"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

27 de enero de 2014

El otro Anson

LUIS MARÍA ANSON
"LA HORA DE LA MONARQUÍA"

(Colección de  Doctrina  Monárquica,
 Edit. Círculo, Zaragoza, 1.958)"

Hace unos meses, en una entrada anterior hacía referencia al célebre académico para recordar que mucho antes de alcanzar la cima de su popularidad, dejó escrito un libro excepcional “La Hora de la Monarquía”, dedicado a su entonces maestro Eugenio Vegas Latapie, en el que abomina de lo que ahora defiende con ardor, la monarquía liberal, defendiendo la monarquía católica representativa.

Ayer, rebuscando entre mis papeles, apareció una nota con algunos extractos del libro que mi querido amigo Miguel Toledano quiso destacar tras su lectura y que no tienen desperdicio y harán la delicia de muchos.  

Lean, lean.....

I. CONTRA LA MONARQUÍA LIBERAL.


"la Monarquía liberal es la táctica que emplean los republicanos para llegar más fácilmente a la República'' (p. 80).

"la alianza de la Monarquía con el liberalismo o el izquierdismo significaría, en un plazo más o menos corto, indefectiblemente, la anulación y  eliminación de la Monarquía. Por eso sobre la miopía política de algunos monárquicos que propugnan la colaboración con los grupos liberales o izquierdistas, lo cual no demuestra más que una completa superficialidad doctrinal y un desconocimiento casi total de los principios sobre los que se asienta la Institución Monárquica" (p. 152).

"La Monarquía auténtica es la Monarquía representativa; rechazo la Monarquía liberal" (p. 207).

"La Monarquía en España o es católica o no puede existir porque la llamada Monarquía liberal· es el puente tendido hacia  la República" (p. 240).

"No existe posición más inconsecuente para España que la del monárquico liberal" (p. 241).

"El monárquico liberal es un completo absurdo aunque, eso sí, un absurdo bastante frecuente" (p: 241).

"[El monárquico liberal] A la larga tal vez sea más dañoso para el país y  para la propia Institución que el mismo republicano. La característica  fundamental del monárquico  liberal  es su rotunda y   contundente falta de toda base doctrinal [...]  no existen teóricos con un mínimo de prestigio procedentes del campo monárquico liberal" (p. 242).

"el monárquico liberal [...]   es, cuando mucho, el oportunismo político, el arribismo, la incapacidad y la incompetencia y, eso sí, indefectiblemente, la pedantería y la suficiencia" (p. 242).

"la Monarquía liberal es la Monarquía de los republicanos"  (p.242) 

"El monárquico liberal, por consiguiente, o es un ambicioso, en el mal sentido de la ambición política, o es un débil mental" (p.243) 

"entre el sistema monárquico y  el liberal existe un abismo doctrinal'' (p. 243).


II. CONTRA EL LIBERALISMO.

“Para algunos el totalitarismo es lo contrario del liberalismo. Y, sin embargo, tienen una misma e idéntica esencia" (p. 21).

"lo que procede es [...] atacar la sistemática  liberal y su dialéctica en sus mismas bases hasta que se desmorone  su edificio construido a medias de sofismas y de paradojas" (p. 64).

"Lo peor del liberalismo no es esto, con ser de por sí nefasto" (p. 65).

“El liberalismo, espejo y símbolo de la libertad para los indocumentados,  es, en sí mismo, un absolutismo: el de la mayoría" (p. 66).

"El liberalismo, que defiende el principio del respeto igual a todas las opiniones, es, en su misma paradójica vertebración, de un sectarismo sin límites" (p. 67).

"los liberales podrían mostrarse orgullosos de poseer las teorías de más absoluta imbecilidad que se han conocido a lo largo de la Historia del mundo" (p. 67).

"Los delirios liberales conducen primero a la mediocridad, luego a la corrupción, finalmente a la anarquía y al caos, abonando fecundamente la obra babeante de la Revolución que inunda con su veneno y su resentimiento las resecas fauces de la sociedad liberal'' (p. 68).

"los liberales machacan y trituran hasta la saciedad la obra de cualquier escritor católico y tradicional que surge a la vida pública con pujanza y posibilidades” (p. 71).

"gran parte de los errores del liberalismo, siempre en servicio del fin de la Revolución, nacen de un falso concepto de la libertad” (p. 72).

"La prensa liberal ha terminado, ciertamente, con la libertad de prensa” (p. 201).

"Los sistemas liberales han sido lamentables para la libertad de prensa" (p. 202).


III. CONTRA LA SOBERANIA POPULAR.


"Principio fatal el de la soberanía del pueblo” (p. 42).

"La soberanía del pueblo es, simplemente, un ateísmo nacional"
(p. 57).

"la elección, como principio, es decir, la elección aplicada a todo, es un principio falso'' (p. 165).

"El sufragio universal, aparte de ser un principio falso surgido de la Revolución, es un pésimo sistema representativo porque [...] supone una estructuración a la sociedad de la que ésta carece, puesto que la sociedad está vertebrada orgánicamente" (p.194).



IV. CONTRA LA REVOLUCION FRANCESA, LA ENCICLOPEDIA, LOS PRINCIPIOS DE LA REVOLUCION FRANCESA Y LOS PARTIDOS POLITICOS.



"el parto tremendo de la Revolución francesa" (p. 14).

"la Enciclopedia se mostró como una creación funesta y su propia luz fue ruido y dolor del infierno" (p. 36).

"Una nación sin jerarquías es tan absurda como una casa sin escaleras'' (p. 196).

"Para un católico es rechazable la existencia de todo tipo de partidos que mantengan principios distintos o contrarios a aquellos en que se sustenta el Estado cristiano" (p. 208).

"Fueron los partidos los que arrojaron sobre París toda la carroña liberal que convirtió a la más bella ciudad del mundo en una corrompida gusanera" (p. 217).


V. CONTRA LA LIBERTAD RELIGIOSA Y EL ESTADO LAICO.


"en    los       países donde sea posible, el Estado debe ser confesionalmente católico […] este es el caso de España, por ejemplo" (p.56).

“El Estado católico no puede, en consecuencia, admitir la libertad igual para todos los cultos […] que el primer ciudadano vaya a misa y el del culto falso se convierta al verdadero” (página 58)


VI. CONTRA LA LIBERTAD DE ENSEÑANZA.

"En cuanto a la libertad de enseñanza, nada existe más peligroso para el Catolicismo que este principio, hijo bastardo de la Revolución laica" (p. 58).


