"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

26 de junio de 2009

Destellos de vida. Memorias



A petición de mi hermano, colaboro con su blog, en la idea de aportar una sencilla sección de recensión de libros, sin más pretensión que comentar libros que merezcan la pena con la comunidad de lectores que “arriban” a este sitio.

Autor: Destellos de Vida. Memorias
Titulo: Friderike Zweig.
Editorial: papel de liar.

En una primera aproximación a este libro, el lector encuentra una historia, aparentemente más indicada para estudiosos que para lectores de Stefan Zweig y de la literatura en lengua alemana de la primera mitad del siglo XX. Como libro de memorias, la autora, primera mujer de Zweig, fuera de algunas pinceladas de su procedencia familiar y formación, se ocupa de relatar el encuentro, idilio, su relación formal y profesional, la convivencia y posterior ruptura con el escritor austríaco hasta el momento de su muerte. Resulta un poco fastidioso, el tono justificativo que la autora adopta en buena parte de su narración, la cursi reivindicación de sus veleidades literarias y la prolija relación de méritos, conocidos y amistades que se atribuye, como si el lector necesitara de ello para continuar con la lectura, cuando lo cierto es que su presencia junto a Stefan Zweig, su relato minucioso de su vida diaria y social de esa época, en definitiva, su condición de testigo, resulta un aliciente para entender mejor no sólo al otrora famosísimo (y ahora parcialmente reivindicado) Zweig sino también resulta un testimonio directo y muy descriptivo de la vida de la elites intelectuales europeas de antes de las Segunda Guerra Mundial.

A medida que avanzan las memorias, se empieza a traslucir un fenómeno que resulta interesante ver cómo tiene una cierta correlación con el presente. Me explico, la autora (más la autora, todo hay que decirlo) y Stefan Zweig, resultan el paradigma de un cierto hombre moderno, del “progresista” que desde que se inicia la edad contemporánea ha tenido diversas pieles, pero una esencia compartida. Así aparecen Stefan y la autora como una pareja no convencional sin “ataduras”; como unos convencidos del pacifismo, ella, medio vegetariana y amante de los animales, ambos siempre condescendientes con la tradición de la que provienen de la que si bien no aborrecen (la judía para Stefan y la cristiana católica para Friderike) consideran con un adorno del pasado, como una realidad superada en sus vidas llenas de aspiraciones superiores. A este respecto, resultan dolorosas por patéticas algunas anécdotas o expresiones de uno y de otro, que revelan con cierta crueldad (la de la realidad que no admite apaños) cómo ese panorama de ideales progresistas resultaron puras abstracciones que no resistieron las pruebas que la vida reservaba para cada uno de ellos.

Con todo, salvo del libro dos cosas: el retrato que emerge de Stefan Zweig; un tipo de exquisita y superior sensibilidad pero de no menor egoísmo personal; mujeriego impenitente pero siempre dependiente de una figura femenina protectora; depresivo y suicida mórbido; generoso en lo material y protector del talento ajeno; un hombre mimado por sus extraordinarios dones personales, la fortuna y las musas pero de débil consistencia espiritual que no pudo hacer frente a su patológica tendencia al suicidio; en segundo lugar, resulta un hallazgo el relato final de la trayectoria vital de Joseph Roth, con su conversión desde su judaísmo natal al catolicismo, que dejó como fruto extraordinario, la última obra inquietante y genial de Roth, La Leyenda del Santo Bebedor.

Como coda final, hay algo que planea sobre el libro y la época que refleja, que bien puede volver a ser de actualidad en un cierto tiempo. Me refiero a que Zweig, Roth, y un montón de intelectuales que aparecen citados en las páginas, se dieron cuenta que había sido un error fatal acabar con una de las antiguas formulaciones políticas de Europa, el Imperio Austrohúngaro. Sólo tras su destrucción apreciaron los beneficios que la tradición y los siglos de estabilidad les habían dado. Me pregunto, si no volverá a pasar algo semejante cuando España y no sé si también Europa hayan cambiado tanto, que aquellos que no tuvieron reparo en facilitar su demolición vuelvan a mirar con nostalgia aquello que les dio todo y, sin embargo, dejaron destruir.

César U-M

8 comentarios:

LFU dijo...

Cuando me decidí, allá por el mes de julio de 2007, a iniciar la andadura de Arriba, me propuse convocar a otras personas para evitar un excesivo personalismo. No tuve suerte o posiblemente, no puse el empeño necesario.

Han transcurrido ya dos años en los que ésta bitácora ha sido la expresión de mis sentimientos y reflexiones ante la vida, la historia y la política y he tenido la suerte de que mi testimonio se enriqueciese con las inestimables aportaciones de los comentarios de sus lectores, no siempre complacientes, pero siempre –o casi siempre-respetuosos.

Pero sigo pensando que el nombre de Arriba merece algo más que mi modesta aportación. Por eso, desde hoy se incorpora a estas páginas –confío que con vocación de permanencia- una nueva pluma, la de mi hermano César, con la que me siento venturosamente identificado y que confío sirva para convocar a otras más en este proyecto que ya empieza a ser una realidad.

Gracias César

Abu Saif al-Andalusi dijo...

Lei hace anos "Memorias de un europeo" de Stefan Zweig y me gusto mucho. Este debe ser su complemento.
Por Venir de Cesar (o de ti) la propuesta, pasa de inmediato a la lista de libros pendientes de leer (y de compar).
Gracias y enhorabuena por esa union fraterna de la que disfrutaremos los asiduos a Arriba.
Un abrazo a los dos
Abu

Cesar UMG dijo...

En honor a la verdad es un libro menor. Creo que hay una biografía de Stefan Sweig de la misma autora (creo que sin traducir al español y seguro que está en inglés) que tiene más enjundia, aunque seguro que es menos fresca y espontánea que este texto que es en parte transcripción de un diario personal. Aun así, merece la pena leerlo, pues cuando vuelva a leer algo de Sweig lo disfrutaré de una forma distinta.
Cesar UMG

Aquilino Duque dijo...

Leí recientemente el "Magallanes" de Zweig, realmente extraordinario, y tengo en la cabecera "Die Welt von gestern", que es apasionante y turbador, del que el libro tan bien reseñado puede ser interesante complemento. Enhorabuena por la nueva firma.

César UMG. dijo...

Es un honor tu elogio, Aquilino. Se agradecen las nuevas referencias. Mil gracias. César UMG.

Anónimo dijo...

Enhorabuena por la nueva andadura de Arriba con la incorporación de César U-M. Ya el inicio ha sido extraordinario e invita a la lectura del libro tratado. Lo tendré en cuenta para este verano.

Un fuerte abrazo

Conrado

Dal dijo...

Jo, qué bien tenerte de bloguero, César. ¡Bienvenido!

Cesar UMG dijo...

Gracias Conrado y Dal. Un fuerte abrazo.