29 de noviembre de 2011

«Un Dios salvaje»


TÍTULO ORIGINALCarnage
AÑO2011
DURACIÓN79 min.
PAÍS
DIRECTORRoman Polanski
GUIÓNRoman Polanski, Yasmina Reza (Obra: Yasmina Reza)
MÚSICAAlexandre Desplat
FOTOGRAFÍAPawel Edelman
REPARTOKate Winslet, Christoph Waltz, Jodie Foster, John C. Reilly
PRODUCTORACoproducción Francia-Polonia-Alemania-España; France 2 Cinema / Versatil Cinema /Constantin Film Produktion / SBS Productions / SPI Poland
WEB OFICIALhttp://www.sonyclassics.com/carnage/
PREMIOS2011: Festival de Venecia: Sección oficial a concurso
GÉNEROComedia. Drama | Comedia negra
SINOPSISAdaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. Ha sido rodada en Europa, pero la historia se desarrolla en Nueva York. En la obra original, los protagonistas son dos matrimonios que se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados. (FILMAFFINITY)

Dos parejas se reúnen para tratar un incidente violento entre sus hijos adolescentes. Es la excusa para un potente texto, radiografía, en parte, de ese occidente opulento, hipócrita y nihilista, ahíto de recursos y silente en respuestas verdaderas al corazón del hombre.

Con brillantez, Polanski resuelve el traslado de las tablas al cine. Estupendo el trabajo de las dos actrices, cada una con un momento distinto de matizada madurez. La réplica masculina, dos secundarios de altísimo nivel, aportan consistencia y verosimilitud dando vida a sus respectivos personajes. Sin duda, Polanski se sintió cómodo con la atmósfera de progresiva tensión que la obra teatral plantea. Sin estridencias y con sentido del humor inocula en la pantalla los ingredientes que hacen de la película, una obra mayor.

El pesimismo sobre las relaciones hombre-mujer, el desengaño de la condición humana y la desesperanza articulan la melodía de fondo que de un tono inicial de amable cortesía, progresivamente acumula tensión, dramatismo y disonancias. El sentido de los diálogos, va progresivamente afilándose y los personajes de forma progresiva abandonan sus máscaras sociales para mostrarse tal cual son, en un progresivo ejercicio de exhibición psicológica, divertido y dramático.

Resulta demoledor el progresivo desmoronamiento de los clichés social-progresistas y sus argumentos derivados de pretendida concordia social, política y familiar cuando se abandona el discurso de lo políticamente correcto y asoman las distintas almas, hambrientas y ayunas de verdad, justicia y bien, no sólo para “el mundo” sino para su minúsculo entorno familiar. Resulta elocuente el eco del silencio sobre lo esencial que recorre toda la película, la única mención a lo trascendente resulta irrespetuosa, precisamente, para ahuyentar rápidamente su presencia. Pero este provocativo silencio y desdén, resulta moral como otras políticas de Polanski. Todo el mundo quiere amar y ser amado con plenitud; quiere tratar y ser tratado con justicia y desea que la sociedad en que viva, así lo reconozca. Ser honrados con el malestar y la desesperanza que produce vivir sin respuestas verdaderas, es un primer servicio a la Verdad.

César Utrera-Molina Gómez

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