"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
20 de mayo de 2014
7 de mayo de 2014
A mi hija Victoria, en su Primera Comunión
Querida Victoria
Hace
algo más de nueve años, cuando ya te intuíamos sin conocerte, visité el
Santuario de Santa María de la Victoria y te encomendé para siempre a la Virgen
anunciándole que si eras niña, llevarías Su nombre.
El día
de tu bautismo elegimos mamá y yo la carta de San Pablo a los Corintios “si no tengo amor, no soy nada”. Quisimos que tu primera entrega a Cristo empezase
con una invocación al amor.
Mañana será un día grande para
toda la familia. Abrirás tu corazón a Jesús recibiendo el sacramento más
importante, el de la comunión, y por eso quiero dedicarte unas líneas escritas
desde el corazón.
Jesús
dijo: "Si uno come de este pan,
vivirá para siempre [...] El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida
eterna [...] permanece en mí y yo en él". No olvides nunca que no hay amor más grande
que el del que da su vida por los demás. Cada vez que comulgues te unirás más a
Jesús, y te harás partícipe de su amor. Es la “poción mágica” de los
cristianos, la que nos hace más fuertes frente al mal que se esconde detrás de
cada esquina. Por eso no olvides nunca que antes de tomarla deberás tener el
corazón preparado para recibirle, como preparamos la casa cuando recibimos a un
invitado.
Hace tres años, tu abuelo Pepe ya
definía a la perfección los rasgos de tu carácter en los últimos versos del soneto
que te dedicó:
Curiosidad
y afán avizorante,
llenan
de gozo tu mirar sereno
descubriendo
la vida a cada instante
Atrevida,
audaz, perseverante,
está
tu corazón de magia lleno
y
te lo llevas todo por delante.
Ansiosa siempre por descubrir el
afán de cada día, hoy estás preparada para recibir por primera vez el cuerpo y
la sangre de Jesús. Cuando pasen los años, la fecha de mañana será de las pocas
que nunca olvidarás en tu calendario. La alegría y la fortaleza que salen de ti
son prueba de que el amor de Dios reina en tu corazón, que debes cuidar para
que sea el mejor portal en el que pueda nacer cada mañana.
Que Él te bendiga mañana y el
resto de tu vida, que deseo feliz y adivino intensa, decidida y arrolladora. Persevera
en tu generosidad y en la facilidad con la que das amor a los demás. Esa y no
otra será la clave de tu felicidad.
Tu padre que tanto te quiere.
Luis Felipe Utrera-Molina
25 de abril de 2014
¡No tengáis miedo!
La Navidad de 1981 tuvo para mí un significado especial. Mis
padres nos llevaron a los ocho a Roma para celebrar sus bodas de plata. Por
primera vez pisé la ciudad eterna y tuve el privilegio, junto con mis padres y
hermanos, de besar el anillo del pescador y hablar brevemente con el que el
próximo domingo será elevado a los altares por la Iglesia. Aquí os dejo el testimonio gráfico de la ocasión.
San Juan Pablo II pasará a la historia como el papa de la
familia y el que mejor representó la aceptación de la pasión de Cristo en carne
propia. El que abrió su pontificado, joven y vigoroso saliendo al balcón de la logia
de San Pedro con aquél grito potente y esperanzador: ¡¡No Tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo!!
acabó sus días enseñando al mundo la dignidad de su dolor y la entrega a los
demás desde la postración de su enfermedad. En un mundo en el que se aparta a
los ancianos y se elude la visión molesta del dolor, él quiso dar al mundo una
lección de esperanza y de amorosa aceptación de la cruz que le había
correspondido.
Jamás olvidaré la emoción del día en que su voz se quebró
para siempre ante las cámaras del mundo entero. Su mirada, mezcla de impotencia
y aceptación humilde de su dolor era una escena estremecedora de la pasión.
Recuerdo que lloré con esa mezcla de tristeza y alegría que tiene la emoción de
contemplar algo tan terriblemente doloroso como extraordinariamente hermoso.
El próximo domingo, una de mis hermanas tendrá el inmenso privilegio
de estar de nuevo en Roma en la canonización del que será para siempre mi Papa.
De alguna manera, nos representará a todos para agradecerle las gracias que por
su intercesión hemos alcanzado. Cuando
el mal nos acecha, cuando nos gana la partida, cuando nos damos cuenta de
nuestra pequeñez y miseria, cuando el dolor nos puede y acobarda, siempre
tendremos su imagen fuerte de esperanza del primer día y la amorosa y dulce mirada
de su última postración.
