"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

9 de marzo de 2008

Una derrota sin paliativos

El infame ha vuelto a ganar las elecciones y gobernará, si Dios no lo remedia, cuatro años más en España o en lo que quede de ella. Ante esta realidad aplastante, no cabe consolarse con subidas de escaños ni excusas por el estilo. El peor presidente de la historia de España, el que ha vuelto a resucitar las dos Españas, el que ha mentido descaradamente una y otra vez a todos y cada uno de los Españoles, el que ha puesto a las instituciones al servicio de su imagen, de su poder personal y de su sectarismo, despojándolas de cualquier atisbo de independencia y solidez, el que llegó a inclinar la rodilla del Estado ante los terroristas y fue capaz de la villanía de contar los muertos en un debate, ha vuelto a ganar las elecciones.

Rajoy sabe que su tiempo se ha agotado. No había más que escuchar sus palabras en el balcón de Génova y el sombrío rostro de su mujer, para darse cuenta de que se estaba despidiendo. El partido popular debe hacer cuanto antes, una profunda renovación si no quiere instalarse en una eterna oposición de la mano de Jimenez Losantos. Los más de doscientos mil votos de Rosa Díez -cuya presencia en el parlamento habrá de darnos más de una satisfacción- deberían hacer reflexionar al Pp. Por cierto, por el balcón de Génova no asomó la cerviz la Presidenta del partido popular en Madrid.....

Que el buen Dios -que no entiende de plebiscitos democráticos- nos ayude.

LFU

1 de marzo de 2008

4 de marzo



Para la mayoría, esta fecha pasará inadvertida en el calendario, solo marcada por la resaca de un debate en el que el infame lo fue más que nunca sacando a los muertos en su defensa y el aspirante no fue capaz de fulminarlo.

Pero para aquellos que alguna vez en su vida han sentido el azul mahón en sus corazones, el 4 de marzo les traerá el recuerdo de una mañana luminosa de la Castilla de 1934 en la que sonaron, poéticas y juveniles, las voces de José Antonio, Onésimo y Ramiro en medio de un clamor de unidad que los tres rubricarían dos años después con el sacrificio supremo de sus vidas.


Para mí, el 4 de marzo es mucho más. Cuando yo apenas contaba cinco años de vida, mi padre, José Utrera Molina, en el mismo escenario vallisoletano en el que se proclamó la unidad de un movimiento nuevo, pronunció el que posiblemente sería el mejor discurso de su vida política. El más vibrante y genuinamente jose antoniano, por la poesía que impregnaba sus palabras y por el fondo unitario de su mensaje: el último de los que conseguirían devolver al teatro Calderón la emoción de una efemérides inolvidable que hace tiempo cayó en el olvido. Todo un canto a la Esperanza, a la unidad y a la superación de la fractura nacional, y una profesión de fe en la juventud, en un tiempo en el que muchos se apresuraban a vender de nuevo su alma por treinta denarios. He visto la grabación y leído el discurso muchas veces. Y aunque es imposible transmitir con palabras la emoción de unas imagenes inolvidables, no me resisto a transcribir algunos de sus últimos párrafos:

(...) A los jovenes no les va ni la simulación, ni la hipocresia, ni el enredo, los jóvenes quieren que nos liberemos de una vez para siempre de cualquier clase de espíritu de contienda y que quememos, de verdad, nuestro corazón en la superación de las fracturas el alma nacional. No quieren vivir bajo un cielo vacío, ni quieren existir en un aire muerto, ni pueden disciplinar su indignación ante los que quieren detenerse y ver también el tiempo forzosamente encadenado y detenido. Quieren también que España amanezca, pero que amanezca con justicia para todos. La juventud sigue a los hombres, pero no está dispuesta a alistarse con los budas.

