"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
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18 de octubre de 2013

«Mártires» De Aquilino Duque


(Con permiso de Aquilino Duque, no me resisto a compartir el impresionante poema que el gran maestro y escritor incluyó en su bitácora Viñamarina el pasado 14 de octubre de 2013 bajo el título "Buena Muerte""


Mártires


No fuisteis al encuentro de la muerte.
Fue la muerte
la que vino a buscaros, y el martirio
fue por añadidura.
¿Eran las mismas palmas las del Domingo aquel?
En el Huerto de Olivos toda España
sudaba sangre
y era un zarzal de espinas,
un foso, una cisterna, un muladar,
un túmulo de altares profanados,
un mar muerto de asfalto
rodeado de hachones como espadas flamígeras.

.

Salido apenas de la adolescencia
más de uno, para todos la vida
no era más que un tránsito,
de ahí que perdonárais con júbilo
a quien os lo abreviaba sin saber lo que hacía
cuando entre culatazos y blasfemias
os empujaba hacia la eternidad,
cuando a cada descarga se os abrían las nubes
contra el sol en espléndidos rompimientos de gloria.

Aquilino Duque

2 de octubre de 2013

A mi madre, en su cumpleaños


Hoy es día de dar, por lo mucho que hemos recibido. Nada mejor podemos ofrecerle a mi madre hoy que reunirnos su marido, sus ocho hijos (con los ocho que les "soportan" ) y sus veinte nietos para dar gracias a Dios por toda su vida y celebrar su cumpleaños en plenitud. Pero venciendo mi timidez, a manera de ejercicio de primero de jazmines, le ofrezco también un modestísimo soneto, deficientemente resuelto pero que me ha costado muchísimo. Muchas felicidades con todo el cariño de tu hijo que tanto te quiere.


A mi Madre

Pensando en ti, mamá, me he preguntado
por qué tuve al nacer tanta fortuna,
por qué quiso el Señor poner mi cuna
en un portal de amor tan habitado.

En tu mirada azul busco el consuelo
de mi ayer. Escuchar tu voz, saberte
cerca me alivia, me hace más fuerte
saber que estás conmigo en mi desvelo.

Ocho vidas son tu mejor legado,
ocho latidos que en tu seno fueron
semilla de un amor ilusionado.

Gracias por dar más de lo que te dieron;
por poner siempre a Dios a nuestro lado
y ser de las que nunca se rindieron.



Luis Felipe

24 de julio de 2012

Belinha

Mi hermano César me ha recordado oportunamente que gracias a la noble y justísima iniciativa del Ministro de Justicia de la que me hacía eco en mi entrada anterior, dentro de no mucho tiempo habitará entre nosotros más personas como Belinha, capaces de generar tanto amor, tanta poesía.  Belinha es el nombre de un poema y el de la hermana disminuida del poeta Miguel D'Ors que lo compuso.




BELINHA
(1958-2005)

Para mi hermana Ana

Un oscuro designio de Quien es
el propio amor y toda la Justicia
te denegó la luz de la razón.
Algún día veremos que era bueno,
que fue un resorte decisivo para
la Gloria del Señor del Universo.
Hasta entonces guardemos estas cosas
en nuestro corazón –arca de fe-.

Pero ya algún atisbo me anticipa
la claridad final: esa carencia
tenía un reverso misterioso de
privilegio: que nunca hicieras mal
y tu paso dejara en esta vida
la misma estela pura que los ángeles.
Más: tu debilidad nos hizo ser
a cuantos estuvimos cerca de ella
mejores que nosotros. Y hoy que ya
vives la luz del rostro Eterno
a todos tus hermanos nos mejoras
un poco más con tu oración perfecta.

Acaso a ti, de todos la más pobre,
a la que todo lo necesitaba,
a la que en tanto tiempo llegó apenas
a balbucir “las vacas” y unos cuantos
nombres propios cercanos (eso sí:
uniendo con un raro instinto los
matrimonios), precisamente a ti,
nosotros, tus hermanos, los llamados
normales, los que siempre te mirábamos
con lástima, por una de esas bromas
de la Divina Providencia, acaso
cuando llegue la hora verdadera
te debamos la Bienaventuranza.
 

