Por qué en vez de quitar nombres no se añaden los de algunos de los sin duda bravos soldados republicanos que dejaron allí sus vidas luchando por sus ideales? Ese es el espíritu que se nos inculcó en la nueva Academia de Infantería, espectadora privilegiada de la reconstrucción del Alcázar desde la otra orilla del Tajo. No dejemos que muera.

2.- Estatua de Millán Astray: Decreto de 8 enero 1920: «Con la denominación de Tercio de Extranjeros se creará una Unidad Militar Armada... Firmado, Alfonso XIII». Millán Astray es nombrado Jefe Fundador de La Legión y se dirige así a los primeros legionarios: «La Legión os abre las puertas, os ofrece olvido, honores, gloria... A cambio tenéis que dar todo, sin pedir nada... Los puestos más duros y de mayor peligro serán para vosotros... Combatiréis siempre y moriréis muchos, quizás todos». Y fue verdad. Desde el primer día, La Legión combate sin descanso. El ahorro de sangre de los soldados de remplazo, incalculable. Millán Astray es nombrado Hijo Predilecto de su ciudad natal: La Coruña.

Recordemos algunas fechas: 1921: La Legión libera Melilla, asediada por los rifeños tras el «Desastre de Annual»... 1925: Desembarco de Alhucemas con La Legión en vanguardia. Abd-el-Krim se rinde. La pacificación del Protectorado se hace posible... 1936/39: Millán Astray, tuerto y manco de sus heridas de guerra, es una figura simbólica, sin mando real de unidades... 1992: La Legión encabeza la participación española en Operaciones de Paz en Bosnia-Herzegovina y está presente en todos los escenarios: Kosovo, Albania, Irak, Afganistán, Líbano. Su conducta, siempre ejemplar. 2010: La Bandera «Millán Astray», del 4º Tercio, constituye el núcleo del anunciado refuerzo a Afganistán.

3.- Enero 2010: En el 90 aniversario de la fundación de La Legión, el Ayuntamiento de La Coruña retira la estatua de su Hijo Predilecto. ¡Buena medida para estimular a los que parten para Afganistán! Está presente su hija, con el solo acompañamiento de algunos antiguos legionarios. Cuándo nos pregunte «¿por qué?», sólo le podremos decir que compartimos su pena y que los legionarios que van a una dura misión llevan con orgullo el espíritu y el nombre de su padre.

4.- Condecoraciones militares: Sorprendió y fue difícil de entender que el Gobierno (4 diciembre 2009) aprobase una declaración institucional de reconocimiento especial por sus méritos en la transición a la democracia a los miembros de la Unión Militar Democrática (UMD) y más difícil todavía aceptar que fueran premiados con condecoraciones militares, cuyo reglamento de concesión difícilmente encaja con su actuación. Se reabre así un tema sensible, serio y quizás poco conocido por las últimas generaciones. En 1974, cuando el deterioro físico de Franco era evidente, un pequeño grupo de oficiales rompió sus promesas de lealtad y disciplina, despreció a sus superiores, a los que tenía el deber de elevar sus lícitas inquietudes y, aislándose del resto de los cuadros de mando, desde la clandestinidad trató de atraer, con muy poco éxito, a sus propios compañeros a su particular proyecto político, pudiendo crear fisuras graves en las filas de las Fuerzas Armadas.

Y lo hicieron en el momento más inoportuno, cuando empeoraba la situación en el Sahara y cuando los Ejércitos eran muy conscientes de que, más que nunca, tenían la obligación ante la nación de estrechar sus ya fuertes lazos de unión para formar un bloque que, superando nostalgias y sentimientos particulares, estuviera preparado para trasladar su lealtad y disciplina a quien sería su nuevo Jefe Supremo, el Rey de España, desde el mismo momento de su Coronación. Y así se hizo, y el camino de la transición hacia la democracia quedó abierto. Debe quedar muy claro que por constituir una célula clandestina, que no puede aceptar ningún Ejército, y nunca por sus ideales democráticos, fueron juzgados y condenados los miembros de la UMD, amnistiados y rehabilitados en 1987. Premiarles militarmente ahora constituye, a mi juicio, un error serio.