San Juan Pablo II, ruega por nosotros.
LFU
13 de abril de 2014
Respeto a nuestra Historia. por José Utrera Molina
Cada día, cada mañana, tropiezo con alguna que otra nota que desfigura intencionadamente una verdad histórica de por sí dolorosa. Una guerra civil suscita siempre pasiones controvertidas, recuerdos que no se deben airear para que encontremos la historia del futuro suficientemente limpiay libre de trabas condenatorias. Me refiero al propósito avalado por una autoridad judicial de derribar el bello y singular monumento que Granada dedicó a la memoria deJosé Antonio Primo de Rivera.
No voy a hacer aquí la apología de quien fue fundador dela Falange Española. Es una figura tan ejemplar, tan llena de joven heroísmo que solo merece una mención con una alabanza superlativa. Somos muchos los que creemos que hay que reivindicar para España entera esta figura simpar que amó profundamente a España y por ella se sacrificó cuando tenía solamente 33 años. Pero dejando aparte estas necesarias y justas apreciaciones, voy a referirme en estas líneas al disparate histórico y al crimen narrativo que presupone no superar nuestra contienda civil sino avivarla con nuevos y escasos argumentos que establecen una situación absolutamente falsa: “Los vencedores no tenían razón y los vencidos eran depositarios de la limpieza democrática”. Si lo que se pretende es difuminar un tiempo que tuvo sus claroscuros, lo que se estáperpetrando es un disparate monstruoso, al situar a unos españoles ejemplares en el cieno y elevar sobre la fuerza de la historia a otros que fueron culpables clarísimos de nuestra contienda.
Pues bien, en Madrid existen estatuas que hacen la apología de aquellos que originaron con sus palabras y con sus hechos nuestra guerra civil. Me refiero a las imágenesde Indalecio Prieto y de Francisco Largo Caballero que están situadas en lugares importantes de Madrid. A ellos sí se les cubre de una falsa gloria, de una ofensiva falsedad.¿Cómo se puede denostar en el terreno de los hechos históricos a un hombre en plena juventud cubierto por el plomo y el odio de los que le fusilaban, y elevar a los altares de la ciudadanía a los que sin duda alguna fueronlos instigadores de aquella masacre?. Se pueden señalar párrafos enteros de condenaciones de ideologías y de actitudes que radicalizaban el ambiente español tanto por Largo Caballero como por Indalecio Prieto.
Lo que pretendo con estas líneas es mostrar mi radical condena de la Ley de la Memoria Histórica que elPresidente Rajoy anunció en su día que sería severamentecorregida. Nada se ha hecho en este sentido, por lo que cada día se destruyen para siempre toda clase de referencias al régimen anterior y a quienes, como José Antonio, ni siquiera pudieron alzarse en armas contra el proceso revolucionario en marcha, porque llevaba meses encerrado en la prisión por el frente popular, mientras seensalzan los falsos valores que no lograron elevar las fuerzas históricas de la democracia. El escandaloso asesinato del Jefe de la oposición parlamentaria, Calvo Sotelo, por miembros de la escolta del propio Indalecio Prieto y con la clara complicidad de significados elementos del gobierno frentepopulista se posterga en el olvido mientras se intenta cubrir de oprobio a quienes no tuvieron otra alternativa que luchar por su propia supervivencia y la de España.
Ya es hora de que las espadas levantadas entonces, se doblen con propósito de reconciliación y de armonía entre todos. Pero jamás sobre la mentira institucionalizada, jamás sobre una memoria impuesta desde el rencor, sino sobre la verdad del dolor que en una y otra España sufrieron los protagonistas de aquella lejana tragedia.
JOSÉ UTRERA MOLINA
7 de abril de 2014
Pilar Urbano, el 23-F y los Colmillos retorcidos
Uno de los inconvenientes de cumplir años es que se nos van
cayendo escamas de ingenuidad que son sustituidas por colmillos retorcidos.
Hace una semana el diario "El Mundo" en coordinación con el
Grupo Planeta arrojaba una bomba a la línea de flotación al reinado de de Juan Carlos de
Borbón. El detonante de esa bomba no es otro que la inefable Pilar Urbano a
quien, por cierto, la reina Doña Sofía escogió inter pares hace unos años para confiarle su biografía autorizada hace unos años.
