"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

28 de febrero de 2010

"El verso roto. Réquiem por un poeta español". (Homenaje a Rafael de Penagos) Por José Utrera Molina


Reproduzco a continuación el artículo publicado hoy en ABC. Es el sentido y dolorido homenaje de un amigo a quien, desde que le fuera presentado hace veinte años por Manuel Alcántara, ha profesado una verdadera y entrañable amistad.


«La muerte, esa eterna y helada compañera del hombre, ha quebrado la voz poética y sonora de Rafael de Penagos. Jamás había escuchado un tono de voz tan sugerente, tan preciso y armónico como el que se desprendía de sus palabras siempre hilvanadas por la autenticidad y por el rigor. A edad avanzada, su memoria conservaba una sorprendente frescura y lo atestiguaba jugando a recitar ante sus amigos sus viejos e inigualables sonetos. Rafael era una bondad que sonreía, una sonrisa elegante que disculpaba, una ironía incompatible con el sarcasmo, una sensibilidad que aturdía, en suma, una sabiduría que ocultaba el delirio de su amor por la verdad. Espero que en mi memoria no se desvanezca jamás el acento con que pronunciaba sus versos inigualables. Yo era su amigo, y él era uno de los últimos amigos que me quedaban de pie sobre la tierra. Hablábamos mucho y en nuestras largas conversaciones siempre había temas trascendentes. Rafael había vivido con intensidad su propia vida. Conocía pueblos distantes, continentes lejanos, gentes variopintas. Había mirado cielos diferentes, algunos azules y sin celajes, otros grises y con aspecto plomizo y triste, pero él llevaba la alegría en el alma y recogía de Dios palabras y acentos que él convertía en estrofas inigualables. Yo le rogaba «Rafael recítame el poema que hiciste a tu padre» y él se concentraba y me lo recitaba con un pálpito de emoción no exento de entereza. En otras ocasiones, me hablaba de sus distintos amores y él se detenía en uno que abría en un verso original el talante de su fino sentimiento: «Ya no me sabe a pan el pan que como, si no lo comes tú y estas conmigo...» ¿Cuántas veces me recitó este último soneto?. Me sonaba a gloria. Yo admiré siempre su fuerza vital, su lucha esforzada frente a la enfermedad que le iba poco a poco venciendo. Jamás le vi entristecido o pesimista, la vida que palpitaba en sus palabras, tenía un poder de contagio inconmensurable. No era demasiado creyente pero yo luchaba para convencerle de que Dios entraba en él y en mí y que nos escuchaba mientras hablábamos. El último día que le vi al despedirme de él le dije: «Rafael voy a pedir por ti al Dios en que parece que tú no crees». El me miró con una profundidad conmovedora. No me dijo nada, pero sabía que en aquél momento su mente estaba descubriendo nuevos caminos. Cuando pensamos en la tremenda mediocridad con que la vida actualmente nos envuelve y escuchamos las palabras de un hombre como Rafael, tenemos que bendecir al sol, a la luna, a las estrellas y sobre todo a la tierra que nos da por encima de todo amor y cobijo. Ya no se como voy a llenar su vacío. La vida reparte a través de los recuerdos esquinas y lugares que de pronto se quedan sin lugar y sin sitio con el doloroso desapego de pensar que nadie los ocupará en el futuro.


Rafael era un poeta excepcional. Su libro dedicado a Consuelo, la mujer que perdió muy joven, es una maravilla que no nos cansamos de leer una y otra vez porque el dolor aflora con intensidad y con fuerza y la sensibilidad se convierte en una razón de vida y de conciencia. Mi amigo creía en España. La amaba profundamente y tal vez por eso asoció hacia mí – que no cesaba de admirarlo- su respeto y cariño. No existía la trivialidad y la ligereza en el tono de nuestras conversaciones. Siempre había un más allá, un noble intento de desvelar misterios, de desentrañar incógnitas dolorosas. Nunca dejaré de olvidar su mirada tierna, noble y acariciante, su compañía alentadora e inigualable y sobre todo la música de su voz que resonará para siempre en mi ya lastimada memoria. Yo le decía a Rafael «¿Pero cómo es posible que no pienses en Dios con la cantidad de poeta que hay en tu alma? Si lo que dices en la rima de tus sonetos está dictada por Él; El te las confía, te las entrega, te envuelve con ellas el amor a todos los que vivimos el castigo y la esperanza de la vida.» No, no puedo conformarme, me indigno, me sublevo, me rompo por dentro. ¿Es posible que aquella voz armoniosa, llena de ventura ya no resuene en mis oídos?. Quiero pensar que la larga memoria tendrá siempre un sitio para cobijarle y tenerle presente y vivo. Hace tan solo unos días, desde la Unidad de Cuidados Intensivos donde estaba hospitalizado quiso llamarme. Su voz había enronquecido, pero conservaba el hábito emocionante de su profunda amistad. Yo no pude contestarle; mis palabras se ahogaban en mi garganta y al final le dije: «Rafael vuelvo a rezar por ti». Estoy seguro de que Dios le va a ayudar y vamos a continuar hablando de todas las cosas que la vida nos ha ofrecido durante todo este tiempo. Ahora que escribo con dolor estas líneas, destaco que fue un príncipe de las letras españolas, Premio Nacional de Literatura, pero sobre todo, un insigne poeta. Vibraba en él todo lo limpio y hermoso que había en la naturaleza. Si veía llover decía que el cielo estaba llorando, si contemplaba el sol, que la vida se enriquecía con la emoción que proporcionaba sus rayos.