Termino. La ley de la Memoria Histórica está lejos de alcanzar los objetivos que señala su artículo 1º. Dudo que esté consiguiendo la reparación moral de los descendientes de los que militaron en el bando republicano y, desde luego, no está fomentando la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones de españoles. La obsesión por criminalizar una etapa de nuestra Historia, que no se borra por mucho que se supriman nombres, signos y escudos, se derriben estatuas o se dificulte la entrada en alguna basílica o museo, está reabriendo heridas ya cicatrizadas. Sería noble que la Ley diera paso a historiadores honestos que investiguen, todavía más a fondo, y divulguen a los cuatro vientos, las causas que motivaron el enfrentamiento entre hermanos, sin renunciar a denunciar hechos delictivos, dondequiera que se hayan producido. Y sería tranquilizador conocer que los temas claves para el buen hacer de nuestras Fuerzas Armadas (léase Ley de la Carrera Militar que tantos recursos está motivando, Reales Ordenanzas que suprimen los términos «enemigo», «guerra» o que difumina que la misión principal de las unidades es prepararse para el combate, o la próxima Ley de Derechos y Deberes del Militar, con el espinoso tema del asociacionismo) se someten siempre, aunque sus informes no sean vinculantes, al estudio profundo de los Consejos Superiores de los Ejércitos, de cuya valía y lealtad no se puede dudar. Se calmarían muchas inquietudes.»


AGUSTÍN MUÑOZ-GRANDES GALILEA, Teniente General del Ejército de Tierra (2ª Reserva)

28 de febrero de 2010

"El verso roto. Réquiem por un poeta español". (Homenaje a Rafael de Penagos) Por José Utrera Molina


Reproduzco a continuación el artículo publicado hoy en ABC. Es el sentido y dolorido homenaje de un amigo a quien, desde que le fuera presentado hace veinte años por Manuel Alcántara, ha profesado una verdadera y entrañable amistad.


«La muerte, esa eterna y helada compañera del hombre, ha quebrado la voz poética y sonora de Rafael de Penagos. Jamás había escuchado un tono de voz tan sugerente, tan preciso y armónico como el que se desprendía de sus palabras siempre hilvanadas por la autenticidad y por el rigor. A edad avanzada, su memoria conservaba una sorprendente frescura y lo atestiguaba jugando a recitar ante sus amigos sus viejos e inigualables sonetos. Rafael era una bondad que sonreía, una sonrisa elegante que disculpaba, una ironía incompatible con el sarcasmo, una sensibilidad que aturdía, en suma, una sabiduría que ocultaba el delirio de su amor por la verdad. Espero que en mi memoria no se desvanezca jamás el acento con que pronunciaba sus versos inigualables. Yo era su amigo, y él era uno de los últimos amigos que me quedaban de pie sobre la tierra. Hablábamos mucho y en nuestras largas conversaciones siempre había temas trascendentes. Rafael había vivido con intensidad su propia vida. Conocía pueblos distantes, continentes lejanos, gentes variopintas. Había mirado cielos diferentes, algunos azules y sin celajes, otros grises y con aspecto plomizo y triste, pero él llevaba la alegría en el alma y recogía de Dios palabras y acentos que él convertía en estrofas inigualables. Yo le rogaba «Rafael recítame el poema que hiciste a tu padre» y él se concentraba y me lo recitaba con un pálpito de emoción no exento de entereza. En otras ocasiones, me hablaba de sus distintos amores y él se detenía en uno que abría en un verso original el talante de su fino sentimiento: «Ya no me sabe a pan el pan que como, si no lo comes tú y estas conmigo...» ¿Cuántas veces me recitó este último soneto?. Me sonaba a gloria. Yo admiré siempre su fuerza vital, su lucha esforzada frente a la enfermedad que le iba poco a poco venciendo. Jamás le vi entristecido o pesimista, la vida que palpitaba en sus palabras, tenía un poder de contagio inconmensurable. No era demasiado creyente pero yo luchaba para convencerle de que Dios entraba en él y en mí y que nos escuchaba mientras hablábamos. El último día que le vi al despedirme de él le dije: «Rafael voy a pedir por ti al Dios en que parece que tú no crees». El me miró con una profundidad conmovedora. No me dijo nada, pero sabía que en aquél momento su mente estaba descubriendo nuevos caminos. Cuando pensamos en la tremenda mediocridad con que la vida actualmente nos envuelve y escuchamos las palabras de un hombre como Rafael, tenemos que bendecir al sol, a la luna, a las estrellas y sobre todo a la tierra que nos da por encima de todo amor y cobijo. Ya no se como voy a llenar su vacío. La vida reparte a través de los recuerdos esquinas y lugares que de pronto se quedan sin lugar y sin sitio con el doloroso desapego de pensar que nadie los ocupará en el futuro.


