"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

30 de noviembre de 2011

Valle de los Caídos. Regreso al pasado



Sólo los que son incapaces de ganar el futuro se empeñan en ganar el pasado. Ayer, el gobierno más inútil que han contemplados los siglos, nos dejaba la enésima excrecencia de su patético intento de venganza retrospectiva, a través de la Comisión de “expertos” del Valle de los Caídos designada al estilo de los Tribunales Populares que en 1936 se nombraban para legalizar los crímenes más abyectos. Entonces, como ahora, la Sentencia estaba dictada de antemano, pero era necesario dotarla de apariencia formal.

Lo de menos es el informe, plagado por cierto de errores e inexactitudes jurídicas e históricas que producen sonrojo a cualquiera que mínimamente conozca la historia y la legislación sobre el Valle de los Caídos. Lo más grave es que ante la pretensión miserable de profanar el cadáver de un español –pues no olvidemos que la única pretensión de Zapatero es la de humillar a Franco después de muerto- muchos aplaudan como imbéciles espectadores de un circo romano, otros miren para otro lado y algunos otros –para mí los de peor ralea- compren el argumento so pretexto de "salvaguardar" el lugar de culto de la furia inconoclasta del infame gobernante.

Fuese o no su voluntad reposar para siempre allí, el Valle de los Caídos fue concebido y erigido por voluntad de Francisco Franco, como lugar de reconciliación de los caídos en la Guerra. Fue él -y no el viento- quien quiso que reposasen juntos los que mataron y los que murieron y quien puso todo su empeño en que la mayor Cruz de la Cristiandad amparase a todos en su última morada. Además, como fundador de la Abadía Benedictina tenía derecho a ser inhumado en la misma y lo fue según el rito tradicional como cualquier otro laico fundador de un lugar de culto, de cara al altar. Quiso que José Antonio, quien pocas horas antes de su muerte ejemplar escribió “Ojalá fuera la mía la última sangre que se vertiese en discordias civiles. Ojalá que el pueblo español, tan rico en cualquidades entrañables encuentre un día la Patria, el Pan y la Justicia” fuera enterrado allí pues su muerte fue semilla de reconciliación y no de odio. De amor y perdón y no de venganza. Por eso no es un caído más entre muchos –como sugiere el nefando informe-, sino un símbolo de reconciliación que España tiene pendiente de rescatar como uno de los mejores hijos que ha contemplado su Historia.

El Valle de los Caídos debe quedarse como está, igual que el Coliseo romano o la ruinas de Pompeya. Es Historia de España y no es tolerable a estas alturas que la historia se tunee, se adultere o se moldee de forma extemporánea a gusto del que en cada momento ostente el poder. El Valle de los Caídos no se explica sin la figura de Francisco Franco, pues fue su empeño personal honrar para siempre a quienes en una y otra trinchera se inmolaron por España y sin duda el Rey lo tuvo en cuenta cuando ordenó que reposasen allí sus restos para siempre.

Zapatero ha querido borrar el recuerdo de la gesta heroica del Alcázar de Toledo, convertir las Brigadas Internacionales en legiones de arcángeles de la democracia y eliminar cualquier rastro de una época que tanto bien hizo a España. Incapaz de ofrecer un futuro a los españoles ha luchado denodadamente por regresar al pasado para ganar, setenta y cinco años después, una guerra que todos queremos olvidar. Su último y más mezquino deseo era el de humillar póstumamente a Franco exponiendo sus restos a ser objeto de injurias y ataques por parte de mal nacidos como él.

Confío en que nunca logrará su miserable propósito. Pero quedará para siempre, para la historia, el rastro de su iniquidad y también la vergüenza eterna de los estúpidos meapilas que, bajo el pretexto de “salvar” un lugar de culto estaban dispuestos a despojarlo de su esencia y arrodillarse ante el siervo del odio y la venganza a costa de su propia dignidad.

