"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

11 de julio de 2011

Breves notas sobre el régimen legal del Valle de los Caídos


Con el ánimo didáctico de aclarar el sinfín de informaciones confusas y equívocas, cuando no intencionadamente mendaces- sobre la situación legal del Valle de los Caídos, desgrano a continuación, breve y esquemáticamente, algunas notas sobre la legislación interna e internacional que regulan el monumento y lugar de culto y que el Gobierno de España parece desconocer en su actuación de asedio a la Abadía que comenzó en el año 2009.

  1. El Decreto-Ley de 23 de Agosto de 1.957 por el que se creó la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos –que nunca ha sido derogado- establece que el Jefe del Estado, ejerza el Patronato de la Fundación, su representación y la titularidad del Monumento con todos sus bienes y pertenencias, asegure su conservación, y vele por el cumplimiento de los fines religiosos y sociales a que está destinado. Además, dispone en su artículo 2 que el Patronato de la Fundación de la Santa Cruz queda integrado en el Patrimonio Nacional.
  2. El Decreto-Ley citado dispone en su artículo 5 las obligaciones mínimas de la Abadía Benedictina:
    1. Mantener el culto con todo el esplendor que la Iglesia recomienda, con cargas especiales para ciertos días.
    2. Dirigir y adiestrar una escolanía que contribuya a la mayor solemnidad de las celebraciones litúrgicas.
    3. Dirigir el Centro de Estudios Sociales, con su Biblioteca, publicaciones, becarios y pensionados.
    4. Celebrar en sus locales tandas de ejercicios espirituales.
    5. Cuidar de la Hospedería y atender a los huéspedes.
  3. De acuerdo con su artículo 6, En tanto en cuanto cumpla fielmente las anteriores obligaciones, la Abadía Benedictina tendrá derecho a permanecer en la Fundación y a recibir, para el cumplimiento de sus fines fundacionales, los productos de sus bienes.
  4. La Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos es de titularidad pontificia por breve pontificio de 1960 firmado por el papa Juan XXIII. Previamente, el papa Pio XII el papa Pío XII emitió el 27 de mayo de 1958 el breve pontificio Stat Crux, mediante el cual ordenaba a la Comunidad Benedictina la custodia del lugar de culto.
  5. De acuerdo con el artículo 1.5 de los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede, de 3 de enero de 1979, los lugares de culto tienen garantizada su inviolabilidad con arreglo a las Leyes. No podrán ser demolidos sin ser previamente privados de su carácter sagrado.
  6. Según la vigente Ley 23/1982, de 16 de junio, Reguladora del Patrimonio Nacional, el Consejo de Administración del Patrimonio Nacional depende orgánicamente de la Presidencia del Gobierno y sus fines son la gestión y administración de los bienes y derechos del Patrimonio Nacional y la conservación, defensa y mejora de los bienes y derechos del Patrimonio Nacional.
  7. Según el artículo 2 de la referida Ley se integran en el citado Patrimonio los derechos y cargas de Patronato sobre las Fundaciones y Reales Patronatos u que se refiere la presente Ley.
  8. En la Disposición Final Tercera de la Ley del Patrimonio Nacional se indica que las funciones atribuidas al Jefe del Estado por el Decreto-Ley de 23 de agosto de 1957, en el Patronato de la Fundación que constituye, se entenderán referidas al Consejo de Administración del Patrimonio Nacional. Es decir, curiosamente, sin nombrar específicamente al Valle de los Caídos, se establece que la titularidad, representación y patronato de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos lo ejerza el Consejo de Administración del Patrimonio Nacional.
  9. El artículo 16.1 de la Ley de memoria histórica, que no deroga el Decreto Ley de 1957 establece con claridad que El Valle de los Caídos se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos.
  10. Finalmente, la competencia en materia de Policía Sanitaria y Mortuoria fue transferida a la Comunidad de Madrid por RD 1359/1984. El Decreto 124/1997, por el que se aprueba el Reglamento de Sanidad Mortuoria de la Comunidad de Madrid, establece que toda exhumación de cadáveres precisa autorización de la Consejería de Sanidad, a solicitud de algún familiar o allegado del difunto.

Dicho lo anterior, podemos concluir que:

1. La Comunidad benedictina tiene derecho a permanecer en el Valle de los Caídos, sin poder ser removida de ella salvo que no cumpliesen los fines fundacionales.

2. El Patronato de la Fundación del Valle y la titularidad del Monumento corresponden al Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, que depende orgánicamente de Presidencia del Gobierno.

3. El Consejo de Administración de Patrimonio Nacional está incurriendo en una gravísima responsabilidad legal al hacer dejación de las funciones de protección y conservación del monumento del que ostenta la titularidad legal y al haber dejado de entregar a la Comunidad Benedictina, para el cumplimiento de sus fines fundacionales, los productos de sus bienes, desde el momento en que tomó la decisión de no cobrar entrada. Para hacerse una idea de la dimensión del problema, la recaudación del año 2009 se situó en una cifra cercana a un millón de euros, que se está perdiendo desde que en marzo se dio la orden de cerrar la abadía a la visita pública.

4. Es evidente el intento de ahogar económicamente a la Abadía y dejar que el monumento se deteriore para tratar de justificar el cierre y la expulsión de la Orden benedictina del Valle de los Caídos.

5. Salvo por orden judicial, no puede exhumarse ningún cadáver sin la autorización (i) de su familia (ii) de la Comunidad de Madrid y (iii) del Abad del Valle de los Caídos, con dignidad episcopal y cuya jurisdicción eclesiástica se extiende por todo el complejo del Valle de los Caídos, desde la verja de entrada, máxima autoridad en el recinto.

6. El gobierno de España no tiene competencia ni autoridad para ordenar ninguna exhumación, ni del Generalísimo Franco ni de ninguna otra persona, so pena de incurrir en un delito de profanación y de prevaricación.

7. La familia Franco -a la que a fecha de hoy no se ha dirigido el Gobierno- ya ha declarado de forma expresa que no esta dispuesta a conceder la autorización para el traslado de los restos del Generalísimo.


P.D. Tranquiliza saber que Roma, a través del Nuncio Fratini ha reiterado su apoyo a la Comunidad Benedictina


LFU


7 de julio de 2011

Presentación del Documental sobre el asesinato de Calvo Sotelo



El próximo lunes 11 de julio, a las 19.30 horas en el Aula Magna de la Universidad CEU San Pablo de Madrid (calle Julián Romea, nº 23) tendrá lugar el acto de presentación y proyección del nuevo documental elaborado por el Centro de Estudios Históricos del CEU, sobre la detención y asesinato de José Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936, cuando se cumple el LXXV aniversario de la muerte del protomártir, con la asistencia, entre otros, de su única hija viva.


Asimismo, el martes 12 de julio a las 22.00 horas, el espacio de Telemadrid "Madrid Opina" proyectará el documental en abierto.








Con este motivo, quiero felicitar al CEU y muy particularmente a mis queridos amigos los profesores D. Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Eugenio Togores, a quienes desde aquí envío un abrazo fraternal, por su celo en la defensa y recuperación de la verdad histórica de España.





LFU

30 de junio de 2011

Dictaduras y dictaduras




«La damnatio memoriae es inevitable, sobre todo cuando los enanos suceden a los gigantes, aunque el gigante sea en el caso presente un señor bajito y gordito a quienes los chistosos de la época llamaban “el Enano de El Pardo”.»


Por Aquilino Duque

Hasta que se hizo realidad en el siglo XX gracias a soviéticos y nazis, el concepto de Estado totalitario gozó de un gran prestigio, como puede comprobar quien tenga la curiosidad de leer por ejemplo a Antonio Gramsci. Tanto era así que el proyecto de los regímenes instaurados en Italia en 1922 y en España en 1939 no era otro que el de implantar el Estado totalitario. “Todo en el Estado, nada fuera del Estado”, decía Mussolini en la línea del Hegel que consideraba al Estado la encarnación de Dios sobre la tierra. En Italia esa meta, si llegó a alcanzarse, fue en la efímera República de Salò, la Elba de Mussolini. En los años de euforia y de bonanza, el “Estado ético” del Duce no tuvo más remedio que convivir con la Monarquía y con el Vaticano y de paso dejar espacios más o menos libres a la sociedad civil. La actividad académica, intelectual y editorial de Benedetto Croce es el ejemplo más llamativo. Si en España se soñó con ese ideal totalitario, la marcha de la guerra mundial se encargó de disipar el sueño, y a pesar de las apariencias – partido único, sindicatos verticales, autarquía económica, etc. – el régimen que quería ser totalitario tuvo que quedarse en simplemente autoritario. A pesar de sus analogías con el régimen autoritario que lo precedió, el nuevo Estado no aceptó la etiqueta de “Dictadura”, por la sencilla razón de que, técnicamente, una dictadura tiene una duración limitada, mientras que la magistratura del nuevo Jefe del Estado anunció desde el primer momento su carácter vitalicio. Una dictadura es un régimen de excepción que deja en suspenso la legalidad vigente hasta que cesan las circunstancias excepcionales que impusieron esa suspensión y el dictador deja paso al statu quo ante. No fue ése ciertamente el caso de España, como no lo había sido el de Portugal, que nos precedió en el propósito de fundar un “Estado nuevo”. El de ellos conservaría el formato republicano, mientras que el nuestro acabaría decantándose por el monárquico con todas sus consecuencias, independientes éstas ya de la voluntad del “anterior Jefe del Estado”.