No se como terminar este artículo, pero quisiera rendir mi homenaje a quien consideré desde el primer día como un amigo verdadero e increíble, como una voz que acompañaba mis silencios, como una mirada que rompía mi desazón y devolvía mi corazón a la esperanza.

Nunca conocí un testimonio de vitalidad humana como la que Rafael me proporcionó a menudo. Cuando parecía que el declinar de su existencia estaba próximo, se erguía y de pié parecía desafiarlo todo. Rafael, que era mi amigo, nunca padeció el peso de una sofocante ortodoxia religiosa, pero en el fondo de su corazón latía un ansia de inmortalidad. Su vida interior era rica y estaba llena de experiencias. Jamás hirió a nadie con el dardo de su rencor imposible, jamás le conocí una crispación que denotara su ira o su impaciencia. Era sosegado y tranquilo, paciente y amable. Tenía dentro de sí un mundo tan rico en imaginación que a veces sus palabras me confundían. Repito que pasé con él horas y horas inolvidables. Es difícil encontrar a alguien con el que puedas dialogar sin cansancio. Semana tras semana, aguardaba la hora de nuestro encuentro. Siempre le vi igual, con una amabilidad sonriente, como si quisiera prolongar siempre un abrazo que en el pecho le latía de forma continua y constante. Rafael tenía un nervio místico que traducía el poder de su alma que en muchas ocasiones había caminado sola. Nunca hubo en sus expresiones el menor atisbo de causticidad, desconoció el odio, amó sin límites, creyó sin la imposición de ninguna barrera. Insisto no me resisto a padecer el dolor de su ausencia. No soy yo, es España la que pierde con su muerte no sólo una voz jamás maltrecha aunque siempre dolorida y afanosa, sino un mensaje tan lleno de generosidad que hoy cubre tantos espacios vacíos. He puesto sobre su cuerpo rígido y frío la frescura de unas rosas rojas y con ellas le ofrezco el homenaje de mi devoción, tan unido a la amargura de su pérdida.

Hablar de presente cuando todo es pasado, es una torpe y estéril utopía. Pienso en mañana y en que mis hijos podrán leer sus estrofas y recordar que su padre tuvo en Rafael nada más y nada menos que un amigo fiel y verdadero que acaso aceptara la exigencia del Libro de los Proverbios «dame hijo mío tu corazón y pon tus ojos en mis caminos». Ojalá en esa senda, ancha y abierta, luminosa y clara, me encuentre contigo algún día.»

JOSÉ UTRERA MOLINA

26 de febrero de 2010

«Lo que vos queráis, Señor», en la voz de Rafael de Penagos


Tras mis palabras de ayer, y después de leer el artículo de Manuel Alcántara de hoy, he querido hoy traeros su incomparable y moelodiosa voz recitando el poema de un amigo, que seguramente habrá murmurado Rafael mientras partía para su último viaje hacia la Gloria.

Podéis escucharlo haciendo click en : Poema en audio: Lo que Vos queráis, Señor de Juan Ramón Jiménez por Rafael de Penagos


Lo que Vos queráis, Señor


Lo que Vos queráis, Señor;
sea lo que Vos queráis.

Si queréis que, entre las rosas,
ría hacia los matinales
resplandores de la vida,
sea lo que Vos queráis.

Si queréis que, entre los cardos,
sangre hacia las insondables
sombras de la noche eterna,
sea lo que Vos queráis.

Gracias si queréis que mire,
gracias si queréis cegarme;
gracias por todo y por nada;
sea lo que Vos queráis.

Lo que Vos queráis, Señor;
sea lo que Vos queráis.


De: Canción





JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

25 de febrero de 2010

Rafael de Penagos. Requiem por un poeta universal




Hace tan sólo unas horas, exactamente a las ocho y media de la mañana, se nos ha muerto el gran Rafael de Penagos, uno de los mejores poetas del siglo XX español, premio nacional de literatura. Su obra queda para la posteridad en sus numerosos libros y su vibrante y melodiosa voz quedará para siempre en nuestra memoria cada vez que oigamos la de Miguel de Cervantes en la serie El Quijote, la del Cardenal Richelieu en «Dartacán y los Tres Mosqueperros», la del Sr. Roper, la de Stan Laurel en «el Gordo y el flaco» o la del Capitán Renault en «Casablanca».