VII. CONTRA EL CAPITALISMO.

“El capitalismo, lo mismo que el socialismo, es una doctrina económica fracasada” (P. 74).


VIII. CONTRA LA LEGITIMIDAD EXCLUSIVA DE LA DEMOCRACIA.

"condenando expresamente la afirmación de que 'la democracia sea la única forma católica de gobierno” (p. 84).

"Ocurre en la actualidad que casi nadie se atreve a oponerse a la democracia inorgánica y a sus dogmas" (p. 216).


IX. CONTRA EL CENTRISMO.

"El liberalismo situado en el centro, entre el catolicismo y el socialismo, ha despedazado como una bestia fiera la estructura orgánica de la sociedad, ha subvertido el orden existente, ha conducido al reinado de la revuelta y la agitación y ha concluido por ser libertinaje, desorden y anarquía" (p. 75).


X. CONTRA ORTEGA.

"el caso del popular y conocido escritor Ortega y Gasset, cuya falta de base doctrinal y filosófica ha sido demostrada" (p. 70).


XI. LIBERAL Y CATÓLICO, TÉRMINOS INCOMPATIBLES.

"Para los católicos, el liberalismo católico no tiene posible defensa'' (p. 77).

"[los liberales católicos] intentan un maridaje, hijo del pecado, entre esos dogmas [los revolucionarios] y los de la Iglesia de Cristo" (p. 80).

“La incoherencia y la inconsecuencia son los caracteres fundamentales de los católicos liberales” (p. 80)

“¡Gran servicio el del liberalismo católico a esta obra!  Ha arrojado la carne descompuesta de una sociedad confundida y anárquica a las fauces hambrientas de carroña del monstruo revolucionario"  (p. 86).

XII. SOCIALISTA Y CATÓLICO, TÉRMINOS INCOMPATIBLES.

“No se puede ser socialista y  católico a la vez” (p. 103).

“los socialistas que se llaman católicos son, con los liberales católicos y  ciertos demócratas cristianos, los que más daño hacen a la causa de Dios” (p. 103).


XIII. VINCULACIÓN ENTRE LIBERALISMO Y SOCIALISMO, LIBERALISMO Y COMUNISMO, LIBERALISMO Y TOTALITARISMO.

“el padre del liberalismo es el socialismo” (p. 99).

"El comunismo es la coronación natural de todo el proceso revolucionario: herejía, naturalismo, racionalismo, liberalismo, totalitarismo y    socialismo.  Es la voluntad sin límites del hombre actuando en servicio exclusivo de las fuerzas del mal" (p.
109).

"el tortuoso camino que [la Revolución] ha seguido para implantar el Estado sin Dios, fundado en la sola voluntad del hombre, a través de la herejía, el absolutismo, la ideología naturalista, racionalista y laica, el liberalismo, el totalitarismo, el socialismo y  el comunismo" (p. 247).


XIV. CONDENA ABSOLUTA DEL COMUNISMO.

"El comunismo es una teología satánica" (p. 111).


XV. A FAVOR DE LA MONARQUIÍ TRADICIONAL.

"Al hablar de la Monarquía, por supuesto, me refiero a la Monarquía pura, a la que hoy se llama representativa para diferenciarla de sus varias adulteraciones históricas:   la Monarquía absoluta, la Monarquía liberal, la Monarquía electiva" (p.147).

"por cristiana y  por nacional, la Monarquía tradicional española va unida a otros dos postulados básicos que no admiten discusión: la Religión Católica y  la unidad sagrada de la Patria" (p. 151).

"Al hablar de Monarquía tradicional se habla de un régimen modernísimo y renovado, de una Monarquía católica y representativa, social y popular, antiliberal, antiparlamentaria, órgánica y  descentralizada'' (p. 153).

"La Monarquía, para ser española, ha de ser cristiana" (p. 239).

"En España no puede existir otra Monarquía que la cristiana y  la Tradicional” (p. 243).




XVII. DEFENSA DE  LA  LLAMADA  "DEMOCRACIA   ORGÁANICA" DEL  FRANQUISMO.

"Atendiendo a la constitución de la sociedad, la representación más perfecta es la orgánica. Es decir, los representantes surgen por elecciones parciales o por selección a través de los estudios y  oposiciones, de los órganos naturales y  culturales que conforman la sociedad: familias, municipios, regiones, asociaciones profesionales, corporaciones” (p. 194).


XVIII.   DEFENSA     DEL   ALZAMIENTO    NACIONAL    Y   DE    LA    GUERRA    CIVIL ESPAÑOLA,


"Acción Española propugna y justifica catolicamente el alzamiento militar contra una República que está despedazando a España" (p.135).

"la heroica empresa colectiva que es devolver España a su auténtico cauce histórico, empresa que tuvo su iniciación en julio de 1.936, cuando los españoles se alzaron en armas contra un gobierno ilegítimo, contra la República atea y marxista" (p. 250).



XIX. A FAVOR DE LA CONTRARREVOLUCIÓN.


 "es tremenda la necesidad de emprender, con la urgencia vertiginosa de los tiempos que vivimos, un ingente movimiento de Contrarrevolución"
  

"la esperanza contrarrevolucionaria tiene un templo: veinte siglos de tradición cristiana (p. 98).

"la guerra de las ideas, otra vez la guerra de Religión, la Cruzada, por fin, en defensa de los derechos de Dios, contra los hijos de la Revolución, contra los hijos del infierno'' (p. 115).

"La Contrarrevolución exige extirpar por completo el ateísmo de la ley, de las instituciones y del Estado [...] es necesario, pues, luchar contra la Revolución como doctrina y contra las revoluciones en cuanto que quiebran la continuidad [...] la restauración de los principios católicos debe hacerse poco a poco [...] no hay que perder el tiempo.  La hora de los proyectos y de la reflexión ha pasado. Está llegando la hora de la acción [...] Ahora se hace precisa la acción, entablando decididamente la batalla con las fuerzas de la Revolución, hasta conseguir implantar el Estado de la Contrarrevolución" (pp. 127-128).

"hace falta implantar el Estado con Dios, el Estado de la Contrarrevolución" (p. 139).

"El europeísmo, la integración europea, de urgente y vital necesidad, sólo podrá asentarse, no en los principios de la democracia liberal, sino en los verdaderamente universales y fecundos de la civilización cristiana" (p. 217).