La demonización de que éste sería objeto, no ya por los vencidos en la guerra civil, hasta cierto punto normal, sino por muchos de los que medraron al socaire de la victoria y mientras vivió le profesaron una “adhesión inquebrantable”, hizo que conceptos de teoría del Estado se convirtieran en simples armas arrojadizas. Uno de esos conceptos era el de “dictadura”, como radicalmente opuesto al de “democracia”. No creo que nadie niegue a estas alturas que al concluir la guerra mundial y dividirse el mundo en bloques distintos, uno de los conceptos por los que se regía uno de ellos, el de las redundantes “democracias populares” del llamado “socialismo real”, era el de la “dictadura del proletariado”, una dictadura que no tenía nada de transitoria como la heredada del Derecho Romano, sino que iba para milenaria como la “nacionalsocialista” del III Reich. Fue precisamente uno de los juristas de esta “dictadura”, Carl Schmitt, teórico incluso del Führerprinzip, el que vio y señaló la diferencia entre lo totalitario y lo autoritario. Ya con anterioridad había trazado la diferencia en la Roma clásica entre la dictadura de carácter transitorio y excepcional que él llamaría “comisarial” y la dictadura por así decir constituyente y vitalicia, que llamaba “soberana”, y cuyos ejemplos más notables fueron la de Sila y la de Julio César. Ese matiz se borró con la Revolución Francesa, que por dictadura sólo entendía la transitoria, mientras que la otra, la fundacional y constituyente, se consideraba despotismo o tiranía. Schmitt había asesorado a los Presidentes de la República de Weimar, Von Schleicher y Von Papen, y en vista de la parálisis parlamentaria y de la amenaza de las dos fuerzas antisistema: el KPD y el NSDAP, o sea, comunistas y nazis, le propuso a Von Schleicher una “dictadura comisarial”, prevista en el artículo 48 de la Constitución de Weimar, que dejara a estas fuerzas fuera del juego político. Fueron los antisistema los que se saldrían con la suya y fue entonces cuando Schmitt, aconsejado por Heidegger, se convirtió en Kronjurist de los vencedores. Esto ocurrió entre 1933 y 1934, pero ya en 1936 empezó a verle las orejas al lobo, y en el ensayo Staat, Bewegung, Volk procuró siguiendo a Hobbes poner unos cauces de estado de derecho y de seguridad jurídica a la “dictadura soberana” que se acababa de implantar. La primacía que en ese escrito se daba al Estado sobre el partido y el jefe no dejó de percibirse como una crítica velada, y el órgano de las S.S. Das schwarze Korps le dedicó un par de artículos de los que ya entonces allanaban el camino, como dijo alguien, “al exilio o al campo de concentración”. Hermann Goering salió en su abono, pero el Kronjurist hubo de dejar la corona y retirarse a la vida privada. Algo parecido le ocurriría años después a su amigo Ernst Jünger cuando publicó Los acantilados de mármol, sino que esta vez fue el propio “Kniébolo” de la novela el que lo puso bajo su alta protección.

Nadie pondrá en duda el carácter totalitario del régimen nacionalsocialista, favorecido desde luego por la guerra y la consiguiente “movilización total” de que ya hablara Ludendorff durante la guerra precedente. La guerra es el estado de excepción por excelencia y si en España cabe hablar de “dictadura” en la segunda mitad del siglo XX , esa “dictadura” se reduce a los años de guerra y de inmediata trasguerra en que la “unidad de mando” era esencial para ganarla y para aguantar el acoso de los vencedores en la guerra mundial. Fue entonces cuando Javier Conde elaboró su teoría del Caudillaje, en la línea del Führerprinzip de Schmitt, y cuando el Caudillo, al menos de boquillas, tuvo alguna veleidad totalitaria. Esas veleidades no pasaron de retóricas, con gran desengaño de los intelectuales del Partido Único, al comprobar que Franco, al erigirse en secretario general de ese Partido, ahora denominado Movimiento, no hacía más que supeditarlo al Estado. Ese y no otro es el origen inconfesable del antifranquismo de aquellos intelectuales entre los que tuve grandes amigos. De esta suerte, la “dictadura soberana” de Franco daría en parecerse más a la “dictadura comisarial” de Primo de Rivera que a la nazi o la soviética, a la vez que le daba la razón al Donoso Cortés que prefería la dictadura del sable a la del puñal. Franco fue aun más allá y al lado del sable puso el hisopo, otro agravio para los del punyalet al cinto.

De estos dos conceptos del Estado es el autoritario el que es realmente incompatible con la democracia a secas, como pudo verse en Italia durante el Ventennio y en la Península Ibérica durante bastantes años más. En cambio la idea totalitaria se lleva muy bien con la democracia, hasta el punto de que si ésta se lleva a sus últimos extremos, desemboca en lo que el liberal Tocqueville llamó “despotismo democrático”. De ahí que las democracias occidentales hayan tenido que recurrir a adjetivos como “parlamentaria” o “constitucional” para no verse confundidas con las otrora llamadas “democracias reales”.

Cada régimen político tiene sus reglas de juego, es decir, su ordenamiento jurídico, incluso en las democracias totalitarias o dictaduras del proletariado, sus constituciones o leyes fundamentales y sus mecanismos para dejarlas en suspenso. En el último tercio del “régimen anterior” funcionó un Tribunal de Orden Público como en el actual funciona un Tribunal Constitucional. Cada régimen tiene también sus especies protegidas, y desde que impera en Occidente la inversión de valores del “espíritu inmundo” del 68, no hace falta decir cuáles son las del “régimen actual”. Estas “especies protegidas” de la democracia totalitaria no se limitan a darle la vuelta al lenguaje sino que exigen que todos hablen ese lenguaje por obligación. Esa inversión de los significantes impone una inversión de los significados, de suerte que meros tecnicismos se convierten en armas arrojadizas. No digo nada nuevo. Ya en este sentido dijeron cosas muy cuerdas Angel Ganivet o Antonio Machado. Eso y no otra cosa es lo que ocurre con la palabra “dictadura”, que los demócratas de todos los pelajes emplean a tontas y a locas y que llegan a imponer en el ejercicio de una censura propia de las democracias populares o dictaduras del proletariado. En tiempos del “régimen anterior”, había una censura peor que la oficial, de la que fue víctima por ejemplo el novelista Manuel Halcón, en cuya defensa escribió Paulina Crusat aquello de que “la peor censura no es la que manda callar, sino la que obliga a decir”. La que entonces mandaba callar le hizo a Carlos Fuentes el mismo favor que le hizo la censura estadounidense a James Joyce cuando impidió el acceso al Ulysses de las masas progresistas del país, y a mí el de quitarle a un poema mío un postizo puesto con el fin de complacer a la otra censura, la que obligaba a decir. Esta en cambio era la que llevaba la voz cantante y dominaba un cotarro literario en el que no eras nadie si no eras poeta “social”, dramaturgo “comprometido” o novelista “testimonial”. Huelga decir que la meta a que aspiraba este personal no era la democracia formal o parlamentaria, sino la democracia real o popular. Su indignación no tuvo límites cuando Solyenitsin vino a la televisión española a confirmar la doctrina jurídica de Carl Schmitt explicando con ejemplos al canto, o “a la luz de la praxis” como entonces se decía, la diferencia abismal existente entre un régimen totalitario como el soviético y uno simplemente autoritario como el español.

Alguna vez creo haber dicho, no recuerdo dónde ni a santo de qué, que la Historia contemporánea que yo estudié en el Bachillerato no pasaba del Desastre del 98, ya que todo lo escrito después no era historia, sino prensa y propaganda. Lo mismo cabe decir de toda la historiografía oficial desde la implantación del régimen actual. Puede pasar si se la toma por crónica pura y simple, y desde luego no escapa a la damnatio memoriae de los que detentan el poder. La damnatio memoriae es inevitable, sobre todo cuando los enanos suceden a los gigantes, aunque el gigante sea en el caso presente un señor bajito y gordito a quienes los chistosos de la época llamaban “el Enano de El Pardo”.

