"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

5 de noviembre de 2008

¡Valiente Pendón!


Responde al nombre de Salvador Pendón y preside la utilísima Diputación provincial de Málaga. Su nombre no pasará a la historia, pero ya ha dado muestras de un coraje y una valentía sin igual que le hacen acreedor a un hueco en esta mi bitácora.

En un arranque de arrojo conmovedor, ha declarado públicamente que va a retirar al anterior Jefe del Estado, Francisco Franco, el "privilegio" de Presidente de honor de la Diputación, que ostenta desde el 21 de marzo de 1946. En medio de un ambiente hostil donde los haya y desafiando a la opinión pública ha declarado:

«Estamos esperando el momento oportuno para quitarle a Franco el título de presidente de honor de la Diputación. Será una revocación simbólica que queremos hacer coincidir con un acto de relevancia y repercusión democrática que recuerde a todas las personas que sufrieron la represión franquista."

El presidente del ente supramunicipal añadió que al anterior jefe del Estado se le otorgó, el 22 de mayo de 1964, la medalla de oro de la provincia de Málaga. «Le vamos a pedir a sus herederos que nos devuelvan esa medalla», aseguró Pendón.

Emocionante muestra de valor merecedora de más altas recompensas, Sr. Pendón.

Bastante tiene Ud. con la guasa de su apellido pero, como jurista, le recuerdo que carece de acción contra los herederos para reclamar bienes recibidos en herencia por sus causantes. Debería haber tenido el valor de reclamarla en vida, pero seguramente andaba Ud. en otras lides ardorosas y no tuvo tiempo de ocuparse de estas minucias. No tengo ninguna duda de que el Ilustre Alonso Martínez, al redactar el Código civil tuvo en cuenta aquello de "Santa Rita Rita, lo que se da no se quita."

¡Valiente Pendón!

LFU

3 de noviembre de 2008

Bien por la Reina



La izquierda ha encontrado un filón en las declaraciones de la Reina Doña Sofía para atacar a la Corona. La excusa es que haya hecho declaraciones, pero lo que le molesta a la izquierda y a los lobbies circundantes -como el homosexual- es que haya dicho lo que ha dicho. Si la Reina en lugar de haberse mostrado contraria al aborto y a la eutanasia se hubiera mostrado a favor, todo serían hoy parabienes. Pero en España resulta muy arriesgado salirse un milímetro de la verdad oficial.

En el folleto de Sopena (El Plural) -pretendido émulo de la actividad de Alberti durante la represión roja en Madrid-, andan rabiosos por las declaraciones de la Reina respecto a Franco. Todo por decir, sencillamente, la verdad:

Doña Sofía es reincidente en proclamas

“La España que yo conocí, más que una dictadura era una dictablanda”

Entre las polémicas declaraciones de la Reina recogidas en el libro de Pilar Urbano figuran frases de emotivo agradecimiento a los Franco por el tratamiento que el dictador y su familia dispensaron a la familia real. Al menos en este sentido, no es la primera vez que se muestra cariñosa con el dictador. En otro libro anterior también de Urbano, Doña Sofía aseguraba entre otras cosas que Franco era “un hombre sencillo, con ganas de agradar y muy tímido” o que “la España que yo conocí, más que una dictadura era una dictablanda”.

Aunque no levantó tanto revuelo, en una biografía firmada también por Urbano y publicada hacia 13 años, la Reina proclamaba que “Franco era monárquico” y “era un dictador pero no un tirano”. También recordaba que su marido Juan Carlos I se había mostrado “tajante” desde el primer momento proclamando que “delante de mí no se habla mal de Franco”.

El testamento de Franco
En el nuevo libro de la misma autora la Reina incide en el agradecimiento a la familia del dictador: “Gracias a Carmencita, la hija del Generalísimo, mi marido obtuvo el testamento de Franco, que luego Arias leyó por televisión. En la situación aquélla, ese documento fue clave, porque en uno de los párrafos el Caudillo decía que los españoles debían ponerse al lado del nuevo Rey”.


Por mi parte, sólo puedo agradecer a la Reina que haya hecho gala de sentido común, de defensa de la verdad y de defensa de la vida. ¡Bien dicho Majestad!