Lo que cuenta Pilar Urbano -novelaciones al margen- no sólo
es absolutamente verosímil, sino que no es nada nuevo. Coincide con un análisis
aséptico de los hechos que acontecieron durante los meses de enero y febrero de
1981 y con la personalidad del rey Juan Carlos, un hombre acostumbrado a
decirle a todo el mundo lo que quiere oír y hacer luego mangas y capirotes
según le convenga. Quizá el mayor problema para la credibilidad de lo que
cuenta es la propia Urbano, tantas veces desacreditada por cultivar en exceso
el género de la ficción histórica.
¡Qué pena que D. Ramón del Valle Inclán no esté vivo para
contarlo! El esperpento de la clase política y periodística rasgándose las
vestiduras de forma colectiva y unánime al ponerse en duda la verdad oficial tras
las cínicas exequias del presidente Suárez, constituye un espectáculo bochornoso
que huele a la naftalina de todo un sistema en decadencia asaeteado por los más
diversos flancos. Ya lo decía el sabio refranero español. “A perro flaco, todo
son pulgas”.
Atando cabos con el colmillo retorcido, no es difícil concluir
que alguien de su entorno más cercano tenga mucho interés en darle la puntilla
a D. Juan Carlos para que abdique de una vez en su hijo antes de que sea
demasiado tarde para el futuro de la institución.
25 de marzo de 2014
A propósito de Suárez
Por un imperativo de conciencia y de respeto he evitado
pronunciarme sobre el insólito proceso de mitificación de la figura política de
Adolfo Suárez mientras estuviera de cuerpo presente.
Adolfo Suárez está sometido ya al juicio de la historia. La
gran cantidad de lugares comunes, medias verdades, falsedades completas y
halagos póstumos de estos días de duelo quedan para el anecdotario luctuoso del político abulense. Tengo para mí que la clase política ha querido utilizar su figura
para auto-justificarse en un momento en el que la política está desprestigiada y las instituciones están siendo seriamente
cuestionadas por el pueblo español. De hecho, ninguno ha querido faltar a la
cita, ni siquiera los que más denigraron en vida al fallecido presidente.
Por más que lo repitan ad
nauseam Suárez no fue el artífice de la transición. El que hizo posible la
misma fue el propio régimen que lo encumbró y en el que llegó a sus más altas
cumbres de poder, al crear unas condiciones de bienestar y desarrollo en los
españoles que actuarían como elemento disuasorio capaz de neutralizar cualquier
aventura que implicase un nuevo enfrentamiento. Sí fue eficaz en triturar aquél
régimen en un tiempo récord, aunque no era muy difícil teniendo en cuenta que
la mayoría de sus servidores estaba por agarrarse a las alfombras como aves de rapiña.
Quien diseñó el tránsito del régimen autoritario al sistema
de democracia parlamentaria fue otro hombre del régimen, Torcuato Fernández
Miranda, por encargo del rey. Un Fernández Miranda que, sin embargo, no se
avino a transigir con la formulación del título VIII de la Constitución pronosticando
que abriría abismos en el futuro y adelantándose al drama desintegrador que hoy vive nuestra
nación. Como consecuencia de ello, acabó sus días en la más absoluta soledad y abandonado de todos.
Suárez, que en sólo seis meses pasó de hablar de “la gigantesca obra de ese español
irrepetible al que siempre deberemos homenaje de gratitud, que se llamaba
Francisco Franco” a afirmar que “España
estaba saliendo de la larga noche de la dictadura”, prefirió el disparate
del “café para todos” a una formulación más responsable de la estructura
territorial del Estado que garantizase su estabilidad a largo plazo. Heredó una España con menos de un 4% de paro y salió
del gobierno con una tasa de paro del 16%. Era un hombre con una clara vocación
de poder y con escasos escrúpulos, tal vez lo que el rey necesitaba en esos
momentos para desmontar la estructura del régimen que había posibilitado el
regreso de la Corona.
Aunque ahora todos le colman de alabanza, lo cierto es que acabó
completamente solo y en buena parte por méritos propios. Ganó unas elecciones desde el poder con todo a su favor, una sola televisión, férreo control de los
medios y del aparato del Estado y no logró acabar ninguna legislatura, llevando
al país a una situación insostenible que culminó en el intento nunca aclarado de
golpe de estado del 23 de febrero de 1981.