Miguel D'Ors
Pontevedra, 31-XII-06/1-I-07
Inédito recogido en El misterio de la felicidad.

17 de enero de 2011

"Con el tiempo" de Enrique García-Máiquez


A mi amigo DAL le debo, entre otras cosas, el conocimiento de Enrique García-Máiquez -cuyo blog sigo a diario desde entonces- y también su nuevo libro de poemas “CON EL TIEMPO” editado por Renacimiento que me regaló esta Navidad mientras tomábamos un improvisado aperitivo junto a un Belén de los de río, molino y castillo que da la bienvenida en su nueva casa.

Como sería pretencioso por mi parte hacer una crítica literaria del libro, me limito a reproducir alguno de los versos que más me han llegado, pues, en definitiva, la poesía ha de llegarte -o más bien llenarte- el corazón.

Y es que el corazón de su autor llena las páginas de este libro. Desde unos limpios y profundos versos dedicados al recuerdo de su madre, recientemente fallecida:

Nos vemos mucho más
desde que has muerto:
te veo cada noche
cruzar mis sueños.


La madrugada
-que es de cristal y alondra-
nos desampara.


al gozoso contraste entre el dolido y magistral "El hijo que no tengo"

A ese otro hombre
le duele recordar que al paso de los años
su hijo acabará marchándose;
A mí saber que siempre
tendré conmigo al mío.


y el alegre y aturdido "El llanto de una niña sostiene las constelaciones”, tras el inesperado nacimiento de su primera hija:

El llanto de una niña es una fuerza de gravedad: nos tiene
con los pies en el suelo. A los planetas
los aguanta en sus órbitas. No estallan
en sonoros aplausos los satélites.
Y no se echan, felices,
a bailar las estrellas porque el llanto
-el llanto portentoso de mi hija-
las mantiene, muy serias, en suspenso.


Y termino con un canto a la esperanza:

El pasado me pisa los talones.
Amo el presente, pero apenas dura
aquí.
Enseguida
va y me coge las vueltas
y se echa a mis espaldas
igual que un peso muerto y es mi sombra
que espesa por las noches y me envuelve.


Pero yo me resisto. Hacia delante
huyo cada mañana
con los brazos abiertos.
Con los poemas es lo mismo, nunca
dejaré de pensar que un verso luminoso
espera a que lo escriba.
¿Qué importan los que dejo –negro sobre blanco-
en el papel detrás?


Lo dicho, que un aperitivo lleva a otro. Quien quiera saber el menú completo, que lo lea y disfrute como yo.

LFU

22 de diciembre de 2010

Romance a un oportunista


Corría el año 1945, cuando César A. Gullino, director de la agencia italiana Stéfani en España (algo parecido a la entonces EFE española), enterado de la caída y muerte de Benito Mussolini, convida a una serie de periodistas y escritores para celebrar el óbito del Duce, cuyas grandezas había divulgado durante años Gullino desde su puesto en España con el fervor del más comprometido fascista. Uno de los invitados, el escritor peruano de origen italiano, Felipe Sassone, excusó su presencia ante tan bochornosa mudanza, enviándole al anfitrión un romance genial que sólo la prodigiosa memoria de mi padre ha podido conservar hasta nuestros días. Dice así:





«Calvo y con perfil hebreo
dices llamarte Gullino
y eres tan sólo un cochino
con el alma de un fideo.
En tu apellido no creo:
jodió con toda una grey
tu madre sin disimulo
y os van a dar por el culo
a ti, a Badoglio y al Rey;
a ese rey emperador
que es un enano podrido
sin dignidad y sin valor.
Por envidia y por rencor,
al Duce le hizo traición,
y así el inmundo felón
castigo espera del cielo,
pues tiene el culo en el suelo
y mierda en el corazón.»