28 de junio de 2011

Paul Johnson en El País


A veces, a "El País" se le cuelan entrevistas interesantísimas como ésta a Paul Johnson, realizada por Arcadi Espada, que no tiene desperdicio. Extracto ésto pero merece la pena leerla entera:


P. ¿Dónde le pilló el 89?

R. En mi casa, escribiendo libros. Cuando era pequeño, todos los domingos rezábamos tres avemarías para la salvación de Rusia. Fueron muchas avemarías. Y no pasaba nada. A Dios no se le puede meter prisa. Hay un viejo refrán inglés: "Los molinos de Dios se mueven muy despacio, pero muelen muy fino". El día de Navidad, después de la caída de Ceaucescu, escuché en la radio las campanas de todas las iglesias de Bucarest. Era la primera vez en 50 años que sonaban esas campanas. Las campanas tienen uno de los sonidos más hermosos de la civilización.

P. ¿El sistema cayó o hubo que empujarlo?

R. A Reagan y a Thatcher hay que añadir Wojtyla. Los tres ayudaron, junto con Gorbachov. Aunque Gorbachov falló porque pensaba que el comunismo podía reformarse. No se puede. El comunismo es hasta tal punto una totalidad que cualquier intento de reforma lo destruye. Hubo revolución en Polonia, porque los polacos son muy buenos revolucionarios. Pero no puede decirse que el 1989 haya sido una revolución en el sentido al que estamos acostumbrados. Tampoco hubo una revolución en España. Aunque eso fue gracias a Franco, que preparó con mucha inteligencia la sucesión, a partir de la creación de una clase media muy sólida. Franco fue un hombre extraodinario.
P. Sí, eso dicen.

P. Uno de los hombres más inteligentes del siglo XX. Algún día la población española colocará a Franco en el lugar que merece.

27 de junio de 2011

La División Azul, 70 años después



Un llamativo silencio
JUAN MANUEL DE PRADA


ABC 27/06/2011

EN plena orgía de rememoraciones históricas, me ha llamado sobremanera la atención el silencio decretado sobre la División Azul, de cuya formación se cumplen en estos días setenta años. Llamativo, sobre todo, porque no fue un episodio precisamente marginal: más de 46.000 jóvenes españoles se alistaron en la División Azul, de los cuales más de 5.000 resultaron muertos en acciones de combate, y casi nueve mil heridos de diversa consideración; se trata, pues, de un acontecimiento bélico de primera magnitud, que inevitablemente ha tenido que dejar una huella honda en infinidad de familias españolas que deberían sentirse orgullosas de sus antepasados.

Las ideas que animaron a aquellos jóvenes pueden ser discutibles, pero nadie podrá discutir el sacrificio, la valentía, el honor y las virtudes militares que demostraron en la campaña rusa. En «Los españoles de Stalin», libro interesantísimo de Daniel Arasa, se recoge el testimonio de César Ástor, un comunista convencido que se alistó en la División Azul con el secreto propósito de pasarse a las filas del Ejército Rojo en cuanto le surgiese la ocasión; así lo hizo, y en los años posteriores los soviéticos le asignaron la misión de liderar los grupos antifascistas encargados de minar la moral a los prisioneros españoles en el Gulag. Ástor cumplió con el encargo a rajatabla, granjeándose el desprecio de sus compatriotas; sin embargo, inquirido sobre el comportamiento de los divisionarios, recuerda que compartían su rancho con los niños rusos y que, cada vez que abandonaban una población, relevados por los soldados alemanes, los lugareños los despedían entre lágrimas. Es una declaración que honra a Ástor y engrandece a los «guripas» de la División, ejemplo de arrojo, nobleza y generosidad.

En los últimos años he leído casi todo lo que se ha publicado sobre la División Azul, que tengo por uno de los episodios más sobrecogedores y heroicos de nuestra historia reciente. Eusebio Calavia, uno de los más de trescientos divisionarios que fueron hechos prisioneros en la cruenta batalla de Krasny Bor (donde más de dos mil valientes españoles hallaron la muerte), cuenta en Enterrados en Rusia, sus memorias de once años de cautiverio, una anécdota que sirve para calibrar el temple privilegiado de aquellos hombres. En mayo de 1949, un grupo de prisioneros españoles son trasladados en tren a otro campo; son, todos ellos, hombres que han sufrido las privaciones y sevicias más impronunciables y a los que, desde luego, se les ha impedido todo desahogo sexual. A mitad de trayecto, una campesina rusa casi adolescente, que viajaba sin billete, es arrojada como una piltrafa al vagón donde se hacinan los españoles. "¡Podéis hacer con ella lo que os dé la gana!", les dice el soldado encargado de su vigilancia, antes de cerrar la compuerta del vagón. Ningún español le rozó un solo pelo, ninguno osó dirigirle ninguna palabra lúbrica o soez; compartieron con ella el escaso rancho con el que mataban el dolor de las tripas, ya que no el hambre; y lograron convencer a los rusos para que la dejaran en libertad cuando llegó a su punto de destino. «Así quiso Dios que se librara de un salvaje atropello aquella criatura que cayó en nuestras manos, tantas veces pecadoras, pero que entonces no quisieron mancharse. Creo que fue aquel uno de los episodios de nuestro cautiverio de que más orgullosos podemos estar los prisioneros españoles», concluye Calavia. Mientras lo leía, yo también me sentí orgulloso de ser español, como aquellos sufridos divisionarios.

Nunquam tacebo.

Reproduzco a continuación, bajo el título "Nunca callaré" el relato en primera persona de la profesora de derecho político de la UCM, Consuelo Martínez-Sicluna sobre su experiencia con un equipo de televisión de la BBC que prepara un reportaje tan obsceno como mendaz sobre el inexistente "robo" de niños durante la posguerra española.

"Pocas insidias quedaban ya por inventar y pocas falacias nos quedaban por ver, pero confieso que incluso ésta me ha llegado a sorprender por la abyección que supone. Estas frases introductorias tratan de prevenir acerca de la penúltima, recalco lo de penúltima, de las atrocidades a escuchar y rebatir, que ha sido la de considerar que a propósito de la Ley de Adopción de 1941, el “régimen franquista”, se dedicaba a secuestrar niños de familias “rojas” para dárselos a familias de nacionales. Un medio como la BBC inglesa otorga alguna credibilidad a la atrocidad y a través de quien es el productor de un documental que pretende ser riguroso con la historia, David Boardman, se pone en contacto con la Fundación Nacional Francisco Franco a la que envía un cuestionario con una serie de preguntas para grabar una entrevista. La Fundación a la que me honro en pertenecer, me designa para responder, y como no hay que retroceder ni para coger impulso, me dispongo a ello.
Podremos comprender que entre el cuestionario inicial y el real no existe ninguna coincidencia, que de los 45 minutos de grabación que duró la entrevista que se me hizo, mucho me temo, quedarán reducidos, en aras del planteamiento y de la conclusión a la que el programa ya había decidido previamente llegar, a unos 5 minutos, alternados con supuestos testimonios de niños, ya mayorcitos, arrancados de familias rojas “estables”, que se diría hoy, para entregarlos a la canalla fascista representada por ese dictador aborrecible llamado Franco.
Transcribo a continuación el cuestionario inicialmente mandado:
“- Al fin de la guerra civil, como era la situación en España.

Qué ocurriría en España si el ejército de Franco hubiera perdido la guerra.
Por qué piensa vd. que el General Franco aprobó la Ley de Adopciones de 1941. Esta Ley hizo posible que los certificados de nacimiento pudieran llevar los nombres de los padres adoptivos como si fuesen los padres biológicos. Por qué han sido tantas las críticas al General Franco en los últimos años por esta Ley de Adopciones.
Cree vd. que los niños de presas republicanas fueron dados en adopción a los que apoyaron al General Franco al fin de la guerra civil y que estas prácticas continuaron como una costumbre durante los años después de la guerra.
Hace 36 años que el General Franco murió. Hace más de 70 años que se ha acabado la guerra civil, y por qué todavía hay tantos debates sobre la época del General Franco.”

De las preguntas enviadas se deduce ya cuál iba ser el tono a seguir a lo largo del programa: subjetividad o parcialidad son palabras que se quedan escasas y que, con ese corto y pega, de la televisión, reducirán mi intervención a lo estrictamente necesario para decir que se cuenta con una opinión diversa. Por ello, relato en primera persona la grabación, con el simple intento de defender, en aras de la verdad, la memoria de Franco. Como decía una vieja canción, malos tiempos para la lírica, pero tal vez buenos tiempos para un combate que no puede cesar, que es combate por España.
Para empezar, le señalo a la periodista inglesa que me hace la entrevista, ante la utilización de esas expresiones por su parte, que rechazo profundamente la denominación de “régimen de Franco” o de “régimen franquista”, porque no se trata de una situación política que emana de la voluntad de Francisco Franco, sino de un régimen que caracteriza a la España que va de 1939 a 1975, donde hay hombres y mujeres que sacaron nuestra patria adelante: singularizar en Franco tal régimen implica atribuirle toda la responsabilidad, como una actuación dictatorial, en lo bueno y en lo malo, y parece que ahora sólo en lo malo y supone sencillamente desconocer la Historia.

