"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

26 de julio de 2007

El PSOE y la manipulación

En el año 1934 el Partido Socialista preparó, impulsó y protagonizó un Golpe de Estado en España que sería conocido por el nombre de Revolución de Asturias. El gobierno de entonces, formado mayoritariamente por miembros del Partido Radical de Lerroux y algunos miembros de la CEDA -formación que, pese a haber ganado ampliamente las elecciones de 1932 no se "atrevió" a formar gobierno para calmar las iras de la izquierda que no podría nunca asimilar que la republica fuese gobernada por nadie que no fuera la izquierda- sofocó la rebelión en pocos días, quedando eso sí, un sobrecogedor balance de 4.000 vidas humanas perdidas merced a la furia de los revolucionarios, quienes a su paso sembraron los pueblos y ciudades de destrucción, saqueo y ensañamiento con todo lo religioso -los mártires ya beatificados de aquél período son legión-, en lo que sería un ensayo de lo que dos años más tarde sucedería en la España republicana tras el triunfo del Frente Popular.

La represión de los revolucionarios se puso, como es lógico, en manos del ejército que bajo el mando de los Generales Franco y López Ochoa lograron controlar la rebelión en pocas semanas y los máximos responsables de la rebelión -Prieto y Largo Caballero (si, los de las Estatuas de la Plaza de San Juan de la Cruz) entre ellos- fueron condenados a prisión. Pero a partir de ese momento la izquierda desplegó su fenomenal aparato de propaganda al más puro estilo soviético para darle la vuelta a la situación y acusar a la derecha de la "feroz represión" de los "mineros huelguistas" de Asturias. La derecha, como siempre, acabó arrinconada defendiéndose como pudo de unas acusaciones tan injustas como mendaces, pero la ziquierda ganó la batalla y tras el triunfo -amañado y caciquil- del Frente Popular en Febrero de 1936, salieron de la carcel los culpables y se prometió venganza contra los "represores".

Y es que la izquierda siempre gana este tipo de batallas, entre otras cosas, porque carece de escrúpulos a la hora de manipular la realidad. Es la plasmación más pura de que "el fin justifica los medios". Anteayer, pudimos comprobar de nuevo como el PSOE es capaz, sin inmutarse, de hacer que el Jefe de los Servicios de Inteligencia conovoque una increíble rueda de prensa cuyo único objetivo era echarle en cara al gobierno anterior su responsabilidad en la falta de control del espía doble detenido. Es una actuación miserable que merece una respuesta contundente. Si es verdad, como se ha dicho que el espía de marras facilitó información que permitó asesinar a ocho funcionarios del CNI en Irak, lo primero que habría que hacer el Gobierno de España es, como poco, llamar a consultas al embajador de Rusia. Si es verdad que el Gobierno anterior actuó contra este agente de forma discreta apartandolo del servicio y advirtió al actual gobierno de esta situación, no sé a qué estáa esperando el Sr. Rajoy para convocar una rueda de prensa junto con el entonces Ministro de Defensa para poner los puntos sobre las íes en la misma forma y con la misma relevancia que lo ha hecho el gobierno sin arrugarse lo más mínimo. Los asuntos de seguridad nacional no pueden convertirse en armas arrojadizas del juego político de forma tan vergonzosa. Pero si el Gobierno lo hace, lo que no puede hacer la oposición es esconderse en la madriguera y amagar sin atacar. Así, siempre ganarán la partida.

LFU

25 de julio de 2007

No es igual

Apoyo con reservas al Juez de primera instancia de Murcia que ha concedido la custodia de un hijo a su padre en perjuicio de su madre, alegando el lesbianismo de ésta. Digo con reservas, porque podría haber sido el hombre un poco más sutil a la hora de redactar el Auto de marras, lo que hubiera evitado, no sólo la polvareda mediática de la retroprogresía que se rasga las vestiduras ante la "homofobia" del juez, sino la más que probable revocación de dicha resolución, cuyo futuro, dadas las comparaciones que hace en el texto del auto, se me antoja más bien sombrío, máxime con la que está cayendo. Hay muchas razones que pueden avalar que se conceda al padre la custodia de un hijo en detrimento de la madre e incluso podrían haberse citado, a mayor abundamiento, los perjuicios que para el desarrollo del niño pudiera representar la homosexualidad de la madre, argumento sobradamente científico que puede leerse en el libro "No es igual" .

Si hubiera sido un poco más inteligente este Juez y se hubiera ahorrado, entre otras cosas, la comparación con la pertenencia a sectas satánicas, le habría callado algo la boca al poderoso lobby gay, quitándole argumentos y le habría ahorrado al niño tener que aguantar día a día las desviaciones sexuales de su madre.

