"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

21 de noviembre de 2018

Cuando Utrera Molina avisó a Fraga en 2005 acerca de una posible exhumación de Franco




Fue hace 13 años. Gobernaba Rodríguez Zapatero y ya se atisbaba el torrente de odio que originaría su mezquina ley de memoria histórica. Algunos, en nuestra ingenuidad, no creímos que la iniquidad de algunos pudiera llegar tan lejos. Hoy compruebo, rescatando esta carta de su archivo, que mi padre lo vio venir hace mucho tiempo, y sus pronósticos se están cumpliendo con dolorosa exactitud. Recuerdo que me avisaba continuamente: el odio pasa de generación en generación y hay que estar alerta. Él lo estaba y prueba de ello es esta sentida y profética carta que se ha cumplido en todas sus previsiones, incluida la de que su autor no haya sobrevivido para contemplar en carne mortal esta infamia que a toda España llena de oprobio. Ahí está el aviso al Partido Popular que bien poco caso hizo de la opinión de Fraga, si es que alguna vez la transmitió a los suyos, pues incumplió su promesa de derogar esa maldita ley que hoy enfrenta a los españoles con un odio revivido de hace 80 años.   

Aquí dejo la carta para la historia:



«Excmo. Sr. D. Manuel Fraga Iribarne
Presidente de la Xunta de Galicia

Querido amigo:

Creo que me conocerás. Tuve contigo diversos contactos. Los primeros, cuando fui gobernador de Sevilla. Los últimos, en mi penosa singladura como Ministro Secretario General del Movimiento. Soy pues, una sombra, un recuerdo, un superviviente de una etapa que por estimar que fue fecunda me ha obligado a mantener una lealtad que no ha conocido ni la claudicación ni el desvío.

Posiblemente te extrañará esta carta mía. La escribo, no para hacerte ninguna recomendación interesada, ni para solicitar de ti favor alguno. Lo hago consciente de mi deber de español en esta hora que considero peligrosa y difícil.

Tú has conocido la obra del régimen anterior, a la que prestaste tu más brillante colaboración. No voy a pedirte que la defiendas, ni que te manifiestes a su favor, Sé que verdaderamente y no es un tópico, la política es el arte de lo posible y hay cuestiones que están más allá de la barrera de cualquier posibilidad.

Creo y no soy nada catastrofista que se acercan horas difíciles, crueles, de importancia histórica desmedida. Puede ser un tiempo crucial y en él peligra nada más y nada menos que el ser de España, su identidad, su futuro orden de convivencia. No voy a pedirte que hagas declaración alguna en relación con la fechoría del Ministerio de Fomento retirando la estatua de Franco, pero hay algo que me preocupa mucho más y es el porvenir que pueda aguardar al Valle de los Caídos. De fuentes bastante solventes conozco el propósito de liquidar esa magna obra, arrancar el cadáver de Franco y el de José Antonio. Puedo asegurarte sin caer en ningún género de dramatismo que a mí personalmente, no me gustaría sobrevivir a una situación de ese tipo. Preferiría acompañar a tantos que en un sitio y en otro dieron su vida por una España mejor. Pero creo que tú tienes el deber insoslayable de influir en el Partido Popular para que esta infamia no se realice. Sería una vergüenza para todos. Una colosal indignidady una maldición que nos afectaría degradando nuestra conducta.

Tú bien sabes que la Basílica del Valle de los Caídos es un lugar de reconciliación, aunque en algunas circunstancias la presencia de hombres adictos al ideal del 18 de julio ha podido hacer pensar a algunos que queríamos monopolizar ese monumento. Nunca fue así. Pero ahora existe el propósito claro de realizar lo que te he indicado. Tú tienes un enorme prestigio en el Partido Popular, labrado a costa de sacrificios, esfuerzos y de trabajo. Yo, que ya no soy nadie, me atrevo a pedirte que influyas para que el Partido Popular no permita tamaña felonía.

Es triste que la transición, que a mi juicio había logrado un entendimiento fecundo –que siempre creí duradero- peligre hasta el punto de dar cabida a venganzas, a ríos de odio, a inconfesables acusaciones y a entronizar el reino de la mentira y de la injustificada revisión.