Felipe Sassone

Convendréis conmigo que no podíamos tolerar que tan ingeniosa poesía no encontrase acomodo en Internet.

LFU

10 de junio de 2010

La maternidad de hoy vista desde el mañana, según Foxá


"Del beso de un hombre y una mujer nacía el hijo. Y ella lo sentía palpitar y moverse, y procuraba entonces no caer, para no lastimarle, porque le amaba sin conocerle. Y cuando nacía y le entraba el aire en los pequeños pulmones y le daba la primera luz en los ojos, ella lo acunaba, y de la punta de su seno le brotaba una sangre blanca, que era como la espuma de todo su ser..."


Historias de ciencia ficción. Agustín de Foxá. La biblioteca del laberinto, S. L., 2009


Un libro imprescindible de un autor genial.


LFU

28 de febrero de 2010

"El verso roto. Réquiem por un poeta español". (Homenaje a Rafael de Penagos) Por José Utrera Molina


Reproduzco a continuación el artículo publicado hoy en ABC. Es el sentido y dolorido homenaje de un amigo a quien, desde que le fuera presentado hace veinte años por Manuel Alcántara, ha profesado una verdadera y entrañable amistad.


«La muerte, esa eterna y helada compañera del hombre, ha quebrado la voz poética y sonora de Rafael de Penagos. Jamás había escuchado un tono de voz tan sugerente, tan preciso y armónico como el que se desprendía de sus palabras siempre hilvanadas por la autenticidad y por el rigor. A edad avanzada, su memoria conservaba una sorprendente frescura y lo atestiguaba jugando a recitar ante sus amigos sus viejos e inigualables sonetos. Rafael era una bondad que sonreía, una sonrisa elegante que disculpaba, una ironía incompatible con el sarcasmo, una sensibilidad que aturdía, en suma, una sabiduría que ocultaba el delirio de su amor por la verdad. Espero que en mi memoria no se desvanezca jamás el acento con que pronunciaba sus versos inigualables. Yo era su amigo, y él era uno de los últimos amigos que me quedaban de pie sobre la tierra. Hablábamos mucho y en nuestras largas conversaciones siempre había temas trascendentes. Rafael había vivido con intensidad su propia vida. Conocía pueblos distantes, continentes lejanos, gentes variopintas. Había mirado cielos diferentes, algunos azules y sin celajes, otros grises y con aspecto plomizo y triste, pero él llevaba la alegría en el alma y recogía de Dios palabras y acentos que él convertía en estrofas inigualables. Yo le rogaba «Rafael recítame el poema que hiciste a tu padre» y él se concentraba y me lo recitaba con un pálpito de emoción no exento de entereza. En otras ocasiones, me hablaba de sus distintos amores y él se detenía en uno que abría en un verso original el talante de su fino sentimiento: «Ya no me sabe a pan el pan que como, si no lo comes tú y estas conmigo...» ¿Cuántas veces me recitó este último soneto?. Me sonaba a gloria. Yo admiré siempre su fuerza vital, su lucha esforzada frente a la enfermedad que le iba poco a poco venciendo. Jamás le vi entristecido o pesimista, la vida que palpitaba en sus palabras, tenía un poder de contagio inconmensurable. No era demasiado creyente pero yo luchaba para convencerle de que Dios entraba en él y en mí y que nos escuchaba mientras hablábamos. El último día que le vi al despedirme de él le dije: «Rafael voy a pedir por ti al Dios en que parece que tú no crees». El me miró con una profundidad conmovedora. No me dijo nada, pero sabía que en aquél momento su mente estaba descubriendo nuevos caminos. Cuando pensamos en la tremenda mediocridad con que la vida actualmente nos envuelve y escuchamos las palabras de un hombre como Rafael, tenemos que bendecir al sol, a la luna, a las estrellas y sobre todo a la tierra que nos da por encima de todo amor y cobijo. Ya no se como voy a llenar su vacío. La vida reparte a través de los recuerdos esquinas y lugares que de pronto se quedan sin lugar y sin sitio con el doloroso desapego de pensar que nadie los ocupará en el futuro.