Por otra parte, la situación en España después de una guerra civil era de desolación, devastación, lo normal en una guerra fraticida, pero al tiempo con ganas de levantar a la nación. Y la República española no había sido precisamente Camelot, porque desde febrero del 36 no existía de hecho República, sino un Frente Popular que se había autoproclamado vencedor en unas elecciones cuyos resultados no fueron escrutados en su totalidad. Contemplo que esto no le interesa en absoluto y le recalco que no se pueden sacar los hechos del contexto histórico en el que se producen y la guerra civil es consecuencia de la deriva de la II República.
Vayamos al tema me dice. ¿Por qué se promulga la Ley de Adopción de 1941? Respondo que en cuanto a las adopciones, hay que entender que el régimen de ese período de tiempo se articula sobre dos bases, que son la legalidad y la acción social, y sólo así puede entenderse la Ley de Adopción de 1941, que trata de solventar, después de una guerra civil, el problema de la orfandad y de la protección de los menores abandonados, recalco, en las Casas de Beneficencia. Hay que analizar con detenimiento la Ley para ver que estamos ante una figura jurídica que trata de cubrir una situación complicada y difícil: después de la guerra, los huérfanos, en vez de quedar recluidos en centros asistenciales, práctica habitual hasta ese momento, debían gozar de una integración en un entorno familiar, como se señala en la Exposición de Motivos de la Ley. Por lo tanto, no es un secuestro de menores sacados de un ambiente familiar, lo que sería reprobable, sino que se trata de la existencia de huérfanos como consecuencia de una guerra civil, a los que se trata de dotar de protección jurídica y social. La Ley además acuerda la intervención, en el proceso de adopción, de la Administración de la Casa de Beneficencia y que el proceso se inste ante el Juez de instrucción competente y con intervención del Ministerio Fiscal. Es decir, la máxima garantía jurídica para el adoptando, que además si era mayor de 14 años podía ser oído en el expediente. El Juez, en todo caso vigilaría por el cumplimiento de los requisitos de conducta exigidos a los adoptantes, de forma que el proceso de adopción podía ser revocado. Desde el punto de vista del Derecho, ni una pega, ni una objeción.
Dejando al margen las consideraciones jurídicas, que pueden cansar a los televidentes, a nadie se le escapa la importancia de la intervención del juez: no es una situación fáctica, donde se arrebatan niños y se dan a otras familias, es un proceso legal en interés del menor, que es el interés que se sigue protegiendo en cualquier proceso similar en la actualidad. Legalidad y acción social, que son las pautas del régimen que va de los años 40 a los 70. ¿Qué por qué se le daban los apellidos de la familia del adoptante? Porque esto es lo habitual en cualquier proceso de adopción, no en otras figuras jurídicas similares, proceso en el cual no se conserva el apellido de la familia o madre biológica y en esos momentos estamos hablando pura y llanamente de orfandad como consecuencia de una guerra civil devastadora.

Más preguntas de la periodista: ¿pero el juez que decidía era franquista? No más que el obrero o el médico, que vivían en esa época, o que el padre del actual Fiscal General del Estado, Conde-Pumpido, éste un poco más porque era magistrado del Tribunal de Orden Público o el padre de la anterior Vicepresidenta del Gobierno, que fue condecorado por el régimen. Se trataba de hombres y mujeres que trabajaban por sacar España adelante y vivir mirando al futuro, lo cual no me parece mal, porque ahora no hay trabajo y tampoco hay futuro al que mirar. Por otro lado me permito sugerirle otra investigación: el destino y la suerte que siguieron los niños enviados por el Gobierno de la República a la URSS en la guerra civil. Silencio.
¿Cómo se podría definir el régimen de Franco: fascista, militar, totalitario? Si se refiere a la situación de España en esos años, no al régimen de Franco, sino de todos los españoles, entonces ni era fascista, porque hubiera caído con la caída de los “fascismos”, en el sentido amplio del término, o hubiera sido depuesto tras la conferencia de Yalta, mientras que España mantuvo relaciones con los más importantes mandatarios de la época: aquí vino un Presidente de los EEUU, se entró en la ONU, etc. No era un régimen militar, porque la intervención de los militares en los Consejos de Ministros fue exigua en relación a la importancia del elemento civil. Totalitario, tampoco. Entonces autoritario, me insinúa. Me acuerdo de Luis Suárez y, en homenaje a él, digo autoritario, en cuanto a que había y se ejercía una autoridad amparada por el Derecho.

Pero tuvo la ayuda de los fascismos en la guerra civil. Sí, como la tuvo la España roja, no republicana, porque éste de “rojo” era el término acuñado por el otro bando y porque además la República había muerto a instancias del Frente Popular que se había alzado con el poder. El bando rojo tuvo la ayuda importante de la URSS y de las Brigadas Internacionales. Por cierto, hay una pregunta que venía en el cuestionario previo y que todavía no me ha hecho y tengo muchas ganas de contestarle y sin más me hago yo misma la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si Franco pierde la guerra y la gana el otro bando? Que España hubiera sido una país satélite de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y dado el entreguismo de Roosevelt a Stalin en Yalta, que Churchill advirtió claramente, Europa hubiera estado cogida en una pinza, desde el Norte hasta el Sur.
Siguiente asalto: pero España participó en la Segunda Guerra Mundial al lado de Hitler. Sí, con una división de voluntarios que España no podía negar a quien entonces era el vencedor de Europa y al que Franco tuvo la habilidad de llevar a su propio terreno: no se podía negar una cierta ayuda a quien antes había ayudado, pero además un “No” tajante podía haber implicado el avance de las tropas alemanas desde Francia hasta Gibraltar.

Como estas cuestiones nos apartan de lo que verdaderamente les interesa, volvemos al secuestro y a la reeducación de menores, y a las presas rojas que tenían a sus hijos con ellas en los centros penitenciarios. Reeducación es lo normal cuando se gana una guerra, porque creo que la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial no ha dejado de reeducar hasta hoy – la historia la escriben los vencedores- y me parece que el sistema actual también educa, incluso con la oposición de los padres. En cuanto a si las presas tenían a sus hijos con ellas en los centros penitenciarios, también se contempla ahora en la Ley de Vigilancia Penitenciaria y eso como una medida en beneficio del penado y de su familia.

Y se educaba en los principios del régimen. Pues sí, porque el régimen era nacional y se educaba en los principios de la nación. Me faltó decir, y qué más.
Pero habría que juzgar los delitos del régimen, me dice, porque la Ley de Amnistía, y el sistema actual, y la transición que se hizo mal porque no se juzgó a los franquistas, bla, bla, bla. Contesto: VD. quizá no sepa que el sistema actual pretendía ser legítimo, en su inicio, obteniendo su legitimidad de las Cortes diseñadas en la situación política anterior –aunque conculcada a través de la vulneración de la Ley de Reforma Política- y que lógicamente todo el sistema, desde el Jefe del Estado, hasta la transición proviene de ahí: que todos, incluso los que habían participado en el “Contubernio de Munich” decidieron cuál había de ser el camino de la transición y pensaron que el mejor camino consistía en la utilización del órgano de representación de las Cortes. Pero, me dice, Garzón cree... Respuesta: Garzón en la actualidad está separado de la judicatura, con un proceso abierto, y no me sirve como modelo.

Estas preguntas repetidas varias veces. Porque en suma se trata de juzgar a los “franquistas” por el hecho de serlo. Y nuevamente, los niños robados., etc. Por tres veces la corto para decirle: yo estoy hablando de leyes y de instituciones jurídicas, no de ficciones, y no voy a decir otra cosa diferente de la que sostengo, que el régimen actuaba desde la legalidad y no desde situaciones delictivas, como pudiera ser un secuestro, que no se daban, ni me va convencer de otro punto de vista, porque si no va a resultar que me está tratando de “reeducar”. Y ¿en los años 60, 70? ¿Presos republicanos en esos años? Y polémica sobre la cuestión, ninguna. Las invenciones son de ahora.

Me señala que hay numerosos testimonios de arrebatados de su familia y entregados a otras y que los intercalarán en la grabación. Perfecto, pero no tengo por qué dar credibilidad si no se me aportan datos y documentos en los que la autoridad intervenía en el sentido que se pretende afirmar. Yo sólo me limito a señalar que el régimen no actuaba desde situaciones de hecho, sino desde la legalidad y ésta dirigida a una acción social que no había existido en la historia de España hasta entonces.
Algunos dicen que el Partido Popular viene del franquismo, me señala. Yo no debería responder por el Partido Popular, puesto que no pertenezco a ningún partido, pero le diré que el Partido Popular no existía en el régimen anterior al 75.