LFU

29 de octubre de 2008

29 de octubre



Hace 75 años, un joven español de 33 años, abogado y poeta, decidido a no conformarse con la atmósfera turbia en la que la política liberal partitocrática había sumido a la sociedad española, levantó una bandera que aún ondea en el corazón de muchos españoles, viejos y jóvenes, como un referente de frescura, de honradez y de estilo.

Ayer, otro abogado y poeta treintañero, mi amigo Fernando Anaya, nos ofreció el fruto de un empeño imposible, de largos meses de ilusión y esfuerzo en congregar en torno a ese recuerdo a todos los que, desde diversas posiciones, pronunciamos con especial unción el nombre de José Antonio Primo de Rivera. Fue un acto sobrio, medido y austero, sin una nota amarga ni una expresión desabrida, culminado con las notas vibrantes de un himno marcial cargado de poesía y de esperanza.

Pudimos escuchar, en otras voces, sentados en las bellamente incómodas butacas del Infanta Isabel, aquél discurso pronunciado en el Teatro de la Comedia el 29 de octubre de 1933 cuya esencia no ha perdido ni un ápice de actualidad. Disfrutamos con el análisis riguroso de Arnaud Imatz sobre le figura de José Antonio.

Y escuchamos a Fernando Anaya, que nos regaló un discurso emocionado, lleno de poesía, del que no me resisto, con su permiso, a reproducir alguno de sus párrafos:

Y sin embargo, si esta mirada se realiza sin el vidrio raspado del prejuicio y echamos un vistazo a nuestra España de hoy, sorprende la actualidad de su contenido, porque la verdadera novedad es la que jamás envejece.

Es la misma España que sestea, la misma hemiplegia moral a la que nos aboca el ficticio binomio “derecha-izquierda”.
……..
El panorama es ciertamente desolador pero sobrevivir compromete a ser un héroe en la devastación de la esperanza y nos corresponde la responsabilidad de defender nuestros ideales, convirtiendo cada voluntad en alcázar inexpugnable, tal como hicieron nuestros mayores en circunstancias mucho más adversas.
…….
Para muchos hablar de Patriotismo hoy es abordar un concepto ya superado, un fósil engullido afortunadamente por el paso del tiempo que, de vez en cuando, vuelve a la luz como un añejo blasón en el pórtico de un Parador Nacional, algo decorativo, aparatoso y en definitiva inútil.

Que sepan todos ellos que un Patriotismo actual es posible, una palpitación irrevocable que no sirva de trinchera para ningún partido político, ni sometido a ninguna otra artificial división, es sencillamente la íntima puesta en común de un mismo destino en la Historia.

Un Patriotismo actual es posible, exactamente como el que propugnaba José Antonio, un Patriotismo estricto y difícil, sin complejos, que nada tiene que ver con manifestaciones patrioteras de charanga con las que se suele ridiculizar cualquier interpelación a tan noble causa.

Un Patriotismo actual es necesario porque cada hora nuestra no es menos solemne que cualquiera precedida y somos muchos los que padecemos de insomnio en la noche de nuestras conciencias.

Vivimos en una sociedad en la que todo resulta evaluable, prescindible, intercambiable, pues bien, frente a este planteamiento relativista nosotros seguimos creyendo en la inmutabilidad de las verdades eternas, demasiado amplias para el estrecho hueco de las urnas.
……
España es una realidad distinta y superior a cada uno de los individuos que transitoriamente la conformen. Hay conceptos que, afortunadamente, escapan del tentáculo liberal de la transacción.

Mantengamos intacta la fe en nuestros ideales porque la vocación de vanguardia comienza en el interior de cada uno. Que la Poesía sea siempre norma cardinal de nuestra existencia.


Gracias Fernando por tus palabras y por tu empeño. Por el aire fresco que recibimos y que convirtió una tarde fría y desapacible en una noche extraordinariamente cálida y llena de esperanza.

LFU

24 de octubre de 2008

No hubo fosas. Fueron arrojados al mar con un peso atado a los pies

El diario "La Vanguardia Española" del 6 de agosto de 1939 publicaba un artículo como Homenaje a los marinos asesinados en Cartagena en agosto de 1936, bajo el título “Un capítulo alucinante del martirio de Cartagena”.

El día 21 de julio de 1936 fueron detenidos en la base aeronaval de San Javier los jefes y oficiales de los barcos y dependencias de la misma por una muchedumbre miliciana embriagada por su triunfo de Cartagena. Conducidos a esa ciudad, se les dio como cárcel la bodega del barco “España nº. 3” surto en la bahía. Con los marinos entraron en prisión algunos jefes y oficiales del Ejército que se hallaban en los castillos y que la horda consideraba peligrosos.