Rafael era un poeta excepcional. Su libro dedicado a Consuelo, la mujer que perdió muy joven, es una maravilla que no nos cansamos de leer una y otra vez porque el dolor aflora con intensidad y con fuerza y la sensibilidad se convierte en una razón de vida y de conciencia. Mi amigo creía en España. La amaba profundamente y tal vez por eso asoció hacia mí – que no cesaba de admirarlo- su respeto y cariño. No existía la trivialidad y la ligereza en el tono de nuestras conversaciones. Siempre había un más allá, un noble intento de desvelar misterios, de desentrañar incógnitas dolorosas. Nunca dejaré de olvidar su mirada tierna, noble y acariciante, su compañía alentadora e inigualable y sobre todo la música de su voz que resonará para siempre en mi ya lastimada memoria. Yo le decía a Rafael «¿Pero cómo es posible que no pienses en Dios con la cantidad de poeta que hay en tu alma? Si lo que dices en la rima de tus sonetos está dictada por Él; El te las confía, te las entrega, te envuelve con ellas el amor a todos los que vivimos el castigo y la esperanza de la vida.» No, no puedo conformarme, me indigno, me sublevo, me rompo por dentro. ¿Es posible que aquella voz armoniosa, llena de ventura ya no resuene en mis oídos?. Quiero pensar que la larga memoria tendrá siempre un sitio para cobijarle y tenerle presente y vivo. Hace tan solo unos días, desde la Unidad de Cuidados Intensivos donde estaba hospitalizado quiso llamarme. Su voz había enronquecido, pero conservaba el hábito emocionante de su profunda amistad. Yo no pude contestarle; mis palabras se ahogaban en mi garganta y al final le dije: «Rafael vuelvo a rezar por ti». Estoy seguro de que Dios le va a ayudar y vamos a continuar hablando de todas las cosas que la vida nos ha ofrecido durante todo este tiempo. Ahora que escribo con dolor estas líneas, destaco que fue un príncipe de las letras españolas, Premio Nacional de Literatura, pero sobre todo, un insigne poeta. Vibraba en él todo lo limpio y hermoso que había en la naturaleza. Si veía llover decía que el cielo estaba llorando, si contemplaba el sol, que la vida se enriquecía con la emoción que proporcionaba sus rayos.

No se como terminar este artículo, pero quisiera rendir mi homenaje a quien consideré desde el primer día como un amigo verdadero e increíble, como una voz que acompañaba mis silencios, como una mirada que rompía mi desazón y devolvía mi corazón a la esperanza.

Nunca conocí un testimonio de vitalidad humana como la que Rafael me proporcionó a menudo. Cuando parecía que el declinar de su existencia estaba próximo, se erguía y de pié parecía desafiarlo todo. Rafael, que era mi amigo, nunca padeció el peso de una sofocante ortodoxia religiosa, pero en el fondo de su corazón latía un ansia de inmortalidad. Su vida interior era rica y estaba llena de experiencias. Jamás hirió a nadie con el dardo de su rencor imposible, jamás le conocí una crispación que denotara su ira o su impaciencia. Era sosegado y tranquilo, paciente y amable. Tenía dentro de sí un mundo tan rico en imaginación que a veces sus palabras me confundían. Repito que pasé con él horas y horas inolvidables. Es difícil encontrar a alguien con el que puedas dialogar sin cansancio. Semana tras semana, aguardaba la hora de nuestro encuentro. Siempre le vi igual, con una amabilidad sonriente, como si quisiera prolongar siempre un abrazo que en el pecho le latía de forma continua y constante. Rafael tenía un nervio místico que traducía el poder de su alma que en muchas ocasiones había caminado sola. Nunca hubo en sus expresiones el menor atisbo de causticidad, desconoció el odio, amó sin límites, creyó sin la imposición de ninguna barrera. Insisto no me resisto a padecer el dolor de su ausencia. No soy yo, es España la que pierde con su muerte no sólo una voz jamás maltrecha aunque siempre dolorida y afanosa, sino un mensaje tan lleno de generosidad que hoy cubre tantos espacios vacíos. He puesto sobre su cuerpo rígido y frío la frescura de unas rosas rojas y con ellas le ofrezco el homenaje de mi devoción, tan unido a la amargura de su pérdida.

Hablar de presente cuando todo es pasado, es una torpe y estéril utopía. Pienso en mañana y en que mis hijos podrán leer sus estrofas y recordar que su padre tuvo en Rafael nada más y nada menos que un amigo fiel y verdadero que acaso aceptara la exigencia del Libro de los Proverbios «dame hijo mío tu corazón y pon tus ojos en mis caminos». Ojalá en esa senda, ancha y abierta, luminosa y clara, me encuentre contigo algún día.»