Creo que cuando los mayores se saben servidores de una causa justa y cuando de verdad se hallan empeñados en empresas de signo moral auténtico, tienen siempre el respeto de los jóvenes. (...) Creo en la juventud; los que no creen en ella no pueden creer tampoco en el amor, en la esperanza y en la vida. Por eso estoy seguro de que la juventud estará con nosotros, si llevamos la conducta en el corazón y no en los labios, si somos capaces de llevar la vida en la palma de la mano, si nos atrevemos, en suma, a alzar con ellos fraternas y aliadas, las banderas de la justicia con el signo de la libertad.

Estamos en la esperanza. Por eso nuestros ojos no están hundidos en la nostalgia y nuestras venas repiten, en esta mañana castellana, la conmovida jaculatoria de nuestra fidelidad a los que cayeron por una España mejor, más justa y más libre. Elos esperaron sin esperanza, creyeron con generosidad y combatieron sin odio, por eso les sentimos junto a nosotros y estamos orgullosos de fundirnos, después de tanto tiempo, con el vigor de sus espíritus que hoy cumplen su destino sobre la luz de la etierra. En nuestro corazón oímos aún el sonoro silencio de sus voces vivas que vuelven a exigirnos, por encima de todo, el sagrado compromiso de la unidad y el abrazo fraterno de los que combatieron en trincheras distintas.

Camaradas; no pueden morir nuestros caminos, no pueden perecer nuestras ilusiones; sólo los que se cansan pueden ser vencidos. Hay alma todavía en las estrellas, hay otro sol ardiendo en la aventura, hay otro día. Caballeros de la camisa azul: templemos el brazo y clavemos otra vez la Rosa de los Vientos en el corazón de esta Castilla escueta y esencial, fraterna ysolidaria, y hagamos penitencia y sacrificio para que nazca limpia, audaz y joven, la nueva y alegre mañana de España.


LFU

29 de febrero de 2008

Año bisiesto

Reza el adagio popular "año bisiesto, año siniestro", atribuyendo muchas desgracias y tragedias ocurridas a lo largo de la historia a la llegada de este "fatídico" día, sin dejar cabida a la mera coincidencia.

Este pensamiento fatalista tiene sus orígenes en la cultura romana, producto de que febrero, según su tradición, era el mes de los muertos y del dolor en los tiempos del Imperio. Por ello, añadir un día a este mes, suponía incrementar la agonía, o bien, llamar directamente a la muerte.

Para los romanos, esta creencia era tan férrea que las puertas de los templos permanecían cerradas durante el mes de febrero. Nadie se casaba ni quería salir de sus hogares, pasando largas jornadas de encierro para evitar situaciones difíciles.

Aunque soy ajeno a este tipo de supersticiones paganas, lo cierto es que 1936 fue bisiesto y siniestro al mismo tiempo. Pero también lo fue 2004, cuando Zapatero llegó al poder tras el atentado del 11 de marzo. Y mucho me temo que 2008 entrará de lleno en el archivo de lo siniestro como ZP vuelva a ganar las elecciones.

Moraleja: por si acaso, urge forzar elecciones anticipadas para evitar que las generales caigan en bisiesto. Si no, aviados vamos los españoles.

LFU

27 de febrero de 2008

El debate

Cualquier mente no obnubilada por la pasión reconoce que Rajoy estuvo muy por encima de Zapatero en el debate del lunes. Pero también que Zapatero salió vivo, y es muy peligroso.

Rajoy no quiso contestar a la acusación de Zapatero sobre el Estatuto Catalán y es que parece que no conviene ahora remover el lodo en Cataluña y menos entrar al trapo del concepto de nación andaluza y catalana. Vamos, como si los que van a votar al Pp en cataluña estuviesen encantados con el "Estatut". Pero la respuesta era bien fácil. Comparar 20 artículos con los 223 que tiene, resulta rídículo. Aunque el Pp nunca debió apoyar el Estatuto andaluz, lo cierto es que la comparación entre ambos textos legales resulta absurda.