LFU

24 de julio de 2007

Bono, El País y Franco

De un tiempo a esta parte, el inefable Bono sufre una obsesión enfermiza con Francisco Franco, a quien está decidido a situar en primer plano de la actualidad atacándolo con tanto iípetu como falta de valentía. Primero fue en el estúpido programa de Antena 3 "El Español de la historia" (o algo así), en el que no le importó insultar a los muchísimos españoles que con su voto habían situado a Francisco Franco dentro de los 25 españoles más importantes o influyentes de la Historia -lo cual, por cierto no implica necesariamente mostrar adhesión al nominado- diciendo que consideraba un "insulto" y una "broma de mal gusto" que ese personaje hubiera merecido la atención de tantos españoles.

Anteayer, en el entierro de Jesús de Polanco, Bono no pudo resistir la tentación de escupir al micrófono y en lugar de hacer una semblanza humana del fallecido empresario consideró preferible volver a arremeter contra Franco, porque sí. Así, en un acto de estupidez sin límites, elogió la importancia decisiva de "El País" en la lucha contra el franquismo, olvidando que el primer número de este periódico vio la luz el 4 de mayo de 1976, siete meses después de la muerte del Caudillo. Polanco no se merecía, sin duda, semejante epitafio.

Se vé que está haciendo méritos para sobresalir en el pelotón de la inteligencia que encabeza ZP.

LFU

23 de julio de 2007

Un secuestro envenenado

No deja de sorprenderme la cándidez de la mayor parte de los comentaristas políticos a la hora de analizar el secuestro de la última edición de El Jueves (me ahorro el vínculo). Algunos recordarán la sutil puya veraniega con la que, siendo Director de ABC, Luis María Anson quiso bajarle los humos a SM. "El Rey necesita un nuevo yate" rezaba el pie de página sobre el cual se colocaba una fotografía de los momentos más flamantes del suntuoso yate "Fortuna". Pues nada, la gente discutiendo si era conveniente que tuviera un nuevo barco o que con el que tenía estaba bien. Pues Cándido Conde Pumpido no ha querido ser menos y ha decidido hacerle otro regalito a la Familia real, con el secuestro de una soez publicación de muy escasa difusión y dirigida a un público basura, que hoy se encuentra en boca de todos y que ha alcanzado una difusión nunca soñada por sus editores (siempre que estos no estuvieran en el ajo, claro).

No hace falta ser muy avisado para darse cuenta de que el secuestro de una publicación periodística, en plena era de las comunicaciones, no sólo resulta inútil sino contraproducente. A la media hora de conocerse la decisión judicial (¿quién la filtró?), todos los confidenciales de la red reproducían la procaz portada del semanario secuestrado, que en otro caso habría quedado en el círculo "selecto" de sus fieles lectores (?) . Se trata de un regalito envenenado de ZP a SM, al más puro estilo Ansoniano, con la inestimable colaboración del Juez Del Olmo, al que se la han colado, pero bien. Pero no hay cuidado, Majestad. Hablando se entiende la gente......
LFU

20 de julio de 2007

El invitado del Papa

En vísperas de vacaciones, nada mejor que recomendar una buena novela, cuando todo el mundo habla de Piqué. Nuestro recio amigo Antonio Arcones, motor de la Fundación Burke y uno de los que con su esfuerzo y peculio ha hecho posible la Editorial Ciudadela (que ha vuelto a editar la genial novela de Foxa Madrid de Corte a Checa), nos sosprendió a los asiduos al almuerzo "conspiratorio" de La Gran Peña, con dos libros. Uno de ellos, El invitado del Papa, de Vladimirl Volkoff, es una magnífica y muy interesante novela de intriga político-religiosa que su autor sitúa en el marco de un suceso real:

"Albino Luciani fue elegido papa el 26 de agosto de 1978 y tomó el nombre de Juan Pablo I. Fue consagrado el 3 de septiembre y murió el 28 de ese mismo mes. El día 6 concedió una audiencia al arzobispo Nikodim, metropolitano de Leningrado. Fue una entrevista que se mantuvo totalmente en privado y en la que, al parecer, se habló en francés, única lengua común a ambos interlocutores. El arzobispo murió repentinamente en brazos del papa, que le dio la absolución. Tras el suceso, Juan Pablo I declaró: “Jamás escuché palabras tan hermosas sobre la Iglesia. No puedo repetirlas porque constituyen un secreto”. La relación entre los dos fallecidos parece haber escapado extrañamente tanto a los periodistas como a los historiadores, lo cual no les ha impedido emitir una serie de hipótesis sobre la muerte del papa"