"El combate victorioso por la Ciudad Católica, por la implantación del Estado de la Contrarrevolución, por la instauración de la Monarquía cristiana, representa el grito de gozo de la salvación de España" (p. 251).

"No se trata sólo de traer el Rey a España. Se trata de traerle sentado sobre el trono de San Fernando, sobre las bases de la Monarquía católica y tradicional" (p. 251)

23 de enero de 2014

Políticos y estadistas en el debate del aborto


Cuando los principios se miden en número de votos se pone al descubierto el cinismo de quienes dicen defenderlos. Surgen así los “consensos sobrevenidos” y la necesidad de conseguir “amplios espacios de consenso”, que no son sino eufemismos para evitar decir lo que realmente se piensa: que sólo se está dispuesto a defender los principios mientras ello no implique peligro para mantener el poder.

La soledad sonora en la que la dirección del Partido popular ha dejado al Ministro de justicia en la defensa de los derechos del concebido no tiene otra lectura que la del coste electoral que los expertos demoscópicos –con el inefable Arriola, señor de Villalobos, al frente- anuncian para el partido si decide seguir adelante con su reforma de la ley del aborto.

Decía Winston Churchill que la diferencia entre un político y un estadista es que el primero  piensa sólo en las próximas elecciones y el segundo, en las próximas generaciones. Abraham Lincoln no habría pasado a la historia si en lugar de empeñarse en aprobar la decimotercera enmienda hubiera apostado por la comodidad de mantener las cosas como estaban, pues la esclavitud gozaba de un amplio consenso entre los norteamericanos, tanto o más que el que, según Cospedal existe sobre la nefasta legislación sobre el aborto de 1985.

La defensa del derecho a la vida del niño no nacido choca frontalmente con la inercia egoísta de una sociedad anestesiada incapaz de escandalizarse ante las histéricas invocaciones de un supuesto derecho de la mujer a decidir sobre la vida de su hijo como si fuera parte de su propio cuerpo. No es difícil encontrar paralelismos con la esclavitud pues los amos se consideraban con derecho a decidir sobre la vida de sus esclavos. La negación de la evidencia científica –que el embrión es un ser humano diferente de sus progenitores- lleva a los partidarios del aborto a abrazar sin despeinarse los postulados eugenésicos del profesor Mengele sobre la selección de la raza bajo el pretexto del daño psicológico a la madre, que no es sino otro macabro eufemismo para enmascarar la cómoda evitación del sacrificio.

Defender políticamente la vida frente a la cultura de la muerte tan consensuadamente instalada en nuestra sociedad por los postulados del materialismo más cobarde e insensible requiere un ambicioso plan de pedagogía social, pero sobre todo exige valentía, coraje y una profunda convicción por encima del cálculo electoral, tres virtudes que, desgraciadamente, no parece que adornen a nuestro presidente del gobierno ni a su corte, lo que me hace temer que el recorrido del actual anteproyecto será corto y frustrante y que Mariano Rajoy no pasará a la historia como un verdadero estadista.


LFU

15 de enero de 2014

El paseillo de la Infanta

A propósito de la imputación de la Infanta Cristina, me sorprenden los argumentos que esgrimen los partidarios de que ésta haga el paseíllo a pie hasta el edificio de los Juzgados de Palma.  Dejando al margen la intencionalidad que subyace a tal pretensión, si la Infanta debe ser tratada como el resto de los españoles, debe aplicarse  el principio de no discriminación. Y si discriminar es tratar distinto a los que son iguales y tratar igual a los que son distintos, resulta palmario que dar a la Infanta Cristina el mismo trato que al resto de los ciudadanos, implicaría una discriminación evidente.  Y esto no tiene nada que ver con ser monárquico o dejar de serlo. Es de puro sentido común.

Hace muchísimos años que Ulpiano sentó claramente la definición de la Justicia: Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi; "La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar (conceder) a cada uno su derecho".  Ese suum quique tribuere" (dar a cada uno lo suyo) no puede desconocer que la Infanta no es igual al resto de los españoles, por mucho que esté sometida como todos al imperio de la ley. Por formar parte de la familia Real, goza de determinados privilegios y está sujeta a un protocolo que es ajeno al común de los mortales, al tiempo que la repercusión pública de cualquier actuación reprochable -como la que indudablemente afecta a la conducta de su marido, conocida o no por ella- es infinitamente  mayor que la que pueda afectar a cualquier otro ciudadano español.  

Así, conceder a la Infanta un trato formal distinto al que se daría a cualquier otro justiciable no implica discriminación, sino estricta justicia. Otra cosa es que la Infanta sea igual que el resto de los ciudadanos ante la ley y la aplicación de la misma no admita distinciones por su rango institucional.  Caiga todo el peso de la ley sobre ella o sobre cualquier otro que haya delinquido, si así lo deciden los Tribunales, pero no pretendamos añadir a la eventual condena, penas adicionales no sólo inútiles –que sólo pretenden convertir su declaración en un circo mediático- sino, además, discriminatorias.


LFU

8 de enero de 2014

Aborto y Progresismo. Por Miguel Delibes

Por su indudable actualidad, merece la pena rescatar el brillante artículo que el gran Miguel Delibes escribió en ABC el 20 de diciembre de 2007.

