"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

28 de octubre de 2014

La insoportable indolencia de un Presidente


De las tres definiciones que nos da la Española (que no se afecta o conmueve; flojo (perezoso); insensible, que no siente el dolor) todas ellas son predicables del Presidente Rajoy, que parece decidido a pasar a la posteridad más por lo que no ha hecho y por sus silencios que por sus concretas realizaciones, decisiones y declaraciones.

Claro que es más fácil errar cuando se habla que cuando se calla, pero el silencio de un gobernante que se pone de perfil ante la gravedad de los problemas que aquejan a la sociedad española resulta cada vez menos tolerable. 

No le escuchamos una sola palabra de político cuando aquella sentencia estrictamente jurídica y largamente preparada del Tribunal de Estrasburgo sobre la doctrina Parot; ni una sola palabra –más allá de lo de “sé fuerte Luis”- sobre el cáncer de la corrupción que asola todo el espectro político, empezando por el partido popular; con pocas palabras –y ciertamente lamentables- despachó la retirada del proyecto de ley de reforma de la infame y criminal ley Aido y tan sólo invitaciones al diálogo –y al manido consenso- han salido de su boca ante la insoportable chulería de un presidente de comunidad autónoma al que le importan un bledo las Sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional.

Vivimos cada día un episodio más de la decadencia de un sistema que necesita urgentemente una regeneración y un liderazgo fuerte. Sé equivocan aquellos que lo centran todo en la política económica. Eso no basta. Hace falta política con mayúsculas, firmeza sin complejos, recuperar los valores que siempre nos han hecho respetables en el mundo y recuperar la confianza en la fortaleza de España como nación.

Nada de eso puede venir de quien espera que el tiempo o la ventura le acaben solucionando la papeleta, de quien le dice a todos lo que quieren oír, de quien ha abandonado los principios más básicos del humanismo cristiano, de quien resulta incapaz de hacer honor a sus compromisos y promesas electorales, ha tapado la suciedad que tiene dentro y fía su estrella al descalabro de quienes pudieran hacerle sombra y, sobre todo, al miedo a quienes vienen a comerse los restos de una bacanal que ha durado ya demasiados años.

España, por su grandeza y por su historia, merece un Presidente que crea en ella, que la ame y que la sirva con pasión y no a un equipo de técnicos grises dirigidos por un aprendiz de brujo capaz de vender su alma al diablo con tal de conservar el poder.


LFU  

23 de octubre de 2014

De las tarjetas opacas

Confieso que me revientan los linchadores profesionales, los oportunistas y los envidiosos encantados con la desgracia de los demás. Todo este amplio y variado género –tan abundante en nuestra sociedad- ha salido con el cuchillo en la boca para despellejar a los flamantes usuarios de las tarjetas opacas de Caja Madrid/Bankia sin pararse a pensar que, la inmensa mayoría de ellos, en circunstancias similares, habría quemado la dichosa tarjeta sin pensar dos veces lo que estaba haciendo.

Dicho lo anterior, lejos de mí tratar de justificar a los privilegiados que hicieron uso de la tarjeta confiando en que formaba parte de su retribución y que el Banco pagaba por dichos ingresos a Hacienda.  Desde luego, si los agraciados con la tarjeta fueran personas sin formación, aunque la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento, qué duda cabe que el reproche moral sería considerablemente menor pues son pocos los que entienden algo de este galimatías en el que se ha convertido la legislación tributaria. Pero si resulta que el usuario de la tarjeta es nada menos que un ex ministro de Economía y Hacienda, la negligencia en saber que hay que practicar retención por los ingresos que se perciben e incluirlos en la declaración del IRPF es absolutamente imperdonable.   

De ahí que, en la inmensa mayoría de los casos –sino en todos- resulte absolutamente inexcusable el supuesto error padecido al no tributar por dichos ingresos, puesto que dicho error podría haber sido fácilmente evitable empleando una diligencia media, exigible en todo caso a miembros del Consejo de Administración de una entidad financiera.  

Otra cosa es el espectáculo bochornoso y muy probablemente delictivo –o cuando menos merecedor de una sanción por la escrupulosa Agencia de Protección de Datos-  de hacer públicos los gastos realizados por cada uno, ya fuera en lenocinios o en establecimientos de arte sacro.  Esto era absolutamente innecesario salvo para echar más leña al fuego y alimentar las fauces revolucionarias de Podemos.  Que cada uno pague lo que deba, con las sanciones que correspondan y si la cuota pasa de 120.000, procédase por delito fiscal, pero no hay derecho a que además le desnuden a uno en la plaza pública para regocijo de los linchadores de cada aldea.

Yo que Goirigolzarri y los que desde arriba le amparan estaría algo inquieto pues la venganza es un plato caliente que se sirve frío y hay que estar limpio como una patena (cosa rarísima tanto en la banca como en la política) para aguantar la resaca que más pronto que tarde, acabará llegando. Al tiempo.


LFU

13 de octubre de 2014

El ébola en una sociedad enferma

La llamada “crisis del ébola” ha puesto de manifiesto, una vez más, las miserias morales que aquejan a nuestra sociedad. Ha bastado un solo caso de contagio secundario en España para que afloren los más bajos instintos de nuestros conciudadanos, a los que les importa una higa que en África hayan muerto ya más de 8.000 personas por el virus, hombres, mujeres y niños.