Tampoco mencionó Rajoy la tremenda erosión que una institución como el Ministerio fiscal ha sufrido en los últimos cuatro años. Conde Pumpido ha desprestigiado la Fiscalía General como nunca nadie lo había hecho. Recordemos la retirada de la acusación a Otegui que tuvo que ser hecha por un fiscal sustituto pues el titular se negó a perpetrar tal indignidad.

El problema es que ZP tiene unas armas contra las que Rajoy puede sucumbir si no anda habilidoso. El complejo tremendo de la derecha a la hora de defender los valores que son comunes a la inmensa mayoría de sus votantes puede hacerle vacilar en el próximo debate, en el que ZP tratará de ponerle entre las cuerdas.

La mejor medicina contra ZP es ponerle nervioso utilizando sus mismas armas. Rajoy lo consiguió el lunes y la angelical sonrisa del presidente se trocó en mirada de odio. El Presidente ha mentido muchas veces durante mucho tiempo y no puede negarlo. Acusa a la oposición de utilizar el terrorismo como arma electoral cuando él no tuvo inconveniente en utilizar el mayor atentado de la historia como arma arrojadiza contra el gobierno en la jornada de reflexión de las últimas elecciones. ¿por qué no se lo recordó Rajoy de forma clara?

Rajoy debe ir a degüello contra el presidente en el próximo debate. Si lo hace, ZP se descompondrá de nuevo y por lo menos tendremos un momento de alivio y consuelo ante lo que se me antoja una derrota irremediable.

LFU

25 de febrero de 2008

23-F en Paracuellos

El pasado sábado, merced a la generosidad de dos buenos amigos con mando en la Brigada Paracaidista, viví con mi familia y con algunos buenos amigos una jornada inolvidable conmemorando el LIV aniversario de la fundación de la BRIPAC, que por primera vez se celebraba en la nueva Base "Príncipe" de Paracuellos del Jarama.

Resulta admirable la personalidad propia de la joven aunque laureada Brigada y el orgullo que sienten los Caballeros Legionarios Paracaidistas que a ella pertenecen.

Lástima que el mando, algo imbuido de lo políticamente correcto, no permitiese que se cantase el particular "La Muerte no es el final" de la BRIPAC. En cambio, sí resonaron, rotundas y altivas, las voces de los CLP dando los gritos de ritual paracaidista:

Sobre nosotros: ¡DIOS!
Con nosotros: ¡LA VICTORIA!
En nosotros: ¡EL HONOR!
Triunfar: ¡O MORIR!
Caídos paracaidistas: ¡CON NOSOTROS!

LFU

22 de febrero de 2008

Pizarro no dio la talla

El debate de anoche puso de manifiesto las carencias mediáticas del fichaje "estrella" del Partido popular. Frente a un Solbes amable, desenvuelto y paternalista, Pizarro pecó de falta de rigor y de exceso de demagogia, además de repetir una y otra vez determinados conceptos en los que le habían dicho que debía insistir, sin contestar ni una sola vez a los argumentos de Solbes. Hasta en dos ocasiones le retó Solbes a contestarle respecto a una declaración de un miembro de su partidor respecto a la solvencia del sistema financiero español, y Pizarro no fue capaz de contestar. Cometió un error de bulto al decir "yo no estaba entonces" cuando Solbes aludió a la gestión de los gobiernos del Partido popular, olvidándose de que si estaba allí era como representante de ese partido y no como Manolo Pizarro. Y terminó de decepcionar a los juristas cuando en su condición de abogado del Estado no fue capaz de rebatir a Solbes cuando éste le refutó -muy convincentemente por cierto- acerca de las deducciones por i+d+i en el Impuesto sobre sociedades.

España no es una empresa y a Pizarro, cuya capacidad como gestor nadie pone en duda, le faltan muchas tablas en esto de la política. Pero si lo que quieren los del Pp es autocomplacerse, que escuchen la Cope, que para escurrir el bulto ya está diciendo que el debate fue un tostón -de hecho lo fue- para tratar de disimular el fiasco de Pizarro.