En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto libre, me ha llamado la atención un grito que, como una exigencia natural, coreaban las manifestantes: «Nosotras parimos, nosotras decidimos». En principio, la reclamación parece incontestable y así lo sería si lo parido fuese algo inanimado, algo que el día de mañana no pudiese, a su vez, objetar dicha exigencia, esto es, parte interesada, hoy muda, de tan importante decisión. La defensa de la vida suele basarse en todas partes en razones éticas, generalmente de moral religiosa, y lo que se discute en principio es si el feto es o no es un ser portador de derechos y deberes desde el instante de la concepción. Yo creo que esto puede llevarnos a argumentaciones bizantinas a favor y en contra, pero una cosa está clara: el óvulo fecundado es algo vivo, un proyecto de ser, con un código genético propio que con toda probabilidad llegará a serlo del todo si los que ya disponemos de razón no truncamos artificialmente el proceso de viabilidad. De aquí se deduce que el aborto no es matar (parece muy fuerte eso de calificar al abortista de asesino), sino interrumpir vida; no es lo mismo suprimir a una persona hecha y derecha que impedir que un embrión consume su desarrollo por las razones que sea. Lo importante, en este dilema, es que el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio.
La socióloga americana Priscilla Conn, en un interesante ensayo, considera el aborto como un conflicto entre dos valores: santidad y libertad, pero tal vez no sea éste el punto de partida adecuado para plantear el problema. El término santidad parece incluir un componente religioso en la cuestión, pero desde el momento en que no se legisla únicamente para creyentes, convendría buscar otros argumentos ajenos a la noción de pecado. En lo concerniente a la libertad habrá que preguntarse en qué momento hay que reconocer al feto tal derecho y resolver entonces en nombre de qué libertad se le puede negar a un embrión la libertad de nacer. Las partidarias del aborto sin limitaciones piden en todo el mundo libertad para su cuerpo. Eso está muy bien y es de razón siempre que en su uso no haya perjuicio de tercero. Esa misma libertad es la que podría exigir el embrión si dispusiera de voz, aunque en un plano más modesto: la libertad de tener un cuerpo para poder disponer mañana de él con la misma libertad que hoy reclaman sus presuntas y reacias madres. Seguramente el derecho a tener un cuerpo debería ser el que encabezara el más elemental código de derechos humanos, en el que también se incluiría el derecho a disponer de él, pero, naturalmente, subordinándole al otro.
Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía». En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para estos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después, el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. 
El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló. El embrión era vida, sí, pero no persona, mientras que la presunta madre lo era ya y con capacidad de decisión. No se pensó que la vida del feto estaba más desprotegida que la del obrero o la del negro, quizá porque el embrión carecía de voz y voto, y políticamente era irrelevante. Entonces se empezó a ceder en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil y la no violencia. Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Los demás fetos callarían, no podían hacer manifestaciones callejeras, no podían protestar, eran aún más débiles que los más débiles cuyos derechos protegía el progresismo; nadie podía recurrir. Y ante un fenómeno semejante, algunos progresistas se dijeron: esto va contra mi ideología. Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado.
Miguel Delibes

7 de enero de 2014

Reforma de la Ley del Aborto. Un paso necesario

No soy de los que, en materia de defensa de la vida humana, se ajustan a la doctrina del Tribunal Constitucional, institución cuyo prestigio es inversamente proporcional a su docilidad al poder establecido en cada momento. Para mí la vida humana –y ésta existe de forma indubitada desde el momento de la concepción- es un valor absoluto y su defensa y respeto no admite excepciones, por lo que tan sólo en caso de tener que elegir entre una u otra vida resulta lícito sacrificar una de ellas para salvar a la otra. A partir de ahí, se pueden -y deben- aplicar atenuantes o eximentes en función de las circunstancias concretas en las que se pudiera practicar un aborto, como en la comisión de cualquier delito, pero no soy partidario del establecimiento de supuestos de despenalización que, en la práctica, equivalen al reconocimiento de un quasi derecho al aborto, máxime si dichas intervenciones son financiadas por la sanidad pública. Admitir la posibilidad de eliminar una vida ante la existencia de un conflicto de intereses entre una vida humana y un daño psicológico para otra, implica reconocer que no todas las vidas merecen la misma protección, en claro perjuicio, en este caso, del concebido no nacido.

No puedo, por tanto, hacer mío el anteproyecto de ley presentado por el Ministerio de Justicia, tan contestado desde dentro y desde fuera del Partido popular, lo que no me impide, en absoluto, reconocer el enorme valor que tiene dar en el mundo de hoy un paso contracorriente en defensa del derecho a la vida del concebido no nacido.

Sólo un iluso puede pensar que el legislador español pueda defender, por el momento, mi posición sobre este asunto. La postura que yo represento es aún, por desgracia, considerablemente minoritaria en una sociedad en la que impera  la comodidad y el hedonismo y en la que se niega cualquier valor del sacrificio. Una sociedad hipócrita que protege colonias de mariposas en extinción al tiempo que dedica recursos a eliminar embriones humanos no deseados y a apartar a los mayores.

En los ocho años que estuvo gobernando España el Partido popular presidido por José María Aznar, no se tocó ni una sola coma de la ley coladero de 1985 en base a la cual se podían abortar niños con ocho meses con pasmosa facilidad. En las últimas elecciones, el Partido popular no llevaba en su programa ninguna ley de “aborto cero”, aunque sí prometió derogar la ley de Zapatero por la que el aborto se convertía en un derecho y la vida quedaba sometida a un frío plazo durante el cual resulta lícita su eliminación.

Pues bien, el anteproyecto no se limita a derogar la nefasta ley de 2010 -lo que habría sido  visto con enorme comodidad para muchos votantes y cargos del Partido popular- sino que va mucho más allá y supone una regresión cualitativa en la cultura de la muerte, que se había instalado en nuestra sociedad desde hace décadas. El derecho al aborto desaparece como tal y se limitan a dos los supuestos de despenalización del aborto, eliminándose el aborto eugenésico; se exigen dos informes médicos distintos y ajenos al centro en el que se vaya a practicar el aborto, con lo que se pone coto al coladero de la antigua ley de supuestos y se permite a la administración la posibilidad de controlar el cumplimiento de tales requisitos; se exige al menos el conocimiento de los padres de la embarazada menor y se establece un plazo mínimo de espera de 7 días permitiendo al menos un período de reflexión a la madre embarazada desde el momento en que se le comunica la posibilidad de abortar a su hijo.

No es mi ley del aborto, en absoluto, pero es un paso importante en defensa de la vida, que me propongo apoyar, pues hoy por hoy, es la única ley posible.  Si tenía alguna duda al respecto, las declaraciones de personajillos como Semper, Monago, Cifuentes y etc… y el significativo silencio cómplice de otros populares como Mato, Aguirre, etc… han terminado de convencerme. Es claro que la ofensiva contra esa ley, desde dentro y fuera del PP va a ser enorme. Desde la izquierda, porque no aceptan que se desafíe su supuesta superioridad moral, desde la derecha, por el miedo que tienen muchos a perder votos por la defensa de unos principios que no comparten buena parte de los votantes del Pp, por lo que intentarán descafeinarla todo lo posible.

La apuesta del Ministro, me consta, es decidida para dar un paso al frente en defensa de la vida, que no será sino el comienzo de un cambio de tendencia en la cultura de la muerte. Esta es una guerra que hay que ganar batalla a batalla y que no se va a ganar en un día. Su propuesta de internacionalizar el asunto en el Parlamento Europeo permitirá que se abra un debate internacional sobre el aborto, muy necesario para despertar conciencias adormiladas.