JOSÉ UTRERA MOLINA

26 de febrero de 2010

«Lo que vos queráis, Señor», en la voz de Rafael de Penagos


Tras mis palabras de ayer, y después de leer el artículo de Manuel Alcántara de hoy, he querido hoy traeros su incomparable y moelodiosa voz recitando el poema de un amigo, que seguramente habrá murmurado Rafael mientras partía para su último viaje hacia la Gloria.

Podéis escucharlo haciendo click en : Poema en audio: Lo que Vos queráis, Señor de Juan Ramón Jiménez por Rafael de Penagos


Lo que Vos queráis, Señor


Lo que Vos queráis, Señor;
sea lo que Vos queráis.

Si queréis que, entre las rosas,
ría hacia los matinales
resplandores de la vida,
sea lo que Vos queráis.

Si queréis que, entre los cardos,
sangre hacia las insondables
sombras de la noche eterna,
sea lo que Vos queráis.

Gracias si queréis que mire,
gracias si queréis cegarme;
gracias por todo y por nada;
sea lo que Vos queráis.

Lo que Vos queráis, Señor;
sea lo que Vos queráis.


De: Canción





JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

25 de febrero de 2010

Rafael de Penagos. Requiem por un poeta universal




Hace tan sólo unas horas, exactamente a las ocho y media de la mañana, se nos ha muerto el gran Rafael de Penagos, uno de los mejores poetas del siglo XX español, premio nacional de literatura. Su obra queda para la posteridad en sus numerosos libros y su vibrante y melodiosa voz quedará para siempre en nuestra memoria cada vez que oigamos la de Miguel de Cervantes en la serie El Quijote, la del Cardenal Richelieu en «Dartacán y los Tres Mosqueperros», la del Sr. Roper, la de Stan Laurel en «el Gordo y el flaco» o la del Capitán Renault en «Casablanca».

Ayer por la tarde fui a visitarle a la habitación del hospital donde parecía recuperarse de haber estado al borde del abismo, para llevarle el aliento y el abrazo de su gran amigo, mi padre, y el de todos mis hermanos que le querían como si fuera alguien de la familia. Se alegró mucho al verme y no quiso que me fuese sin sentir su gratitud. Pude ver en sus ojos el brillo del optimismo y la esperanza y salí reconfortado por haberle arrancado varias sonrisas y la promesa de que, tan pronto estuviese repuesto, le escribiría un soneto a mi hija Paloma de la que siempre –y ayer también, por última vez- me decía que su belleza renacentista parecía sacada de un cuadro de Boticelli.

Confieso que he llorado al conocer su muerte y saber que debo decirle a mis hijas que ya nunca volverán a tomar el aperitivo con el Cardenal Richelieu y que tendrán que esperar a mejor ocasión para tener su soneto.

Para siempre nos quedará el limpio y precioso soneto que dedicó a la casa de mis padres, que da la bienvenida a todos desde su entrada:



Sólo me queda el consuelo de haberle podido llevar, pocas horas antes de partir, una muestra del gran cariño que todos le profesábamos. Estoy seguro de que nuestras oraciones de estas noches últimas, le habrán servido para ver con mayor claridad el rostro divino del buen Pastor que a buen seguro le habrá recibido con el mejor de sus abrazos.

Descansa en paz, querido Rafael y que Dios te premie tu bondad.

LFU


Una sonrisa miserable



Se me ha adelantado, como muchas veces, Jesús Cotta en su blog. Estas caras sonrientes celebran que la abominación se haya convertido en un derecho. Ayer mismo celebraba con un amigo del alma la recuperación de su pequeño sobrino de sólo ocho días tras una operación a corazón abierto y hoy tengo que poner la bandera de mi corazón a media asta por los cientos de miles de vidas que acabarán en una trituradora amparados por una ley injusta y criminal; por la ceguera de una gran parte de mis compatriotas que, como muchos alemanes en los años 40, contemporizaron con el holocausto de millones de seres humanos; porque las niñas de dieciséis años podrán abrir una brecha más en sus familias, quedando expuestas a una sociedad marcada por el egoismo y la búsqueda del placer; porque muchos padres y abuelos no podrán hacer nada por impedir que maten impunemente a sus hijos y a sus nietos; por la aberración que supone que el aborto se haya convertido en un método anticonceptivo.

¿De qué coño se ríen? ¿No dicen -hipócritamente- que el aborto es un drama para la mujer?¿También para las que, según las estadísticas han abortado más de cinco veces?. Resulta dificil entender el sentido de esas caras sonrientes en un día en el que parece que hasta los cielos de toda España se han puesto de luto para llorar por cada una de las limpias sonrisas que nunca verá la luz.

LFU