Anoche lo acabé y puedo asegurar que es de esos libros que te llaman desde la mesilla de noche a adoptar la horizontal y olvidarte del mundo y que te da pena terminar. El libro tiene la virtud de enganchar desde el principio, al tiempo que realiza un interesante retrato de la Iglesia ortodoxa, de sus relaciones con Roma y del estado soviético, a través de unos personajes singulares de verdad.
Os gustará. Un abrazo

LFU

18 de julio de 2007

El himno y la letra

Lo que son las cosas. En pleno debate espúreo sobre la necesidad de ponerle una letra al himno nacional, el Buque Escuela de la Armada Rumana viene a Barcelona -nada menos- y se descuelga emitiendo por sus altavoces, a los cuatro vientos, el Himno nacional con la letra de D. José María Pemán. No os perdáis el video. Ante el asombro de la concurrencia, que no daba crédito a lo que estaba escuchando.

Yo quiero pronunciarme desde aquí, de forma clara, en contra de ponerle una letra a nuestro himno. De hecho, Franco se negó siempre a oficializar letra alguna porque, conociendo el temperamento español, era consciente de lo contingente de cualquier texto y del riesgo que correría cualquier letra aprobada bajo su mando cuando los vientos cambiaran. Y es que, con la que está cayendo, sólo falta que el Gobierno se dedique a estos menesteres, designando una comisión de expertos, encabezada por Saramago, Sabina, Cebrián, Pradera, Zerolo y demás ilustres (perdón, me olvidaba de Mayor Zaragoza que siempre da reumbrón). Podéis imaginar la letra. Un batiburrillo de solidaridad, libertad, igualdad, progreso, democracia y paz. ¡Qué pereza!.

Que lo dejen como está. A mí me emociona oirlo porque lo siento mío y es de las pocas cosas que nos unen a todos, por encima de credos e ideologías. No quiero tener que aguantar a la progresía desafinando una letra plagada de blandenguería con la que estoy seguro no me identificaré y que, desde luego, me negaré a cantar.

LFU

18 de julio (II)

Hoy es 18 de julio. Incluso Zapatero celebrará este día al recibir su paga extraordinaria, cuya supresión no se contempla aún en el Proyecto de Ley de Memoria Histórica. Yo, que inauguré este mi blog con una evocación de esta efemérides, cedo la palabra a mi querido y admirado padre, reproduciendo aquí su más reciente artículo publicado recientemente en el último Boletín de la Fundación Nacional Francisco Franco:

EL 18 DE JULIO

El 18 de julio constituye para los que ya tenemos sobre nuestras espaldas, el peso aún soportable de los ochenta años, un hito fundamental en nuestra vida. A partir de aquél día, los que éramos entonces niños, empezamos a tener conciencia de que algo muy grave ocurría a nuestro alrededor. No era el estallido de las bombas tan solo lo que nos preocupaba, ni la escucha de los tiros cercanos, ni los ruidos desconocidos hasta entonces, era una conmoción más profunda la que empezaba a perturbar nuestro ánimo.

La muerte empezaba ya a golpear nuestros jóvenes corazones. Después, siete meses de tiranía roja donde verdaderamente la barbarie se apoderó de nuestra ciudad. Aún no he perdido la memoria de las largas filas que se organizaban para ver los cadáveres de los muertos la noche anterior, próximos a donde yo vivía, que eran objeto de profanación y de escarnio. Aquello hacía que en nosotros se produjera el primer asombro, la primera ingrata y dolorida sorpresa y es que la aparición de los rencores era ya la primera declaración de una guerra que iba a durar tres años.

Yo fui testigo de aquel tiempo porque un hermano de mi madre había acaudillado la sublevación en Albacete y días después caía apuñalado vilmente en el hospital Militar de Cartagena. Otro hermano suyo, había sido el que mandaba por entonces, lo que llamábamos el Tercio Legionario. Luis Molina, era despojado de su condición de mando con responsabilidad. El retiro de la carrera de las armas que había sido el sustento de su vida, le llevó a un estado de tristeza que terminó con su vida meses después. El drama de España estuvo pues desde los primeros días en mi propia familia. No fue posible la Paz.

Ahora, con la perspectiva de nuestro tiempo, vemos que el 18 de julio estuvo muy lejos de ser una luminaria fascinadora que hizo que muchos entregaran su vida con el sueño de una España mejor. Sino algo mucho más profundo. Una coyuntura revolucionaria llamada a cambiar la faz de nuestro pueblo y de terminar con la sequía social de aquella época.