No se conquistó Granada en un día. Hicieron falta ocho siglos para ello. Por eso cada paso que se de en defensa de la vida, por pequeño que sea, merecerá mi apoyo y mi compromiso.


LFU

23 de diciembre de 2013

Una decisión miserable

La Junta del Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid, en silencio, nocturnidad y alevosía y hurtando a la Junta General convocada el debate sobre el asunto, ha decidido retirar los honores concedidos a José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco Bahamonde por otra Junta de Gobierno en el mes de marzo de 1939.

La decisión respecto al anterior Jefe del Estado cabe enmarcarla en la categoría gregaria de las actuaciones de «antifranquismo retrospectivo», que denotan, además de una terrible falta de perspectiva histórica, una carencia considerable de valentía. Sin embargo, la retirada de honores a José Antonio Primo de Rivera, abogado colegiado asesinado en 1936, sólo merece el calificativo de mezquina y miserable.

José Antonio fue, desde muy joven, un abogado brillante y profundamente enamorado de su vocación jurídica. Sin haber cumplido los treinta años, tras escuchar un informe oral suyo el Tribunal Supremo, el entonces Decano del Colegio Francisco Bergamín –que defendía a su contrario- comenzó su intervención diciendo que acababa de escuchar a una gloria del foro.  José Antonio quiso separar su vocación política –a la que llegó para defender el nombre de su padre- de su vocación como jurista. Como él mismo diría un año antes de ser asesinado: “Seamos, pues, políticos, francamente, cuando nos movamos por inquietudes políticas; y luego, en nuestros trabajos profesionales, tengamos la pulcritud de no traer ingredientes de fuera. El juego impasible de las normas es siempre más seguro que nuestra apreciación personal, lo mismo que la balanza pesa con más rigor que nuestra mano. Cuidemos una técnica limpia y exacta, y no olvidemos que en el Derecho toda construcción confusa lleva en el fondo, agazapada, una injusticia.”

Prestó su último servicio como abogado en un memorable y estremecedor informe oral ante el Tribunal Popular de Alicante -que ya tenía de antemano decidida su ejecución- en su propia defensa y en la de su hermano y su cuñada. Al día siguiente, ya condenado a muerte, escribiría con insólita serenidad lo siguiente: Ayer, por última vez, expliqué al Tribunal que me juzgaba lo que es la Falange. (…) Una vez más, observé que muchísimas caras, al principio hostiles, se iluminaban, primero con el asombro y luego con la simpatía. En sus rasgos me parecía leer esta frase: "¡Si hubiésemos sabido que era esto, no estaríamos aquí!" Y, ciertamente, ni hubiéramos estado allí, ni yo ante un Tribunal popular, ni otros matándose por los campos de España. (…).  A esto tendí, y no a granjearme con gallardía de oropel la póstuma reputación de héroe. No me hice responsable de todo ni me ajusté a ninguna otra variante del patrón romántico. Me defendí con los mejores recursos de mi oficio de abogado, tan profundamente querido y cultivado con tanta asiduidad. Quizá no falten comentadores póstumos que me afeen no haber preferido la fanfarronada. Allá cada cual. Para mí, aparte de no ser primer actor en cuanto ocurre, hubiera sido monstruoso y falso entregar sin defensa una vida que aún pudiera ser útil y que no me concedió Dios para que la quemara en holocausto a la vanidad como un castillo de fuegos artificiales. Además, que ni hubiera descendido a ningún ardid reprochable ni a nadie comprometía con mi defensa, y sí, en cambio, cooperaba a la de mis hermanos Margot y Miguel, procesados conmigo y amenazados de penas gravísimas.”

El 6 de septiembre de 1936, la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados, tras declarar su fervorosa adhesión al gobierno del Frente Popular “y, continuando en su misión, tanto de apoyo a la legalidad constitucional como de colaboración en la obra revolucionaria de transformar profundamente la magistratura y de crear la nueva Justicia popular” decidió expulsar de su seno, por indeseables, a 25 colegiados, entre los cuales figuraban Gil Robles, Alcalá Zamora y José Antonio, entonces preso en la prisión de Alicante así como otros, varios de los cuales fueron asesinados en Paracuellos del Jarama poco después de haber sido señalados.

“Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas calidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia.”. Así se expresaba horas, antes de caer fulminado bajo el trallazo de las balas, el político más excepcional que ha conocido España durante el siglo XX y que, sin embargo, sigue siendo para muchos un perfecto desconocido.

El pasado jueves, otra Junta Colegial, interpretando a la perfección la partitura del odio que había escrito previamente una sectaria asociación de abogados de corte marxista, cometió la postrera villanía de escupir sobre la tumba de un auténtico modelo de hombre y de abogado que entregó su vida por España. Mi hermano César y otros muchos compañeros me acompañaron hasta la madrugada del viernes para tratar de dar testimonio de dignidad ante la felonía que se proponía perpetrar. Pero la Junta de Gobierno nos hurtó la posibilidad de pronunciarnos ocultando arteramente que había hecho suya tan miserable proposición. No importa. Entrada ya la noche, cuando salíamos de aquella Junta, algunos sabíamos que, entre los luceros de la noche clara, nos iluminaba uno que brillaba con la luz propia de la enorme dignidad que jamás una Junta de gobierno de tan escasa talla podrá mancillar.

Luis Felipe Utrera-Molina Gómez

Abogado 

20 de diciembre de 2013

«La Era Argentina» de Aquilino Duque

Título: La era argentina.
Autor: Aquilino Duque.
Editorial: Encuentro.
Año: 2013.

En el panorama actual encontrar una voz que disienta del discurso impuesto por el poder es raro, más aun si es una línea de disentimiento razonada y rigurosa, pues resulta una nota de esperanza. Si son pocos los que piensan, aun menos son los que lo hacen bien.

