25 de febrero de 2010

Una sonrisa miserable



Se me ha adelantado, como muchas veces, Jesús Cotta en su blog. Estas caras sonrientes celebran que la abominación se haya convertido en un derecho. Ayer mismo celebraba con un amigo del alma la recuperación de su pequeño sobrino de sólo ocho días tras una operación a corazón abierto y hoy tengo que poner la bandera de mi corazón a media asta por los cientos de miles de vidas que acabarán en una trituradora amparados por una ley injusta y criminal; por la ceguera de una gran parte de mis compatriotas que, como muchos alemanes en los años 40, contemporizaron con el holocausto de millones de seres humanos; porque las niñas de dieciséis años podrán abrir una brecha más en sus familias, quedando expuestas a una sociedad marcada por el egoismo y la búsqueda del placer; porque muchos padres y abuelos no podrán hacer nada por impedir que maten impunemente a sus hijos y a sus nietos; por la aberración que supone que el aborto se haya convertido en un método anticonceptivo.

¿De qué coño se ríen? ¿No dicen -hipócritamente- que el aborto es un drama para la mujer?¿También para las que, según las estadísticas han abortado más de cinco veces?. Resulta dificil entender el sentido de esas caras sonrientes en un día en el que parece que hasta los cielos de toda España se han puesto de luto para llorar por cada una de las limpias sonrisas que nunca verá la luz.

LFU

No hay comentarios:

Publicar un comentario