No fue, a mi juicio, el gran gobernante que ahora
dicen, ni tampoco el mejor presidente de la democracia, aunque el nivel no haya
sido muy alto entre los que han ocupado esa magistratura.
Todo ello no puede hacerme olvidar el calvario que tuvo que
sufrir en lo personal. La entereza y testimonio de fe de su hija Mariam en su enfermedad,
anteponiendo la vida de su hijo no nacido a la suya propia, la enfermedad y
muerte de su mujer por un cáncer que hizo estragos en sus otras dos hijas, su temprano
declive presa del Alzheimer….demasiadas cruces para un solo hombre, que sin duda le servirían para redimir cualesquiera deudas que tuviera ante Dios.
Lo cortés no quita lo valiente. Rezar por la salvación de su
alma es lo que hice cuando tuve noticia de su fallecimiento, pero no estoy
dispuesto a sumarme al insufrible botafumeiro al que nos ha sometido el sistema
y el pensamiento único, que me produce verdadera alergia primaveral.
Que descanse en paz.
LFU
18 de marzo de 2014
La "memoria democrática"” de Andalucía. Por José Utrera Molina
Siento verdadero
dolor al insistir sobre una cuestión que martillea continuamente mi conciencia
y lastima sensiblemente mi corazón. El gobierno social-comunista de la Junta de
Andalucía ha decidido dar un paso más en el proyecto de ingeniería social
iniciado por el gobierno Zapatero -y mantenido con enorme irresponsabilidad por
el actual gobierno del Partido Popular-, consistente en la manipulación institucional
de la historia con fines políticos y su imposición coactiva, prescindiendo del
método científico y vulnerando la neutralidad y el espíritu crítico que debe
presidir la labor del historiador.
Hago
referencia al proyecto de Ley denominado esta vez de “Memoria Democrática” y a la adopción de diversas disposiciones
sectoriales que la acompañan, algunas de las cuales alcanzan cotas
inimaginables de cinismo y falsedad histórica.
Recientemente, la Consejería de Administración Local de la Junta adoptó
un acuerdo declarando treinta y cuatro lugares de “Memoria Histórica de Andalucía”. Entre ellos se menciona la antigua
prisión provincial de Málaga que, según el citado decreto, «cumplió con los objetivos de reinserción del
gobierno republicano» y que, «sobre
todo a partir de la ocupación franquista el 8 de febrero de 1937», se convirtió en un centro de terror y
sufrimiento. Ignoro el significado que para la Junta de Andalucía tiene el
término «reinserción», pero por mi
edad he conocido cientos de familiares de hombres, mujeres y niños reinsertados durante la dominación roja
de Málaga. Algo más de 2.600 reinsertados
durante el año 1936 que jamás volvieron a ver la luz del día.
No aparece,
entre los lugares de memoria señalados, el sitio donde la turba asesinó,
arrancó los ojos y mutiló salvajemente al Capitán Agustín Huelin, sometiendo a
su cadáver a las más bajas humillaciones. Tampoco figura el lugar del Camino Nuevo
en el que, noche tras noche, se fusilaba a decenas de malagueños desafectos al frente popular y a sacerdotes
–algunos aún imberbes- que no tenían más demérito que haber sido fieles a su
vocación, y en el que a la luz del día siguiente acudía una macabra romería
para escupir y profanar los cuerpos sin vida de unos fascistas que ni siquiera sabían que lo eran. No me lo ha contado
nadie. Yo lo viví con diez años y aún resuenan en mis oídos las descargas de
los fusiles, los tiros de gracia y las risas y aspavientos de una turba
enloquecida. Y así podría seguir, hasta llenar páginas de horror de aquellas
fechas que, en mi ingenuidad, creí superadas para siempre.
La Junta de
Andalucía –la del 46% del paro juvenil- se apresta también a imponer el estudio
del «franquismo» (más bien su visión manipulada del mismo) a los niños
andaluces, aleccionándoles con una clara y bastarda finalidad política. Y en
las páginas de ABC, el designado Director General de la “Memoria democrática” –eufemismo con el que se trata de encubrir al
moderno comisario político- amenazaba abiertamente a la Iglesia Católica con
eliminar cualquier vestigio de la contienda de Iglesias y Conventos, olvidando
que las principales huellas de la guerra civil yacen silentes en las tumbas de
los más de 7.500 religiosos asesinados por los que ahora son llamados «defensores de la legalidad republicana».