Este libro recoge artículos del autor que acumulan diversos méritos no sólo por estar bien escritos sino por evitar y denunciar la componenda de lo "políticamente correcto", por ser descarnadamente incisivos en el análisis y en algunos casos por anticiparse al momento actual cuando no era tan fácil predecirlo. La temática de los artículos es variada. Política internacional, actualidad política y social nacional, reflexiones filosóficas, literarias o geopolíticas tienen encaje y abren perspectivas a veces incómodas, pero en todo caso lúcidas de las últimas décadas nuestro mundo. Una de las singularidades de esta colección de ensayos radica en su enfoque poco habitual: conservador y reaccionario, tributario del espíritu de Burke y de la brillantez, combativa y afilada, del maestro colombiano Gómez Dávila, consiguiendo con brillantez que no haya oposición entre ambas actitudes sino más bien complemento. Esta perspectiva trata de salvar lo aceptable del presente pues la realidad inmediata siempre tiene valor, y que, precisamente por ello, para salvarla y abrazarla reacciona frente a sus ídolos de barro, valorando el legado del mejor pasado que la hace posible. Esta propuesta es una eficaz vacuna frente a las estafas de las abstracciones y los trampantojos de las utopías que pese al dolor y destrucción que causaron en el siglo XX y en los albores del nuevo, algunos siguen sin reconocer su rostro inhumano.

Aquilino Duque, desde el magisterio de sus 81 años, es en el universo hispánico de las letras –uno de los pocos que lo promueven de verdad–, un espíritu libre, independiente, de talante liberal, nada adulador de modas o tendencias en boga –la liberal, entre ellas–y, por ello, destinado al aislamiento, propio de quien no entra en el circuito de dádivas que para los intelectuales reserva el “establishment”. Prueba fehaciente de ello fue la presentación del libro en Madrid: en condiciones de cuasi clandestinidad; sin casi publicidad; con la significativa ausencia del editor en una noche fría de noviembre. A cambio, los que asistimos, pudimos admirar la brillantísima y discutible presentación del Profesor Ayuso y la no menos luminosa réplica de Aquilino Duque  Este es el precio y el premio por ser un pensador tan lúcido como libre, por pertenecer a la “inmensa minoría”.

César Utrera-Molina Gómez

Diciembre 2013.

17 de diciembre de 2013

Feliz Navidad


El Adviento es tiempo de preparación para vivir de nuevo en gracia la venida de Jesús. Así que me gustaría aprovechar esta entrada, en primer lugar, para desearos a todos los que me leéis una Feliz y santa Navidad y  para pedir humildemente perdón a aquellos a los que haya podido ofender en este sitio con intención o sin ella. Prometo rezar por aquellos que habéis entrado sólo aquí para insultar y os pido a los demás una oración por mí y por mi familia.

Que el espíritu de la Navidad que preside la entrada de mi casa desde el día de la Inmaculada reine en cada uno de vuestros corazones.

Un gran abrazo a todos

Luis Felipe Utrera-Molina Gómez

12 de diciembre de 2013

Una propuesta miserable

Según informaba ayer el Diario El Mundo, el próximo día 19 de diciembre, el Colegio de Abogados de Madrid someterá a votación la 4ª proposición promovida por la Asociación Libre de Abogados proponiendo acordar la retirada del título honorífico de Decano honorario del ICAM a José Antonio Primo de Rivera y a Francisco Franco Bahamonde “por su participación en el golpe y posterior alzamiento militar”. Naturalmente, la propuesta obvia que José Antonio Primo de Rivera, ilustre abogado madrileño –del cual el propio Decano Bergamín dijo que era una de las glorias del foro tras escucharle informar en el Supremo-, estaba encarcelado ilegalmente desde principios de marzo de 1936 por el gobierno “democrático” del Frente popular para su posterior asesinato “legal” en el mes de noviembre. En cuanto al anterior Jefe del Estado, todo vale a 38 años de su fallecimiento, siendo de destacar la valentía retrospectiva de la propuesta.

            De sobra sé del poco entusiasmo con el que los abogados se toman las Juntas Colegiales, pero en este caso yo al menos haré una excepción para votar en contra de esta indecente proposición, cobarde donde las haya.  Sin duda hay quien añora aquella junta de gobierno que en 1936 expulsó por "indeseables" y enemigos de la justicia popular revolucionaria, entre otros, a José Antonio Primo de Rivera. Afortunadamente, Francisco Franco nos libró, entre otras cosas, de aquella junta de facinerosos, que ahora, casi ochenta años después, regresa de manos de los herederos del odio.

LFU

3 de diciembre de 2013

¿A qué esperan?

Cientos de miles de no nacidos y millones de bien nacidos esperan que el gobierno cumpla, de una vez, alguna de sus promesas y derogue la ley más criminal de la era Zapatero. 


Ya han pasado dos años. ¿A qué esperan?

LFU

27 de noviembre de 2013

Reparto de cromos

Decía en mi entrada anterior que el Pp no ha cambiado nada sustancial de lo que Zapatero hizo en sus dos ominosos mandatos y Santiago Abascal hablaba el lunes de que ésta no era sino la tercera legislatura de Zapatero.

Para muestra, bien vale un botón:


11. Promoveremos la reforma del sistema de elección de los vocales del Consejo
General del Poder Judicial, para que, conforme a la Constitución, doce de
sus veinte miembros sean elegidos de entre y por jueces y magistrados de
todas las categorías.

Ley Orgánica 4/2013, de 28 de junio, de reforma del Consejo General del Poder Judicial, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial.

Artículo 567
1. Los veinte Vocales del Consejo General del Poder Judicial serán designados por las Cortes Generales del modo establecido en la Constitución y en la presente Ley Orgánica.

Y es que el último reparto de cromos en la elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial ha sido verdaderamente bochornoso. Si eso es regeneración democrática, que venga Dios  y lo vea.

Y no hablamos ya del aborto, de los impuestos, de la reforma de la administración………

Vivir para ver.


LFU

20 de noviembre de 2013

Para mí sí es una referencia

Decía ayer un ministro que ni para el Gobierno ni para el Pp, la fecha del 20 de noviembre es ninguna referencia. No me sorprende, entre otras cosas, porque esa fecha les recuerda que llevan dos años en el poder sin cambiar prácticamente nada de lo que hizo Zapatero en 8 años de nefasto gobierno.

En cambio para mí, como para muchísimos españoles de bien, este aniversario sí es una referencia. Una referencia de dignidad, de orgullo y de gratitud.