Rafael era un poeta excepcional. Su libro dedicado a Consuelo, la mujer que perdió muy joven, es una maravilla que no nos cansamos de leer una y otra vez porque el dolor aflora con intensidad y con fuerza y la sensibilidad se convierte en una razón de vida y de conciencia. Mi amigo creía en España. La amaba profundamente y tal vez por eso asoció hacia mí – que no cesaba de admirarlo- su respeto y cariño. No existía la trivialidad y la ligereza en el tono de nuestras conversaciones. Siempre había un más allá, un noble intento de desvelar misterios, de desentrañar incógnitas dolorosas. Nunca dejaré de olvidar su mirada tierna, noble y acariciante, su compañía alentadora e inigualable y sobre todo la música de su voz que resonará para siempre en mi ya lastimada memoria. Yo le decía a Rafael «¿Pero cómo es posible que no pienses en Dios con la cantidad de poeta que hay en tu alma? Si lo que dices en la rima de tus sonetos está dictada por Él; El te las confía, te las entrega, te envuelve con ellas el amor a todos los que vivimos el castigo y la esperanza de la vida.» No, no puedo conformarme, me indigno, me sublevo, me rompo por dentro. ¿Es posible que aquella voz armoniosa, llena de ventura ya no resuene en mis oídos?. Quiero pensar que la larga memoria tendrá siempre un sitio para cobijarle y tenerle presente y vivo. Hace tan solo unos días, desde la Unidad de Cuidados Intensivos donde estaba hospitalizado quiso llamarme. Su voz había enronquecido, pero conservaba el hábito emocionante de su profunda amistad. Yo no pude contestarle; mis palabras se ahogaban en mi garganta y al final le dije: «Rafael vuelvo a rezar por ti». Estoy seguro de que Dios le va a ayudar y vamos a continuar hablando de todas las cosas que la vida nos ha ofrecido durante todo este tiempo. Ahora que escribo con dolor estas líneas, destaco que fue un príncipe de las letras españolas, Premio Nacional de Literatura, pero sobre todo, un insigne poeta. Vibraba en él todo lo limpio y hermoso que había en la naturaleza. Si veía llover decía que el cielo estaba llorando, si contemplaba el sol, que la vida se enriquecía con la emoción que proporcionaba sus rayos.

No se como terminar este artículo, pero quisiera rendir mi homenaje a quien consideré desde el primer día como un amigo verdadero e increíble, como una voz que acompañaba mis silencios, como una mirada que rompía mi desazón y devolvía mi corazón a la esperanza.

Nunca conocí un testimonio de vitalidad humana como la que Rafael me proporcionó a menudo. Cuando parecía que el declinar de su existencia estaba próximo, se erguía y de pié parecía desafiarlo todo. Rafael, que era mi amigo, nunca padeció el peso de una sofocante ortodoxia religiosa, pero en el fondo de su corazón latía un ansia de inmortalidad. Su vida interior era rica y estaba llena de experiencias. Jamás hirió a nadie con el dardo de su rencor imposible, jamás le conocí una crispación que denotara su ira o su impaciencia. Era sosegado y tranquilo, paciente y amable. Tenía dentro de sí un mundo tan rico en imaginación que a veces sus palabras me confundían. Repito que pasé con él horas y horas inolvidables. Es difícil encontrar a alguien con el que puedas dialogar sin cansancio. Semana tras semana, aguardaba la hora de nuestro encuentro. Siempre le vi igual, con una amabilidad sonriente, como si quisiera prolongar siempre un abrazo que en el pecho le latía de forma continua y constante. Rafael tenía un nervio místico que traducía el poder de su alma que en muchas ocasiones había caminado sola. Nunca hubo en sus expresiones el menor atisbo de causticidad, desconoció el odio, amó sin límites, creyó sin la imposición de ninguna barrera. Insisto no me resisto a padecer el dolor de su ausencia. No soy yo, es España la que pierde con su muerte no sólo una voz jamás maltrecha aunque siempre dolorida y afanosa, sino un mensaje tan lleno de generosidad que hoy cubre tantos espacios vacíos. He puesto sobre su cuerpo rígido y frío la frescura de unas rosas rojas y con ellas le ofrezco el homenaje de mi devoción, tan unido a la amargura de su pérdida.