¿Está de acuerdo en que salga a la luz la verdad? Totalmente de acuerdo. Pero la verdad no es patrimonio de unos, ni se puede reescribir lo que ya está escrito.

Hasta aquí la entrevista, contada en resumen, y ruego disculpen el uso de la primera persona. Hasta aquí la necesidad de una defensa que no es sólo la de Franco, sino la de una España que no ha muerto y que no nos limitamos a mirar con nostalgia, sino con orgullo y con una mirada legítima al horizonte. Sólo una frase final: mientras sea posible, e incluso más allá, hasta donde lleguemos y hasta donde podamos, hay que hacer de nuestra vida un lema de acción permanente, el dictum romano: “Nunquam Tacebo”, “Jamás Callaré”, porque ante la insidia, ante el odio y la mentira, el silencio es un acto más de felonía y de sumisión.



Madrid, 22 de junio de 2011

16 de junio de 2011

"La carta de mi nieto". por José Utrera Molina


Reproduzco a continuación el artículo publicado hoy en la página 4 del diario La Gaceta

Ayer, concretamente en el periódico El País, se publicaba una carta de mi nieto Rodrigo en relación con los insultos y agresiones que había sufrido su padre recientemente. He de comenzar escribiendo que el protagonista de esta carta, Rodrigo Ruiz-Gallardón Utrera, goza por mi parte de una estimación fuera de lo común. Le conozco, sé que acumula en su joven personalidad una serie de virtudes poco frecuentes, pero sobre todo tengo que señalar su admirable claridad mental, su objetividad, su falta de prejuicios y su incontaminación de cualquier género de sectarismo político. Es todo un hombre, que es la mejor definición que se puede hacer de una persona. Me ha conmovido su carta porque en ella afirma rotundamente un concepto que fue muy habitual en la prosa política de Ortega y Gasset, quien decía: “Hay que pensar con arquitectura”, es decir, con perspectiva. Añade Rodrigo que vivimos en un gravísimo momento histórico y alude también al final a una descomposición de valores que todos sufrimos. Suscribo esta angustiosa preocupación y esta reflexión serena de mi nieto.

Hace unas noches, cuando eran aproximadamente las dos menos cuarto de la madrugada, un griterío infernal me despertó de mi sueño; según pude comprobar después, era el clamor de los indignados en las calles más céntricas de Madrid. La verdad era que mi despertar con sobresalto no lo había sufrido desde hacía muchísimos años cuando las calles de Málaga eran recorridas por gentes que gritaban: “Hijos sí, maridos no”. Yo pregunté por aquellas fechas, con tan sólo 10 años, qué significaba aquello y mis padres respondieron: “No saben lo que dicen”.

A ese pozo insondable de la memoria han venido en estos días múltiples recuerdos, algunos clavados como punzadas en los primeros latidos de mi joven corazón. Creía tal vez ingenuamente que esas etapas de crispación histórica habían terminado. Recordaba las frases de Aristóteles cuando escribía que el cobarde y el valiente no podían ser igualmente estimados. Ahora compruebo que no es así y que quizá, en el final de este túnel oscuro por el que transitamos, se pueden adivinar situaciones por cuya liquidación hemos trabajado y yo diría que rezado muchos españoles. Hoy al leer la prensa me informo del criterio sublime de Ramón Jáuregui de desenterrar el cuerpo de Franco del Valle de los Caídos. Me parece un soberano disparate y, sobre todo, la traducción a nivel muy concreto del insaciable odio que llena el corazón del presidente del Gobierno, que en definitiva quiere prorrogar su legislatura para culminar los objetivos sectarios y antinacionales que tiene en su sagrada agenda. Es muy posible que la queja y el grito de muchos españoles no pueda impedir tamaña injusticia histórica. Que nuestras palabras se ahoguen en el silencio, que nuestras quejas se ignoren por completo, que nuestro dolor no sea atendido, que nuestra indignación no sea estimada. Pero tenemos muchos españoles la obligación al menos de escribir con letra firme la verdad entera de lo que ha sido la historia de España, hoy manipulada y aniquilada, por los que representan el Gobierno de la Nación. Que sepa Zapatero que un pueblo no puede vivir esclavo de los caprichos de un demagogo, de un enfermo de ira y de rencor. Que queremos por todos los medios que desaparezca de la escena española y que nos libere de esa atroz pesadilla que estamos sufriendo día tras día con su presencia.

¿Es posible –me pregunto– que un torrente de odio semejante pueda acercarse a las venas calientes de España? ¿Es posible que una capacidad impresionante de rencor, pretenda ahogarnos sepultándonos en la mentira de lo que ha sido con sus errores y con sus defectos, con sus fallos y con sus éxitos la torturada historia de España? ¿Es posible centrar en la vida de un hombre, como fue la de Francisco Franco, el cúmulo de condenas que sin rigor y sin justicia se están representando sobre su nombre? Parece que sí, sin embargo, aunque mi voz sea ingenua y solitaria, incapaz de movilizar el sentimiento de nadie con el corazón en alto y el alma en vilo, proclamo y declaro que es insoportable la falta de ecuanimidad y de dignidad histórica del presidente del Gobierno y también la de sus acólitos que, por miedo o por otras causas similares, permanecen en silencio contemplando todo este desastre. Dios quiera mandarnos en algún momento un rayo de luz para que se rompan las tinieblas que soportamos con impotencia y amargura. Dios quiera que la ventura de una nueva esperanza nos sitúe con el alma tranquila y que la sombra nefasta del presidente del Gobierno aparezca disuelta en el desprecio y en la señalización de su poderosa ignorancia.

Es verdad que vivimos unas horas gravísimas pero es también muy cierto que la energía histórica de España no puede sucumbir ante tanto cieno y tanta vileza. Hay que creer en el milagro y yo, octogenario superviviente, creo en él y espero que algún día, aunque yo no pueda verlo, España quede liberada de la ruindad de tantos enanos y malandrines como los que nos gobiernan en la actualidad. Hoy estoy orgulloso de romper mi silencio. Quizá mis palabras aparezcan como salidas de un horno hirviente, pero no podría nunca soportar que alguien me señalara por la indignidad de mi silencio.

José Utrera Molina.

15 de junio de 2011

El gobierno, dispuesto a profanar el sepulcro de Francisco Franco



Si España fuera, en verdad, un Estado de Derecho en el que el gobierno estuviera sometido al imperio de la ley, no me preocuparían las delirantes declaraciones del Ministro Jáuregui sobre el proyecto del gobierno de exhumar los restos del Generalísimo Franco. Pero como Zapatero ha demostrado durante estos años de infamia que el Estado de derecho sólo existe cuando le interesa, me preocupo y mucho.

Jáuregui sabe perfectamente que de acuerdo con la ley necesita (i) la autorización de la familia, sin cuya concurrencia no es posible realizar la exhumación y traslado del cadáver de Francisco Franco (ii) la autorización de la Comunidad de Madrid, que tiene delegadas las competencias en materia de exhumación y traslado de cadáveres y (iii) la autorización del Abad Mitrado del Valle de los Caídos, sin cuya autorización no puede realizarse actuación alguna dentro de la Basílica Pontificia. Además, debe revocar y dejar sin efecto alguno la decisión real de enterrar al Caudillo en la Basílica del Valle de los Caídos con la que ilustro esta entrada.

Aún así, y anticipándose a las conclusiones de la Comisión de la Infamia designada ad hoc para adornar la profanación, es capaz de mentir abiertamente afirmando (i) que ha mantenido contactos con la familia Franco, lo cual me consta, por referencia directa que es falso y (ii) que el Gobierno puede prescindir de la autorización de la familia para ordenar la exhumación de los restos de Franco.

Si partimos de que la familia no va a conceder la autorizacíón, no es aventurado concluir que el Gobierno se propone, no sólo infringir el procedimiento administrativo legalmente establecido sino cometer un delito de profanación regulado en el artículo 523 del Código Penal.

Desde aquí aviso que no lo va a tener facil. Yo y muchos otros vamos a plantarle cara a éste gobierno cobarde, sectario y despótico. Ya lo hicimos cuando cerró de la noche a la mañana la verja del Valle para prohibirnos oir misa y ganamos. Volveremos a hacerlo, cueste lo que cueste, al menos para que nuestros hijos y nuestros padres no puedan decirnos que no hicimos lo posible para evitar una nueva infamia del más nefasto gobernante que ha padecido España.

LFU

14 de junio de 2011

¿Quo vadis España?