Un nuevo horizonte aparecía ante nosotros y efectivamente, los españoles nos pusimos a trabajar y a cambiar la dura realidad de nuestra Patria. Primero con la generosidad para los vencidos, practicando como lo hicimos en las filas del Frente de Juventudes una verdadera reconciliación y en segundo término, trabajando para redimir siglos de vacío y años de ruindad y desengaños.

La España del 18 de julio no se parece en nada a la que hoy contemplamos. En su aspecto físico no digamos, quizás los valores que entonces eran la clave de nuestra existencia, los ideales que alentaban junto a nuestras banderas no están presentes, pero en muchos de nosotros vive el 18 de julio, no como una fecha sino, como un aldabonazo que resuena en nuestro corazón y nos recuerda que no podemos traicionar la memoria de los que con el sueño de una España mejor, dieron sus haciendas y sus vidas.

El 18 de julio estuvo por tanto muy lejos de haber sido una conspiración de unos generales resentidos. Fue el estallido de un pueblo que había soportado impasible el desorden, la injusticia, el asesinato y la corrupción. Lo cierto fue que España volvió a tener fuego, luz y razón en el fondo de su sangre conmovida. En uno y otro bando se produjeron sacrificios extraordinarios, pero al final de tan doloroso parto, España levantó su cabeza y los que entonces teníamos diez años, empezamos a actuar como hombres y como tales sentimos ya una precoz responsabilidad, un interés por las cosas de España, que después cristalizaría en una adscripción absoluta a quien se había convertido en Caudillo de nuestro pueblo, Francisco Franco, que representaba el ideal de la mejor capitanía española.

La historia se suele contemplar con la objetividad de la distancia, por eso, podemos decir que a partir de entonces, España empezó un nuevo camino y que el hecho histórico del 18 de julio tuvo unas consecuencias posteriores para la historia de España. Esto es algo que nadie puede discutir. Se cambiaron las estructuras sociales, se realizó una política educativa que terminó con el alfabetismo, nuevas tierras se pusieron en regadío, infinidad de casas se levantaron para los más humildes y todo ello con la creación de una nueva clase media que equilibraba socialmente las tensiones que habitualmente habían enfrentado a los españoles.

Alguien se preguntará ¿Cómo hubo gentes que se opusieran al término del Estado del 18 de julio, a su liquidación y a su destrucción absoluta?. Fuimos una minoría que creíamos al menos, -yo así lo declaro- que el Régimen podía evolucionar y encontrar nuevos caminos de representación social y política; que podíamos alcanzar la modernidad sin enrolarnos en nostalgias desfasadas, pero no fue posible.

Yo advertí a Franco en una de las últimas conversaciones que mantuve con él, de que su sucesor emprendería un nuevo camino. Aquellas palabras mías impresionaron profunda y negativamente a Franco, pero yo insistí en que teniendo en cuenta estas circunstancias “nada estaba atado y bien atado” y aquellos pronósticos, ciertamente sombríos, se convirtieron en realidad. El que fuera Rey de España por el apoyo y voluntad de Francisco Franco, no tardó demasiado en olvidar lo que le debía. Ha sido un olvido tan brillante como silencioso. Todavía recuerdo sus palabras de apoyo y alabanza al que fue Caudillo de España. Yo fui testigo de ellas. Más hoy, se le puede insultar a Francisco Franco sin que exista una voz, concretamente la suya, para defender a quien sólo quiso servir la causa social de todos los españoles. Franco creyó profundamente que su sucesor al menos, iba a respetar una parte mínima de su obra. Pero no ha sido así.

De todas formas, el Estado del 18 de julio ocupa un lugar preferente en nuestra historia. Supuso un beneficio importantísimo para todos los españoles, nos libró de una contienda mundial que hubiera arruinado nuestro presente y nuestro porvenir, moderó extremismos, no ejerció jamás la venganza y el odio, abrió nuevos caminos. Convirtió a España en la novena potencia mundial con la tasa fiscal más baja del mundo y su conductor que fue por encima de todo un noble y recio soldado, amó a España hasta sus últimos instantes. Cuando tenía ya roto el corazón, sólo le preocupaba el futuro de su unidad. Este fue el último mensaje que le transmitió al entonces Príncipe de España, en una de las últimas visitas, que le hizo cuando ya su gravedad era irrefrenable. Unidad solicitada –tal vez con suprema angustia- por Franco, una unidad que hoy encontramos amenazada por la traición y por el olvido, de los que por sentido del honor estaban más obligados a defenderla.

Aún así, yo no pierdo la esperanza y sé que al final de este largo túnel brilla aún una pequeña luz, que alumbrará en el futuro nuevos caminos y nuevos espacios de fraternidad y convivencia. España no puede morir.


JOSÉ UTRERA MOLINA