Hablar de presente cuando todo es pasado, es una torpe y estéril utopía. Pienso en mañana y en que mis hijos podrán leer sus estrofas y recordar que su padre tuvo en Rafael nada más y nada menos que un amigo fiel y verdadero que acaso aceptara la exigencia del Libro de los Proverbios «dame hijo mío tu corazón y pon tus ojos en mis caminos». Ojalá en esa senda, ancha y abierta, luminosa y clara, me encuentre contigo algún día.»

JOSÉ UTRERA MOLINA

26 de febrero de 2010

«Lo que vos queráis, Señor», en la voz de Rafael de Penagos


Tras mis palabras de ayer, y después de leer el artículo de Manuel Alcántara de hoy, he querido hoy traeros su incomparable y moelodiosa voz recitando el poema de un amigo, que seguramente habrá murmurado Rafael mientras partía para su último viaje hacia la Gloria.

Podéis escucharlo haciendo click en : Poema en audio: Lo que Vos queráis, Señor de Juan Ramón Jiménez por Rafael de Penagos


Lo que Vos queráis, Señor


Lo que Vos queráis, Señor;
sea lo que Vos queráis.

Si queréis que, entre las rosas,
ría hacia los matinales
resplandores de la vida,
sea lo que Vos queráis.

Si queréis que, entre los cardos,
sangre hacia las insondables
sombras de la noche eterna,
sea lo que Vos queráis.

Gracias si queréis que mire,
gracias si queréis cegarme;
gracias por todo y por nada;
sea lo que Vos queráis.

Lo que Vos queráis, Señor;
sea lo que Vos queráis.


De: Canción





JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

25 de febrero de 2010

Rafael de Penagos. Requiem por un poeta universal




Hace tan sólo unas horas, exactamente a las ocho y media de la mañana, se nos ha muerto el gran Rafael de Penagos, uno de los mejores poetas del siglo XX español, premio nacional de literatura. Su obra queda para la posteridad en sus numerosos libros y su vibrante y melodiosa voz quedará para siempre en nuestra memoria cada vez que oigamos la de Miguel de Cervantes en la serie El Quijote, la del Cardenal Richelieu en «Dartacán y los Tres Mosqueperros», la del Sr. Roper, la de Stan Laurel en «el Gordo y el flaco» o la del Capitán Renault en «Casablanca».

Ayer por la tarde fui a visitarle a la habitación del hospital donde parecía recuperarse de haber estado al borde del abismo, para llevarle el aliento y el abrazo de su gran amigo, mi padre, y el de todos mis hermanos que le querían como si fuera alguien de la familia. Se alegró mucho al verme y no quiso que me fuese sin sentir su gratitud. Pude ver en sus ojos el brillo del optimismo y la esperanza y salí reconfortado por haberle arrancado varias sonrisas y la promesa de que, tan pronto estuviese repuesto, le escribiría un soneto a mi hija Paloma de la que siempre –y ayer también, por última vez- me decía que su belleza renacentista parecía sacada de un cuadro de Boticelli.

Confieso que he llorado al conocer su muerte y saber que debo decirle a mis hijas que ya nunca volverán a tomar el aperitivo con el Cardenal Richelieu y que tendrán que esperar a mejor ocasión para tener su soneto.

Para siempre nos quedará el limpio y precioso soneto que dedicó a la casa de mis padres, que da la bienvenida a todos desde su entrada:



Sólo me queda el consuelo de haberle podido llevar, pocas horas antes de partir, una muestra del gran cariño que todos le profesábamos. Estoy seguro de que nuestras oraciones de estas noches últimas, le habrán servido para ver con mayor claridad el rostro divino del buen Pastor que a buen seguro le habrá recibido con el mejor de sus abrazos.