LFU

29 de noviembre de 2011

«Un Dios salvaje»


TÍTULO ORIGINALCarnage
AÑO2011
DURACIÓN79 min.
PAÍS
DIRECTORRoman Polanski
GUIÓNRoman Polanski, Yasmina Reza (Obra: Yasmina Reza)
MÚSICAAlexandre Desplat
FOTOGRAFÍAPawel Edelman
REPARTOKate Winslet, Christoph Waltz, Jodie Foster, John C. Reilly
PRODUCTORACoproducción Francia-Polonia-Alemania-España; France 2 Cinema / Versatil Cinema /Constantin Film Produktion / SBS Productions / SPI Poland
WEB OFICIALhttp://www.sonyclassics.com/carnage/
PREMIOS2011: Festival de Venecia: Sección oficial a concurso
GÉNEROComedia. Drama | Comedia negra
SINOPSISAdaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. Ha sido rodada en Europa, pero la historia se desarrolla en Nueva York. En la obra original, los protagonistas son dos matrimonios que se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados. (FILMAFFINITY)

Dos parejas se reúnen para tratar un incidente violento entre sus hijos adolescentes. Es la excusa para un potente texto, radiografía, en parte, de ese occidente opulento, hipócrita y nihilista, ahíto de recursos y silente en respuestas verdaderas al corazón del hombre.

Con brillantez, Polanski resuelve el traslado de las tablas al cine. Estupendo el trabajo de las dos actrices, cada una con un momento distinto de matizada madurez. La réplica masculina, dos secundarios de altísimo nivel, aportan consistencia y verosimilitud dando vida a sus respectivos personajes. Sin duda, Polanski se sintió cómodo con la atmósfera de progresiva tensión que la obra teatral plantea. Sin estridencias y con sentido del humor inocula en la pantalla los ingredientes que hacen de la película, una obra mayor.

El pesimismo sobre las relaciones hombre-mujer, el desengaño de la condición humana y la desesperanza articulan la melodía de fondo que de un tono inicial de amable cortesía, progresivamente acumula tensión, dramatismo y disonancias. El sentido de los diálogos, va progresivamente afilándose y los personajes de forma progresiva abandonan sus máscaras sociales para mostrarse tal cual son, en un progresivo ejercicio de exhibición psicológica, divertido y dramático.

Resulta demoledor el progresivo desmoronamiento de los clichés social-progresistas y sus argumentos derivados de pretendida concordia social, política y familiar cuando se abandona el discurso de lo políticamente correcto y asoman las distintas almas, hambrientas y ayunas de verdad, justicia y bien, no sólo para “el mundo” sino para su minúsculo entorno familiar. Resulta elocuente el eco del silencio sobre lo esencial que recorre toda la película, la única mención a lo trascendente resulta irrespetuosa, precisamente, para ahuyentar rápidamente su presencia. Pero este provocativo silencio y desdén, resulta moral como otras políticas de Polanski. Todo el mundo quiere amar y ser amado con plenitud; quiere tratar y ser tratado con justicia y desea que la sociedad en que viva, así lo reconozca. Ser honrados con el malestar y la desesperanza que produce vivir sin respuestas verdaderas, es un primer servicio a la Verdad.

César Utrera-Molina Gómez

28 de noviembre de 2011

Monumento al niño no nacido


En una ceremonia que contó con la presencia del ministro de Salud de la República Eslovaca Ivan Uhliarik, el 28 de octubre pasado se inauguró en la localidad de Nova Ves Bardejovske un memorial del niño no nacido La estatua es obra del joven escultor eslovaco Martin Hudáčeka. La iniciativa de la estatua es de un grupo de jóvenes madres eslovacas, conscientes del valor de la vida humana y de la necesidad de abolir el aborto. El monumento expresa no sólo el pesar y arrepentimiento de la madre que ha abortado, sino también el perdón y el amor del niño por nacer hacia su madre.


¿Se imaginan que ésto sucediese en España, tierra de María?

Hay aún mucho camino que recorrer, pero la idea y el monumento son magníficos, aunque para ser más precisos debería llamarse Monumento al niño abortado, aunque suene peor, ya que por fortuna, la mayor parte de los no nacidos acaban naciendo.

LFU

23 de noviembre de 2011

José Antonio, presente, 75 años después.

Su cuerpo -visualizaba Arboleya- se erguía como queriendo zafar sus brazos de los grilletes que aferraban sus manos por la espalda.

Gritó tan fuerte «¡Arriba España!», que el sonido se confundió con la descarga de sus verdugos.

Se quebró su cuerpo, cayendo doblado, empapadas en sangre sus rodillas. La chusma allí reunida grito obscenidades; ni un grito, ni un «ay» del mártir...La orden de ejecución preveía esa primera etapa de deleite, a los triunfadores del momento....