Más parece que Dios, como siempre, escribe derecho con renglones torcidos. Parece claro que  si no hubiésemos repatriado a esos dos misioneros y no se hubiese producido el contagio en un país del primer mundo, las farmacéuticas no se habrían visto obligadas a apretar el acelerador con la producción en masa de los medicamentos adecuados para su tratamiento.

¡Que se mueran ellos!. Total, a quién le importan 8.000 negros más o menos…Y a los que sí les importan, a esos misioneros que entregaron su vida por sus semejantes, ¡que se queden también allí, y no pongan en peligro nuestras preciosas vidas, pues ya sabían a lo que se exponían!. Y la enfermera contagiada, una genocida peligrosa.  

A este grado de miseria moral hemos llegado y este tipo de argumentos, edulcorados con una pátina de political correctness,  los he escuchado yo de personas que no se sitúan ni mucho menos, en ámbitos de marginalidad.  

Mientras en poco menos de 24 horas se recogieron más de 300.000 firmas para salvar a un perro que había estado expuesto al virus, Médicos sin Fronteras sigue pidiendo ayuda para su operativo de emergencia en los países afectados, pero no han recibido ni una pequeña parte de los apoyos que recibió el perro.

Estos son algunos de los síntomas de una sociedad gravemente enferma.

LFU



9 de octubre de 2014

Cobardes y acomplejados

Decía Gonzalo Fernández de la Mora en su colosal libro de memorias "Río Arriba", que era habitual que los regímenes acomplejados arremetiesen contra sus predecesores, tanto más cuanto más eminentes habían sido éstos.

Viene al caso la cita al hilo de la noticia de que el Parlamento gallego -que no debe tener mucho que hacer- aprobará mañana, con el voto favorable del PP, una declaración de condena al 18 de julio y al régimen capitaneado por Francisco Franco, a los 39 años de su desaparición.

Es natural. Que un enjambre de politicastros abrazafarolas incapaces de garantizar una mínima eficacia a sus conciudadanos  se una entusiasta en la condena al gobernante más honesto y eficaz que ha conocido la historia reciente de España es un timbre de honor para aquél régimen que, con todos sus defectos, se engrandece día a día en la comparación con la nefasta II restauración, que amenaza con destruir lo que se construyó con el esfuerzo y la sangre de tantas generaciones de españoles.

Que los diputados del Partido que fundó Manuel Fraga, tantos años ministro de Franco se revuelquen en ese repugnante y ridículo aquelarre retrospectivo con nacionalistas, comunistas y socialistas, es un paso más en la esquizofrenia de un partido del que muy probablemente hoy abominarían la totalidad de sus fundadores.

Alguna vez pensé que Feijóo era un político distinto, con personalidad y visión de futuro. Pero su bochornoso complejo ante los nacionalistas, su abierto apoyo de la abominable ley del aborto, su infame imposición en los colegios de la ideología de género y, por último, su entusiasmo en condenar 40 años después a los que hicieron posible el progreso y la democracia en España frente a los que preconizaron la revolución bolchevique, quemaron iglesias y asesinaron a millares de religiosos, le define como lo que es. Un cobarde y un peligroso acomplejado.

LFU

4 de octubre de 2014

Luz del mundo. Benedicto XVI



Título: Luz del mundo.
AutorJoseph Ratzinger. Benedicto XVIPeter Seewald
Editorial: Herder.
Año: 2010


Bajo un formato que ya como Cardenal de la IglesiaCatólica había utilizado Joseph Ratzinger –el  de una larga entrevista hecha por un periodista nos encontramos con la novedad absoluta de la primera entrevista/libro dada por un Papa de la Iglesia católica.
Sin duda, pocos títulos responden tan bien a su contenido como éste. Benedicto XVI aborda e ilumina con sencillez, rigor y claridad múltiples asuntos que dan respuesta a las preguntas más urgentes y también a las más habituales que pueden afectar y han afectado a la Iglesia Católica, desde siempre y aquellas que se han puesto de manifiesto durante su pontificado.
Las respuestas de Benedicto son siempre equilibradas, de una sensatez que te desarma. No hay disonancias, ni respuestas que no sean inteligibles. Leerle ha sido un ejercicio continuo de sorpresa, gratitud y serenidad. En pocas ocasiones he tenido, como leyendo a Benedictola experiencia intelectual de sentirme hijo: de sus consejos; de sus opiniones y sus juicios. En cierto modo, me ha sabido a poco. Tras acabar el libro he sentido la urgencia de leerle más y mejor, porque es difícil encontrar una paternidad como la suya, porque quiero seguir siendo hijo suyo.

César. Octubre 2014.

2 de octubre de 2014

Como niños

San Mateo 18,1-5.10

“En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?”. Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como este en mi nombre, me recibe a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.”

Es el evangelio de hoy uno de mis preferidos, así que me permito compartir con vosotros esta reflexión. 

Sólo haciéndonos pequeños seremos grandes a los ojos de Dios. Sólo desde la humildad del corazón puede el hombre hacer grandes cosas. Viendo cada día a nuestros hijos pequeños nos damos cuenta cuánto nos cuesta abandonarnos a nuestro Padre con la confianza y sencillez que ellos ponen en nosotros. Nosotros somos su seguridad, su fortaleza. Nuestra alegría es la clave de su felicidad. Así deberíamos vivir quienes nos llamamos cristianos. Y, sin embargo, nos empeñamos cada día en poner nuestra confianza en dioses de barro, en becerrillos varios, olvidándonos que la verdadera felicidad sólo se encuentra abandonándonos en la voluntad de nuestro Padre como nuestros hijos hacen con nosotros.

Que tengáis un buen día.


LFU