Descansa en paz, querido Rafael y que Dios te premie tu bondad.

LFU


11 de julio de 2008

Sobre la amistad

Hay muchas formas de describir esa profunda identificación entre dos seres humanos. Decía Lord Byron que la amistad es el amor pero sin sus alas. El diccionario de la Real Academia Española la define bien como Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Y es que los calificativos "puro" y "desinteresado" son consustanciales a la amistad verdadera.

Y el poeta Julio Martínez Mesanza, a quien sigo ocasionalmente en su magnífico blog "Cuestiones Naturales", gracias a la referencia de mi amigo DAL, lo hace emocionadamente en unos magníficos versos que hoy quiero destacar:


DE AMICITIA

A José del Río Mons

Si tuviese al justo de enemigo,
sería la justicia mi enemiga.
A tu lado en el campo victorioso
y junto a ti estaré cuando el fracaso.
Tus palabras tendrán tumba en mi oído.
Celebraré el primero tu alegría.
Aunque el fraude mi espada no consienta,
engañaremos juntos si te place.
Saquearemos juntos si lo quieres,
aunque mucho la sangre me repugne.
Tus rivales ya son rivales míos:
mañana el mar inmenso nos espera.

De "Europa" 1986

Julio Martinez Mesanza

9 de julio de 2008

Contra la anestesia de la mayoría

La Universidad Católica de Valencia ha colgado en la web de su observatorio de Bioética http://www.observatoriobioetica.com/, un vídeo decisivo sobre el aborto, un inexistente "derecho" que el infame pretende reactivar y ampliar para dejar al partido popular -envuelto en sus contradicciones e incapaz de adoptar una postura clara- con el paso cambiado. Se llama “No mires para otro lado”. Advierto que las imágenes son tan brutales como lo es la propia realidad del aborto.

Como sé que la mayoría de vosotros preferirá no verlo, mi amigo DAL me envía unos versos de Miguel D'Ors que no tienen desperdicio:


LECCIONES DE HISTORIA
(La larga marcha hacia ninguna parte)

(…)

V.


La segunda mitad del siglo XX
proclamó la bandera de la paz y de la vida
la vida de Mick Jagger,
la vida de Alí Agca, la de Charles
Manson, la de Bokassa,
la de José Rodríguez, son sagradas;
la vida de las focas y la de las sequoias
y hasta la vida de los vietnamitas
son sagradas, etcétera…

Muy bien, señores, pero
mientras el Universo se llenaba
de palomitas rosas, mientras todos ustedes
hacían el amor y no la guerra,
en cada útero un Auschwitz, un Dachau, un Stalin,
un Führer, un Vietnam, un Paracuellos,
un negro y fiero bombardeo.
Todo legal, no sufra, todo a cargo
de la Seguridad Social, naturalmente.

Cinco, veinte, sesenta millones, ochocientos
millones de personas –Dios lleva cuenta exacta–
asfixiadas, quemadas, trituradas
(con absoluta higiene y música ambiental
para que nadie diga).
Yo he escuchado sus llantos diminutos,
he visto sus milímetros de espanto,
sus deditos de leche desvalida
moviéndose en el cubo funerario.

Yo levanto estos versos como un volcán de rabia
y grito a las estrellas
que el mayor genocidio de este planeta fue
la segunda mitad del siglo XX


Miguel d’Ors, Es cielo y es azul, 1984



Es un deber moral de todos y cada uno de nosotros, llamar a la conciencia de la gente sobre lo terrible de la realidad del aborto. En este caso, los avances de la ciencia no han hecho sino dejar al descubierto una realidad que muchos quieren esconder. Y no hay excepciones que valgan para justificar el asesinato de un ser humano. Por eso resulta especialmente sangrante que en la emisora de la Conferencia Episcopal, un enano miserable que presume de ateo, esté ahora predicando la defensa de los tres supuestos actuales de la ley despenalizadora, utilizando una demagogia inadmisible. Cosas veredes...


LFU