Ayer por la tarde fui a visitarle a la habitación del hospital donde parecía recuperarse de haber estado al borde del abismo, para llevarle el aliento y el abrazo de su gran amigo, mi padre, y el de todos mis hermanos que le querían como si fuera alguien de la familia. Se alegró mucho al verme y no quiso que me fuese sin sentir su gratitud. Pude ver en sus ojos el brillo del optimismo y la esperanza y salí reconfortado por haberle arrancado varias sonrisas y la promesa de que, tan pronto estuviese repuesto, le escribiría un soneto a mi hija Paloma de la que siempre –y ayer también, por última vez- me decía que su belleza renacentista parecía sacada de un cuadro de Boticelli.

Confieso que he llorado al conocer su muerte y saber que debo decirle a mis hijas que ya nunca volverán a tomar el aperitivo con el Cardenal Richelieu y que tendrán que esperar a mejor ocasión para tener su soneto.

Para siempre nos quedará el limpio y precioso soneto que dedicó a la casa de mis padres, que da la bienvenida a todos desde su entrada:



Sólo me queda el consuelo de haberle podido llevar, pocas horas antes de partir, una muestra del gran cariño que todos le profesábamos. Estoy seguro de que nuestras oraciones de estas noches últimas, le habrán servido para ver con mayor claridad el rostro divino del buen Pastor que a buen seguro le habrá recibido con el mejor de sus abrazos.

Descansa en paz, querido Rafael y que Dios te premie tu bondad.

LFU


Una sonrisa miserable



Se me ha adelantado, como muchas veces, Jesús Cotta en su blog. Estas caras sonrientes celebran que la abominación se haya convertido en un derecho. Ayer mismo celebraba con un amigo del alma la recuperación de su pequeño sobrino de sólo ocho días tras una operación a corazón abierto y hoy tengo que poner la bandera de mi corazón a media asta por los cientos de miles de vidas que acabarán en una trituradora amparados por una ley injusta y criminal; por la ceguera de una gran parte de mis compatriotas que, como muchos alemanes en los años 40, contemporizaron con el holocausto de millones de seres humanos; porque las niñas de dieciséis años podrán abrir una brecha más en sus familias, quedando expuestas a una sociedad marcada por el egoismo y la búsqueda del placer; porque muchos padres y abuelos no podrán hacer nada por impedir que maten impunemente a sus hijos y a sus nietos; por la aberración que supone que el aborto se haya convertido en un método anticonceptivo.

¿De qué coño se ríen? ¿No dicen -hipócritamente- que el aborto es un drama para la mujer?¿También para las que, según las estadísticas han abortado más de cinco veces?. Resulta dificil entender el sentido de esas caras sonrientes en un día en el que parece que hasta los cielos de toda España se han puesto de luto para llorar por cada una de las limpias sonrisas que nunca verá la luz.

LFU

24 de febrero de 2010

«Up in the air»


Título: Up in the air.
Director: Jason Reitman.
Actores: George Clooney, Anna Kendrick y otros.
Año:2009


El hiperprofesionalismo, la libertad reducida a la ausencia de vínculos y una cierta mitomanía moderna centrada en los viajes en avión, de la mano de un muy convincente George Clooney ayudan a construir un relato de la realidad laboral en los Estados Unidos tras la última crisis financiera e inmobiliaria. Nos hallamos ante una película convincente, verosímil pese a su tendencia a la hipérbole y entretenida en el que el humor y el drama están al servicio de una narración recurrente y nunca agotada en el cine americano, una historia de conversión.

Una buscada sencillez narrativa, bien trabada de elementos clásicos nos presenta un modo de vida y unos avatares que sólo puede encarnar con éxito y credibilidad un actor con los galones de Clooney. No se trata de una interpretación contenida, más bien hace de él mismo, y resulta creíble. Se utilizan recursos clásicos para preparar la evolución del protagonista. Un acierto indiscutible, la contrafigura de la joven que le acompaña en sus viajes. Él la tutela y a su vez no puede dejar de verse secretamente influido por un corazón joven que no se resigna al cinismo del que él ha hecho un estilo de vida. El director ha sabido producir esa extraña y eficaz interrelación de personajes que ya probó Cervantes con maestría.

En cierto modo, esta película es un buen termómetro de una cierta cultura moral estadounidense. Franca y sincera al describir una realidad. No evita afrontar lo criticable de su modo de vida y por ello mismo, uno percibe que su músculo moral no ha muerto, que tras los oropeles de la sociedad opulentísima que han construido persiste una conciencia viva, que no se resigna con aquello que le incomoda pese a su poder de seducción y que mira más allá de lo inmediato, de la última novedad impuesta por la sociedad de consumo que ellos mismos inventaron.

En conclusión, no creo exagerar si digo que es una película cristiana, de claras raíces bíblicas que partiendo del drama de la soledad moderna y de la tentación de la autonomía solipsista no tiene miedo en revisitar al universal del hijo pródigo, reivindicando en última instancia, los anhelos auténticos del corazón humano. Supongo que muchos críticos la tildarán de convencional, de historia moralizante y bien intencionada. Lo cierto, es que justo al empezar la Cuaresma en España, se estrena una historia de conversión y de gracia. Gracias Hollywood. God bless America.