Creo que España merece una convivencia en paz, con olvidos y con perdones, pero nunca con revanchas y ajustes de cuentas. De producirse estos ajustes, creo que la balanza se inclinaría siempre a nuestro favor. El propio Carrillo manifestó hace unos días que hacer la revisión del franquismo era un disparate.  

No quiero cansarte más porque, como te he escrito anteriormente, soy ya un ciudadano insignificante, una persona sin voz, una sombra perdida en el pasado, pero yo me atrevo finalmente, recordándote que hicimos guardia tú y yo ante el cadáver de Franco que hagas todo lo posible por impedir este escandaloso despropósito. Creo en tu sentido del honor y confío en que esta carta hallará cumplido eco en el corazón de alguien que, como tú, no ha dejado de ser patriota.

Un fuerte abrazo

José Utrera Molina»

La contestación de Fraga, recibida días después fue escueta y manuscrita:

«ESTOY MUY DE ACUERDO CONTIGO. UN ABRAZO Y FELICIDADES»



Ahí quedan retratadas dos biografías, dos formas de entender la lealtad y la dignidad. No dudo de la sinceridad de Fraga, pero sí de que hiciera algo más que contestar como lo hizo, a la vista de lo que ha sido la deriva del partido que fundó al que sólo le falta para completar el ciclo de su indignidad, abominar públicamente de su fundador.


                                                              LFU

16 de noviembre de 2018

Nuevos escolios hispanos (III)


Religión

1   Todos queremos palabras de vida eterna. Da igual que no las entendamos. Como la lluvia que activa las semillas, se pone en marcha un mecanismo irreversible y automático que cada corazón tiene inserto de serie. Hay que atender a las condiciones de luz, de humedad y de agua, pero en la certeza de que sucederá la flor.

                                                                                            FUEYO




10 de noviembre de 2018

En el 50 cumpleaños de mi hermano, Luis Felipe Utrera-Molina


He oído decir muchas veces que cada uno somos dueños de nuestros silencios y también que su persistencia puede convertirnos en esclavo del mismo ,es por eso que con más frecuencia de la debida solemos vivir atenazados por la vergüenza de exteriorizar nuestros sentimientos perdiendo ocasiones de mostrar el verdadero latido de nuestra alma y dejándola oculta a los seres más queridos.
Hoy diez de noviembre cumple 50 años el séptimo de mis hermanos, Luis Felipe. Esto me permite romper mi timidez y ejerciendo la primogenitura que me impuso la naturaleza en nuestra familia , dejar constancia del amor y de la admiración que todos sentimos por él.

Si, hoy tengo que hablar de Amor sin ningún rubor;es el mayor legado que nuestros padres nos dieron y no hay nadie que haya conocido a Ipe que no quede atrapado por su ternura, por su entrega y disponibilidad de dar lo mejor de sí en cualquier circunstancia.

Hablar de amor es hablar de su paciencia y generosidad asumiendo cualquier incidencia que acontezca en la familia .
Hablar de amor es hablar de lealtad ,recogiendo y manteniendo erguidas todas las banderas que nuestro padre defendió en vida ,llevando su compromiso personal en este triste momento de la historia de España, más allá de lo que la sangre nos exige .
Hablar de amor es hablar de entrega a todos los que nos acercamos a el en cualquier circunstancia
Me faltan palabras, hermano, para decirte por todo esto y mucho más, lo que yo y toda la familia te admira, Ipe. No te estás haciendo mayor, te estás convirtiendo en un grande, con tu ejemplo y compromiso te estás ganando ser un grande de España sin título, como lo fue nuestro padre, muy pocos son capaces de hablar cuando los demás se esconden.
Por último, mi capitán del Azorín, enarbolaste con un estandarte con historia tu pequeño barco. Con tu decisión y valentía estás emprendiendo una peligrosa travesía y nosotros, tu legión de tripulantes, juramos seguirte y jamás arriaremos la bandera .
Feliz cumpleaños y que Dios te bendiga hermano.

José Antonio Utrera-Molina Gómez