En la España del infame ya cualquier cosa es posible. Indignante resulta que los homosexuales militantes acosen al alcalde de madrid en las puertas de su domicilio para protestar por la prohibición de conciertos en la irritante jornada del orgullo gay, fiesta que asquea a la inmensa mayoría de quienes no hacen de sus preferencias sexuales -muchos homosexuales incluidos- bandera, exhibición o simplemente, patético espectáculo.

Pero más indignante aún es que la Delegación del Gobierno y el Ministerio del Interior permita este tipo de algarada callejera y la que hemos tenido que soportar todos los madrileños con unos miles de andrajosos adoradores del Ché que han decidido que la calle es suya y que no van a admitir que la izquierda sea desalojada del poder. No sé a ustedes, pero a mí esto empieza a recordarme cada vez más a los años 30 y al exquisito respeto democrático que la izquierda demostró cuando perdió las elecciones del año 1933.

En cualquier país serio, todos estos gamberros habrían pasado la noche en comisaría. Pero el caso es que a Rubalcaba, esto, no le molesta en absoluto. Ya verán cómo acaba sacándole partido al maloliente movimiento.

LFU

8 de junio de 2011

Totalitarismo




Zapatero medita la conveniencia de dictar, por vía de Real Decreto Ley, una nueva y definitiva biografía del General que tenga carácter imperativa y cuyo mero cuestionamiento pueda ser constitutivo de delito de los que dan lugar a procedimiento de oficio.

Desde luego, este inutil ha conseguido que el disparate más colosal se convierta en verosímil.

LFU

3 de junio de 2011

Ladran, luego cabalgamos






No es broma. El Partido Comunista de España ha denunciado ante la Fiscalía a la Real Academia de la Historia por "apología del franquismo", delito inexistente, pero del que me declaro autor material, con los agravantes de premeditación, alevosía y reiteración.

Mientras tanto, casi cinco millones de compatriotas no tienen trabajo y sin duda, su principal preocupación es, naturalmente, cómo se escribe la historia. Como magistralmente escribe Jesús Sanz Rioja, en democracia no hay censura, hay revisiones historiográficas

No hay duda alguna de que la estupidez humana no tiene límites.



LFU




P:D. No dejen de leer Villamarina

31 de mayo de 2011

Valle de los Caídos: la Comisión de la Infamia










Ya dije hace tiempo que Zapatero aún tiene preparados algunos fuegos artificiales antes de abandonar la Moncloa. Uno de ellos es el colofón de la ofensiva contra la Verdad materializado en la Ley de Memoria Histórica, consistente en el nombramiento de una Comisión de expertos para proponer el nuevo destino del Valle de los Caídos.

En primer lugar, llamemos a las cosas por su nombre. Los nombres de los “expertos” han sido cuidadosamente escogidos entre los mayores expertos en manipulación, odio y revancha contra todo lo que signifique la España de Franco. Por desgracia, el peor de todos ellos es el monje benedictino e historiador de Monserrat Hilari Raguer, una de las personas que más odio ha demostrado contra la figura del Generalísimo Franco, mintiendo sistemática y descarnadamente en cuantos libros ha escrito y entrevistas ha concedido para ofrecer una imagen maléfica de quien salvó a la Iglesia de la mayor persecución que ha sufrido en la Historia. Un religioso separatista al servicio del odio y de la mentira. Una verdadera contraditio in terminis que se une a otros ejemplos más lamentables de cómo el olor a azufre ha conseguido impregnar también a religiosos y sacerdotes en todo el mundo.

El guión está escrito y los nombrados lo han sido para hacer el paripé y bailar al son que dicta el resentimiento del presidente más inútil, ignorante, cínico, mentiroso y descarado de la historia de España. Me alegro de que la Conferencia Episcopal se haya desmarcado de la iniciativa, pero es insuficiente: la Iglesia debe exigir respeto al Concordato con la Santa Sede y recordar al infame presidente que el Valle de los Caídos es Basílica Pontificia, por lo que no pueden hacer mangas y capirotes con ella como si fuera la bodeguilla de la Moncloa.

Ante esta nueva ofensiva, la Comunidad benedictina del Valle de los Caídos ha pedido una campaña de oración, a la que yo me sumo gustoso, pidiéndoos a todos que recéis conmigo la siguiente plegaria:

“Atiende, Señor, nuestras súplicas, con las que ponemos en Tus manos los destinos del Valle de los Caídos. Preserva el carácter de lugar de culto y de cementerio de todo el recinto y no permitas que se interrumpa el cántico de alabanza que diariamente allí se Te ofrece. Que la Virgen del Valle sea nuestra protectora ante Ti, juntamente con todos nuestros Santos y Mártires.”

Amén

LFU

26 de mayo de 2011

A mi hija Paloma, en su primera comunión



Querida Palomita:

Nada en el mundo podría evitar que hoy te dedique a ti mi cuaderno, en la víspera de tu primera comunión.

Decía Napoleón que el día más feliz de su vida había sido el de su primera comunión. Espero y deseo que la vida te depare muchísimas ocasiones aún más felices, pero estoy seguro de que siempre recordarás de este día tan importante en tu vida y en la de tu familia.

No pocas veces las personas nos olvidamos de la importancia de la comunión con la misma facilidad con la que apartamos a Dios de nuestras vidas. Dicen del Beato Juan Pablo II que siempre le temblaban las manos de la emoción al consagrar la sagrada forma, consciente de que era el mismo Jesús al que tenía entre sus manos, en recuerdo de Su amorosa entrega para la salvación de los hombres.

Mañana, cuando recibas por vez primera la hostia consagrada de manos del sacerdote, sabe que estás recibiendo al propio Jesús, su cuerpo y su sangre y recuerda que Él murió también por ti, que cargó con tus dolores y tus faltas, entregando su propia vida para ofrecerte la vida eterna. «El que come Mi carne y bebe Mi sangre tiene Vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día», dijo a sus discípulos. Recuerda que esta fe, la fe de tus padres y tus abuelos, y en la que hoy te incorporas plenamente con tu primera comunión, es la que te ayudará a siempre, incluso en los momentos de mayor oscuridad, a iluminar la tarea que Dios te tiene reservada en la armonía del mundo.

Que la Virgen María, nuestra Madre del cielo, que mañana te contemplará orgullosa y emocionada como nosotros, guíe eternamente tus pasos y te conserve limpio tu precioso corazón.
Felicidades.

Tu padre, que tanto te quiere.

Luis Felipe

25 de mayo de 2011

23 de mayo de 2011

Reflexiones sobre el 22M



  • Probablemente lo que más le conviene al PP es que Zapatero siga hasta el final de la legislatura. El infame ha demostrado su capacidad para arrastrar consigo a su partido y puede que dentro de once meses, no queden ni las raspas.


  • Probablemente lo que más le interesa al PSOE es que Zapatero dimita y Rubalcaba coja las riendas del partido y del gobierno para tratar de recomponerse y salvar los muebles antes de marzo de 2010.


  • Probablemente ZP no sabe qué es lo que más le interesa a él mismo. Todavía puede hacer mucho daño: ley de muerte digna, igualdad de trato, más memoria histórica.


  • Lo que más le interesa a España es que se celebren las elecciones cuanto antes y se consolide el desalojo del PSOE.


  • El resultado obtenido por los separatistas de Bildu en las tres provincias vascongadas es un reflejo de 30 años de nacionalismo en vena, que no se cura en dos años.


  • El resultado del PP en Andalucía y la mayoría absoluta en Córdoba y Sevilla son un motivo para la esperanza en el fin de un régimen podrido.


  • El PP baja en el país vasco y muy probablemente Pachi López acabe poniéndole los cuernos con el PNV.

  • ¡Ah, se me olvidaba!, Sevilla tiene desde el domingo un color especial. Desde ahora, Rodrigo Torrijos deberá abstenerse de comer marisco a costa del erario público por una buena temporada. Ojalá Zoido sea el buen alcalde que necesita una Sevilla empobrecida y sucia.

LFU

20 de mayo de 2011

Indignados



No creo mucho en las casualidades, y mucho menos en política. Por eso me barrunto que detrás del movimiento de los “indignados” hay una mano que mece la cuna que no es precisamente antisistema, sino todo lo contrario. La proverbial habilidad de la izquierda para organizarse empieza a verse con meridiana claridad a medida que pasan las horas y se les suelta la lengua a los acampados, pues de lo que se trata de es de frenar a toda costa la previsible pérdida de poder a favor de la derecha.

No nos engañemos. Desde la estética progre de los concentrados hasta el contenido de sus reivindicaciones son demasiadas las pistas que nos conducen a la izquierda: tercera república, nacionalización de los bancos (¿qué hay de las Cajas y de la desvergüenza con la que han sido gestionadas por los políticos y sindicatos, por ejemplo, Caja Castilla La Mancha hasta descapitalizarla por completo?), abucheos a medios de la derecha, gritos contra la bandera bicolor….. No se concentran en la Moncloa, sino en la Puerta del Sol y hay sobreabundancia de pendiente y rastas precisamente en plena época de exámenes en la Universidad.