Sometidos a un régimen brutal, aquellos hombres dejan pasar la lenta procesión de los días, sin que ninguno de éstos les trajera una esperanza por remota que fuese.

El día 14 de agosto entró en el puerto el acorazado “Jaime I”. Llevaba en los mástiles las rojas banderas soviéticas, y en las bordas se apiñaba la marinería vociferante, con los puños en alto. El trágico buque, baldón de España, llegaba escorado, con graves averías, con muertos y heridos a bordo. La aviación nacional lo había buscado en su refugio de Málaga, castigándolo implacablemente.

Aquella misma noche los del “Jaime I” se presentaron en la Escuela de Armas Submarinas y pidieron que los detenidos del “España nº. 3” fueran ejecutados sin juicio y en pleno mar, como ellos habían matado a sus oficiales. Una patrulla de milicianos acompañaba a la abyecta comisión del “Jaime I”.

El jefe de la base dictó entonces dos órdenes que equivalían al asesinato de los detenidos: que el “España nº. 3” se diese a la mar inmediatamente y que el barco quedase a las órdenes del jefe de la guardia del “Jaime I”, Javier García Rey, tercer maquinista. A las dos y media de la madrugada el “España nº. 3” zarpaba con su carga lúgubre, ya de agonizantes, y se ponía a media marcha a unas cinco millas del puerto.


Entonces se formaron dos piquetes, uno a proa y otro a popa, y fueron sacados de la bodega a diez de los detenidos, y amarrados a la banda de estribor dispararon sobre ellos, matándolos, y arrojaron los cadáveres al agua, de dos en dos, con una parrilla en los pies
. Como el número de presos era de ciento cincuenta y dos, y los verdugos se dieron cuenta de las dificultades que la matanza había de ofrecerles, dudaron si poner pie a tierra para que las ejecuciones se realizasen en el mismo arsenal. Discutieron largo tiempo, y al fin prevaleció la opinión de que los asesinatos continuasen fuera de la bahía.

Todos de acuerdo ya, se colocaron en la parte de proa de la bodega un maquinista y dos marineros, armados de pistolas-ametralladoras, y otro maquinista y otros dos marineros en la parte de popa, con armas idénticas. Un grumete fue entregando a todos los detenidos papel para que pudiesen escribir a sus familias despidiéndose de ellas, y una vez que lo hicieron se les obligó a subir a cubierta por parejas. Allí los hermanos Rego les mataban a tiros de pistola y arrastraban los cadáveres para dejar paso a las siguientes parejas. De dos en dos, los cuerpos fueron arrojados al mar, lo mismo que los anteriores, con pesos en los pies.

Terminada la matanza, el barco enfiló a la bahía y entró en el arsenal con la tripulación en cubierta a los gritos de “¡Viva la República!” y “¡Mueran los traidores!”


Lo que verdaderamente estremece, es la comunicación que el comandante del barco “España nº. 3” envió al jefe del arsenal, relatándole lo acontecido:

«Tengo el honor de poner en su conocimiento que a las dos horas treinta minutos de hoy salió este buque a la mar para dar cumplimiento a la orden muy urgente de usted, que así lo dispuso. Hallándose este buque fondeado en la bahía, como en días anteriores, pude notar en la dotación cierto nerviosismo, del que en distintas ocasiones he tenido que dar cuenta a usted por parecerme en algún momento peligroso para la seguridad de los detenidos. En el día de ayer, con motivo de la llegada a este puerto del “Jaime I”, averiado y con muertos y heridos por bombardeo aéreo, se observó una mayor indignación en las personas que presenciaban cuantas operaciones se hacían en el citado acorazado y que pedían noticias de lo sucedido. Una vez en el mar, la indignación subió de punto, pidiendo que se hiciera justicia más rápida con los detenidos, porque según ellos lo que se pretendía era substraer a los presos de un castigo ejemplar, ya que no se había tomado una resolución acerca del juicio sumarísimo. Tuve que intervenir, recomendándoles calma y diciéndoles que ya estaban actuando los jueces, pero esto, lejos de calmarles, los excitó más, hasta el punto de que perdí el control sobre ellos. Armados como estaban y con una superioridad numérica manifiesta, me era imposible hacer nada que pudiera evitar sus propósitos. Cuando llevábamos navegando unas cinco millas hacia el Sur con cien grados al Este, fuimos obligados a poner el barco a media marcha. En estos momentos procedieron a llamar a cubierta a las personas detenidas, y colocándolas a la banda de estribor, eran fusiladas por grupos y luego lanzadas al mar con unos pesos en los pies. Cumplidos sus propósitos, después de baldear la cubierta, decidimos volver al puerto, a lo que ellos no se opusieron, marchando el barco entre aplausos, vivas y mueras significativos, de la dotación del “Jaime I”, al arsenal donde se reprodujeron las ovaciones y gritos cuando pasaba frente a los talleres de la Sociedad Española de Construcción Naval y hallándose los muelles y arsenal completamente ocupados por otros varios y marineros.»