José Antonio recibió la descarga en las piernas; no le tiraron al corazón ni a la cabeza; lo querían primero en el suelo, revolcándose de dolor. No lo lograron. El héroe cayó en silencio, con los ojos serenamente abiertos. Desde su asombrado dolor, miraba a todos sin lanzar un quejido, pero cuando el miliciano que mandaba el pelotón avanzó lentamente, pistola amartillada en mano y encañonándolo en la sien izquierda, el ordenó que gritase «¡Viva la República!» -en cuyo nombre cometía el crimen-, recibió por respuesta otro ¡Arriba España!

Volvió entonces a rugir la chusma, azuzando a la muerte. Rodeó el miliciano el cuerpo del caído y apoyando el cañón de la pistola en la nuca de su indefensa víctima, disparó el tiro de gracia.

Entre los papeles de la víctima se halló una cuartilla autógrafa del 14 de agosto anterior, en la que repetía incansable: «¡Arriba España! ¡Arriba España! ¡Arriba España!»

Testimonio inédito de Joaquín Martínez Alboleya, testigo presencial de la ejecución de José Antonio Primo de Rivera contenido en el Libro «Pasión de José Antonio» de José María Zavala. Edit. Plaza y Janés. Noviembre de 2011 (págs. 374-375).

El libro, cuya lectura recomiendo, se presentará el martes 29 a las 19,30 en el Circulo de Lectores O’Donell-10.

A los 75 años de su muerte, José Antonio, aquél irrepetible capitán de una juventud heróica que amaba a España porque no le gustaba, alérgico a la componenda y ejemplar en el sacrificio, sigue presente en el corazón de muchos españoles que no nos avergonzamos de gritar ¡Arriba España!.

LFU

21 de noviembre de 2011

Después de las elecciones

Sólo unas puntadas sin hilo:
  1. Me gustó mucho Rajoy en su intervención de ayer. Demostró saber estar y esto ya es mucho con respecto a su antecesor. Ojalá no pierda la compostura ni la seriedad. No es momento de festejos ni de ocurrencias, sino de certidumbres.
  2. La aparición de Rubalcaba, patética, con cuatro marujas de telón de fondo que se pegaban codazos y forzaban sonrisas y sin ninguno de los miembros de su equipo, ni del Gobierno, ni de la dirección del Psoe, ni, por supuesto, el infame que entró y salió de tapadillo como si con él no fuera la cosa. Cobardía sin límites en una noche que espero sea muy larga para ellos.
  3. Urge introducir medidas correctoras en el sistema electoral para evitar las distorsiones que la Ley D'Hont está provocando en la representación popular. No es de recibo que ETA tenga 7 diputados con 300.000 votos, que CIU tenga 16 con poco más de un millón y que UPD tenga 5 con 1,2 millones. El gran beneficiado será Izquierda Unida, pero siempre será mejor que aguantar el chantaje nacionalista.
  4. Espero que el nuevo Fiscal General del Estado esté a la altura de las circunstancias para tratar de compensar el enorme daño infligido por Zp y sus comparsas del Tribunal Constitucional con la legalizaciónd e Bildu.
  5. Me alegré de haber prestado mi voto al Pp y contribuido a al debacle del Psoe. Voté -como pidió el Abad del Valle de los Caídos en su magnífica homilía de ayer- pensando sólo en España. A partir de aquí, veremos cuanto tardo en rasgarme las vestiduras....
  6. Como Rajoy es católico, espero que sea coherente con su fe y que Dios le ilumine.
LFU

15 de noviembre de 2011

Ante las elecciones del 20 de noviembre


España está en una hora extremadamente crítica. En lo económico y en lo moral, nuestra patria está sufriendo las terribles consecuencias de ocho años de gobiernos sectarios, irresponsables e incompetentes. Para Zapatero no había más prioridad que su proyecto de ingeniería social dirigida a consolidar la supremacía moral de la izquierda mediante la manipulación de la Historia, el ataque a la familia, el ahogamiento de la libertad y el socavamiento de los valores de la civilización cristiana. Ha supeditado la supervivencia de la Nación y del Estado a su ignorante y sectaria radicalidad, gobernando sólo para la mitad de los españoles, provocando un grave desprestigio de instituciones como la fiscalía y el Tribunal Constitucional, convertidas en peones obedientes al servicio de su política sectaria. Ha retrasado de forma irresponsable la adopción de medidas indispensables para la supervivencia económica de España creando una situación pavorosa de desempleo, de desesperanza y de frustración colectiva como nación.

