13 de septiembre de 2011

La indignidad de Caamaño y Chacón

En medio de la tormenta económica que está poniendo en revisión la "sociedad del bienestar", el modelo autonómico y el despilfarro público al que nos habíamos acostumbrado desde la transición, han pasado casi desapercibidas las miserables declaraciones de dos miembros del gobierno sobre la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña declarando el indiscutible derecho que asiste a los padres que lo deseen a escolarizar a sus hijos en la lengua oficial del Estado, algo así como declarar que es alba el caballo blanco de Santiago, teniendo en cuenta la inequívoca redacción del artículo 3.1 de nuestra Constitución.

Ante la reacción golpista y desafiante del gobierno de la Generalidad proclamando al viento su voluntad de hacer oídos sordos a dicha Sentencia, que los Ministros de Justicia y de Defensa de España (no los de Ciencia y tecnología e Igualdad) agarren el micrófono para menospreciar el alcance de la sentencia -el primero- y proclamar la segunda con descaro que ninguna Sentencia va a cambiar el modelo inconstitucional y totalitario de inmersión lingüística que se aplica en Cataluña, resulta absolutamente intolerable.

Proclama el artículo 9 de la Constitución que los poderes públicos están sometidos a la Constitución y al resto del Ordenamiento jurídico y el 118 la obligatoriedad de cumplir con las Sentencias y resoluciones de los Tribunales. Ante la meridiana claridad del mandato constitucional, la proclama de desacato de la Generalidad y la actitud condescendiente de dos ministros indignos del gobierno español -y qué ministros, el que debe velar por el cumplimiento de la ley y la que comanda las Fuerzas Armadas- debería excitar el celo del Fiscal General del Estado en cualquier país serio, que éste no lo es.

Nos acercamos peligrosamente al supuesto contemplado en el artículo 155.1 de la Constitución y veremos si quien presida el gobierno cuando la rebelión se cristalice, tiene el pulso y el coraje para aplicarlo.

LFU




1 comentario:

  1. Actúan como quieren, sin someterse al imperio de la Ley, porque están acostumbrados a hacer y deshacer a voluntad, como si no les fuera en ello cumplirla, como es su obligación. Están resueltos en acabar con el Estado español, fomentando la desunión entre los españoles, unas veces através de la inversión lingüística, otras pactando secretamente con terroristas, etc.
    La democracia, o corruptocracia, como yo la llamaría, les ha servido de excusa para imponernos un sistema político que hace agua por todas partes (corrupción, desintegración de la nación española, caos organizativo institucional, etc.)
    Funcionan como una secta, ocultando la realidad del país a los ciudadanos españoles, cuando no como una "famiglia", como dirían los sicilianos...

    Saludos, LFU, un fuerte abrazo y ¡Arriba España!

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