César Utrera-Molina

22 de febrero de 2010

"John Adams"



Doy la bienvenida a mi hermana Reyes, con una interesantísima aportación sobre esta miniserie de la HBO que fue la gran triunfadora en los premios Emmy 2008, con 13 galardones –se llevó los primeros de las categorías más importantes, incluidas la de Mejor Miniserie, Mejor Guión, Mejor Dirección, Mejor Actor Protagonista (Paul Giamatti) y Mejor Actriz Protagonista (Laura Linney)- y también lo ha sido en los Globos de Oro 2009,donde, tras ser la serie más nominada, ganó todos los premios a los que concurrió; entre ellos el que obtuvo el veterano actor británico Tom Wilkinson como Mejor Actor Secundario.


«Mi buena amiga Leticia Ruiz, conservadora de pintura española del Museo del Prado, me recomendó que no dejará de ver la serie histórica que la productora de Tom Hanks y Gary Goetzman han dedicado a la figura de John Adams, adaptando el libro de David McCullough, John Adams, ganador del permio Pulitzer. Como suele acertar en sus recomendaciones, la semana pasada la compré en fnac, recién salida a la venta, y aprovechando unos maravillosos días de vacaciones en Nerja, he podido ver completos los siete capítulos que forman la serie. He disfrutado tanto con ella, que mi intención no es otra que dar a conocer una producción modélica en el género de la cinematografía histórica. De la mano de los magníficos actores Paul Giamatti y Laura Linney que dan vida al que fuera segundo Presidente de los Estados Unidos, y a su mujer Abigail, el director Tom Hooper, recrea a la perfección a la América de finales del siglo XVIII, en que se estrena su independencia, en un escenario que respira autenticidad tanto en la ambientación como en cada uno de los personajes (Washington, Jefferson, Franklin etc...). Resulta especialmente apasionante la llevada a escena de las relaciones diplomáticas de la joven nación americana con la Francia prerevolucionaria y con su antigua metrópoli, llegando la película a uno de los momentos álgidos, con el nombramiento del primer presidente de los EEUU y el papel de John Adams como ministro plenipotenciario ante la corte de Jorge III.

Paralelamente al relato histórico, nos adentramos en la historia familiar del que fue primer vicepresidente y segundo Presidente de los Estados Unidos, en la que valores como la lealtad, el amor, y la obediencia conforman a la mayoría de sus integrantes, en un destino no exento de tragedia, en parte propiciado por el desarrolló de la vocación política de Adams, entendida sin reserva alguna al servicio de su Nación, y sacrificando en ella, la atención a algunos de sus hijos en momentos cruciales de su crecimiento; y marcado también por la enfermedad, pero alcanzando ésta caracteres heroicos, al afrontarla con valentía, entereza e impresionante resignación cristiana.

Es una película fiel a la verdad histórica, magníficamente recreada y en la que conceptos como el patriotismo, la entrega y el amor están encarnados en sus protagonistas principales logrando momentos de enorme emotividad. También se recoge la presencia de intrigas políticas a las que tampoco fue ajena aquella época, así como consideraciones nada desdeñables sobre la política, hoy de plena actualidad.

Es una serie emocionante que estimula a adentrarse en aquella época mítica de los forjadores de la Nación americana, con el enorme atractivo de la actuación magistral de Paul Giamatti y Laura Linney, protagonistas también de una reconfortante y ejemplar historia de renuncia y amor. Desde esta tribuna os invito a no dejar pasar esta oportunidad para disfrutar de una producción que con seguridad os encariñara con un personaje hecho así mismo, desde humildes orígenes y al que su amor a la ley, le llevaría a los más altos designios de su Nación.

Reyes Utrera»

18 de febrero de 2010

Negrín y su nieta


Por su indudable interés, reproduzco a continuación el artículo publicado anteayer por Alfonso Ussia en La Razón, en la que pone lo puntos sobre las íes al hablar de Negrín, uno de los grandes truhanes "rehabilitados" por ZP, expoliador de las reservas de oro del Banco de España y principal responsable de la entrega de la República al comunismo. Y es que a Negrin le ha salido una nieta un tanto espesa y atrabiliaria, cuyo entusiasta e inquebrantable apoyo puede ayudar mucho a que Garzon acabe mas pronto que tarde, de patitas en la calle y con una rotunda condena por prevaricacion en su haber. LFU