Ante la dramática situación que vive España, no soy partidario de adoptar posiciones dogmáticas, aunque respeto a quienes así lo hacen. Sé muy bien que el Partido Popular no hará, ni mucho menos, la España con la que sueño. Sé que sus muchos complejos en materia social y cultural nos privarán de un cambio de rumbo necesario para contrarrestar el inmenso daño que se ha hecho en las últimas décadas. Sé que seguirán muriendo asesinados cientos de miles de inocentes en el vientre de su madre…. Pero también sé que si hay algo verdaderamente prioritario en esta hora de España, es desalojar a la izquierda del poder, aplicar políticas económicas con sentido común y detener el deterioro moral e institucional de España. Me considero obligado a tratar de impedir que se vaya agrandando el abismo moral en el que han sumido a nuestra patria y de evitar que la incompetencia de sus políticas erráticas desahucie para siempre el futuro de nuestros hijos. Y, por primera vez en muchos años tenemos la oportunidad de infligir una derrota histórica y ejemplarizante al Partido socialista, que bien merecido lo tiene.

No puedo olvidar aquellas palabras de José Antonio en el Teatro de la Comedia ante las elecciones de 1933. «En estas elecciones votad lo que os parezca menos malo. Pero no saldrá de ahí vuestra España, ni está ahí nuestro marco. Esa es una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa.». Son muchas las veces que me he propuesto a mí mismo no votar nunca más al Partido Popular, que tantas veces y tan gravemente me ha defraudado, me ha indignado y que no deja de ser, utilizando palabras del Ausente, «como la leche esterilizada, que no tiene microbios, pero tampoco vitaminas». Confieso que me duele en el alma dar el voto a algunos políticos de los que me separa un abismo ideológico y moral insondable, y sólo me consuela saber de la existencia de muchos otros políticos cristianos y honrados que están allí y luchan desde dentro por mejorarlo. Pero pensando en España y sólo en ella, para evitar que la izquierda siga hundiendo nuestra patria en el abismo de la mentira, la indecencia y la ruína, de la intolerancia y del sectarismo y para evitar que los nacionalistas acudan como buitres carroñeros a sacar tajada de una mayoría escuálida, votaré en estas elecciones a la única opción política que hoy por hoy creo capaz de detener la hemorragia incontrolable en la que se encuentra nuestra patria. Si así lo hacen que España se lo premie y si no, que reciban su castigo y su desprecio como indignos hijos de ella. Sólo espero que en los tres días que quedan de ridícula campaña, no me acaben de convencer de lo contrario.

LFU

11 de noviembre de 2011

José Antonio, ahora. Por José Utrera Molina

Reproduzco a continuación el artículo publicado hoy por mi padre en la página web de la Fundación Nacional Francisco Franco en la que también aparece la entrevista que podéis leer pinchando aquí

por José Utrera Molina

Utilizo esta expresión adverbial porque me consta que late en los corazones de muchos de los que nos sentimos falangistas y que también su urgencia reside en una honesta reflexión de nuestras mentes. En primer término tenemos la obligación de derramar nuestra vista ya cansada por el panorama nacional. Reconocemos que la tecnología ha cambiado sustancialmente muchas cosas, pero ese cambio desprovisto de motivaciones, hondas y profundas, mirando a lo trascendente no se ha producido y así contemplamos unos con pena, otros con indignación, algunos con rabia y muchos con desesperanza, a nuestro solar invadido por una gangrena insoportable. Las nuevas generaciones no pueden estremecerse ante la emoción de la patria porque no la conocen y al no conocerla no la sienten y hay que tener en cuenta que en el principio de la Falange, campeaba siempre el dolor por la insatisfacción que sentíamos al contemplar la desdicha de España. Este recorrido por valles, por regiones, por tierras que antaño tuvieron un lazo apretado de unidad nos provoca no sólo angustia sino también incertidumbre. España es una entidad con una sustantividad unitaria indiscutible. No han sido agregados ocasionales los que se han producido a lo largo de la historia sino un proceso muy profundo de integración que ha resistido cambios y vaivenes. Urge en estos momentos la recuperación de un nuevo sentido del patriotismo. José Antonio seguiría pensando que España no le gustaba y ese patriotismo suyo de perfección, que le llevó a la muerte es la única tabla salvadora que nos puede revivir de esta catástrofe. El orgullo sin jactancia de ser español, la conciencia de nuestro viejo y hermoso destino, la sangre que se derramó en aras de estos ideales no puede quedar esterilizada.

Por eso José Antonio no está tan lejos en el tiempo, esa dimensión trituradora que a veces borra los acentos más importantes de la vida.