Ninguna indignación contra un gobierno inútil que ha causado nuestra desgracia llevándonos a cifras pavorosas de paro; ninguna contra la desvergüenza de la fiscalía y el Tribunal Constitucional, ni contra las millonarias subvenciones a las asociaciones de memoria histórica, gays y lesbianas, ni siquiera contra la guerra, de Afganistán o de Libia, etc.. Demasiadas frases hechas y lugares comunes y poca presencia de los que más motivos tienen para estar indignados: esos padres de familia que viven día a día el drama de no tener trabajo y la zozobra de un futuro inmediato en el que no podrán dar de comer a sus hijos, que se levantan cada mañana con el nuevo afán de buscarse un sustento y no sentarse en una plaza twiteando sin cesar.

Si ya es triste contemplar a una generación de jóvenes sin futuro, resulta dramático ver a padres desesperados por no poder dar a sus hijos lo indispensable. Y para darles una esperanza, no les vale ni la república ni la nacionalización de los bancos, sino la drástica reforma de una administración central y autonómica gigante, pródiga y obscena que no nos podemos permitir ni un minuto más.

En cualquier caso, creo que no tardaremos mucho en descubrir cual es la mano que mece la cuna de los «indignados».

LFU

17 de mayo de 2011

Aviso a navegantes: el Gobierno, a por la acusación particular


Si pensábamos que el Tribunal Constitucional había agotado su cuota de obediencia, escándalo e indignidad con la sentencia del caso Bildu, es que nuestra ingenuidad está necesitada de revisión.

La Sentencia que está a punto de perpetrar el prescindible tribunal político, está dirigida a derogar la llamada doctrina Atutxa sentada por el Tribunal Supremo, en base a la cual cuando se trata de delitos que no tienen un perjudicado concreto (como ocurría en el «caso Botín»), sino que afectan «a intereses supraindividuales» o «a bienes de titularidad colectiva», el fiscal no tiene por qué tener el «monopolio» del interés social. En esos casos, y ante una petición de sobreseimiento por el Ministerio Fiscal, no puede condicionarse «la capacidad de la acción popular para obtener la apertura del juicio oral» a la presencia o no de una acusación particular en la causa y a que defienda su mismo criterio.

¿Qué pretende el gobierno? Muy sencillo. Asegurarse de que si el fiscal decide no acusar y no hay acusación particular (del directamente ofendido), no venga el Sindicato Manos Limpias de turno a desafiar las instrucciones del Gobierno a la fiscalía. Si el gobierno decide que no se acusa, pues no se acusa y ya está y nadie más tiene el derecho de velar por el cumplimento de la ley. De esta forma, se garantiza el monopolio de la fiscalía en la acusación de delitos sin víctima determinada (corrupción, prevaricación sin destinatario concreto, etc…), con lo que, por ejemplo, el amigo Garzón se vería liberado de dos de los tres procesos que tiene pendientes y Atutxa se vería liberado del proceso por desobediencia al Tribunal Supremo.

Mucha atención porque el tema es de una gravedad mayúscula. En nuestra historia reciente se han producido escandalosos desistimientos del Ministerios Fiscal en la persecución de ciertos hechos (¿es necesario recordar el caso Otegui?), y gracias al ejercicio de la acción popular se han iniciado procesamientos de libro, como los de Garzón y se han producido sentencias condenatorias ejemplares (recordemos el incumplimiento de la ley de banderas por muchos municipios catalanes y vascos en los que el fiscal se quedó con las manos cruzadas).

La acusación popular es una institución garantizada por el artículo 125 de la Constitución Española, y sería un escándalo mayúsculo su cercenación al servicio del poder ejecutivo que, de esta manera, controlaría ya todos los resortes de la justicia tapando el único resquicio que le queda a la cuidadanía para denunciar los abusos de poder, la corrupción y la cara dura de algunos a los que el gobierno no quiera perseguir.

Si a esto le llaman democracia, que con su pan se lo coman. No es más que una dictadura bochornosa al servicio de la mayoría ansiosa de perpetuarse en el poder controlando todos los resortes del mismo. Nada nuevo. La izquierda lo intentó en los años 30 y España acabó en un baño de sangre. Nadie sabe cómo acabará esto: por el momento vamos por cinco millones de parados y una crisis institucional sin precedentes, por la degradación de la clase política y de instituciones absolutamente prescindibles como la del Tribunal Constitucional. Zapatero es capaz esto y de mucho más y lo ha demostrado con creces en estos siete años, pues, como Atila, por donde pasa no vuelve a crecer la hierba.

LFU

16 de mayo de 2011

La liga se anima




Que yo recuerde, es ésta la primera entrada en esta bitácora dedicada al “deporte rey”. Y es que, con el Betis en primera, la liga se anima, ya no será cosa de dos…..

LFU

11 de mayo de 2011

La desfachatez de Pascual Sala



Es a mí al que se le pone la carne de gallina ante la desfachatez de Pascual Sala arremetiendo contra los que critican su inexistente independencia. En mi infinita ingenuidad pensé que tras la barbaridad jurídica perpetrada, los seis disciplinados magistrados se pondrían de perfil durante una temporadita. Pero no. También ellos han aprendido de Zapatero que la mejor defensa es un buen ataque y que nada de disimulosm que el personal lo aguanta todo.

No sé si el voto particular de Manuel Aragón –al que cito por desobediente-le pondrá los pelos de punta al inefable Sala pero al menos debería caérsele la cara de vergüenza.

Lean, lean tres o cuatro párrafos del voto particular, que deja a los obedientes –y al infame gobierno que padecemos- con el culo al aire.


«“(…) no se puede pretender de este Tribunal, en la función de control
constitucional que le corresponde, la valoración individualizada y singular de cada una de las pruebas practicadas en el proceso sustanciado ante el Tribunal Supremo, pues en otro caso, con infracción del principio de exclusividad de la jurisdicción ordinaria (art. 117.3 CE), incurriríamos en un claro exceso de nuestra jurisdicción constitucional
. Lo único que corresponde en este proceso de amparo electoral es verificar si la valoración judicial de los hechos por la Sala Especial del art. 61 LOPJ ha sido más improbable que probable o a la inversa. En el presente caso, como seguidamente razonaré, resulta que esa valoración ha sido más probable que improbable, por lo que debió concluirse que la Sala ha inferido de modo razonable y no arbitrario que las candidaturas de la coalición Bildu han actuado, de hecho, como continuadoras de la actividad de los partidos ilegalizados y disueltos.»

«No puedo compartir, en consecuencia, la afirmación que se contiene en la Sentencia de
la mayoría sobre la “insuficiencia probatoria” de los indicios manejados por el Tribunal
Supremo para sustentar su convicción sobre la existencia de la trama defraudatoria. Que el Tribunal Supremo haya descartado los elementos subjetivos resulta perfectamente explicable en un contexto en el que de lo que se trata es de desvelar el engaño instrumentado a través de un designio defraudatorio cuyo resultado es, justamente, la coalición Bildu. La mayoría que sustenta la Sentencia de la que se disiente en el presente voto particular obvia que el art. 44.4 LOREG, a los efectos de valorar cuando estamos ante candidaturas que, de hecho, vengan a continuar o suceder la actividad de un partido político declarado judicialmente ilegal y disuelto, o suspendido, se refiere también a “cualesquiera otras circunstancias relevantes que … permitan considerar dicha continuidad o sucesión”.»

«(…) es precisamente la Sentencia de la que discrepo la que se ha apartado de nuestra reiterada doctrina sobre la materia. A mi juicio, el recto entendimiento de nuestra función de defensa jurisdiccional del sistema constitucional democrático, el exacto cumplimiento de las previsiones de la LOREG (perfectamente constitucionales) y la aplicación de nuestra propia jurisprudencia (de la que, vuelvo a repetir, no se aparta en modo alguno la STC 126/2009) debieran haber conducido a este Tribunal a denegar el amparo solicitado por la coalición recurrente.»

«No puedo, por tanto, compartir, el juicio de intenciones sobre la Sentencia del
Tribunal Supremo impugnada que se contiene en el último fundamento jurídico de la Sentencia del Pleno a la que se refiere el presente voto particular, pues es impropio –y lamentable– que este Tribunal incurra en el exceso de imputar al Tribunal Supremo que haya constituido la “simple sospecha” en argumento jurídico para excluir a los candidatos de la coalición Bildu de su derecho a la participación política, afirmando gratuitamente a continuación –y en contradicción con lo anteriormente señalado en la propia Sentencia– que el control ex ante llevado a cabo “pone en riesgo al propio Estado constitucional” y resulta “desproporcionado a la vista de la panoplia de instrumentos de control a posteriori de que se ha dotado, mediante las últimas reformas legales, nuestro ordenamiento
”. Pues bien, ni la Sentencia del Tribunal fundamenta su convicción sobre la existencia de la trama defraudatoria mediante la coalición Bildu en una mera “sospecha”, sino en la valoración, razonable y fundada, de una serie de indicios sustentados en los elementos objetivos que relaciona, ni la reforma de la LOREG llevada a cabo por la reciente Ley Orgánica 3/2011, supone, como ya se ha dicho, la sustitución de los mecanismos previstos en su redacción original y en la Ley Orgánica de Partidos Políticos, sino que su finalidad es la de posibilitar, además, la impugnación de candidaturas a posteriori, sin devaluar en modo alguno la eficacia del control a priori que ya existía antes y continúa existiendo después de la reforma.»


