12 de noviembre de 2007

Bien por el Rey

El sábado por la noche, por primera vez, y sin que sirva de precedente, me sentí orgulloso del Rey de España. En medio de una infame lluvia de groseras y burdas agresiones verbales contra España, contra sus empresas, sus políticos y su Historia, Juan Carlos I reaccionó con la dignidad de un español y la autoridad de un Rey. Les mandó callar y les trató de tú, lo que estos sátrapas no olvidarán fácilmente.

Lo que pasó en Santiago de Chile no es más que el fruto de largos años de humillación y complejos por parte de Gobiernos españoles que, desde que en 1992 celebraron de puntillas y pidiendo perdón el quinto centenario del descubrimiento de América, no han dejado de arrastrar el glorioso nombre de España por el mundo entero, hasta enfangarla con las más procaces alianzas que han terminado dejándola sin sitio en el mundo civilizado. Si ni siquiera el Presidente del Gobierno Español tiene claro lo que es España, ¿cómo vamos a exigirles respeto a las demás naciones del mundo?.

Nos guste o no, la corona es, quizás, uno de los pocos factores de cohesión que puede salvar la unidad de España, en grave peligro de desaparición. Es un debilitado cordón umbilical que puede servir como revulsivo canalizador de las dormidas conciencias de tantos españoles anestesiados por el nihilismo que nos domina.

Estoy seguro de que la digna y viril reacción del sábado ha despertado muchas conciencias y les ha permitido volver a sentir el orgullo de ser español.

Ojalá que no sea ésta la última vez.

LFU

2 comentarios:

  1. Ese mismo sentimiento de aprecio a la respuesta del Rey al sátrapa venezolano me llenó de orgullo el pasado domingo. Me pasa igual que a tí, ha sido la primera vez que siento esa admiración, y me gustaría enormemente que no fuera la última. Después de tantas ocasiones desperdiciadas en las que el Rey de España podía haber alzado la voz y no lo ha hecho, esta actitud suya en Santiago de Chile me hace albergar un halo de esperanza en el futuro. Desearía de todo corazón verle responder de esa misma manera, enérgicamente y sin dudas, a los contínuos ataques a la unidad de España, de su España, Majestad. Y desearía, de todo corazón, verle al Rey o a alguien de su entorno acompañando, aunque sólo fuera por una vez, a las víctimas del terrorismo antiespañol, muchas de las cuales pertenecían a las Fuerzas Armadas, de las que el Rey es Capitán General. Espero y deseo que este sea el principio de un nuevo horizonte en el panorama político español. A lo mejor el Rey aún recuerda de dónde viene y a quién le debe mucho. Porque, al fin y al cabo, de bien nacidos es....
    Un abrazo
    Antonio Vallejo

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  2. ...agradecidos, pero no caerá esa breva. Mucho me temo que el futuro no nos deparará muchas ocasiones para aumentar nuestro escaso fervor por la corona, por desgracia.

    Un abrazo

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