22 de noviembre de 2010

¡Despertad Cristianos!


Gustoso me hago eco del Manifiesto que hoy mismo he recibido de una de las personas que más ha hecho para detener la tropelía que se está produciendo con el Valle de los Caídos. No sé que más hace falta para que los millones de catolicos españoles se movilicen de una vez por todas contra una injusticia burda y mendaz y un abuso intolerable de poder por parte de uno de los gobiernos más sectáreos de la historia de España. Si os importa algo la libertad de culto,

¡DESPERTAD CRISTIANOS!

Despertad cristianos y acudamos todos el próximo Domingo, pacífica y piadosamente como nos corresponde, a la Santa Misa en el Valle de los Caídos.

Lavantaos cristianos y pidamos a Cristo en la Eucaristía que cese la persecución religiosa en España y en el mundo entero.

Sacudámonos el polvo letal de la abulia y la indiferencia, y respondamos al Amor de Cristo con nuestro amor y celo reclamando Sus Derechos.

Defendamos con nuestra oración y con la asistencia a la Santa Misa, ese hermoso Templo de Dios en que por parte del Gobierno del Reino de España ha sido vulnerada la libertad religiosa y violentada la libertad de culto.

No nos rindamos ante las insidias y mentiras del Enemigo; no nos dejemos seducir por sus espurios montajes ni sus falaces argumentos.

Perseveremos en la defensa de esa sagrada Casa de Dios, y demostremos con nuestro celo el Amor que le profesamos.

Demos una lección en España y para el mundo, el próximo domingo día 28 a las 11:00 h., llenando la explana del Valle de los Caídos, asistiendo a la cumbre de nuestra fe en la tierra: la Sagrada Eucaristía.

Ante el grandioso misterio de Cristo presente en la humildad del pan y el vino, afiancemos nuestra fe, esperanza y caridad, a sabiendas de que Dios todo lo puede y ante El nada es imposible.

Que las molestias, ni la lluvia, ni la niebla, ni la nieve, ni el frío, ni la pereza, ni la desgana, puedan más que la inquina de los enemigos de Dios; que se imponga nuestro amor a Dios sobre nuestras debilidades y sobre las estratagemas del Enemigo.

Sabe el demonio y saben sus aliados en la tierra, de nuestra fragilidad y escasa capacidad para perseverar en el amor a las cosas de Dios; pero desconocen la fuerza de la oración y el mucho Amor que Dios despliega sobre nosotros a poquito que recurrimos a El.

Hagámoslo el próximo Domingo poniendo esa pizca de fe y esperanza en el momento en que Cristo, Salvador y Redentor del mundo, se haga presente en el pan y en la sangre derramada por todos y cada uno de nosotros.

Acompañemos a Cristo en el Valle de los Caídos, donde el Templo Sagrado de su Padre ha sido cerrado por sus enemigos, cuyo odio a la fe en España está alcanzando cotas insoportables y, no lo obviemos, ante el más abyecto silencio público que cabría haber esperado de aquellos que autoproclamándose a sí mismos como nuestros representantes, jamás habrían gobernado en España sin el voto de los católicos.

No serán ellos quienes recuperen la libertad religiosa y de culto en la Basílica Pontificia de la Santa Cruz en el Valle de los Caídos ni en el conjunto de ese recinto sagrado; ni son ellos quienes defienden la vida, la familia y la educación en España conforme a la doctrina y el Magisterio de nuestra Iglesia, como ya demostraron gobernando con mayoría absoluta gracias al voto de los católicos y con un sólo objetivo: ganar y/o conservar el poder a toda costa, escudando su patética inhibición en el consenso alcanzado por la aplastante maquinaria ideológica con que los socialistas han ¨sodomizado¨ a gran parte de la población española, incluidos muchos que se dicen a sí mismos cristianos.

Serán la Misericordia de Dios y nuestras oraciones alabando al Señor, a las que tiene todo el derecho, las que devuelvan a España y al mundo entero el sentido común natural y la luz divina que tanta falta nos hace a todos.

En el Valle de los Caídos, lugar sagrado de reconciliación y amor al Creador, el cielo ha dado una oportunidad a los católicos españoles para defender, en silencio y profunda piedad, las cosas de Dios y el inalienable derecho de todos los hombres a la libertad religiosa y de culto.

Grande es nuestra responsabilidad y hermosa la oportunidad; no decepcionemos a quienes, incluso entre las filas de los enemigos de la fe de Cristo, observan cada Domingo cuánta gente acude al Valle de los Caídos al encuentro con su Señor en momentos tan difíciles.

En este combate espiritual, grande es la responsabilidad de cada uno de nosotros e insustituible nuestra participación: tú eres más necesario que nunca y como hermanos en Cristo a ti apelo rogándote que acudas el próximo Domingo a dar culto a Dios de la única manera que ahora es posible en el Valle de los Caídos.

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