La nieta

16 Febrero 10

«En España sentimos una gran fascinación por los parentescos. Y se concede autoridad a quien simplemente es hijo, sobrino, nieto o cuñado de cualquier personaje más o menos relevante. Hablaba un joven Antonio Maura en el Congreso. –¿Quién es este tío?–, preguntó un diputado. Su vecino de escaño le informó: –Es Maura, el cuñado de Gamazo–; –Pues muy pronto será Gamazo el cuñado de Maura–. Esos cuñados. Desde Rivas Sheriff a Serrano Súñer, los cuñados han tenido mucho poder y responsabilidad. Ahora le toca el turno a una nieta. «La nieta de Negrín». Esta señora, cuyo único título es ser nieta de un abuelo, es, o al menos lo parece, íntima amiga de Garzón. El juez estrella–estrellado cuenta con incondicionales de primera magnitud. Juan Diego, Juan Diego Botto y la nieta de Negrín. La señora nieta ha arremetido contra el Presidente del Consejo del Poder Judicial, Carlos Dívar, por no impedir que empapelen a Garzón y le ha llamado «juez franquista». La nieta es muy nieta. Desautoriza a Dívar por un pecado cronológico. Nació durante el franquismo, estudió durante el franquismo, ganó las oposiciones durante el franquismo y fue juez durante el franquismo. Como Jiménez–Villarejo, por poner un ejemplo, aunque éste eligiera la senda de la fiscalía. Sólo por eso, Dívar no puede permitirse el lujo de poner en duda las actuaciones de Baltasar Garzón. Lo ha dicho la nieta, y además, la de Negrín. La nieta, para hablar con esa contundencia y severidad, no ha debido conocer bien a su abuelito. No pongo en duda la capacidad de cariño de Negrín hacia su nieta. Mientras asesinaba a decenas de miles de rusos, el ídolo de su abuelito, Stalin, abrazaba con un amor inabarcable a su hija Svetlana. Mientras asesinaba a decenas de miles de judíos, Adolf Hitler hacía carantoñas a la sobrina preferida de Eva Braun. El abuelo de la nieta de Negrín, es responsable de miles de asesinatos, tropelías, torturas y robos durante su Presidencia del Gobierno del Frente Popular. El abuelo de la nieta de Negrín ha sido el mayor ladrón de la Historia de España. Vació de oro las arcas del Banco de España para entregárselo a Stalin en Odessa. No le dio todo a Stalin. El abuelo de la encantadora nieta de Negrín se quedó con un pellizco, que le permitió vivir con desahogo en el exilio. Un hombre sin problemas económicos puede llegar a ser un abuelo encantador, y parece ser que el abuelo de la nieta de Negrín lo fue. Pero si la autoridad moral para descalificar a una persona decente le viene exclusivamente del parentesco, y el pariente no es otro que Negrín, la nieta del abuelo haría muy bien en permanecer callada y disfrutar con discreta resignación los años que le queden de vida. No se pretende que la nieta de Negrín pida perdón por serlo, que de ello no tiene culpa alguna. Pero sí que se documente, que lea, que valore las opiniones que de su abuelo nos dejaron muchos de sus estrechos compañeros de fechorías. Si la nieta de Negrín guarda un buen recuerdo de su abuelo, lo mejor que puede hacer para mantenerlo, es dejar al abuelo en paz. No fue un abuelo para presumir. Lea, lea, que lea la nietecita. Y Garzón que se busque mejores apoyos incondicionales. A este paso, se suman a su defensa «El Dioni», Maradona y Farruquito.»

17 de febrero de 2010

Fortea y el sushi

Recomiendo no perderse la Genial y aguda entrada del demoniólogo Padre Fortea en su blog, a raíz del artículo del Jesuíta Mesía -de la rama más retroprogre de la Compañía de Jesús- negando la existencia del demonio, de la que me permito extraer dos párrafos antológicos:

(...) Si, tu y los tuyos nos disteis religión y catequesis a base de Juan Salvador Gaviota y El Principito, y en esa época era lo mas IN. Pero los jóvenes de hoy que van a misa, escuchan gregoriano, leen el Dentzinger en Internet y son mas papistas que Roberto Belarmino. Por eso el tema que has sacado suena encantadoramente pre-Matrix. Nos retrotrae a la ingenuidad de la época ante-BladeRunner. Y eso es entragnable."

(...) Oye, si voy a Japon me invitaras a un poco sushi? Me gusta mucho el sushi. Y ya sabes que el sushi de aquí se parece al de Japon, como tu teología a la de Roma. Y es que eso si que no te lo voy a discutir, la ortodoxia del sushi esta en el país de sol naciente."

El blog es de los que merece la pena seguir.

LFU

15 de febrero de 2010

Asedio al Valle de los Caídos


Confieso que nunca pensé que ningún gobierno español pudiera llegar a los límites de mezquindad y bajeza a los que ha llegado el presidido por Rodríguez Zapatero, quizás porque, en mi infinita candidez, tampoco imaginé nunca que la indiferencia de los españoles pudiera alcanzar cotas tan elevadas.

El Gobierno está decidido a cerrar para siempre la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Consciente de que las estrategias dinamiteras propuestas por Gibson, Sopena y sus mariachis tendrían ecos indeseados en la escena internacional, su estrategia es, una vez más, la de utilizar primero la intoxicación y la mentira -como ya hicieran sus predecesores en la república cuando acusaban a las monjas de envenenar niños con caramelos- para luego, mediante la asfixia económica de la abadía y la falta deliberada de mantenimiento, certificar su defunción y echarle la llave para siempre.