Nada que ver con Rato, que, como político experimentado, en su día fue capaz de machacar a Solbes dejandole en evidencia ante toda España con la frescura de un nuevo modelo económico que no cabe duda que fue beneficioso para España.

Lo de ayer fue un toque de atención para la oposición. Sólo le salva que muy poca gente fue capaz de aguantar hasta el final, aunque fue precisamente al principio cuando Solbes le dio un importante repaso a su manso contrincante, a quien atrajo a sus terrenos para lidiarle con asombrosa facilidad.

LFU

20 de febrero de 2008

Fidel Castro, Franco y Fernando Onega.

Comparar a Francisco Franco con Fidel Castro o comparar la España de 1975 con la Cuba de 2008 más que un disparate es una tremenda villanía. Basta con citar que el nivel de convergencia en renta per cápita de los españoles con el resto de Europa era en 1975 del 78%, tasa que por cierto no se volvería alcanzar hasta el año 1996. Por supuesto, los españoles podían viajar libremente por el mundo, no existía ninguna clase de embargo sobre los productos nacionales y los mandatarios de todo el mundo visitaban España sin problemas (Por aquí pasaron hasta cuatro presidentes de los Estados Unidos de América). Quizás la prueba del nueve resida en que el Jefe del Estado Español siga siendo el que fue designado en 1969 por Franco como sucesor suyo a título de rey.

Esta mañana, Fernando Ónega, en su intervención en Onda cero, al hilo de la retirada del Dictador cubano, ha mezclado churras con merinas y se ha metido en comparaciones miserables que no estoy dispuesto a admitir ni a silenciar. Precisamente porque jamás he podido olvidar el vibrante, sentido y emocionado artículo que el mismo Fernando Onega publicó en "Arriba" el 21 de noviembre de 1975 y cuyo título deberíamos recordarle ahora: "Así solo mueren, Europa, los grandes hombres de la Civilización" . Y es que las hemerotecas, a veces, nos refrescan la memoria. Aquí lo tenéis:

LFU

"ASÍ SOLO MUEREN, EUROPA, LOS GRANDES HOMBRES DE LA CIVILIZACIÓN"


TIEMPO I.- Fue –tenía que ser-un 20 de noviembre. Murió como un caído más, como el más humilde de los caídos, precisamente el día que dedicó a su honra. Entrelazó su nombre, para las conmemoraciones e la historia, con el de José Antonio. Va a descansar bajo el mismo techo, y el destino, que escribe sus designios con caracteres misteriosos, escribió ahora esta grandiosa coincidencia.

Fue con el alba, cuando el país dormía. Y ese país se despertó después con la mañana de luto y la historia cambiada. A las seis de la mañana ya estaban encendidas las luces de casi todos los hogares. Se resistía la niebla a dar paso a alguna noticia que no fuera la del milagro, pero ya era tarde. Ya era el gran vacío. Estaban cerradas cuatro décadas de gloria. El edificio estaba construído.
El pueblo salía de sus casas, como todos los días. Aparecían las primeras banderas a media asta, como los sentimientos, y el pueblo salía de sus casas, como todos los días.

Yo estoy seguro que Franco –un Franco difunto, ¿os dais cuenta?- hubiera deseado un amanecer justamente así: con el pueblo, con su pueblo, que lleva un nudo en la garganta, se desayuna con su amargura, se afeita con su luto, pero acude a su trabajo con la enorme y sagrada serenidad de la esperanza en la normalidad. Ni un histerismo, ni un grito callejero, ni una parálisis, ni siquiera el silencio. Un dolor seco, pero una vida del país llano que seguía su ritmo normal. Era, sin duda, el amanecer que hubiera deseado Franco para la hora suprema de
“rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio”

TIEMPO II.- Y luego, aquél brazalete negro por la calle. Y aquellos rostros que lloraban sin ningún reparo. Y la imagen entrañable de la viuda, cortada por el dolor. Y las voces emocionadas de los encuestados por televisión. Y cerca de cuatro millones de ejemplares de periódicos vendidos en una sola ciudad. Y una comitiva de catorce coches que cortaba el aire frío de una mañana para todas las derrotas. Hasta ese momento se había creído en el milagro. Ahora, Franco había sucumbido en su última batalla. Y esta España nuestra, huérfana de un caudillaje, se miraba a sí misma y se repetía: sin Franco. En los pueblos las campanas sonaban a muerte. España estaba de luto. La música fúnebre no se oía solo en los receptores. Esta España nuestra era ya, irremisiblemente, una España sin Franco.