El 20 de noviembre de 1936 cayó fusilado  el que sin lugar a dudas ha sido el político más limpio, más brillante, más valiente y más preclaro del siglo XX español, José Antonio Primo de Rivera. En sólo 3 años diseñó el germen de una doctrina que jamás pudo desarrollarse en plenitud pero que nacía del ardiente deseo juvenil de superar la atmósfera turbia de una partitocracia que a la postre acabaría desencadenando la peor guerra fratricida de nuestra patria. Su sueño, el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, la justicia social en la superación de la lucha de clases, la reivindicación de la dignidad de la persona como portador de valores eternos y la defensa de la unidad de la patria.  Su nombre debía ser un referente para cualquier político cabal, pero el sectarismo de la izquierda y la cobardía de la derecha lo han arrumbado al desván al que va a parar todo lo que molesta por revolver conciencias atormentadas.

Naturalmente, José Antonio no puede suponer un referente para quienes se han acomodado en un sistema pútrido que ha causado el desprestigio de las instituciones del Estado, para quienes conviven con leyes injustas y criminales como la ley del aborto del gobierno socialista y responden con insólita tibieza e imposibles invitaciones al diálogo a la mayor amenaza secesionista que ha sufrido España en los últimos 500 años

El 20 de noviembre de 1975 murió cristianamente, bajo el manto de la Virgen del Pilar, en la cama de un hospital de la Seguridad Social que él creó, el mejor gobernante que ha tenido España desde Felipe II: Francisco Franco. Fruto de una contingencia histórica dramática, el régimen que él fundó -el primero que venció al comunismo- rescató a España de la miseria para dejarla  situada como novena potencia industrial, con pleno empleo, con una clase media pujante, la presión fiscal más baja de Europa, el mayor nivel de convergencia con Europa en términos de renta per cápita de los últimos 40 años  y un sistema de protección social en la vivienda y en el trabajo que causa sonrojo a los socialdemócratas. Dejó un país en paz y preparado para una democracia constructiva que no fue posible por la ambición, irresponsabilidad  y egoísmo del rey y  los políticos de la transición

Tampoco Francisco Franco puede ser referente alguno para un gobierno y un partido que ha claudicado apresuradamente ante Tribunales como el de Estrasburgo, agachando la cabeza y demostrando  el insignificante peso específico de nuestra nación en el mundo. Para un gobierno que, incumpliendo sus promesas, ahoga a las clases medias con una presión fiscal asfixiante, administra 6 millones de parados y se pliega sumiso a los dictados de la ley de memoria histórica con la que la izquierda más sectaria quiso que muchos de los populares pisoteasen la tumba de sus padres.  

Para mí, hoy es un día de recuerdo y de Esperanza. Porque España ha sido capaz de dar y ensalzar  grandes hombres como los que hoy recordamos. Porque, en la hora de los enanos, los nombres de José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco se elevan a la cima de nuestra historia que, algún día, no muy lejano, reconocerá su grandeza como también la pequeñez de los que con tanto desparpajo se atrevieron a ningunearles.

¡Arriba España!


LFU

5 de noviembre de 2013

Una estatua ilegal

Ni Rajoy ni su gobierno parecen dispuestos a derogar la maldita y sectaria Ley de Memoria Histórica. Pues bien, habrá que exigirles entonces que, así como están cumpliendo con dicha ley para arrancar de las calles de España cualesquiera vestigios del régimen anterior (sí, de ese que dejó a España como novena potencia industrial, con pleno empleo, con la presión fiscal más baja de Europa y el mayor índice de convergencia en renta per capita con el resto de Europa de los últimos 38 años).

La estatua de Largo Caballero situada en el tramo del Paseo de la Castellana antes denominado Paseo del Generalísimo, no cumple con la Ley de memoria Histórica y su mantenimiento en la vía pública constituye un incumplimiento de la ley por parte de las Administraciones públicas.

Basta leer el Artículo 15.1 de la Ley de Memoria Histórica (Ley 52/2007 de 26 de Diciembre: «Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Entre estas medidas podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas.»

Y basta recordar quién era Largo Caballero y releer alguna de sus citas:

«Se dirá: ¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es qué vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia´).No nos asusta eso. Vamos, repito, hacia la revolución social…, mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia…, nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación).Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil…Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil…No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Más no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No. Simplemente decirle a la clase obrera que debe prepararse… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista».

«El jefe de Acción Popular decía,  que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene… Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder».

Cada día que pasa sin que el Ayuntamiento de Madrid y el Ministerio de Fomento retiren la Estatua del golpista Largo Caballero (condenado como tal en 1934), constituye una flagrante violación de la legalidad vigente y una afrenta a los descendientes de la España que luchó en uno de los bandos de la guerra civil que ve cómo gobiernos de uno y otro lado sólo aplican la ley de forma maniquea a Francisco Franco y al bando nacional mientras se hace la vista gorda con el bando republicano o rojo (que así se autodenominó).

Ya que se aplica una ley tan repugnante, que se aplique para todos (Indalecio Prieto, otro golpista, incluido).


LFU

30 de octubre de 2013

A Franco muerto, gran lanzada



Saliendo al paso de la Proposición no de Ley presentada por el grupo socialista en el Congreso de los Diputados y defendida por el cobarde Odón Elorza -ese mezquino sujeto que se ensuciaba ante la ETA y se envalentona ufano ante un cadáver centenario- merece la pena recordar algunos aspectos de índole jurídico que impiden cualquier actuación como la que se pretende por estos fantoches:

  1. La Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos es de titularidad pontificia por Breve pontificio de 1960 firmado por el papa Juan XXIII. Previamente, el papa Pío XII emitió el 27 de mayo de 1958 el breve pontificio “Stat Crux”, mediante el cual ordenaba a la Comunidad Benedictina la custodia del lugar de culto.
  2. De acuerdo con el artículo 1.5 de los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede, de 3 de enero de 1979, los lugares de culto tienen garantizada su inviolabilidad con arreglo a las Leyes.
  3. El artículo 16.1 de la Ley de memoria histórica, que no deroga el Decreto Ley de 1957 establece con claridad que El Valle de los Caídos se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos.
  4. Finalmente, la competencia en materia de Policía Sanitaria y Mortuoria fue transferida a la Comunidad de Madrid por RD 1359/1984. El Decreto 124/1997, por el que se aprueba el Reglamento de Sanidad Mortuoria de la Comunidad de Madrid, establece que toda exhumación de cadáveres precisa autorización de la Consejería de Sanidad, a solicitud de algún familiar o allegado del difunto.
5.     Dicho lo anterior, podemos concluir que:
  1. El gobierno de España no tiene competencia ni autoridad para ordenar ninguna actuación dentro de la Basílica pontificia del Valle de los Caídos, so pena de vulnerar gravemente los Acuerdos con la Santa Sede.
  2. Salvo por orden judicial, no puede exhumarse ningún cadáver sin la autorización (i) de su familia (ii) de la Comunidad de Madrid y (iii) del Abad del Valle de los Caídos, con dignidad episcopal y cuya jurisdicción eclesiástica se extiende por todo el complejo del Valle de los Caídos, desde la verja de entrada, máxima autoridad en el recinto.
  3. El gobierno de España no tiene competencia ni autoridad para ordenar ninguna exhumación, ni del Generalísimo Franco ni de ninguna otra persona, so pena de incurrir en un delito de profanación y de prevaricación.
  4. La familia Franco ya ha declarado en diversas ocasiones de forma expresa –y de manera particular a la llamada “Comisión de Expertos” que visitó a Doña Carmen Franco en su domicilio a tal fin- que no está dispuesta a conceder la autorización para el traslado de los restos del Generalísimo.