Cállate ya, Sala, que lo empeoras.

LFU

10 de mayo de 2011

Te estoy mirando



Son tres minutos plagados de obviedades que, sin embargo, solemos olvidar.

Merece la pena

LFU

6 de mayo de 2011

Consumatum est


No por esperada, la sentencia del Tribunal Constitucional resulta menos indignante. El fallo de anoche viene a sumarse a un sin fin de resoluciones obedientes al poder de turno que ha venido perpetrando el desacreditado Tribunal desde su creación, sin que ninguno de los partidos que se han alternado en el poder haya hecho nada por modificar el lamentable sistema de designación de sus miembros, para poder utilizarlo a su antojo como un resorte más del poder del ejecutivo.

Mayor Oreja ha demostrado dotes sobradas de profeta cuando decía que todo estaba pactado y que, al final, ETA volvería a las instituciones. Son legión –de uno y otro lado- los que han venido pasándole la mano por el lomo como si de un esquizofrénico se tratara y ahora se rasgan las vestiduras al encontrarse de bruces con la desnuda realidad.

Los magistrados del Tribunal Constitucional que han hecho posible la presencia de ETA en los Ayuntamientos españoles no han hecho más que demostrar al partido que los nombró que eran acreedores de semejante poltrona, cuya dignidad han vuelto a pisotear en primer tiempo de saludo.

Zapatero y Rubalcaba, con este vergonzante baile de máscaras con el que han pretendido engañar una vez más a los españoles, no han hecho más que destapar algo más las vergüenzas de un Estado de Deshecho cuyo hedor cada día se hace más insoportable al olfato de cualquier persona bien nacida. Y el Partido popular, que ahora llora con despecho la nueva trampa y el nuevo embuste, debe recordar que no movió un dedo cuando pudo hacerlo para evitar el desprestigio de una institución que nunca ha sido otra cosa que la voz de su amo.

Han tratado de engañar a todos, pero me temo que no han engañado a nadie que no quisiera ser engañado, que, por desgracia para España, son demasiados. Mientras otras naciones sin complejos abaten a los terroristas a la luz del día, aquí seguimos dandoles de comer.

Pobre España.

LFU

3 de mayo de 2011

¡Totus tuus!




Hace ahora 30 años, mis padres pudieron cumplir uno de sus sueños: volver a Roma con sus ocho hijos veinticinco años después de que ellos la visitaran recién casados. Con tan gozosa ocasión, mi padre pudo conseguir unas invitaciones de primera fila en la audiencia papal de los miércoles con derecho a saludar al Santo Padre.

Contaba yo trece años y estaba muy lejos de pensar que el anillo y la mano que estaba besando era de uno de los santos que más y mejor testimonio de Dios ha dado en nuestra era. De los muchos testimonios que de Juan Pablo II el Magno he leído y escuchado estos días atrás, me quedo con una anécdota que contaba quien fuera durante tantos años su portavoz, Joaquín Navarro Valls. Narraba cómo en una ocasión le preguntó al Papa qué eran todos esos papelitos que amontonaba en su capilla privada y que iba cogiendo y dejando mientras rezaba. Le contestó que eran las cartas que recibía de gente necesitada pidiendo su oración y que no podía defraudarles.




De este Papa tan cercano y tan querido –que sufrió directamente las dos peores lacras del siglo XX- destaca su fortaleza y determinación para acabar con el horror del comunismo, su arrebatada defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte, su amor a la juventud, su decisión de llevar al extremo el cumplimiento del mandato evangélico de la predicación de la palabra y la dignificación del sufrimiento y de la vejez. Él quiso cumplir con el Divino encargo de servicio hasta el fin de su vida, hasta el límite de sus fuerzas consciente de que estaba en las manos de Dios. Me sigo estremeciendo cuando recuerdo la imagen nítida de su impotencia al no poder dirigirse a los fieles desde el balcón de su residencia, en la víspera de su muerte.

Juan Pablo II dijo en una ocasión que le gustaría ser recordado como el Papa de la familia. Yo siempre le encomiendo a la mía y tengo para mí que la bendición que nos impartió aquél día tras el ¡Bravo! que le dedicó a mis padres al terminar de contarnos a mis hermanos y a mí, explica muchas de las cosas que nos han pasado durante estos treinta años.

Ojalá la fortaleza de su fe y esa inolvidable bendición del Beato Juan Pablo II nos acompañe durante el resto de nuestra existencia.

LFU

28 de abril de 2011

Vientres de alquiler



La noticia de la reciente “paternidad” de un famoso cantante español célebre también por su ambivalencia sexual y por su decidido apoyo al infame presidente que aún padecemos, vuelve a poner sobre la mesa la terrible amoralidad que supone la pretendida reivindicación de un supuesto e inexistente derecho a la paternidad y su colisión con los derechos fundamentales de los niños.

El hombre se empeña, una vez más, en forzar lo que el orden natural le niega, pero siguiendo en este caso sus caprichos más egoístas y despreciando las consecuencias de todo orden que su decisión pueda tener en los seres humanos que son objeto de su deseo. Y en esto, como en todo, hay grados. No es lo mismo en modo alguno que un matrimonio joven que no pueda concebir naturalmente recurra a técnicas de reproducción asistida para poder concebir un hijo al que pueden garantizar sus derechos y necesidades básicas como cualquier otro matrimonio -lo que éticamente no debería plantear conflicto alguno-, que una pareja homosexual u hombres o mujeres solos recurran a una madre de alquiler para poder disfrutar de la compañía de un recién nacido que no pueden/quieren concebir de otro modo.

En primer lugar, porque concebir un hijo en el cuerpo de una mujer que abandonará a su hijo nada más nacer, sólo por el capricho de satisfacer el deseo de paternidad de alguien que naturalmente no puede –o no quiere- concebir, no sólo es tratar a un ser humano como una mercancía más, sino negarle a dicho ser humano el derecho a no ser separado de su madre y a conocer sus antecedentes biológicos, cuando no el derecho de todo niño a tener un padre y una madre, derecho que sólo la naturaleza –y no el egoísmo de un individuo- puede negarle. Y ello sin pensar, por supuesto en el drama que para una mujer económicamente necesitada supone verse privada para siempre de un hijo que ha llevado nueve meses en su vientre.

Los terribles abusos que se están cometiendo en este campo nos demuestran que no existen límites morales ni éticos en esta sociedad relativista para la que el fin –verdadero capricho en la mayor parte de los casos- justifica los medios. Del mismo modo que los padres no capacitados pueden y deben verse privados de la patria potestad de sus hijos naturales, y que no pueden adoptar quienes no estén en condiciones de garantizar adecuadamente las necesidades básicas de un niño, debe negarse por ley que alguien pueda asumir la paternidad de un ser humano a través de una transacción económica máxime cuando no está en condiciones de garantizar mínimamente los derechos del niño objeto de dicha transacción.

Ya se han dado casos en los que un matrimonio ha asesinado a unos gemelos varones porque querían una niña. Contemplamos con pavorosa normalidad la selección artificial de la especie mediante técnicas dirigidas a crear bebés a la carta. Estamos acostumbrados a ver madres solteras famosas de sesenta años y famosos homosexuales con bebés recién nacidos a los que no sólo se les está negando conocer a sus padres o madres, sino que se les condena a una infancia diferente sin padre o madre y muchas veces con madres o padres cercanos a la ancianidad. Ya no es sólo que se cometa un agravio flagrante con los matrimonios que quieren adoptar. Es que se ha perdido el norte. ¿Alguien piensa en esos niños? ¿Alguien se pregunta si le hubiera gustado nacer en esas condiciones?.

Urge poner coto desde el gobierno a tanto desafuero que puede dar rienda suelta a las más increíbles aberraciones. Noticias como la paternidad del cantante de marras, que se unen a la del cantante portorriqueño recien salido del armario y a la del inglés y su amiguito monflorita de la fotografía deberían ser objeto de rechazo moral y repudio legal por la sociedad antes de que sea demasiado tarde, por lo que conlleva de profundo desprecio a la dignidad de la vida humana.




LFU