José Antonio es ahora la única y yo creo que la más fecunda de las fórmulas políticas que muy pronto tendrán que escogerse para hacer valedero un futuro mejor, un horizonte de mayor dignidad y grandeza comenzando claro está por una activa mutación en los valores hoy imperantes.

Pero José Antonio, al que yo sitúo ahora en el centro de mi esperanza, no sólo vivió para alumbrar unos criterios nuevos, un estilo diferente sino para darnos definitivamente una lección ante la muerte. Muchas veces en mi soledad he reflexionado sobre las horas que precedieron a su fusilamiento y al saber que no hubo temblor en su pulso, ni vacilación en sus convicciones, me invade un optimismo trascendente. La muerte ante José Antonio no apareció enlutada o siniestra sino como un aura de gratificación heroica de todo a lo que había servido con honestidad y también con orgullo legítimo. Nadie ha reparado suficientemente en que un hombre que va a hacer frente a la muerte, que tiene cercano a sus enemigos y que estos bien o mal componen una parte del pueblo español, sea capaz de decir que ojalá no vuelvan a existir discordias civiles mientras hace un elogio de las virtudes de sus gentes. Pudo sentir indignación y pena, pero sintió dolor y en último término solicitó la bendición del Dios en el que creía.

Ahora que todas las referencias trascendentes son sistemáticamente asfixiadas, que el reino de lo espiritual está más situado en la magia que en la verdad de los corazones, ahora que se insulta a todo lo que ha sido la esencialidad política de la nación española con la contemplación de brazos cruzados de aquellos que tenían el deber de proclamar en alta voz lo que significa como patrimonio común, la vida de España, nosotros tenemos la obligación de alzar en nuestro pensamiento la figura de José Antonio. Proclamamos en alta voz que José Antonio no ha muerto, que vive en cada uno de nosotros, que no es una referencia pálida que pueda olvidarse sino un estímulo impetuoso que se resiste a morir en el olvido.

José Antonio ahora, nos es necesario Su pensamiento sigue estando lejos de esa derecha amarillenta de la cual algunos se sienten orgullosos porque fue precisamente esa tropa sin uniforme la que propició su muerte y su calvario y eso no lo vamos a olvidar nunca. José Antonio murió porque la derecha española le había condenado previamente. Esto hizo que quedara desasistido de argumentaciones jurídicas convenientes que pudieran haber paliado la gravedad de su situación personal. Luego, esa misma derecha le aclamó para confundirlo, le ensalzó para mitificarlo, le defendió para hundirlo en un panorama de confusión. Nosotros hoy tenemos que traerlo ahora junto a las brasas de nuestro corazón no resignado y decirle a los españoles y al mundo entero que aquí hubo un hombre que se puede y se debe pronunciar con emocionada unción en el tiempo de hoy.


3 de noviembre de 2011

Juan Ramón Jiménez, José Antonio y la «Aristocracia Universal»


«¿Por qué la "Hispanidad" (con mayúscula) no hace libro monumental con toda la obra arquitectónica de España en América desde California al Perú? ¿Qué país colonizador ha hecho cosa semejante? ¡Cien volúmenes son necesarios1 ¡Y vengan arquitectos y fotógrafos de España a hacerlos1 ¿Por qué no se recita y se canta el "Romancero" todos los días en un teatro español nacional?. Y esa obra no la hizo Castilla, la hizo también Andalucía y Extremadura, la hizo España, España aristocrática. No creo en la democracia (Demo: El mal, el peor), creo en la aristocracia universal. ¡Todos aristócratas! (Aristo: el mejor). Aristócratas fueron Larra, Sanz del Río, Giner, Salmerón, Pí y Margall, Azcárate, Costa, Cajal. Y también José Antonio Primo de Rivera. La ideolojía superior española está en ellos, usted lo sabe. Empieza en un suicida, Larra, y acaba con otro, Ganivet, los dos, por asco de españolidad vulgar. La llamada jeneración del 98, por Díaz-Plaja, es una jeneración de diletantes políticos. Grandes escritores todos, menos Maeztu, y todos modernistas, modernistas ideólogos y modernistas líricos. Estamos en pleno modernismo, por fortuna, los teólogos y los poetas.»

(A Gregorio Marañón, prologuillo-dedicatoria, 1952, para una posible publicación de "Aristocracia inmanente")

Con mi agradecimiento a José Antonio Martín Otín (Petón), por compartir su descubrimiento con los comensales del 29 de octubre.

LFU