Y me pregunto
si alguien en su sensatez podrá parar esta increíble inmoralidad. Recuerda Joaquín Leguina en su libro “Zapatero el gran organizador de derrotas”,
que he leído con honda admiración, que en la Tribuna de las Cortes, un día de
octubre del año 1977, el líder de Comisiones Obreras, Marcelino Camacho, hablando
en nombre del Partido Comunista, refiriéndose al espíritu de reconciliación que
había de presidir la transición, pronunció las siguientes palabras: “Hoy no queremos recordar el pasado porque
hemos enterrado a nuestros muertos y a nuestros rencores”. Me pregunto si
esta afirmación tan contundente como aleccionadora encontrará alguna vez eco en
el corazón de los desalmados que pretenden volver a recordar una tragedia que
para el bien de todos tratábamos de dejar en la tribuna de la historia, para
que sólo ella, desde la serenidad que otorgan los años, se encargue de otorgar
la razón a quien la tuvo y arrancarla de cuajo a aquellos que la han utilizado
a su favor.
Como yo soy
testigo de todo aquello, con mis ochenta y siete años puedo decir bien alto que
es mentira que el Alzamiento Nacional fuera una asonada de militares codiciosos
y resentidos. Soy testigo de que fue el pueblo el que se levantó en armas
contra el terror organizado por el Frente Popular dominado por el comunismo
estalinista, que amenazaba con destruir el propio ser de nuestra nación. Son
palabras de Julián Besteiro, no mías: “La
verdad real: estamos derrotados por nuestras propias culpas: estamos derrotados
nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la
aberración política más grande que han conocido quizás los siglos... La
reacción contra ese error de la República de dejarse arrastrar a la línea
bolchevique la representan genuinamente, sean los que fueran sus defectos, los
nacionalistas (es decir, el bando llamado “Nacional”, capitaneado por Franco),
que se han batido en su gran cruzada anti-Komitern.”
En mi propia
carne, torturando mi sangre, están todavía los sucesos de la guerra civil, que,
rompieron en pedazos la familia de mi madre como la de muchos miles de
españoles. Hora es ya de dejar de remover los muertos y mirar al futuro.
Pero si vamos
a tolerar que una de aquellas Españas imponga su verdad después de ochenta
años, reclamo el derecho a defender a los miles de hombres y mujeres que
levantaron la bandera de la hidalguía y de la libertad de España en la llamada
zona nacional, sin condenar y zaherir a los que lucharon por su ideal en la
trinchera contraria. A lo largo de mi vida política, con cerca de 900
intervenciones públicas, jamás utilicé una palabra de reproche a los vencidos.
Quise siempre unir en una nueva España a los hijos de los que mataron con los
hijos de los que murieron. Por eso ahora tengo derecho a denunciar lo que considero
un miserable intento de las instituciones de dividir otra vez a los españoles
en buenos y malos.
Todo esto lo
escribo cuando he llegado al paroxismo de mi indignación. ¿Cómo es posible que
pueda permitirse un falseamiento de la historia tan lleno de cinismo y de
desvergüenza?. ¿Cómo es posible que me encuentre sólo en mi denuncia cuando
están aún vivas tantas voces que debiendo unirse a la mía, permanecen
cobardemente silenciosas? ¡No lo entiendo!. La agresividad con que se muestran los
llamados apóstoles de la reconciliación, que no son otra cosa que sembradores
de la discordia, debe tener un mentís rotundo por parte de todos aquellos que
hemos presenciado aquella tragedia y que ahora la tratamos con noble
consideración. Y mis palabras no son el producto de ningún resentimiento, sino
el recuerdo de una realidad dolorosamente vivida. ¡Me duele España!.
Los que
aprendimos el patriotismo con notas de dolor y con afán de perfección, no podemos
permanecer impasibles ante lo que constituye una ignominia que nos lleva
irremisiblemente a una sociedad indecente que la gran mayoría de los españoles
no nos merecemos. Tenemos derecho a alzar nuestra voz enronquecida, después de
tantas provocaciones y pedirle a Dios que España encuentre alguna vez la paz y
el sosiego que necesita para conquistar su futuro.
JOSÉ UTRERA MOLINA
Ex-Ministro
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