La mayor Cruz de la cristiandad, bajo cuyos brazos reposan para siempre los restos de quienes se enfrentaron en fratricida contienda, es demasiado visible como para no inquietar a quienes han decidido desterrar de la tierra de María todo vestigio de su gloriosa y antigua espiritualidad.



Primero se ha eliminado toda partida presupuestaria para el mantenimiento del conjunto monumental. Después, se ordenó el cierre de la basílica alegando problemas de humedad e inexistentes riesgos para los visitantes, y la realización de unas obras absolutamente inexistentes. Se ha eliminado el cobro de la entrada al recinto, una de las fuentes de sustento de los monjes benedictinos, y se limita, por el momento, el acceso a la basílica a la misa conventual que diariamente se celebra por el alma de todos los que cayeron en aquella trágica contienda. Tampoco es posible acudir a la hospedería para realizar Ejercicios Espirituales o convivencias Es decir, han cortado todas las fuentes de ingresos de la comunidad benedictina. Para añadir un toque de refinamiento a todo ello, los funcionarios de Patrimonio Nacional han recibido órdenes de retirar sistemáticamente las flores que el monje encargado del jardín coloca cada mañana sobre las tumbas de Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera, a las que, para más inri, ya no puede accederse habiendose colocado unos cordones que prohíben el paso más allá de los primeros bancos frente al presbiterio.

El Gobierno, pues, ha puesto cobarde asedio a la comunidad benedictina que allí reside, mediante una asfixia económica que amenaza a su propia supervivencia, con la aviesa intención de obtener su rendición y conseguir el cierre por abandono del sagrado lugar.

Pero ignora el gobierno en su pequeñez, que el enemigo a batir, que vive y trabaja diariamente bajo el signo supremo de la Cruz, no se amilana fácilmente ante el sufrimiento y la persecución. Para los cristianos, el sufrimiento es consustancial a la propia vida por estar íntimamente unido al amor. El que no es capaz de amar desconoce el verdadero significado del sufrimiento. Y olvidan que el cristiano es en la imitación del sufrimiento de Cristo donde encuentra el verdadero sentido a su vida, esperando además, la más sublime de las recompensas.

El evangelio de ayer no podía ser más a propósito: “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa”. (Mateo 5, 1-12) “Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.” (Lucas 6,20-23).

Zapatero y su fiel escudera De la Vega, están seguros de su victoria, porque cuentan con el silencio cobarde de la oposición y el aplauso de los corifeos del talante. Pero hacen mal en despreciar el poder de la oración, la de los monjes, la mía y la de muchos que cada día se unirán para evitar que se consume el latrocinio talibán de un gobierno que, tras haber asolado esta nación con su ineptitud, parece dispuesto a no retirarse hasta haberse cobrado la última víctima propiciatoria de su política de odio y rencor inabarcable.

Reza el viejo refrán que “A Dios rogando y con el mazo dando”. Espero que la Iglesia y la Santa Sede sepan defender a la Comunidad como corresponde a su título pontificio. El Breve Pontificio de Juan XXIII, el día 7 de abril de 1960, por el que se eleva la iglesia abacial de la Santa Cruz al honor de basílica, dice: «Yérguese airoso, en una de las cumbres de la Sierra de Guadarrama, no lejos de Madrid, el signo de la Cruz Redentora, como hito hacia el cielo, meta preclarísima del camino de la vida terrena...». El Cardenal Anleto, Secretario de Estado de Su Santidad, dijo en este lugar, al descubrirse la lápida conmemorativa de la inauguración, consagración de la iglesia y proclamación del título de basílica, el 28 de enero de 1964: «Esa Cruz gigantesca que se alza osadamente para penetrar en las nubes no es solamente una obra maravillosa. Es el símbolo de una idea: la de la pacificación y reconciliación de todas las almas que han de volver a sentirse una en el seno de la caridad». Espero que sus sucesores sepan estar a la altura.

Por lo que a mí respecta, no estoy dispuesto a permanecer indiferente a tan miserable estrategia, por lo que, como primera medida acudiré a rezar, una vez más, a esa Basílica el próximo sábado 20 de febrero a las 11 de la mañana y desde aquí ruego a todos los que podáis que hagáis lo mismo. Al menos, que sepan los monjes que, además de contar con la colosal Cruz que les alumbra cada día, cuentan también con la oración y la cercanía de muchos españoles, ante la terrible injusticia que con ellos se está cometiendo.

LFU

11 de febrero de 2010

El aplauso del enemigo


MELILLA, 25 Ene. (EUROPA PRESS) -

El presidente del Grupo de Amistad Senado Español-Cámara de Consejeros Marroquí, Yahya Yahya, ha enviado hoy una carta al alcalde de La Coruña, Javier Losada, expresando su felicitación por la retirada de la estatua de José Millán-Astray y su deseo de que otros regidores españoles sigan el ejemplo con las efigies que recuerdan a los militares que participaron en la guerra del Norte de África contra los marroquíes y rifeños con el fin de que "dejen de ser motivo de humillación para tantas y tantas víctimas".