            Son éstas, entre otras, las razones por las que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pese a la violencia e intimidación que ejerció sobre el Valle de los Caídos y la Comunidad Benedictina durante dos legislaturas, no pudo hacer entonces lo que pretende ahora reclamar el grupo socialista. Y son éstas, entre otras, las razones por las que tres de los miembros de la mencionada Comisión de Expertos –Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, Pedro González.-Trevijano Sánchez y Feliciano Barrios Pintado- emitieron un voto particular discrepante con su opinión contraria a la exhumación de los restos del Caudillo.  
          
  Dicho lo anterior, no cabe duda que la talla histórica de Francisco Franco no hace más que agrandarse exponencialmente ante la pequeñez y mezquindad de quienes, 38 años después de su muerte, siguen empeñándose en hacer con sus restos lo que no tuvieron redaños de hacer con su persona.


LFU

29 de octubre de 2013

Hace 80 años....

Yo creo que está alzada la bandera. Ahora vamos a defenderla alegremente, poéticamente. Porque hay algunos que frente a la marcha de la revolución creen que para aunar voluntades conviene ofrecer las soluciones más tibias; creen que se debe ocultar en la propaganda todo lo que pueda despertar una emoción o señalar una actitud enérgica y extrema. ¡Qué equivocación! A los pueblos no los han movido nunca más que los poetas, y ¡ay del que no sepa levantar, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete!. José Antonio

Hoy hace 80 años que un joven abogado madrileño rompió, en una mañana de octubre, con la atmósfera turbia que, ayer como hoy, envolvía la política española. Su discurso venía a estrenar un nuevo estilo alejado tanto del capitalismo insensible de unos como del marxismo revolucionario de los otros. 


José Antonio sigue siendo hoy el gran desconocido de la historia reciente de España y, recordando las palabras de Enrique de Aguinaga, hoy me vuelvo a sentir joseantoniano: .  

«Ser joseantoniano es entender a José Antonio, por encima de cualquier bandería, como patrimonio de todos los españoles, fuente de ética, que nos propone, sobre las accidentalidades políticas, una profunda manera de ser, un estilo de vida, en el que la acción se somete a la inteligencia y se proclama el antiguo e ilustre sabor de la norma. Y todo ello, encuadrado en una portentosa personalidad, concentrado en una brevísima vida pública y culminado por un testamento estremecedor

LFU

28 de octubre de 2013

El príncipe

Discutíamos ayer, en un foro de amigos sobre la figura del príncipe Felipe. Todos reconocíamos su profesionalidad y su preparación, su seriedad y saber estar, pero también su falta de magnetismo y majestad.

Yo, que no soy monárquico ni republicano, sino tan sólo un español que quiere lo mejor para su patria en cada momento, he dicho muchas veces que, conocida la  versatilidad, escasa fiabilidad y falta de perspectiva del electorado nacional, y el pelaje de quienes enarbolan hoy por hoy la nefasta bandera tricolor,  me aterra someter a la voluntad del pueblo la más alta magistratura de nuestra nación.

Aclarado lo anterior, en esta hora tan triste de España, a punto de fragmentarse como nación, con un desprestigio infinito de nuestras instituciones, no necesitamos solo un príncipe bien formado, sino alguien que sea capaz de transmitir a todos el orgullo de España, que tenga la valentía de hablar claro, de acercarse a la gente, de viajar a Cataluña, a Vasconia y a las Islas Canarias; de recorrer España pueblo a pueblo devolviendo a los españoles la cercanía y el calor de la corona, hoy tan tocada por la irresponsabilidad de un rey que ha malogrado la herencia que recibió.

Francisco Franco –buen conocedor del pueblo español- le dijo a Juan Carlos en 1969 que tenía que patearse España, que los españoles debían notar su calor y su cercanía. Así lo hizo y España entera le entregó su confianza.  Hoy, el pueblo no está con la Corona, porque hace mucho tiempo que la Corona anda entre elefantes y juzgados, entre chanchullos y quirófanos, en una deriva imparable de decadencia. 

Los españoles necesitan un referente alejado de una clase política sospechosa y desacreditada y también de una corona envuelta en el papel couché de regatas, desfiles de modelo y yates de lujo. Y el príncipe bien podría serlo, si sale del despacho y del palco, termina con su envaramiento y el de su consorte y se acerca más a la gente, deseosa de gritar Viva España y Viva el rey, de presumir de patria aunque les falte el pan y la justicia.

Sólo así, en muy poco tiempo acabarán arrumbadas muchas de las miles de banderas tricolores que cada fin de semana, enarbolan los parias de la tierra bajo el canto de sirenas de la izquierda. Si no lo hace, si no consigue identificar el sentimiento de su pueblo, bajar a la calle y mancharse los pies del barro de las inundaciones y catástrofes, si no consigue que Letizia se implique en causas benéficas, y llene su agenda de visitas de hospitales, centros de asistencia social y de niños sin recursos, emocionándose con los menesterosos y los desesperados, implicándose en los problemas de los que menos tienen y compartiendo el dolor de su pueblo, en lugar de permanecer encerrada en la Zarzuela preocupada por mantener una belleza cada vez más artificial, auguro un porvenir oscuro a la monarquía y un breve reinado a Su Alteza, que todos habremos de lamentar.

España no necesita en definitiva a un profesional bien formado, sino a un verdadero príncipe que sepa combinar su cercanía al pueblo con su majestad, y con el que los españoles recuperen un orgullo perdido y la esperanza en el futuro de nuestra gran nación.


LFU