Ni que decir tiene que los familiares de los asesinados y arrojados al mar por los "defensores de la democracia" y "de las altas instituciones del Estado" no tuvieron ni entonces ni ahora posibilidad alguna de recuperar los cadáverse de sus deudos. Tal vez tengan ahora una oportunidad con el Juez Garzón.

LFU

22 de octubre de 2008

Asesinato en alta mar


Anteayer tuve que apagar el telediario de la 1 de TVE, verdaderamente atónito y asqueado ante la apología del delito de aborto -sin tapujos de ninguna clase- en la que se convirtió la información suministrada en la cadena pública sobre el barco de la muerte llamado "Woman on waves" que atracó en el Puerto de Valencia con el objetivo de eliminar unas cuantas vidas humanas sin limitación alguna y, por supuesto, sin sujeción a ninguna clase de supuestos legales.


El reportaje, realizado desde el interior del propio barco abortorio, incluía una entrevista, a cara descubierta, con una de las jóvenes que había decidido abortar en el mismo al enterarse por la prensa de su presencia en la costa valenciana, ya que no cumplía los requisitos legales para hacerlo en España.


Tengo entendido que el Tribunal Supremo ha declarado perseguibles los delitos cometidos en aguas internacionales cuando la preparación de los mismos se ha producido en territorio español. Afortunadamente, el Centro jurídico Tomás Moro, a quienes nunca podremos agradecerles suficientemente la labor desinteresada que realizan en defensa de la vida, ha presentado las oportunas denuncias, que confío incluyan a Televisión Española por la cobertura de la noticia. Ojalá los Tribunales de justicia le diesen una merecida lección.


Esta es la televisión pública que tenemos en España.


Una verdadera basura.


LFU

17 de octubre de 2008

Basura


Ya tienes, Baltasar, tu momento de gloria. Tu auto de ayer -bien lo sabes- es una auténtica basura. Provoca el sonrojo del peor jurista y la vergüenza en cualquier aficionado a la Historia. Y lo que más me duele es que esto lo has hecho también con mi dinero.

Renuncio a entrar en detalles porque no me gusta revolver entre la basura. Prefiero limitarme a recordar a José Antonio en aquél vibrante y emocionante artículo que -paradojas de la vida- hoy vuelve a estar de rabiante actualidad:

Ahora es la hora de los enanos. ¡Cómo se vengan del silencio a que los redujo! ¡Cómo se agitan, cómo babean, cómo se revuelcan impúdicamente en su venenoso regocijo! ¡Hay que tirarlo todo! Que no quede ni rastro de lo que él hizo! Y los más ridículos de todos los enanos –los pedantes– sonríen irónicamente.

El también sonríe. Pero su risa es clara, como su espíritu sencillo y fuerte. Nosotros padecemos –como él antes– todas las torturas de la injusticia. Pero el ya goza el premio allá en lo alto, en los ámbitos de la perpetua serenidad. Nada puede inquietarle, porque desde allí se disciernen la grandeza y la pequeñez. Pasarán los años, torrente de cuyas espumas sólo surgen las cumbres cimeras. Toda esta mezquina gentecilla –abogadetes, politiquillos, escritorzuelos, mequetrefes– se perderá arrastrada por las aguas. ¿Quién se acordará de los tales dentro de cien años? Mientras que la figura de él –sencilla y fuerte como su espíritu– se alzará sobre las centurias, grande, serena, luminosa de gloria y de martirio.


LFU