13 de diciembre de 2010

"Me imagino que el mar no habrá cambiado" Jósé Utrera Molina


Reproduzco a continuación, el articulo de Antonio D. Olano en "El Imparcial" sobre el libro recopilatorio de sonetos de José Utrera Molina, recientemente editado en edición no venal.



Un poeta surge de repente. Y, tras una pausa y un después resurge. Aun que, de pronto, crea que se le rompió la poesía. Y, supitañamente se encuentre con “el verso roto”. Más que réquiem es un canto de amor el que dedica a otro poeta, Rafael de Penagos, del que tiene presente su bonhomía, su poesía, su fidelidad al padre “sobre todo la música de su voz que resonará para siempre en mi ya lastimada memoria”.

No siempre, César, la memoria veranea dentro de sí mismo. El poeta grande, inmenso al que me refiero nunca cambió de bandera, ni de fidelidades. Es constante como el mar que “me imagino que el mar no habrá cambiado, que como siempre, romperá su espuma, en el pecho del viejo acantilado”, Así recorre, que viajera es la poesía, Málaga natal. Su amada Sevilla:


Parece que fue ayer y ya es mañana.
Mi tiempo en las orillas de tu rio
se ha dormido detrás de mi ventana
.

Canta y bautiza al torero de Ecija y le llama:

Corazón de león. Sobre la arena,
¡Qué difícil lección de Geometría!
¡Qué importante lección de gallardía
Tiene el hondo sabor de tu faena!

En su recuerdo confiesa:

Me quedo con el mar y mi memoria,
arca de mis recuerdos olvidados
que aparecen de pronto iluminados
alumbrando la noche de mí historia.

Abre Penagos el pórtico a sus 14 sonetos, fastuosos, con mando en plaza de su dominio y doma de los catorce versos. Recuerda a Pepe Hierro que apuntaba que el soneto no es una composición en desuso sino algo dichosamente habitable dentro de su geométrica y mágica tersura.

Recuerda los sonetos memorables de Lope, Góngora, Quevedo, Juan Ramón, Gerardo Diego, los Machado, Miguel Hernández…Y, de aquella manera, de su presencia solemne que lidia al alimón con su amigo Manolo Alcántara, así el poeta , navega líricamente por el mar, por la mar que hace volar las olas sobre el puerto.

Y se adentra mar adentro. ¿Se puede encontrar, tallar mejor el mascarón de proa que él lo hace con sus versos?. No es el marinero en tierra de su paisano Alberti, sino el marinero en mar, que es lo que vale:


Pero tengo mi barca marinera.
Tiene sus velas rotas. Su madera
maltrecha me sostiene todavía.

Navego aún. Me alejo de la orilla.
Dejo la tierra atrás. ¡Qué maravilla
perder de vista al mundo por un día!.


El poeta que repara la poesía rota reedita, y añade valiosísimas opiniones —me quedo con todas y elijo la de su nieto Rodrigo Ruiz- Gallardón- ese poeta con el verso que sale de sus entrañas se llama José Utrera Molina.

Todavía, y espero que para siempre, nos quede la Poesía .Gracia y gracias.

Antonio D. Olano

1 comentario:

  1. Es un libro espléndido. Y un privilegio poder contar con un ejemplar (y encima dedicado). Mil gracias.

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