TIEMPO III.- Estaban conectados, seguramente, todos los televisores del país: “Franco ha muerto”. Carlos Arias, resumen humano perfecto de veintidós meses trepidantes, en los que se dieron cita la angustia y la ansiedad, los mayores compromisos y los mayores problemas para un gobernante, comparecía otra vez ante la sociedad. Contemplad su rostro: es una imagen para el recuerdo, como algo muy patético de emoción. Sus palabras se entrecortaban, fue preciso repetir la grabación, y al final, como cada español, dijo el “Viva España” de Franco con toda la zozobra que cabe en un cuerpo humano, con toda la tristeza que puede caber en la geografía de una nación. “No os faltará mi capitanía”. A las seis horas de faltarnos, supimos que Franco había tenido la previsión de estadista de dejar su testamento político, escrito desde el amor y el perdón, recuadrado en aquellas palabras que Franco escribió tan alto: unidad, Patria, paz, pueblo, justicia social. El, que no pudo físicamente asistir a la jura del Rey de España, sólo dejó dos peticiones básicas: la unidad y “que rodeéis al futuro Rey del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado”. Ha sido su último gran gesto. Y entre el amor y el perdón ha entrado en el juicio de la Historia.
ASÍ NO MUEREN, VIEJO CONTINENTE, LOS DICTADORES. ASÍ SOLO MUEREN, EUROPA, LOS GRANDES HOMBRES DE LA CIVILIZACIÓN.

HOY ES MAÑANA.- Todo está consumado. De lo que ahora se trata es de que ese gran testamento no quede en un archivo, aunque sea primorosamente cuidado. Cuando estas líneas se escriben, en alguna imprenta de Madrid se están editando un cuarto de millón de “posters” con la imagen del Caudillo perdido y el texto de sus últimas palabras.
Cuando, el próximo jueves, los escolares vuelvan a sus aulas, ese “poster” pasará a presidir un cuarto de millón de habitaciones, un cuarto de millón de estudios, de un cuarto de millón de muchachos que ahora heredan, sencillamente, una cosecha de paz.

Hasta ahora, con precisión milimétrica, entraron en juego puntualmente los mecanismos institucionales. Con madurez ejemplar, que ya nadie podrá discutir, el pueblo se comportó singularmente. Hoy, con el alba, ese pueblo acudirá a ofrecerle su homenaje de despedida final a su cuerpo, ya que su obra es patrimonio colectivo. Pero hoy es ya el mañana, veinticuatro horas antes de la jura del Rey Don Juan Carlos. La pena y el luto son inmensos, pero sobre ellos se abre el mandato social de los tiempos: “Continuar”. Mañana, a los seis años y cuatro meses de su proclamación como heredero, un hombre joven, ya Capitán General de los tres Ejércitos, cogerá el timón que Franco condujo a lo largo de cuatro décadas. Hereda un Estado construido, pero necesitado de las modificaciones que requiere la nueva sociedad. Ayer terminó, por ejemplo, su vigencia, la ley de Prerrogativas. Ese simple hecho enmarca un enorme compromiso. El final de esta ley significa lo mismo que el tránsito del Régimen de Franco a una Monarquía constitucional: el paso del poder personal a un poder institucional y popular. Pero no es tiempo de cábalas. El gran umbral del futuro sólo se abrirá mañana con el mensaje del Rey a la nación. Mientras tanto, es hora de silencios. Fernando ONEGA