En la misiva, el también alcalde de Beni-Enzar, municipio próximo a Melilla, Yahya califica esta decisión del consistorio coruñés como "valiente" y asegura que la medida ha provocado en los marroquíes y rifeños "júbilo y la satisfacción".

El senador marroquí recuerda que Millán-Astray es el fundador de la Legión Extranjera, "cuerpo militar detrás una pléyade de atropellos y masacres en el norte de Marruecos, sobre todo entre el pueblo rifeño". Así, evoca que Millán-Astray fue promotor destacado en 1936 del levantamiento castrense contra el legítimo gobierno de la II República, "dando inicio a una guerra en la que fueron enrolados forzosamente decenas de miles de mis compatriotas, muchos de los cuales perecieron en el frente por una causa que no era, ni mucho menos, la suya".

Yahya Yahya destaca además que el militar "fue un símbolo y destacado miembro del régimen fascista comandado por el general Francisco Franco, otro personaje que ha dejado una estela de sangre entre mi pueblo", y por ello añade que
"no podemos más que saludar la iniciativa de su Ayuntamiento de condenar al ostracismo cualquier vestigio de semejante personaje".

El alcalde de Beni-Enzar subraya en la misiva que él mismo y la corporación que preside comparten los mismos valores y objetivos que el Ayuntamiento de La Coruña, en tanto que partícipes de una común memoria histórica. En esta línea, recuerda que el municipio que él preside "ha procedido recientemente a retirar la ayuda pública destinada al mantenimiento de un museo erigido aquí mismo en honor a la memoria del mariscal rifeño Mohamed Mizzian". Mizzian, "amigo de armas" de Franco y del propio Millán-Astray, fue un actor destacado en batallas como la de Annual contra su propio pueblo durante la colonización española del norte de Marruecos.


Y añado yo: hay que ver lo contentos que se pondrían los franceses si derribáramos las estatuas a Carlos I o al Teniente Ruiz y a Daoiz y Velarde; y los turcos si hiciéramos lo propio con Juan de Austria; y no digamos los holandeses si defenestrásemos al Duque de Alba.

La humillante felicitación recibia por el Consistorio Coruñés es parangonable a la felicitación de Sabino Arana al Presidente americano Mackinley con motivo de la derrota de la escuadra española en Cuba en 1898. Al Alcalde de la Coruña la historia de España le importa lo mismo que al demente de Arana.

Así que, bien mirado, es muy posible que ZP y los suyos acaben ganándose el aplauso del mundo entero cuando haya terminado de una vez por todas con España.

LFU





9 de febrero de 2010

«Imagine»


«Imagina que no existe el Cielo (heaven)
es fácil si lo intentas
sin el Infierno debajo nuestro
arriba nuestro, solo el cielo (sky)
Imagina a toda la gente
viviendo el hoy...
Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nadie por quien matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz...

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno.»

Nunca me había parado a reflexionar sobre la letra de esta canción, que tantas veces he escuchado –y tarareado- con agrado, hasta que sonó de forma inoportuna acompañando los fuegos artificiales de la última cabalgata de Reyes sustituyendo al Aleluya de Haendel de otros años. La emoción que me producía la música de Haendel mezclada con los fuegos y la ilusión de los niños, se tornó en perplejidad al escuchar los primeros compases de una canción pensada y escrita para un escenario bien diferente de aquél, en el que se recordaba precisamente algo que esa canción pedía suprimir.

Hace unos días, una entrada en un blog amigo me hizo recordar el amargo regusto que me dejó, por vez primera, la canción. Y debo confesar que, tras repasar detenidamente la letra, me alegré mucho de que el mundo no sea como lo imaginó John Lennon y confío en que nunca llegue a serlo.

Estoy seguro de que el pobre Lennon nunca se paró a pensar seriamente en el vacío de un mundo sin religión, sin la promesa de la luz eterna, sin amor y sin entrega verdadera. Un mundo vacío y sin esperanza; lleno de vidas que se agotan en sí mismas, encerradas en su propia mismidad.

Dudo mucho que pensara dos veces en un mundo en el que no hubiera nada ni nadie por quien matar o morir. Yo tengo muy claro por qué, por quien o por quienes sería capaz de dar la vida y no encuentro nada más sublime, ni más necesario. No hay amor sin entrega, por lo que el mundo que nos propone Lennon es un mundo sin amor verdadero, un mundo vacío. También tengo claro que estaría dispuesto a matar, si la ocasión lo requiriese, para defender mi vida o la vida de los seres a los que amo y, si fuese necesario, para defender a mi patria, como juré hace ya más de veinte años al besar la bandera. Me horripila pensar en un mundo en el que nadie fuera capaz de matar o morir por nadie y en el que no hubiera nada ni nadie por quien hacerlo.

