21 de septiembre de 2007

Mi hermano mayor

Mañana, José Antonio -mi hermano mayor- cumple 50 años, y a mí me sigue pareciendo muy joven (señal inequívoca de que yo también me estoy haciendo mayor). Cualquiera que le conozca sabe lo difícil que resulta hacerle un regalo original. Por eso, mientras pienso qué puede hacerle ilusión, he decidido dedicarle unas líneas en esta mi humilde tribuna.

No creo que haya en el mundo mejor hermano que él. Cargó desde muy temprano con el peso de la primogenitura –de ocho hermanos- y decidió que debía aliviar a mis padres, en tiempos de dificultades, de la enorme carga que representábamos ocho bocas que alimentar, ocho cuerpos que vestir y ocho mentes que educar. Para ello abandonó el mundo durante casi cuatro años, en los que erosionó no sólo las coderas de sus chaquetas, sino también el mármol blanco de su habitación, que también era la mía. Y aquél muchacho travieso de quien los jesuitas tan poco esperaban, venció con tesón y sobre todo con amor, la imposible enredadera de la Ley hipotecaria. Todavía me emociono al recordar el abrazo en el que nos fundimos un frío día de diciembre de 1986, tras escuchar el número que todos teníamos agarrado en las entrañas.

Desde entonces ha sido para mis padres un hijo ejemplar y un segundo padre para todos nosotros. Sabe disfrutar intensamente de la vida, pero no se siente a gusto si los que le rodean no pueden hacer lo mismo. Sabe dar sin esperar nada a cambio y es que su cuerpo no está hecho a la enorme medida de su corazón.

Dios le ha concedido, aunque algo tarde, el enorme regalo de la paternidad. O quizás, en el momento oportuno, cuando los demás hermanos ya no le ocupamos -y preocupamos- tanto y puede dedicarse en cuerpo y alma a la que se ha convertido –con tu permiso, querida cuñada- en la verdadera dueña de su corazón: su hija Ana, a quien dedico estas líneas, felicitándola de corazón en la celebración de un día especial en el que la Providencia quiso que vinieran al mundo las dos personas que, con el tiempo habrían de darle la vida….y el amor.

LFU

5 comentarios:

  1. Yo también quiero aprovechar la posibilidad que me da tu blog para demás de ratificar todo lo que dices de nuestro hermano José Antonio, mandarle desde aquí mi ciberfelicitación ya que su residencia insular impedirá que le pueda dar el fuertísimo abrazo y beso que quisiera. Muchísimas felicidades de todo corazón y sobre todo gracias por la enorme generosidad y bondad que has derramado sobre todos nosotros en estos cincuenta años, un beso muy fuerte, Reyes

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  2. ...y què puedo decir yo, que nunca podré agradecerte suficientemente lo bueno y generoso que siempre has sido conmigo y que aunque mañana no podamos estar contigo, sabes que todos nos sentiremos muy cerca de tí, muchas felicidades a los dos y muchos besos. Vito.

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  3. Me habeis emocionado ,no quiero deciros solo gracias,sino que os quiero y admiro a ti luis y a todos los hermanos. JAU

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  4. Querido Jose Antonio:
    Muchisimas felicidades en el día de tu cumpleaños. Aunque haga tiempo que no nos vemos, sabes que te quiero un montón, así que aprovecho este estupendo blog de Ipe para enviarte a Canarias un beso enorme para toda tu familia.

    ( Alguna novedad Loretillooo.... ?? )

    Besos,
    Loreto.

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  5. Amigo:

    Escribes cada cosa de gente que quiero, y yo que pensaba que ya me costaba emocionarme. Efectivamente, aquél del que "los jesuitas esperaban poco", y fíjate. JAU es una imagen imperecedera en la Semana Santa de Sevilla. Y otro recuerdo, de ésos que nos asaltan aunque no vayamos a buscarlos: pero recuerdo un Domingo de Ramos en Sevilla (1978) en que, en medio de la bulla de la calle Amor de Dios, se quitó sus gemelos y su insignia con el escudo de la casa de Franco y me los regaló. Ahora (pero que no se entere) se los regalé a un sobrino mío, al que le va la "marcha" y los luce orgulloso en la Feria.

    Seguiré en contacto con este mundo que has creado.

    Un fuerte abrazo.

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