
Quien paseara ayer por las calles de las grandes ciudades no puede emplear otro calificativo para quienes ayer se adueñaron del asfalto con aire amenazador contra todo aquél que teniendo trabajo, cometiera la osadía de querer trabajar, es decir, contra la mayor parte del pueblo español que aún disfruta de un puesto de trabajo, que ayer se convirtió de nuevo en fascista por desafiar la “tolerante” llamada a rebato de la izquierda.
Como ya dijo Rubalcaba, el PSOE irá con los Sindicatos como el PP con los curas. La diferencia es que el Pp no había untado previamente a los curas, que éstos no viven de los impuestos de todos, sino de las aportaciones de los católicos y que no se dedican a arruinar el país haciendo de matones de la izquierda.
Porque el PSOE ya ha decidido, a los 100 días de gobierno popular, adueñarse de la calle con la ayuda de sus comparsas Tojo y Méndez, para demostrar que la democracia sólo vale cuando son ellos los que gobiernan. Lo mismo que hicieron en 1934 contra el gobierno de Lerroux, sólo que entonces lo hicieron con las armas y hoy lo hacen tratando de hundir a la economía española que no está para muchos embites.
Preparémonos para una ofensiva en toda regla convenientemente urdida por la izquierda para deslegitimar el gobierno de la derecha. El fín justifica los medios y para ello usted y yo hemos sufragado la actividad de unos sindicatos indecentes que lejos de defender los derechos de los trabajadores se ofrecen como ariete de los enemigos de la libertad y de la democracia.
Hay en España casi 5.000 caraduras llamados liberados sindicales, que cuestan a las empresas españolas –esas que tienen que crear empleo- la nimia cantidad de 250 millones de euros anuales. Los los 13,5 millones de euros que recibieron los Sindicatos en 2004, el PSOE los convirtió en 2010 en 29 millones. Y mientras tanto, el resto de los españoles apretándose el cinturón y cerrando las tiendas por miedo a que vengan los cobardes y matones de los «piquetes «informativos»
El rostro de la mujer de la fotografía lo dice todo. A estas horas, no he escuchado de los dirigentes sindicales ni de Rubalcaba una condena firme y rotunda de los matones a los que han enviado a romper escaparates y amedrentar a los millones de fascistas que habitamos esta España nuestra que cada vez está más cerca de repetir los errores del pasado.
Qué asco y qué vergüenza.
LFU