En su descarga, prefiero tener presente su afición a las drogas y alucinógenos, y la personalidad extravagante de su mujer que sin duda tendrían alguna influencia en el alumbramiento de una letra tan nihilista como estúpida y desalentadora. En cualquier caso, y aunque me seguirá gustando la canción, ya nunca podré disfrutarla tanto como antes.

LFU

5 de febrero de 2010

Garzón, Franco y el Cid


El Tribunal Supremo, en un durísimo Auto notificado en el día de ayer, ha desestimado el archivo de la causa contra Baltasar Garzón, anticipando una más que probable apertura del juicio oral que determinará la suspensión del justiciero universal en sus funciones como juez de la Audiencia Nacional y podría terminar para siempre con su carrera profesional.

Se trata, sin duda, de una magnífica noticia para los que creemos en la justicia y en la seguridad jurídica y abominamos de quienes tratan de encumbrarse a costa de retorcer el derecho hasta extremos intolerables con tal de amoldarlo a sus deseos. Nadie debe estar por encima de la Ley, y muchísimo menos un servidor público cuya misión es velar por su correcta observancia.

Y no resulta baladí que la presunta prevaricación que pueda constarle la carrera se haya producido en su vergonzoso y sectario intento de sentar en el banquillo al cadáver de Francisco Franco, quien, como hiciera Rodrigo Díaz de Vivar en la conquista de Valencia, acaba de sumar, después de muerto, una victoria más a su brillante hoja de servicios a la Patria.

Se acerca, pues, el día en que, de una vez por todas, se ponga coto a quien ha hecho del noble y anónimo oficio de juez un altavoz de su narcisismo y de su resentimiento.


LFU

2 de febrero de 2010

¡A MÍ LA LEGIÓN! Por José Utrera Molina



(A continuación reproduzco el Artículo publicado hoy en ABC)


CREO que hubiese incurrido en una incuestionable cobardía si hubiese permanecido en silencio ante la última consecuencia de la mal llamada Memoria Histórica, que ha tenido su concreción en el injusto derribo de la estatua dedicada al teniente general Millán Astray.

Arrancar una página de la historia de España que contiene y refiere el heroísmo sin límite de un soldado español, echar abajo un símbolo de una categoría histórica indudable que representa el más formidable sentido del valor, la más alta prueba de gallardía, el más sublime heroísmo, la más completa y fecunda abnegación, me parece no un error ni siquiera un disparate inconfesable. Estimo que se trata de un alevoso crimen contra la identidad de nuestra tradición militar, contra el ejemplo de alguien que supo aceptar el sufrimiento sin protesta alguna y que llevó hasta sus límites más altos el sentido de la milicia.

¿Se pretende borrar de los anales de la historia todo vestigio de dignidad? ¿Qué se intenta, mancillar los nombres más ilustres de nuestro acontecer nacional? Esta vandálica invasión del Gobierno socialista, esta apoyatura indiscutible de todo lo que significa destrucción de valores esenciales, no puede permanecer indiferente ante los que creemos en valores superiores, en el culto al espíritu y en la estimación verdadera de méritos que constituyen las pruebas más altas del honor.

Vivimos un tiempo en el que corremos el riesgo de avergonzarnos de pertenecer a una Nación gloriosa y antigua como ha sido España. Nos duele la resignación, nos hiere el silencio, nos destroza la indiferencia, nos mancha el olvido. Creemos firmemente que no hay nación en el mundo que pueda ofrecer un palmarés de acciones extraordinarias como puede representar España. Concretamente a mí me duele esta trágica expoliación de virtudes esenciales, este asesinato de nuestras tradiciones, esa labor que pisotea la sangre de nuestros muertos, la señal de nuestros heridos, el holocausto de tantos y tantos soldados anónimos que dieron su vida porque España pudiera tener en la Historia un sitio de insobornable dignidad. Confieso que pocas acciones políticas me han afectado tan directamente como ésta que acontece para mayor escarnio en tierras gallegas, donde nació este ilustre soldado. ¿Es que no hay una voz disidente, un grito indignado, una protesta justificada ante tamaño desafuero?

No solamente me duele este silencio, me repugna esta increíble complicidad de los obligados, también, a alzar la voz. Yo al menos, en mi insignificancia, carente de representación política alguna, jubilado por la edad, pero no derrotado en la esperanza, clamo contra esta monstruosa injusticia. Creo que tranquilizo mi conciencia describiendo mis sentimientos. Pienso que no podría conciliar el sueño si permaneciera callado ante esa incalificable fechoría. Hace unos años, la Legión española me distinguió con la única condecoración que verdaderamente he ostentado durante todos estos años con pleno orgullo, al nombrarme cabo honorario. Hago honor a esta distinción y saludo ante su tumba con gesto legionario a quien ha sido un héroe excepcional y un ejemplo para las futuras generaciones. Al grito legionario ¡a mí la Legión!, acudo. Aquí estoy, mi general.


JOSÉ UTRERA MOLINA