14 de septiembre de 2010

Liberados sindicales


No se entiende –o se entiende demasiado bien- por qué tanto miedo a llevar a la luz pública el debate de la vox populi sobre el anacronismo, despilfarro y falta de respeto que constituye la existencia de los llamados “liberados sindicales”.

Parece mentira que sólo Aguirre se haya atrevido a mentar la bicha y ya ha salido el simio Méndez y su congénere De la Vega a anatemizarla, comparándola con el pirómano pastor.

Vayamos por partes: no estamos ya en la época de Dickens. Los trabajadores cuentan con una legislación –en su mayor parte heredera del franquismo- que les protege frente a cualquier veleidad explotadora del empresario y cuentan con una protección jurisdiccional que funciona razonablemente bien. Además, el trabajador puede acudir a los Sindicatos para que éstos le asesoren y defiendan y, en la era de las comunicaciones, no tienen que recorrer grandes valles para alcanzar su objetivo. Entonces, ¿para qué sirven los liberados sindicales? Muy sencillo: se trata de auténticos comisarios políticos de las centrales sindicales, cuyo puesto de trabajo es intocable, están “liberados” de la carga de trabajo que soportan el resto de sus compañeros, pero cobran lo mismo.

Sinceramente resulta indecente que con más de cuatro millones de parados haya más de treinta mil paisanos intocables que viven de nuestros impuestos sin pegar un palo al agua y que constituyen un elemento tan anacrónico como los alguacilillos que “despejan” el ruedo en las plazas de toros, sólo que a éstos últimos no les pagamos el sueldo todos los españoles con nuestro sueldo.

En España hay demasiado miedo a poner en su lugar a los sindicatos –mucho más en época preelectoral-, pero si todos nos tenemos que apretar el cinturón ya va siendo hora de que, al igual que sucede en Francia o en Alemania, se empiece a debatir en serio la necesidad de que los sindicatos vivan de las cuotas de sus afiliados y no dependan de mis ingresos o, al menos, que salgan a la luz pública las millonarias subvenciones que reciben de forma directa e indirecta, a través de fundaciones y terceras entidades con cargo al erario público para conocimiento general.

Zapatero ha vaciado la caja en estos siete años y ya no puede untarles más. Pero el trato de favor dispensado y el acomodamiento burgués en el que han caído los dos mariachis sindicales, parecen haber conseguido romper el tabú sindical al dejar al aire sus vergüenzas. Su prepotencia ha impedido cualquier acuerdo sobre la reforma laboral hasta que el Gobierno –cogido por el pescuezo desde fuera- ha tenido que hacer una reformita. Y ahora, encima, cargan contra los empresarios y la derecha como culpables de la crisis.

España necesita imperiosamente un replanteamiento serio de muchas de sus instituciones y estructuras administrativas que resultan anacrónicas, inútiles y que no nos podemos permitir económicamente. Racionalícese de una vez por todas la administración del Estado y las administraciones periféricas aprovechando sinergias y desterrando su utilización como centros de acomodo de amiguetes del partido. Y acábese, de una vez por todas, con los privilegios sindicales, que deberían llenar de oprobio a cualquier sociedad bien regida.

LFU

4 comentarios:

  1. Me he tomado la libertad de rescatar su articulo para Patriotas.esEspero que no le moleste y si asi fuera me lo comunica a alvferreiro@yahoo.es.
    Saludos
    http://www.laredgualda.com/wordpressmus/?p=19998

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  2. No tengo la menor intención de defender a Aguirre, pero por un lado debo reconocerle y agradecerle su iniciativa en este aspecto concreto.

    Pero lo que más me ha llamado la atención, sobre todo de la respuesta que ha obtenido de los guardianes de la ortodoxia -Méndez y compañía- es que la iniciativa de Espe suponía un ataque contra los derechos de los trabajadores, cuando la Presi lo que ha dicho es que hay que ajustar el número de liberados "a lo que marca la ley".

    Es decir, que no ha planteado ningún cambio legal, sino hacer que se cumpla la ley existente. Y eso para esta panda es un ataque a los derechos laborales.

    En fin... esto es lo que hay...

    Un abrazo.

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  3. A mí Aguirre no me gusta, pero, al igual que en el tema de la memoria histórica, hay que reconocer que, de cuando en vez, dice cosas que el resto callan. Eso es lo que me duele, que sea la única que lo hace....

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  4. A mí ya no me gusta prácticamente ningún político... ni los del PP.
    Pero como yo quiero que me liberen de afiliarme a la fuerza a los sindicatos, esta medida me parece valiente, necesaria y oportuna.
    Alberto Pertejo-Barrena

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